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Notas del capitulo:

Hola... la batalla ha llegado, espero que les guste la primera parte

Capítulo 13.- Invasión

 

La mañana era fresca en las cercanías del Santuario de la Diosa Atena, el sol no brillaba todavía en su máximo esplendor cuando a lo lejos se podía divisar un enorme ejército que avanzaba por el pedregoso terreno, esa era la mañana en que las fuerzas aliadas habían decidido tomarse el Santuario por asalto y acabar con la protección de la Diosa sobre la tierra, el ejército estaba comandado por Ares y sus pelotones estaban formados por los espectros de Hades, los guerreros de Apolo y sus propios guerreros, todos juntos hacían mas de 1500 hombres, la relación era de tres a uno al ejército de Atena y Poseidón que de buena fuente sabían no habían podido reunir a mas de 500 hombres, eso les daba una ventaja táctica invaluable

 

El primer objetivo era el pueblo de Rodorio, Hades había dicho que ese era un golpe certero, primero habían civiles, y conociendo como se conocía la naturaleza de ese ejército, esas vidas los caballeros de Atena harían todo por salvar, lo que conseguiría romper su concentración y sus estrategias de ataque organizado, si ellos tomaban al pueblo primero se asegurarían de romper las filas del enemigo al tomar rehenes o como había dicho Deimos, simplemente por el gusto de verlos sufrir, así que un grupo liderado por el Dios del terror partió para allá, Hades había insistido que en esa comisión vayan únicamente los soldados de Apolo, ellos eran los mejor equipados para destruir al pueblo, los espectros se concentrarían en la batalla principal y en la toma del Santuario y así lo hicieron, Deimos con un grupo de mas o menos cincuenta guerreros y el apoyo táctico de Muy de Papilion se desviaron del camino principal para tomar la ruta hacia Rodorio

 

Las tropas del enemigo estaban organizadas así: los primeros pelotones eran los guerreros fieles y pertenecientes a Ares que vestían armaduras rojas distintivas del Dios de la Guerra (estas armaduras fueron cortesía del Inframundo al igual que las armaduras del ejército de Apolo), ellos a la final eran los luchadores mas fieros… se les podía considerar si se hiciera con comparación con un juego de ajedrez como los peones del tablero, los siguientes pelotones correspondían a los ejércitos de Apolo que vestían armaduras azules, ellos eran hábiles arqueros y estrategas, finalmente cerraban la comitiva los espectros de Hades y demás criaturas del Inframundo en las que se podían contar con furias (criaturas voladoras que tenían alas y garras de águila con cuerpo de mujer, poseían un chillido ensordecedor y una de sus ventajas es que eran sanguinarias y fieras en batalla), cíclopes (no solo estaban al servicio de Poseidón sino de Hades también, en ese sentido pelearían fuego con fuego), Cancerbero (Hades no podía dejar de lado a su mascota favorita), y sus espectros que no avanzaban por el campo de batalla a pie, montaban lo que se podría decir que eran caballos pero no eran realmente caballos, eran unas criaturas que se les asemejaban pero tenían un toque como de reptil, se movían sigilosamente pero eran veloces y podían volar, a simple vista se podía decir que eran la versión infernal de un Pegaso (por lo menos eso le pareció a Eris cuando las vio), cerrando la comitiva avanzaban los Dioses en persona, Ares, Hades, Eris y Fobos, cada uno iba en un carruaje y lo controlarían todo a la distancia, se acercaban por el camino pedregoso y desolado avanzando por las ruinas griegas hasta el Santuario el que era su objetico pero no pudieron llegar hasta allá, una barrera invisible les cerraba el paso, eso seguramente era obra de Mu y su maestro Shion… Atena y Poseidón sabían que ellos venían pero eso no era un problema, los ejércitos de la Diosa de la Tierra y del Dios del Mar no tendrían oportunidad con la fuerte ofensiva que se les presentaba, Ares sonreía confiado…

 

