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QUEDATE CONMIGO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, en este capitulo se cuenta de mejor manera como es la vida para Seiya en el Santuario y su relación con los demás caballeros

Capítulo 3.- Magia

 

El camino de regreso fue muy silencioso, Hades miraba de cuando en cuando al muchacho que caminaba junto a él, Seiya solo seguía al Dios de los muertos sin oponer resistencia o preguntarle nada, el joven parecía muy concentrado en algo y el mayor se moría por saber en qué

- Estás bien?, estás muy silencioso para ser alguien que siempre tiene algo que decir

- Ohh… lo siento, es solo que… mi mamá… eso fue… - Seiya no encontraba las palabras

- Entiendo…

- Muchas gracias por dejarme verla, yo no lo había pensado pero era lógico, ella está aquí, mi papá también verdad?

- Si… tu papá también pero vamos paso a paso, no quieres encontrar a tu hermana?

- Se lo prometí a mamá y a mi mismo, vamos a ver a Hécate ahora verdad?

- Si… ya está en Guidecca

Al llegar al castillo fueron a uno de los salones en donde estaba de pie una mujer joven que aparentaba mas o menos 20 años, era muy hermosa, tenía la piel blanca como la leche, los ojos azules y los cabellos castaños oscuros, al ellos entrar ella hizo una reverencia, Hades se acercó y besó su mano

- Mandó usted a llamar mi señor? – dijo la joven algo intrigada

- Si querida, este es el caballero Seiya de Pegaso y necesita de tu ayuda – el Dios señaló a Seiya que también tomó la mano de la hechicera y la besó con respeto, la joven sonrió ante este gesto

- Y en que puedo yo ayudar a un caballero de Atena? – dijo la muchacha acariciando el rostro de Seiya, esto le pareció extraño al Pegaso pero sonrió cuando ella le guiñó un ojo

- A encontrar a mi hermana, por favor… la he buscado por todos lados, hasta me atreví a venir aquí, necesito encontrarla, puede ayudarme? – el ansia se notaba en el tono de voz del visitante, la hechicera empezó a caminar por la habitación como considerando sus opciones

- Tienes algo que le haya pertenecido? – preguntó ella finalmente

- La verdad no – dijo Seiya meneando la cabeza

- Hubiera sido mejor si lo hubieras tenido pero… no importa, haremos un llamado de sangre

- Llamado de sangre?

- Si… ven, mi señor necesitaremos un lienzo blanco, una velas y algunas otras cosas mas, no es mejor que me lleve a Seiya conmigo en vez de traer todo aquí?

- Lo que necesites querida, te estaré muy agradecido si lo puedes ayudar

- Haré mi mejor esfuerzo entonces, ven… no es muy lejos – Hécate tomó la mano de Seiya y lo jaló para que lo siguiera

- Ok.,

Hécate y Seiya caminaron por los pasillos del castillo pero en vez de salir iban adentrándose mas y mas en la oscuridad, pronto solo antorchas guiaban su camino al ir bajando por lo que parecían interminables escaleras, al fin llegaron a lo que Seiya pensó era el sótano del castillo y no se equivocó, la hechicera lo llevó hasta una habitación muy grande que tenía muchas cosas muy extrañas, libros, un caldero, una chimenea encendida y muchas especies de plantas en macetas, en frascos y sobre una mesa enorme, también había otros frascos que la verdad el castaño no quería saber que contenían

- Así que… cómo convenciste a Hades de ayudarte? – preguntó curiosa la hechicera, era en verdad muy extraño que Hades interviniera en nada

- No lo sé… yo solo llegué aquí, sus jueces casi me matan pero él… me escuchó y se portó muy bien conmigo, me llevó a los Campos Elíseos y pude ver a mi mamá luego de que me llevó a ver el lago de sangre, eso fue… espeluznante – de solo recordarlo Seiya se estremeció

- Vaya… ven aquí y dame tu mano – Hécate tenía puesto un lienzo blanco en la mesa, tomó la mano del muchacho que se la dio sin preguntar nada mas, la joven la tomó y cerró los ojos, ahí vio lo que Hades había visto, el alma del caballero de Pegaso, pura, noble, buena… la hechicera sonrió al abrir los ojos, era una sonrisa sincera lo que tranquilizó un poco al castaño que estaba algo asustado

- Esto es lo que vamos a hacer, es un llamado de sangre, necesito un poco de tu sangre para encontrar a tu hermana, te voy a pinchar un dedo con esta daga, no te va a doler mucho y no te pasará nada, ok.?

