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Notas del capitulo:

Hola, en este capitulo se ve de mejor manera los planes estratégicos de todos y nuevas alianzas se dan, espero que les guste

Les quiero agradecer en el alma porque este fic pasó de los 100 comentarios, me han hecho muy feliz, muchas muchas gracias

Capítulo 11.- Alianzas

 

Saori concertó una cita con Julián Solo, tenía que ponerlo al tanto de lo acontecido con Hades, la joven Diosa bajó al Templo Marino y sostuvo una reunión a puerta cerrada con el Dios de los mares, luego de muchas horas de negociaciones se concluyó que Poseidón apoyaría a Atena en una posible invasión del Inframundo, el apoyo de Poseidón sería vital para la joven Diosa, de no ser así ella enfrentaría sola todo lo que se le venía y ese sería el fin de la tierra, las cosas estaban complicadísimas porque ahora aparte de la amenaza de la que Hades mismo les había advertido estaba la ruptura con el Inframundo, Poseidón informó de esto a sus Generales Marinos los cuales se sorprendieron del cambio de eventos, todos se preguntaban el para que fueron las reuniones en el Inframundo entonces?, si Hades iba a matar a Seiya (el caballero mas cercano a la Diosa) esto ocasionaría una guerra inminente, nada tenía sentido en especial si se tomaba en cuenta que Radamantys estaba “saliendo” con Seiya, habían muchas teorías, una mas inverosímil que la próxima, nadie sabía a ciencia cierta lo que había pasado y todo se prestaba a interpretaciones erróneas

 

Atena no fue la única que se movió políticamente, Hades fue al Olympo y le pidió ayuda a Zeus, le contó lo que su sobrina le había dicho, como lo había acusado de asesinar al caballero de Pegaso (el cual seguía desaparecido) y de cómo ella fue a ofenderlo en su propio castillo, esto… no se podía quedar así, el orgullo de Hades estaba herido, o por lo menos eso fue lo que le dijo a Zeus pero el Dios de los cielos se negó a ayudar a su hermano favorito, le dijo que no quería meterse en sus asuntos, que él si respetaría el pacto de los Dioses pero que al escuchar sus razones no podía detenerlo si iba a declararle la guerra a Atena, ella sabía las normas, ella sabía las reglas, no se puede ofender de esa manera a uno de los tres mas poderosos y no esperar consecuencias, en especial si no tenía pruebas, toda esta situación le pareció por demás extraña a Zeus, su hija era mucho mas prudente que lo que estaba demostrando ahora, era prácticamente suicida el ir a atacar a Hades en su propio castillo, todo esto era muy extraño y nada tenía sentido en especial cuando Hades le contó a su hermano que había recuperado una de las mas antiguas armas de los Dioses, era por derecho suya pero en un pacto de paz hace muchos muchos años se había quedado de acuerdo que no se la utilizaría nunca mas, Hades se rehusó a explicar a detalle las razones para ello, solo le dijo enigmáticamente a su hermano que sus razones eran justificables y todo se sabría al debido tiempo, Zeus solo le advirtió que tenga cuidado con ello, que él sabe las normas y las reglas

 

Hades estaba frustrado cuando salió del templo de su hermano por la negativa en ayuda directa a su causa y se fue a caminar por las cercanías en los inmensos jardines del Olympo, el Dios de los muertos estaba sumido en sus pensamientos cuando alguien se apareció a su lado dispuesto a hacerle compañía

- Por qué tan preocupado tío… problemas en el Inframundo? – Ares el Dios de la guerra estaba a su lado, tenía una sonrisa clara en su rostro, él había escuchado la discusión entre su padre y su tío

- No… solo quiero matar a tu hermana, destrozar su Santuario y acabar con su preciada Tierra, vine en busca de apoyo pero… – las palabras de Hades venían cargadas con veneno y frustración, esto lo aprovecharía el poderoso Dios de la Guerra

- Vaya… planes ambiciosos, y cómo los vas a llevar a cabo?, vas a pasar por encima del pacto de paz?