***

Deimos llegó a Rodorio con sus hombres y Papillion pero la primera impresión que tuvieron fue que habían llegado a un pueblo fantasma, el Dios del terror miró para todos los lados, algo no estaba bien pero no se dio cuenta a tiempo, debió sospechar que había algo extraño por la facilidad que tuvieron de llegar al pueblo, no había ni un alma en las calles, era un Viernes en la mañana, debía haber comercio por lo menos o algo, si bien era cierto era un pueblo pequeño pero no era como para que no hubiera nadie en sus calles, el Dios del terror cerró sus ojos intentando sentir la presencia humana a su alrededor pero no había nadie… no había absolutamente nadie, todo estaba en silencio el que fue roto por un grito de dolor cuando una rosa roja vino volando nadie vio de dónde y se clavó en el pecho de uno de los guerreros del sol, inmediatamente aquel hombre cayó estrepitosamente y cuando su cabeza tocó el piso ya estaba muerto

 

Sus compañeros se pusieron en guardia inmediatamente, no podían ver en donde estaba el que los atacaba, Deimos sintió un cosmo muy agresivo que se acercaba a toda velocidad y saltó justo a tiempo porque una pluma de ave Fénix se calvó en el suelo exactamente en el lugar donde su pie había estado segundos antes, frente a él estaba un muchacho con cabellos azules, mirada fiera y la legendaria armadura que se regenera sola

- Así que tu eres el caballero del Fénix… Ikky… - dijo el Dios con una sonrisa, la verdad esperaba encontrárselo, su reputación lo precedía y el Dios sentía curiosidad

- Quién demonios eres tu? – respondió altanero el poderoso Fénix

- Yo… soy tu peor pesadilla

El Dios del terror sonrió y desapareció de donde estaba envuelto en una humareda negra para reaparecer en las espaldas de Ikky y leer sus pensamientos, la mente del caballero de bronce era una revolución pero el Dios se dio modos y pudo encontrar sus peores temores para poder hacerlos realidad, de pronto Ikky se vio sumergido en una especie de tanque transparente lleno de agua, el tanque estaba sellado herméticamente y no podía salir, el Fénix se agitaba molesto pero el tanque no cedía, en la parte de afuera podía ver a Shun y a Seiya que eran torturados y flagelados por Ares, Deimos estaba de pie un poco mas allá disfrutando de la visión que le había enviado al Fénix, se distrajo por ella por lo que le tomó totalmente de sorpresa lo que vino

- Guarda tus trucos para los turistas… crees que a mi… al Poderoso Fénix me podrían engañar tan fácilmente??? – Ikky estaba de pie atrás suyo y sonreía divertido mirando toda la escena que ahora se disolvía en humo

- Qué??... pero cómo??? – el Dios del terror no lo entendía, nunca le había pasado algo como eso, nadie se podía resistir a sus poderes

- Tu no eres el único que crea ilusiones… Puño fantasma

Esta vez fue el turno de Ikky de manejar la situación, él hizo ver al Dios del miedo totalmente sin poderes siendo sometido por su padre Ares junto al cuerpo inerte de su hermano Fobos, aparentemente habían fallado en la misión dada por su padre y él había cobrado venganza, esta pelea de mentes duraría algún tiempo mientras los dos fuertes guerreros demostraban quien era el mas poderoso…

 

Los guerreros de Apolo tomaron posiciones ofensivas y miraban los alrededores, nadie les preparó para lo que vendría, de pronto una corriente helada inundó las desiertas calles y con horror los guerreros vieron como sus armaduras se congelaban, no oyeron nada por lo que no pudieron defenderse cuando como flechas les empezaron a caer rosas rojas que al simple toque despedazaban las congeladas armaduras, no lo entendían… ahora estaban usando poderosos sapuris que les había dado el inframundo y que sin que ellos lo pudieran evitar caían en pedazos como si fueran de papel y no los protegían en lo más mínimo cuando las rosas llegaban hasta ellos, el pelotón de Apolo intentó cubrirse pero corrientes de viento huracanado no dejaron que se dispensen o que busquen refugio, a lo lejos pudieron ver una figura que se acercaba y portaba una armadura magenta con cadenas, Shun de Andrómeda con una habilidad única y una presencia imponente fue arrinconando a los soldados con su tormenta nebular

 

Los pocos que pudieron huir no llegaron muy lejos, por la ruta de escape que los guerreros habían escogido se encontraron con un caballero de blanca armadura, cabellos rubios y celeste mirada, Hyoga de Cisne sonrió al grupo de guerreros que se acercaba