- Lo que necesites – dijo el joven extendiendo sus dos manos ofreciéndoselas a Hécate

- Esa es la actitud, respira… eso es – Hécate sacó una daga muy hermosa, era toda plateada y pinchó el dedo índice de la mano derecha del Pegaso que no se inmutó ante esto y solo veía como la hechicera tomaba su sangre es una pequeña vasija, cuando la vasija estuvo llena a la mitad le dio una venda a Seiya y él se vendó el dedo, luego la hechicera empezó a decir algo en un idioma extraño, era como un cántico o algo así, luego sacó un cristal que estaba sujeto por una fina cadena, lo introdujo en la sangre de la vasija y lo puso sobre el lienzo, la piedra se empezó a mover por si sola sobre el lienzo como si buscara algo pero no se asentó, repitieron esta operación tres veces pero nada ocurrió, Seiya veía esto y no sabía que esperar pero la hechicera cada vez que su hechizo fallaba se iba molestando un poco mas, hasta que al final con frustración manchó de la sangre del joven sus propias manos y tocó el lienzo, Seiya no podía creer lo que vio, una luz se desprendió de la tela, hubo un fuerte sonido como una explosión y Hécate salió despedida por los aires con una fuerza descomunal y chocó contra el muro, el caballero de Atena fue hasta donde se encontraba la joven caída y la cargó hasta una especie de sillón que allí había, la joven estuvo inconsciente por un par de minutos en los cuales el Pegaso le había traído agua y estaba pasando por su frente un paño humedecido con agua fría

- Qué pasó? – preguntó la hechicera al abrir los ojos, estaba algo desubicada, Seiya respiró aliviado al ver que reaccionaba

- No lo sé… no debería yo preguntarle eso? – dijo el castaño ayudando a la joven a que se incorporara un poco sentándola en el sillón

- Ohhh… lo siento cariño, no pude encontrar a tu hermana – Hécate acarició el rostro de Seiya y lo miraba con pena

- Por qué?

- Ella está viva pero no pude dar con ella, su ubicación está protegida

- Cómo protegida?

- Por otro Dios, es lo único que me puede bloquear así, rayos!!!, au au au au… - Hécate había intentado ponerse de pie pero no pudo hacerlo

- No se levante, yo la llevo, a dónde quiere ir?

- Gracias… quiero ponerme de pie, necesito llamar a Hades, tal vez con su ayuda pueda traspasar la barrera y Seiya… tutéame, me haces sentir vieja – Hécate sonrió y el castaño también

- Ok., y cómo lo llamamos?, quieres que lo vaya a buscar?

- No es necesario… sentí la conmoción y bajé, qué pasó? – dijo el Dios de los muertos entrando a la habitación, se mostraba algo preocupado

- Me están bloqueando, la muchacha está viva pero no puedo determinar en dónde está

- Te están bloqueando?, pueden bloquearte? – eso era nuevo para Hades, Hécate era la hechicera mas poderosa que alguna vez haya caminado por la faz de la tierra

- Solo un Dios lo puede hacer…

- Un Dios… pero cuál?

- Ese Hades… es el punto – dijo la hechicera poniendo a todo el mundo a pensar, quién querría tener oculta a la hermana de Seiya y por qué?

 

Luego de un par de intentos fallidos Seiya subía las escaleras del castillo de Guidecca y se sentía morir, esta había sido la mejor oportunidad que se le había presentado para encontrar a su hermana y no se pudo cristalizar, el castaño estaba muy triste y cabizbajo, Hades lo miraba y se sorprendió hasta cierto punto porque le daba mucha pena la situación del joven, eso era extraño, a él desde cuando le importaba lo que pasara con los caballeros de Atena?, vaya… este muchachito era especial

- Lamento que no hayas podido conseguir lo que viniste a buscar – dijo Hades y lo dijo sinceramente

- Muchas gracias por toda su ayuda, no tengo con que pagarle, en verdad muchas gracias

- No quiero que me pagues, si puedo ayudarte en el futuro o si se te ocurre cómo, avísame y veremos que se puede hacer

- En verdad?