- Claro que si, ya lo hablé con tu padre, no me apoya pero tampoco se interpone – Hades se mostraba molesto con el resultado

- Siendo así… déjame ayudarte, me hace falta salir de aquí

- Gracias Ares… yo sabía que podía contar contigo – Hades sonrió maliciosamente mientras puso su mano en el hombro de su sobrino y lo apretó con firmeza

- Y cuál es el plan?

- Ataque directo y frontal, o se te ocurre alguno mejor? – el Dios de los muertos estaba tanteando el terreno, quería ver si el Dios de la guerra mordía el anzuelo

- Bueno… escuché que recuperaron algunas de las armas mitológicas que hizo Hefesto, cuál está en el Inframundo? – se interesó Ares

- La lanza – contestó mecánicamente el Dios de los muertos

- Hubiera sido preferible la espada, pero con la lanza bastará para encerrar a mi querida hermanita en una urna a ver si a ella le gusta estar allí – dijo Ares con ira, esa manía de Atena de encerrar a todo el mundo en urnas…, ya era hora de que alguien le de una cucharada de su propia medicina a criterio del Dios de la guerra

- Eso sería… digno de ver – Hades sonrió ampliamente al imaginárselo

- Tus espectros están listos?

- Si… solo hay un problema… Poseidón, él no ha declinado su apoyo a ella y tendremos dos ejércitos que vencer, los caballeros de Atena son los mas fuertes y los mas apasionados en batalla, unidos con los Generales Marinos y los ejércitos de Poseidón será difícil vencerlos, yo los he enfrentado – dijo Hades muy serio

- No si tenemos ayuda, tu tienes a Hécate de tu parte verdad?

- No… Hécate ha huido, no se en dónde está o que ha sido de ella… es extraño, tengo a Hypnos y a Thanatos buscándola pero hasta ahora no ha podido dar con ella – Hades parecía molesto ante la sola mención de Hécate, la hechicera estaba ocupada en los actuales momentos buscando a Seiya pero eso Ares no tenía por qué saber

- Bueno, a quien tienes de tu parte? – preguntó el Dios de la guerra

- A ti… estoy yo, aunque si necesitas una hechicera para algo puedo conseguir a Circe o a Medea

- No es necesario, yo tengo por ahí a alguien que nos daría una mano, es mas… estará muy contenta de que estés de nuestra parte ahora

- Nuestra parte? – Hades sonrió, él tenía razón, habían mas Dioses involucrados en todo esto, Ares mordió el anzuelo…

- Si… caminemos un poco tío y te lo cuento todo

 

***

Hades regresó al Inframundo al anochecer, vaya… no estaba tan equivocado después de todo, Ares si estaba detrás de todo esto si él mismo le había dicho que había ayudado a escapar a sus dos hijos, Deimos y Fobos, también se confirmó a Eris pero lo que no esperó fue la disponibilidad de los ejércitos de Apolo, el Dios del Sol había dicho que él no participaría en la batalla salvo alguna cosa extraordinaria pase, pero si facilitaría sus ejércitos y su apoyo pero prefería no aparecer en batalla, Artemisa había dicho que ella prefiere no meterse en ninguna batalla pero que dado el caso apoyaría a su hermano, la Diosa de la caza y la luna no tenía un ejército propiamente dicho pero tenía cazadoras y sacerdotisas, las cazadoras eran fantásticas, muchachas jóvenes con una habilidad única en el manejo del arco y flecha, apoyo muy útil a larga distancia en batalla y las sacerdotisas no eran necesariamente hechiceras pero se les asemejaban

 