- Ríndanse ahora y les perdonaré la vida – dijo el rubio con voz imponente

- Quítate de nuestro camino – dijo uno de los guerreros y reparó su arco y flecha disparando inmediatamente a su oponente que saltó y esquivó la flecha, pronto fueron mas de un arco el que seguía al rubio caballero de los hielos que saltaba de aquí para allá esquivando los ataques hasta que pudo posicionarse correctamente y lanzó su polvo de diamante, el grupo quedó congelado instantáneamente, Hyoga sonrió y se adentró al pueblo buscando a mas enemigos pero no los encontró, a lo lejos vio a Shun que había logrado inmovilizar a un grupo bastante grande por si solo y los había atado y amordazado en la plaza principal del pueblo con la ayuda de Jabú que fue soplando un polvo dorado directamente en los rostros de los miembros del ejército de Apolo lo que los noqueó totalmente dejándolos fuera de combate

 

Afrodita de Piscis había estado de pie al filo de un risco mirándolo todo desde su posición elevada, todo había salido a la perfección, a su lado estaba de pie Muy de Papillion con los brazos cruzados y una sonrisa en su rostro

- No lo entiendo… - dijo el mas hermoso de los 88 caballeros

- Qué hay que entender?, todo este asunto es político, la verdad yo ya no lo intento entender, lo único que nos dijeron es algo parecido a lo que les dijeron a ustedes verdad?, que mi señor Hades hizo un pacto con su Diosa, es todo muy sencillo… yo debía conducir a uno de los Dioses gemelos para que lidere la toma de Rodorio, debía guiarlo hasta la trampa que ustedes tendieron y su función era la de desalojar el pueblo y acabar con el enemigo, todo ha salido bien – contestó el espectro

- Y Seiya? – Afrodita entrecerró sus ojos, si todo era cierto en dónde diablos estaba el Pegaso?

- Eso no lo sé – dijo el espectro encogiéndose de hombros

- No lo sabes o no me lo quieres decir?

- No lo sé – aseguró el espectro pero el Santo Dorado de Piscis no lo creía, aquí estaba pasando algo… y grande

 

Ikky y Deimos seguían en una lucha sin cuartel, sus ilusiones no los afectaban mutuamente por lo que ahora estaban en combate cuerpo a cuerpo, Ikky había pedido que nadie intervenga, que solo él sería su oponente, sus compañeros estaban a un lado y miraban la batalla, ambos contrincantes lo estaban entregando todo

- Eres hábil Fénix… te daré eso – dijo el Dios del miedo esquivando un ataque del poderoso Fénix que no le quitaba los ojos de encima y lo miraba con furia anticipando sus movimientos y contraatacando con maestría

- Muere desgraciado – Ikky seguía intentando acabar con el Dios por todos los medios posibles pero Deimos era muy hábil en el arte de evadir ataques, ahora que había tenido acceso a la mente y los pensamientos de Ikky algunas cosas que había visto en Seiya tomaron forma y sentido por lo que el Dios del terror optó por aplicar una nueva estrategia y dijo:

- Lamento decirte que el caballero Pegaso ya no te amaba – se burló el Dios, Ikky se quedó inmóvil unos segundos en dónde el Dios aprovechó para asestarle un golpe en el estómago al poderoso Fénix que lo envió con fuerza hasta estrellarlo con la pared de la casa al otro lado de la plaza, Ikky se puso de pie con dificultad y si antes quería acabar con su oponente ahora en verdad lo quería hacer papilla

- Cállate imbécil, tu que sabes de Seiya? – eso confirmaba alguna de las sospechas de los caballeros, habían varias especulaciones en las que se decía que si Radamantys no había matado al Pegaso como todos creían entonces todo podía ser obra del nuevo frente que se armaba en contra de la Diosa de la Tierra, y ahora Deimos lo aseguraba, Shun, Hyoga y Jabú se pusieron en guardia, Afrodita al escuchar esto descendió de su puesto y quería unirse a la pelea pero Ikky hizo una seña para que nadie interviniera

- Lo se todo… vi sus temores, vi sus fantasías, tu sabes que se puede catalogar acertadamente  a una persona si se sabe a lo que le teme – Deimos sonreía lo que enfurecía a Ikky que no dejaba de atacarlo, solo quería ponerle las manos encima pero hasta ahora todos sus intentos fueron fallidos

- Qué le hiciste a Seiya???, dónde está? – exigió el Fénix mientras le lanzaba una bola de fuego al Dios que la esquivó y contraatacó con serpientes que se enroscaron completamente en el cuerpo de Ikky el que sin mayores miramientos las arrancó y las pisoteó

- Él… no aguantó como tu, no tenía escapatoria para mis visiones y las de mi hermano, no tenía tu… habilidad, sucumbió ante mi poder y me abrió su alma – explicó el invasor con una sonrisa, eso Ikky se lo esperaba

- Mientes – gritó el Fénix, Seiya era muy fuerte, no se habría dejado vencer tan fácilmente

- No me crees??, quieres pruebas?