- Claro, mira… cuando regreses al Saltuario y devuelvas esa cruz que “tomaste prestada” ya no vas a poder venir, por eso ten, esto es para ti – Hades puso en las manos del joven un dije que tenía una piedra roja muy hermosa

- Esto es lo que creo que es?

- Si, pero es mucho mejor que esa ridícula cruz, con esto puedes abrir portales y llegar directamente aquí a Guidecca, úsala con prudencia y solo úsala tu, nadie debe saber que la tienes o lo que es en realidad, te matarían por ella, es una especie de llave sin restricciones a mis dominios, entonces debes entender lo importante que es lo que te estoy diciendo verdad?

- Y me la da a mi? – esta fue una de las cosas que mas sorprendió a Seiya de todas las que pasaron desde que puso pie en el Inframundo

- Si… yo se que no traicionarías mi confianza verdad?

- Se lo juro por mi vida

- Eso es lo que pensé, pero regresa pequeño antes de que se den cuenta que no estás allí, si quieres venir a visitarme lo puedes hacer

- Gracias… en verdad muchas gracias

- Suerte muchacho, espero que puedas encontrar a tu hermana

- Es lo único que quiero

- Ve… antes de que se preocupen

Con una última sonrisa Seiya iba a preguntar cómo funcionaba el dije que ahora tenía en sus manos pero no fue necesario, él solo pensó en casa y el portal se abrió, el caballero de Pegaso lo cruzó y se encontró en su habitación en el templo de Sagitario, miró por la ventana y el sol brillaba ya en el horizonte pero no debía ser muy tarde en la mañana, bueno… para luego es tarde, el ágil Pegaso luego de cambiarse de ropa (aún estaba usando la túnica azul) saltó por la ventana y fue bordeando todos los templos hasta que llegó a la residencia de Saori, entró a su habitación y puso la cruz de donde la había tomado, la joven dormía y no despertó con la intromisión de uno de sus caballeros, Seiya utilizando todas sus habilidades se movió cual sombra por el templo, Saori nunca se enteraría de que primero se había fugado del Santuario y luego había “tomado prestado” su dije, bueno… ahora ya todo estaba mas o menos solucionado, solo tenía que ir a buscar a Shun para volver juntos, sino Ikky los boxeaba a todos ellos

 

Seiya caminó rápidamente hasta el sitio donde le dijeron Hyoga y Shun que iban a acampar y efectivamente encontró una tienda de campaña que estaba junto a los restos de una fogata que ahora ya estaba apagada, el castaño sonrió, los campistas aún dormían aparentemente por lo que el Pegaso se sentó junto a la extinta fogata y comenzó a jugar con la ceniza y una rama que estaba por ahí, el Pegaso estaba pensando en todo lo que había visto en las últimas horas, estaba preocupado por su hermana y tenía una opresión en el pecho única, era una alegría mezclada con infinita tristeza, el ver a su madre lo había abrumado, el joven caballero estaba sumido en sus pensamientos hasta que ruidos varios lo sacaron de su ensimismamiento, Seiya volvió a sonreír y empezó a caminar rumbo al pueblo, la pareja que ya no dormía necesitaba… privacidad

 

Shun y Hyoga habían estado “saliendo” a escondidas por los últimos seis meses, Ikky podía ser muy posesivo y controlador con su hermano menor y Shun no quería enfrentamientos con su nissan por lo que Hyoga les seguía el juego y además de todo, el jugar a las escondidas con su pareja resultaba ser sumamente divertido, su maestro Camus si lo sabía y no se oponía a su relación, no así el Santo Dorado de Virgo, Shaka era igual de posesivo que Ikky, esto Shun no lo entendía, que le importaba a su maestro lo que él hiciera o no… pero eso es otra historia

 

La noche anterior era su aniversario y con la ayuda de Seiya decidieron que querían pasarla juntos acostados bajo las estrellas, claro que eso no fue todo lo que hicieron cobijados por la luz de la luna y ahora que amanecía estaban profundamente dormidos acurrucados en un solo saco de dormir, Hyoga fue el que despertó primero y sonrió al ver a su peliverde recostado de lado y que lo abrazaba, Shun se veía sereno así dormido, Hyoga no lo pudo evitar y lo estrechó contra su pecho mientras le acarició la espalda, el santo de Andrómeda despertó, abrió los ojos lentamente y sonrió al ver a su rubio amor que le sonreía también

- Quiero amanecer contigo todas las mañanas – dijo Hyoga besando la frente de Shun que lo abrazó mejor y mas fuerte

- Yo también

- Entonces… le vamos a decir todo al pollo del infierno?