Hades igual tenía el presentimiento de que alguien más había detrás de esto pero aún no podía nombrar al otro conspirador, Ares le había dicho muy claro que a él no le interesaba la Tierra, ni a Deimos o a Fobos, la Tierra era el premio para Eris, los Dioses gemelos del miedo y del terror apoyaban el plan porque ya habían quedado de acuerdo con la Diosa de la discordia para que ella les dejara la libertad total de tomar la tierra un habitante a la vez y esparcir el miedo y el terror indiscriminadamente a los mortales, sin duda alguna de ellos ganar la guerra que se aproximaba a los humanos les esperaba un negro porvenir

 

 ***

En el Santuario las cosas estaban complicadas, la noticia de la muerte de Seiya corrió como pólvora, la indignación y el dolor de los caballeros era inimaginable, el caballero de Pegaso era muy querido y respetado en la orden, el poderoso Fénix estaba inconsolable al igual que Shun, pero el que no podía creer lo que estuviera pasando y se estaba preparando para bajar él solo al inframundo de ser necesario era Aioros, Seiya era como un hijo para él y ahora ni siquiera tenían su cuerpo para enterrarlo como se debe, el dorado arquero quería bajar a enfrentar a Radamantys, él estaba seguro que el rubio Juez había matado a su muchachito, las circunstancias eran por demás sospechosas, no se lo vio venir… no se lo vio venir…

 

Saga estaba en su templo cuando su gemelo apareció mediante un portal de agua, Mu estaba allí, ambos estaban entrenando preparándose para la inminente batalla

- Me gusta ese giro… será muy útil – dijo el Dragón Marino refiriéndose a Mu que estaba atacando a Saga cuando él llegó

- Qué noticias traes hermano?

- Los ejércitos ya están listos, vine de hablar con tu Diosa, estamos probando estos nuevos portales de agua, así será mas fácil hacernos presentes cuando sea el momento, o que ustedes bajen si la batalla se presenta allá

- No lo creo… Hades vendrá a destruirnos, no sabemos si ha conseguido ayuda? – preguntó Mu apoyándose en la pared y cruzándose de brazos

- Nuestros espías nos han informado que al parecer hay un pacto o una alianza de alguna manera con Ares – informó el Dragón Marino

- Ares??, eso no es bueno – Saga meneó la cabeza, si el Dios de la guerra metía sus narices nada bueno podía resultar de todo esto

- Pues si… nosotros somos un frente unido, Poseidón ha conseguido a los cíclopes para que forjen armas y nos den una mano en batalla

- Los cíclopes??, en serio?? – Mu estaba sorprendido, eso sería buenísimo, los cíclopes eran muy fuertes y serían invaluables en batalla

- Si… ahora una pregunta, es cierto que el caballero Pegaso murió a manos del primer juez del Inframundo? – Kanon había escuchado ese rumor, él sabía de la relación de Seiya con Radamantys porque Sorrento se lo había contado pero de acuerdo a lo que dijo Sorrento y como los describió al gemelo menor le parecía poco probable que Radamantys lo haya matado

- Al parecer así es, eso ocasionó todo esto, pero… en verdad no lo acabo de entender – Mu dijo por enésima vez, Aioros mismo se lo había contado pero el dorado carnero no lo podía aceptar

- Aioros nos lo contó… no hay nada que entender, solo no sabemos cuales fueron las circunstancias o lo que hicieron con su cuerpo – explicó Saga a su gemelo que solo asintió

- Pero Seiya era muy fuerte – Kanon sabía de la fuerza y las capacidades del caballero Pegaso, cómo fue que el primer juez le pudo poner un solo dedo encima?

- Si… pero estaba solo en el Inframundo y no creo que haya estado con sus defensas elevadas si amaba a ese bastardo – dijo Mu con rabia, él al igual que Aioros veía a Seiya como un niño, él lo comparaba con Kiki, Mu también era muy paternal con su aprendiz

- Piensas en un crimen pasional? – Saga frunció en ceño, esa posibilidad si se le había cruzado por la cabeza pero… a su criterio era poco probable, él mas bien pensaba en un accidente

- Se te ocurre otra cosa? – preguntó Mu

- No lo puedo creer – completo Kanon

- Eso es lo que dije yo – Suspiró el guardián del primer templo, Saga apretó el hombro de Mu que sonrió con tristeza