- Desgraciado… tu no tienes pruebas de nada

- Seiya le teme al fuego como tu le temes al agua – dijo Deimos con una sonrisa ganadora e hizo aparecer de la nada una imagen en humo que mostraba a Seiya gritando desesperado mientras llamas empezaban a esparcirse sobre su piel, a Ikky se le contrajo el corazón mirando aquello, Deimos tenía razón, Seiya si tenía miedo a morir calcinado

- Eso no prueba nada – dijo el Fénix, no le iba a dar el gusto a su enemigo de darle la razón

- Seiya le teme a la soledad y a no sentirse amado

- Eso no es cierto – volvió a gritar el Fénix, pero él sabía que si era cierto, por eso buscaba con tanto ahínco a su hermana, la necesidad de tener una familia era muy fuerte en el que fue su novio

- Le teme al engaño porque tu lo engañaste y lo hiciste sufrir

- Seiya… - dijo el Fénix con desesperación mas para si mismo que para que el otro lo oyera pero Deimos al comprobar que sus palabras había hecho mella en el Fénix rió abiertamente

- Seiya finalmente me descubrió su alma y yo lo despedacé – acabó de decir el Dios mostrándole a Ikky una imagen de Seiya hecho ovillo en el piso llorando y suplicando por su vida y él clavándole una espada cortándole la cabeza

- Maldito pagarás lo que le hayas hecho

Ikky lo iba a atacar nuevamente pero antes de que pudiera moverse siquiera el cielo se abrió y como un rayo vino del firmamento, Deimos no supo que fue lo que le atacó y cayó al suelo a los pies de Ikky que no podía creer lo que veía…

 

Sobre el pueblo de Rodorio había una figura imponente que circundaba el cielo, portaba una armadura negra muy hermosa y poderosa, tenía alas con las que ahora podía volar y aprovechaba esto para como ave de presa volar en círculos mirando atentamente como se daba todo en la batalla que se libraba abajo, en su mano izquierda tenía la lanza legendaria elaborada por Hefesto y en el cinto una daga plateada muy hermosa y única en su clase, tenía una frase gravada en su afilada hoja y en el mango tenía piedras preciosas, esta era el arma de un Dios, Hades la había puesto en sus manos para que pueda cumplir uno de sus deseos…, el guerrero estaba esperando su momento para atacar, su objetivo ya estaba en la mira, Deimos estaba luchando con el caballero Ikky de Fénix y la pelea se veía reñida, palabras iban y venían entre los contrincantes en el campo de batalla, cuando parecía que se iban a lanzar los golpes finales se presentó su oportunidad, Deimos bajó la guardia lo que aprovechó la figura en el cielo para lanzar la lanza legendaria la que atravesó al Dios del Terror y lo clavó al suelo, aprovechando la luz y el trueno del rayo que cruzó por el firmamento, como kamikaze el guerrero de la armadura negra descendió y antes de que aquel Dios pudiera moverse sacó la daga de su cinto y en un hábil y rápido movimiento le clavó la daga en el corazón mientras sacaba la poderosa lanza de su maltrecho cuerpo, Deimos no podía creer lo que veía y no pudo hacer nada porque la vida se le iba, el poderoso guerrero de la armadura negra vio con satisfacción como la vida se iba de los ojos de aquel que sin compasión alguna le había hecho padecer lo indecible, y sonrió complacido ante la justicia poética de que aquel despreciable ser cayera a sus manos, cuando el Dios del Terror cayó al suelo, al momento de que su cabeza toque el pavimento ya había muerto, el poderoso caballero Ikky de Fénix que era el que estaba mas cerca y sus demás compañeros solo se quedaron allí de pie cuando reconocieron al poderoso guerrero que miraba con una sonrisa de satisfacción el inerte cuerpo del Dios caído…