- No… no que querías amanecer conmigo?

- Ikky no puede hacer nada, especialmente después de lo de anoche no crees?

- Tu conoces como es mi nissan, mejor no tentemos a la suerte, además si Seiya nos ayudó ayer lo puede volver a hacer verdad?

- Qué voy a hacer contigo Shun?, por qué no puedo decirte que no?

- Porque sabes lo que te conviene, hey… - Shun se quejó porque Hyoga le empezó a besar el cuello y a recorrer su cuerpo con ávidas manos y suaves caricias

- Qué? – Hyoga se sorprendió ante la negativa de su peliverde

- Seiya debe estar por llegar

- Él sabrá esperar no crees?

- Supongo que si… Hyoga… cielos Hyoga… mmmm… - Hyoga volvió a donde se habían quedado y besaba el cuello del menor, le acariciaba los costados pero sus manos iban bajando por el desnudo cuerpo del peliverde, Hyoga abrió el saco de dormir porque no podía moverse en lo mas mínimo e hizo que su niño le rodee el cuerpo con las piernas luego de que se acomodó entre ellas, Shun estaba totalmente entregado a los apasionados besos del rubio que ahora bajó su mano y empezó a tantear su entrada pero el santo de Andrómeda rompió el beso con un quejido, el menor estaba un poco adolorido aún por lo de anoche, esa había sido su primera vez

- No… Hyoga… me duele… - Hyoga no había logrado ingresar ni el primer dedo que Shun tomó con fuerza su muñeca para detenerlo

- Te lastimé? – el rubio acarició el rostro del menor que tenía la respiración agitada, Shun abrió los ojos y sonrió dulcemente al ver la cara de pánico de su novio

- No creo que sea nada grave… pero me duele…

- Ok., cambio de plan… que tal… ahora? – Hyoga se apoyó en la cintura de Shun y se empezó a mover sobre el cuerpo del menor haciendo que sus dos miembros se rosaran, luego los tomó a ambos con la mano para masturbarlos juntos rodando en el suelo hasta que ambos quedaron acostados de lado y frente a frente

- Oh… Hyoga… mmmm… no… te detengas… sigue... sigue…

Shun hacía para atrás su cabeza y gemía ante las caricias y besos del rubio que lo llevaban al igual que anoche hasta el cielo, Hyoga sonreía y estaba maravillado por la expresión de sublime placer en el rostro de Shun que le mordía el hombro y lo estrechaba contra su cuerpo a lo que sentía como el calor lo invadía y fue escalando hasta que culminó en un espectacular orgasmo entre jadeos y gemidos

- Eso fue… salvaje… - dijo Hyoga entre jadeos

- Salvaje? – Shun sonrió divertido ante el término usado por su rubio

- Estamos a la intemperie Shun debemos expresarnos acordemente, eso fue genial, no me quiero levantar, no quiero volver, quiero escapar contigo y vivir en un pueblito en medio de la nada donde nadie nos encuentre y nadie nos moleste por el resto de la eternidad

- Yo creo mi amor que estás con hambre y ya deliras, no… espera… el que está con hambre soy yo, hueles eso? – había un aroma que empezaba a inundarlo todo, Shun sonrió con tristeza al recordar a su amigo que quien sabe Dios en dónde iría a pasar la noche él solo

- Café? – Hyoga frunció un poco el ceño

- Seiya… - sonrió Shun y su novio asintió, el Pegaso ya había llegado por ellos

 

Hyoga y Shun se asearon un poco, se pusieron lo que primero encontraron y salieron de la tienda para encontrar a Seiya que estaba tomando un café y comía lo que parecía ser un sanduche

- Seiya… madrugaste un poco no crees? – dijo el rubio estirándose y pestañeando un poco ante la luz brillante del sol

- No… ya vine antes y me fui al pueblo a comprar algo para el desayuno, que ustedes estuvieran ocupados en cosas muy divertidas y les haya volado el tiempo es otra cosa

- Gracias Seiya… hubo algún problema en el Santuario? – dijo el peliverde aceptando el jarro de café que su castaño amigo le pasaba

- Y cómo voy a saberlo si yo no estaba ahí?