- Era lógico suponer que no íbamos a dejar pasar así la muerte de uno de los nuestros – dijo Saga a su gemelo que asintió

- Especialmente de Seiya – dijo Mu, Seiya era muy querido y mas que todo uno de los caballeros mas cercanos a la Diosa, era emblemático al igual que Aioros

- Pero… Hades lo aceptó?, la muerte de Seiya me refiero… – Kanon tenía la duda, si Radamantys en serio mató a Seiya, Hades apoyaría a su primer juez ocasionando toda esta debacle??

- No… él dice que Seiya volvió aquí pero no es cierto, nunca llegó, si no está aquí y no está allá, en dónde diablos está? – explicó Saga

- Y no cabe la posibilidad de que todo esto sea un error?

- No lo creo Kanon, tu sabes que Atena nunca se arriesgaría a lanzar una amenaza de guerra si no estuviera segura, nunca nos arriesgaría a nosotros o a la tierra por meras suposiciones, y si a eso vamos, tampoco Julián Solo, de Hades quien sabe pero no creo que arriesgue guerra para encubrir un asesinato por mas que el perpetrador haya sido su primer juez

- Hay que tomar en cuenta que Seiya logró herir a Hades en la última guerra santa, ustedes creen que eso tuvo algo que ver?, digo… supongamos que el imbécil de Radamantys si haya estado interesado en serio en Seiya y todo hubiera estado bien, pero si hubieron problemas allá abajo al enterarse Hades?, habría esa posibilidad? – Mu había estado pensando en todos los escenarios posibles

- No lo se… no lo creo, la verdad no creo que Hades le de demasiada importancia a un mortal, pero siempre cabe la posibilidad de que si, ese Dios es por demás enigmático, no se que decirte – dijo Saga meneando la cabeza

- Todo este asunto es… por decir lo menos… trágico, cómo se fue a involucrar un muchacho como Seiya con alguien como Radamantys??, eso es lo que no me entra en la cabeza – dijo el gemelo menor con una mezcla de confusión y pena

- Ni a ti, ni a nadie – Mu suspiró nuevamente

 

***

Aioros estaba en su templo afilando y puliendo su flecha dorada, pensaba en su aprendiz y se le encogía el corazón, las últimas semanas lo había visto feliz, esa era la palabra, su muchachito estaba tranquilo y de muy buen humor al fin luego de tantos meses que la pasó tan mal y triste por causa de Ikky, a Seiya solamente se le notaba un poco cansado, algo ojeroso y pálido pero volvía a tener esa hermosa sonrisa en su rostro, Aioros no lo entendía mucho si ya casi ni hablaba con sus amigos, Shun ya no venía a su templo, por ende tampoco Hyoga, Shyru ni se diga y las cosas con el Fénix estaban en verdad mal, pero a pesar de todo eso el santo dorado de Sagitario solía encontrar a Seiya sentado en el sillón sonriendo sin razón aparente, lo único diferente en su alumno era un dije que ahora llevaba en el cuello con el que siempre estaba jugando, era una piedra roja muy hermosa, seguramente regalo de Radamantys

 

Cómo pudo Radamantys hacerle daño a Seiya???, bueno… nunca vino a hablar con él por mas que se lo insinuó a su aprendiz mas de una vez, el primer juez del Inframundo nunca se dejaba ver en el Santuario pero Aioros estaba seguro de que cuando Seiya no salía del templo era Radamantys el que venía, nunca los escuchó ni nada pero eso no significaba que no estaban allí, juntos en la habitación del castaño, Aioros suspiró y se puso de pie, caminó por el templo hasta que llegó a la puerta de la habitación de su pupilo, el dorado arquero se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta mirando la vacía habitación, lo había evitado hasta este momento pero dadas las circunstancias al diablo la privacidad de Seiya su seguridad estaba primero aunque ahora ya sea tarde