 

***

Los ejércitos de los enemigos se detuvieron al ver su camino interrumpido, el mismo Ares fue hasta el muro de cristal pero no lo pudo romper cuando le lanzó un ataque directo, ese muro había sido levantado por el poder combinado de los dos arianos cabaleros de Atena, el Dios de la guerra se sentía frustrado pero Hades solo sonrió, con una señal de su mano las furias que volaban por sobre el ejército se reunieron, tomaron aire y al unísono emitieron sus chillidos, el sonido fue tan potente que logró agrietar el muro de cristal y ahora Ares de un solo golpe logró despedazarlo abriendo paso a toda la comitiva que avanzó pero no lo hicieron por mucho trecho porque se encontraron ya frente a frente con Atena, Poseidón y sus ejércitos, como lo habían previsto no superaban los 500 guerreros pero lucían listos para la batalla, Ares se preguntaba cómo fue que supieron que ellos atacarían ese día pero no importaba, igual los superaban en número, la victoria sería suya

 

Atena miró a las tropas enemigas avanzar y regresó a ver a Poseidón que asintió simplemente, la Diosa levantó su báculo y todo su ejército se movilizó, Hades desenvainó su espada y sus espectros se movieron como había estado planeado desde el inicio, los guerreros del sol atacaron de frente a los guerreros de Poseidón, los caballeros de oro lideraban los pelotones e hicieron gala de sus poderes y habilidades al adentrarse de lleno a la pelea enfrentándose a varios guerreros a la vez, los cíclopes de lado y lado hacían lo propio, esos encuentros eran en verdad violentos y viciosos, árboles arrancados desde la raíz volaban atravesando el campo de batalla, enormes piedras caían del cielo, los caballeros que estaban en el centro del claro tenían que estar muy atentos para esquivar los ataques frontales, las flechas que volaban de ambos lados y las cosas que del cielo caían

 

Pero nada pudo preparar a los ejércitos de Atena y Poseidón para las furias, esa criaturas eran en verdad viciosas, circundaban el cielo como aves de rapiña buscando sus presas, descendían de improvisto para levantar de la cabeza, de un brazo o de donde pudieran agarrar a su víctima, en el aire donde el pobre guerrero capturado se agitaba indefenso lo atacaban y lo despedazaban, literalmente, esa era una manera horrible de morir y los soldados de Poseidón estaban cayendo de esa manera, Aioros había derribado algunas de esas criaturas con sus flechas por lo que ahora ellas se arremolinaban y volaban mas alto, escondiéndose en las nubes para su seguridad pero igual si tenían oportunidad seguían en lo suyo

 

Los espectros de Hades poco a poco fueron rodeando el centro de la batalla, se movían sigilosamente por el perímetro, Atena notó esto y miró hacia el Dios de los muertos que solo sonrió y asintió cruzándose de brazos mirando el desarrollo de la batalla, los caballeros de Atena y los Generales Marinos de Poseidón estaban haciendo su mejor esfuerzo para detener en sus avances a las tropas de Apolo y Ares que eran los que estaban luchando en el centro del claro, Fobos no había aguantado la espera o el estar relegado en batalla y se había lanzado con todo en medio de los enfrentamientos, ahí era su lugar y dónde le gustaba estar, ahora estaba intentando llegar a los generales marinos o a los caballeros dorados para dejarlos fuera de combate, usaba sus imágenes de miedo para abrirse paso pero no contó con Misty de lagarto, el Santo de Plata le salió al paso y tenía un látigo en sus manos el que manejó con maestría y lo envolvió alrededor de su cuerpo inmovilizándolo

- Pobre niño tonto… crees que esto me detendrá? – dijo el Dios del miedo con una sonrisa en su rostro

- Tal vez no… - dijo el castaño y le guiñó un ojo al Dios pero hacía un gran esfuerzo para que su oponente estuviera preso en sus látigo solo unos momentos mas

- Pero esto si – Sorrento salí de la nada y blandía el hacha que fue recuperada del laberinto del Minotauro y le dio de lleno al Dios del miedo en el pecho, Misty al mismo tiempo lo liberó del agarre del látigo y Fobos salió despedido por los aires hasta que aterrizó mucho mas lejos que la última fila del ejército de su padre, Ares se enfureció y ordenó atacar con todo, el mismo entró de lleno en la batalla por lo que Shaka, Milo y Aioria le hicieron frente al Dios de la guerra deteniéndolo para que no llegue hasta Atena