- Buen punto – dijo el rubio tomando su jarro de café también

- Como no tenemos nada que hacer ya que es domingo podemos bajar al río, así decimos que nos encontramos los tres ahí, Shyru por lo regular baja seguido, ojalá bajara hoy y volvemos los cuatro no?  - dijo Shun sentándose con cuidado en el suelo

- Pues ojalá, pero crúzate un sánduche que me muero de hambre – pidió el rubio extendiendo su mano al castaño que se lo alcanzó

- Mucho ejercicio? – preguntó Seiya en un tono muy sugestivo, Hyoga solo sonrió cómplice pero Shun se sonrojó

- Seiya por todos los Dioses!!! – Shun estaba todo avergonzado

- Tu eres el que está con una sonrisita que no se te borra, yo solo estipulo lo obvio – dijo el castaño muy divertido

- No seas chismoso que no te vamos a contar nada, consíguete un novio

- Eso suena fácil en teoría – dijo el Pegaso lanzando una piedrita a la extinta fogata

- Y que pasa con Shyru? – preguntó el caballero del Cisne

- Nada… con Shyru no pasa nada, ya me cansé de esperar que se decida, no creo que le gusto lo suficiente o sino ya me hubiera dicho algo no?

- Y mi nissan?

- No no no, nada que ver con tu nissan, eso ya quedó atrás, además quien dice que yo quiero volver con él?

- Él te ama – dijo Shun con convicción pero se arrepintió de hacerlo al ver la súbita rabia reflejada en el rostro de Seiya

- No, no me ama, si me amara no se hubiera acostado con su maestro, mejor no me hagas acuerdo que me muero de las iras otra vez

- Siempre queda Saga – dijo el rubio intentando suavizar la situación, para nadie era secreto que a Saga le gustaba Seiya pero el castaño siempre se hizo el quite, no era porque Saga no le gustara, era un hombre muy atractivo pero… Saga era el ex de Aioros, Seiya quería todo menos problemas con su maestro

- De una vez sugiéreme a Milo ya que estamos en esas – contestó Seiya todo agresivo, Milo andaba tras de cualquier cosa que se mueva

- Ya ya ya, tu te buscarás novio cuando lo estimes conveniente, ya no te vamos a insistir en eso, cuando lo tengas nosotros te ayudaremos a que te escapes y puedas pasar noches románticas a su lado – intervino Shun en tono conciliador lo que ayudó a calmar los ánimos

- Es cierto – dijo Hyoga acabando de devorar su sánduche

- Mi maestro me dijo que no es necesario que me escape, que si quiero irme a donde sea que quiera irme solo le avise, el del problema eres tu Shun, tienes un maestro paranoico y un hermano idiota – dijo Seiya haciendo reír a Hyoga

- Me saqué la lotería – dijo el rubio y los dos muchachos estallaron en risas ante la cara de molestia del peliverde

- Oye… sigues hablando de mi maestro o de mi nissan yo no me vuelvo a escapar y te toca acampar solito – amenazó Shun a su novio

- Seiya es el que estaba hablando mal de ellos, yo no dije nada

- Mas te vale

 

Seiya, Hyoga y Shun desayunaron entre risas y luego empacaron todo, bajaron al río y cuando estaban jugando en el agua llegaron Ikky y Shyru y se les unieron, la mañana estaba tranquila, los chicos nadaron y se solearon, Seiya notaba la incomodidad de Shun, el peliverde no podía estar quieto, como si ninguna posición en la que se acomodaba le resultara cómoda, eso a Hyoga le preocupaba pero Shyru lo encontraba divertido, Ikky estaba en estado de negación ante esto, cuando ya se vistieron para regresar Seiya estaba caminando con lentitud y estaba un poco rezagado del grupo que avanzaba delante de él, el castaño iba distraído por lo que se asustó cuando Ikky lo abrazó por la espalda y lo sacó del camino

- Qué crees que haces? – Seiya se revolvía entre los fuertes brazos de Ikky que lo seguía agarrando y no lo soltaba

- No me digas que te asustaste – el caballero del Fénix le parecía muy divertida la expresión de ira y sorpresa en el rostro de menor

- Suéltame… estás loco?