 

Aioros entró y empezó a revisarlo todo, abrió los cajones uno por uno, revolvió la ropa del joven castaño, miró por sus cuadernos, en la parte alta de su armario, bajo su cama y no halló nada hasta que se le ocurrió levantar el colchón y allí vio un cuaderno con forro de cuero y una cinta, no era un diario propiamente dicho pero el cuaderno cumplía con esa función, lo abrió y una hoja cayó a la cama, Aioros la tomó y la abrió, era un dibujo muy hermoso de Seiya, era su semblante dormido, el detalle del dibujo era exquisito, era un dibujo simple a lápiz pero el dibujo estaba tan bien hecho que a su criterio tenía alma, al borde de la hoja en una caligrafía muy fina estaba una nota que decía: “Mi niño, no puedo esperar para amanecer todos los día a tu lado, te amo, H.”

 

“H”, “H”????, dónde estaba la H en Radamantys??, será que Seiya le tenía un nombre de cariño como a Ikky que le decía pollito?, bueno… Aioros empezó a leer el diario del castaño, todos sus escritos empezaban a raíz de su rompimiento con Ikky, la mitad del cuaderno mas o menos describía lo roto que su corazón estaba, cómo se retorcía del celos al ver a Ikky, cómo quería asesinar a Aioria por cruzársele en el camino, cómo se arrepentía de no haberse acostado con el Fénix cuando él se lo pidió, luego le vino la fase de la ira, y escribía cómo Ikky lo había lastimado y que no se merecía nada, que esperaba lo dejara en paz pero al parecer al peliazul le había dado por rondarlo otra vez, esto Aioros no lo sabía, luego Seiya escribió algo sobre Shyru, no era mucho pero mas eran escritos de frustración, cómo el pelinegro le coqueteaba pero no se decidía y luego un día simplemente Seiya había dejado de escribir, no nombraba a Radamantys en ninguna parte, por lo detallado que había sido el diario del aprendiz de Sagitario hasta ahora, Aioros si estaba esperando un recuento paso a paso de su relación con el rubio Juez pero aparentemente no lo había escrito, será que Seiya solo escribía si estaba triste??, siempre cabía esa posibilidad, en las páginas siguientes no había nada escrito pero si habían varios dibujos de lo que Aioros suponía eran parajes del Inframundo y de Seika, pero había un dibujo que le llamó la atención, aparentemente era la hermana del castaño pero estaba de pie junto a lo que parecía ser una cascada, la muchacha llevaba una túnica de corte antiguo pero analizando un poco mas detenidamente el detalle del dibujo especialmente el rostro de la mujer, no podría ser Seika, se la veía mucho mayor pero tenía el mismo estilo, será la madre de Seiya??, de ese tema no había hablado mucho con el castaño

 

Frustrado Aioros cerró el diario de Seiya y lo puso donde lo encontró, ahora fue por sus veladores y en uno de los cajones encontró varias cajas de preservativos pero aparentemente no los había usado porque las cajas estaban todas cerradas y no habían paquetes vacíos ni nada, además encontró un tubo de lubricante que si estaba a medio usar, el dorado arquero suspiró… a Seiya le había entrado por una oreja y le había salido por la otra todo lo que le había dicho sobre sexo seguro, solo esperaba que no hubieran mayores consecuencias por ello, al pensar eso le dolió el corazón, Aioros no podía creer que Seiya estuviera muerto, no lo aceptaba pero el hecho de que la armadura de Pegaso ya no lo reconociera como dueño era algo determinante, el castaño decidió no pensar en eso, no podía perder la esperanza y se dedicó a seguir mirando por la habitación, también por allí encontró una caja pequeña que al abrirla vio varias fotos de cuando Seiya era niño, de sus años en el Santuario, de los otros muchachos cuando se reunieron y ya eran caballeros de bronce en Japón, de Ikky, había muchísimas fotos de Ikky pero ya no había fotos en las que salieran juntos, ya no había fotos de ellos como pareja, al final había una sola foto muy antigua y gastada de Seika y Seiya que posaban juntos para la cámara, otra foto donde estaba él mismo con su aprendiz pero igual… no habían fotos de Radamantys, si Seiya en persona no se lo hubiera confirmado no lo hubiera creído, no había huella de que el rubio juez estuviera en la vida de su aprendiz, salvo por el dibujo en su diario que no tenía su firma, solo una inicial que no le correspondía a su nombre, pero quién del Inframundo… no… eso no podía ser, Hades era un Dios, no se fijaría en un mortal y sobre todo no en aquel que lo hirió y humilló en la anterior guerra santa, Aioros se rió de si mismo y su estupidez, Hades nunca podría ser el novio de Seiya…