 

Ares avanzaba lanzando una especie de onda expansiva a su paso, era como un pequeño huracán que le abría paso en medio de la batalla, Aioria y Milo atacaron conjuntamente, el Santo dorado de escorpión trató de asestarle su mortal aguijón aprovechando el relámpago de voltaje que había lanzado Aioria pero el Dios de la guerra lo esquivó todo y tomó al guardián del octavo templo por el cuello, lo hubiera matado ahí mismo pero el suelo tembló bajo sus pies, era Aldebarán que con su Gran cuerno arremetió contra el Dios que soltó al escorpión y saltó para no caer en el cráter que se había formado, Shaka a una super velocidad se acercó saltando entre las rocas para tomar del brazo al inconsciente cuerpo de Milo que si caía al cráter para evitarle mayores daños y lo sacó de la zona de peligro, Ares estaba furioso y desenvainó su espada para acabar con todos los caballeritos dorados que osaron salirle al paso pero una figura se acercaba, solo su silueta se podía por la nube de polvo que se levantó, al acercarse se podían ver sus rojizos cabellos que brillaban al sol, era el maestro Docko de libra que tenía la legendaria espada confeccionada por Hefesto en sus manos, Ares sonrió y se lanzó en contra de su nuevo contrincante que con una mirada fiera respondió a los ataques sin retroceder cuando las hojas de ambas espadas al chocar desprendieron chispas

 

Eris estaba junto a Hades y no estaba contenta por como se estaba desarrollando la batalla, Hades no intervenía en nada, no ayudaba en lo más mínimo y los guerreros de Apolo no resistirían mucho tiempo mas, en el campo de batalla se podía observar que los heridos estaban en su mayoría en los ejércitos de Poseidón y en los ejércitos de Apolo, los guerreros de Ares eran en verdad fieros en batalla al igual que los caballeros de Atena que peleaban como un solo hombre, sus tácticas defensivas eran impresionantes, se ayudaban los unos a los otros y se cuidaban las espaldas, los Generales Marinos tenían una particularidad, cundo había un ataque directo hacia ellos se desmaterializaban en agua y se volvían a materializar lejos de la pelea solo para volverse a unir, los espectros de Hades también lo podían hacer pero con todo se mantenían lejos de la acción y se concentraron en cerrar el perímetro de la batalla

 

La lucha era encarnizada, la valentía y la fiereza de los ejércitos combinados de Atena y Poseidón en contra de todo pronóstico se estaban imponiendo al ejército enemigo, ese era el momento de la intervención del Inframundo, Hades dio la señal y sus espectros arremetieron al campo de batalla al mismo tiempo en un ataque sincronizado, los guerreros del averno salieron de todos los frentes y los caballeros que estaban en el centro del campo de batalla no sabían a dónde mirar porque los ataques les caían de todos lados, de dentro de la tierra, del cielo y todas las direcciones, Ares que seguía en su combate uno a uno contra Docko, el Santo dorado de Libra sangraba de una herida muy fea que tenía en la frente pero aún blandía con maestría la espada y le cerraba el paso al dios de la Guerra que estaba cada vez mas molesto por todo esto, no podía creer que un humano lograra detenerlo en su afán de llegar hasta el mismísimo Poseidón pero cuando en un último golpe logró mandar a Docko a volar, los Generales Marinos tomaron el puesto del santo de libra y le salieron al paso impidiendo que llegue hasta su señor Poseidón que se veía imponente con su tridente en las manos alistándose para la batalla

 

Eris no estaba teniendo mejor suerte, ella quería llegar hasta Atena pero las amazonas le cerraban el paso al igual que las sirenas, Apolo aún no hacía acto de presencia pero no tardaría en hacerlo si las cosas seguían como estaban, Hades se mantenía al margen de todo subido en su carruaje mirándolo todo con semblante sereno, él no iba a intervenir en la batalla hasta el desenlace por lo que desvió la mirada al pueblito de Rodorio, todo debía haber acabado ya allí, el Dios de los muertos miró a las colinas circundantes pero no vio nada fuera de lo normal, todo seguía como debería, el plan dependía de ello en gran medida, de la batalla y de Apolo…