 

Aioros fue por la ropa de su aprendiz, fue chequeando los bolsillos de los sacos pero no encontró nada, no sabía lo que buscaba pero el joven castaño no tenía nada que no debería tener, lo único extraño que encontró en el closet del Pegaso fue una túnica azul que estaba refundida en lo mas alto del armario, era una prenda muy fina y hermosa, la calidad de la tela era exquisita y tenía unos bordados impresionantes, será que se la había dado Radamantys o algo?, y si así fuera para qué se la dio??, todo era muy extraño, y lo peor era que no podía bajar al Inframundo a buscar propiamente a su muchachito porque Atena lo había prohibido, esta espera lo estaba matando, Aioros suspiró una vez mas y salió de la habitación de Seiya, el castaño siempre con su alegría había hecho sentir su presencia y el solo hecho de pensar que algo pudo haberle pasado le helaba la sangre al Santo Dorado de Sagitario que se entristecía sobremanera por el silencio en el que se hallaba sumido su templo ahora que su bullicioso ocupante estaba desaparecido

 

***

Hades estaba caminando de un lado a otro en su estudio, los últimos días habían sido una tortura para él, le había encargado a Hécate, Hypnos y Thanatos la búsqueda de Seiya pero hasta el momento no habían tenido éxito, solo le habían asegurado que todo parecía indicar que el ex caballero de Pegaso estaba vivo pero eso no era suficiente, el Dios de los muertos había estado buscando alianzas con los otros Dioses para atacar a Atena, la verdad tuvo mucha suerte y logró convencer de su cambio de opinión a Ares que ahora le estaba poniendo al tanto de todos los planes, la mayor preocupación del pelinegro seguía siendo el paradero del castaño pero tenía que moverse políticamente para asegurar su puesto en la batalla, el futuro de la Tierra dependía de esto, sus ejércitos estaban listos y todos ya tenían sus instrucciones, solo faltaba por decidir el día de la invasión al Santuario, Hades lo estaba retrasando porque no quería moverse a ninguna parte sin encontrar a Seiya primero, el poderoso Señor del Averno no estaba seguro de cuál era el objetivo de secuestrar a Seiya, nadie sabía que era su amante o que esperaba su hijo, por eso no había habido ningún tipo acercamiento de los secuestradores, no rescates, no presiones ni extorsiones, esto… no era bueno, si no querían nada de él lo mas probable era que lo terminen matando al no saber su real relevancia, esta era una de las cosas que le quitaba el sueño al Dios de los muertos pero la alternativa de hablar y anunciar a todo el mundo la realidad de su relación con Seiya representaba mas problemas que beneficios, por eso no lo había divulgado, ni siquiera se lo dijo a Atena y menos se se lo podía decir a Ares, además la versión oficial seguía siendo que el caballero de Pegaso era el amante de Radamantys el cual seguía alegando demencia y decía vehementemente que no sabía que fue lo que pasó con él, no era conveniente que se supiera la verdad de su relación con Seiya, no todavía por lo menos…

 

Notas finales:

El rescate de Seiya ya se viene y la batalla también, nos vemos el miércoles, muchas gracias por leer y comentar, saludos, bye


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