 

En el campo de batalla ya todo parecía dicho, la entrada a la batalla de los espectros fue definitiva y cambió las cosas a favor del ejército enemigo hasta que con la ayuda de los vientos del norte llegó una nube de pétalos de rosas que lo cubrieron todo y lo bañaron todo, el aroma era delicioso pero letal para todo aquel que no pertenecía al ejército de Atena, como moscas fueron cayendo los espectros y los soldados de Apolo y Ares, el mismo Dios de la guerra tuvo que retirarse y retroceder hasta donde se encontraba Hades para huir del veneno de las rosas, las cosas se volvieron a invertir pero no todo estaba perdido, Ares creó con la ayuda de Fobos un viento huracanado que se llevó todos los pétalos de rosas liberando así a sus guerreros que poco a poco fueron recuperando la conciencia y se movían lentamente en el campo de batalla alistándose para reintegrarse a la pelea, pero los guerreros del ejército de Poseidón tenían la ventaja ahora y se movieron conjuntamente con los caballeros de Plata y los de Dorados desarmando al enemigo, rodeándolos y acabando con ellos, Ares no podía creer lo que estaba pasando y su mirada encontró la de su hijo…

 

Este era el momento que Fobos había estado esperando, ahora era cuando y concentró todo su poder en crear una ilusión colectiva de lava ardiendo y un volcán cercano que explotaba, la ilusión era tan real que se podía sentir como aumentaba el calor en el ambiente, las nubes se oscurecieron por la ceniza que amenazaba con caer y la luz mermó amenazadoramente, los caballeros de atena recordaron el eclipse de Hades pero antes de que pudieran aprecir todos los cambios atemosféricos un trueno se escuchó por sobre toda la conmoción, un poderoso rayo iluminó el cielo y todo pasó tan rápido que nadie lo vio venir, de repente el cielo se abrió, la oscuridad que se estaba formando se desvaneció y todo estaba normal como hasta hace unos minutos, el sol brillaba y había una suave brisa, los guerreros del claro se miraban confundidos y no sabían que hacer, lo único que había cambiado era que Fobos yacía inerte a los pies de su padre, había muerto de la misma manera que murió su hermano Deimos, con las mismas armas y por la misma mano…

 

Ares no podía creer lo que estaba pasando, de dónde diablos salió ese muchachito?, el caballero Seiya de Pegaso estaba de pie ante del Dios de la Guerra, lo extraño a sus ojos era que Seiya no vestía su usual armadura, ahora portaba una armadura negra muy parecida a la que portaba Hades que le cubría la mayor parte del cuerpo, la armadura tenía alas y una tiara en su cabeza, además el joven recién llegado contaba con la lanza recuperada del templo de Delfos en una de sus manos y en la otra tenía una daga sumamente hermosa que no llamaría la atención sino fuera porque Ares sabía lo que esa daga representaba, pero no puede ser… estaba prohibido por los Dioses… nadie podía usar esa daga… a menos que…

- Cómo te atreves? – reclamó fúrico el Dios de la Guerra mirando con ojos muy abiertos el cadáver de uno de sus hijos

- Me atrevo porque se los debía, ya cayó el primero en Rodorio, faltaba el segundo que ya está donde pertenece – dijo Seiya sonriendo muy complacido consigo mismo

- De dónde sacaste eso niño? – demandó Ares refiriéndose a la daga que tenía Seiya en su mano derecha

- De dónde crees que la saqué? – respondió el recién llegado con una sonrisa

- Hades… - susurró el Dios de la Guerra a tiempo que sentía la presencia del cosmo del Inframundo a su espalda

 

Notas finales:

Mañana la continuación de la batalla

Yo se que en teoría los Dioses no pueden morir pero Seiya los quería matar, la daga que él tenía en el cinto es una daga sagrada, su uso fue prohibido hace muchos años y pertenecía a Hades originalmente, si se lo estaban preguntando eso era lo que Hécate fue a buscar en los talleres de Hefesto 

El capítulo de mañana es super acontecido, no se lo pueden perder por nada, se dan muchas explicaciones y muchas cosas se develan, muchas gracias por leer y comentar, ccuidense mucho, saludos, bye


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