- Uyy que genio… pero no me puedes culpar, el verte hoy todo mojadito con esos pantaloncillos ajustados… mmmm… - Ikky se acercó un poco mas y empezó a besar el cuello de Seiya que dejó de forcejear pero le dijo con una frialdad única:

- Suéltame Ikky o no respondo – Ikky se separó un poco y al ver la determinación de Seiya lo soltó, el castaño se dio la media vuelta y empezó a caminar colina arriba

- No me digas que ahora te gusta la lagartija esa? – Ikky lo alcanzó y lo volteó tomándolo del brazo

- Y desde cuando te importa a ti quien me guste o me deje de gustar – Seiya se soltó con rabia y siguió caminando

- Tu… eres mío chiquito – Ikky volvió a detener a Seiya y esta vez lo atrajo hasta su cuerpo, lo acorraló contra un árbol y lo intento besar, Seiya golpeó a Ikky en el estómago lo que lo dejó sin aire y aflojó su agarre en el menor lo que le permitió escapar

- Yo no tengo dueño ni mucho menos – dijo Seiya continuando su ascenso de la colina

- Espera… espera… espera… por qué tan agresivo? – Ikky sonreía lo que hacía que Seiya se ponga mas furioso de ser posible y se detuvo en seco enfrentando al peliazul

- Tu fuiste el que lo terminó todo Ikky, no tienes ningún derecho de venir con esto ahora

- Tu me amas Seiya, déjate de cosas

- Si claro – Seiya lo dijo con sarcasmo

- No te lo niegues mas bonito… tu hombre soy yo

- Ya no me molestes Ikky, no te está llamando Aioria? – eso fue lo único que pudo decir Seiya que dejo quieto al Fénix, la culpabilidad se le dibujó en el rostro, nunca olvidaría la cara de sorpresa y dolor que puso Seiya al encontrarlo en la cama de su maestro

 

Seiya empezó a caminar un poco mas rápido y se perdió por el camino, no siguió el sendero porque no quería encontrarse con Ikky otra vez, ese peliazul todavía le llegaba, en verdad lo amaba pero no lo podía perdonar, si bien era cierto todo lo que pasó fue hace mas de seis meses pero igual le dolía, cómo pudo Ikky que decía amarlo traicionarlo así??, no… ya no iba a pensar mas en eso, él quería sacar de su corazón al poderoso Fénix pero Shyru no daba muestras de querer algo, ellos habían estado coqueteando las últimas semanas pero igual nada se había concretado, por qué todo tenia que ser tan complicado??

 

Esa noche en el templo de Sagitario, el dorado arquero miraba con preocupación a su pupilo que estaba jugando con su comida, realmente no comía nada y tenía la mirada perdida

- Seiya… Seiya!!!

- Ohh… disculpe maestro, no lo escuché

- Qué se está cruzando por esa cabecita tuya eh?, mira que hice pasta, tu favorito y no lo has tocado siquiera

- No me pasa nada maestro

- Todo bien con Shun?

- Si… todo bien con Shun

- Eso es bueno porque ya mismo llega, Shaka se va de misión y Shun se va a quedar aquí por dos días, no te molesta verdad?

- Claro que no, pero si me sorprende un poco

- Al parecer Shun pidió quedarse aquí y no con su hermano

- Ohh… eso es raro la verdad

 

Dos horas mas tarde llegó Shun con una sonrisa y se acomodó en la habitación de Seiya que le armó una cama portable, el peliverde no paraba de hablar y Seiya solo sonreía divertido, había que contar con Shun para saber todos los detalles gráficos de su noche con Hyoga, el santo de Andrómeda estaba feliz, un poco adolorido todavía pero nada que una buena crema no curara

- Fue… mágico es la palabra, nunca me había sentido así, Hyoga es… fantástico, así fue para ti Sei? – Shun sonreía y tenía una expresión soñadora en su rostro, de solo recordar la pasada noche se estremecía solito

- No necesariamente – dijo Seiya con una triste sonrisa, sus experiencias no habían sido así, cuando las cosas se ponían candentes con Ikky y Seiya lo detenía el peliazul por lo regular se molestaba o lo ignoraba o de plano se iba

- Mi nissan… no te lastimó o si?

- Nunca lo hicimos Shun, por eso terminó conmigo, por eso se acostó con Aioria y ahora se acuesta con quien se le cruza, él dice que me ama a mi pero que como yo no no aflojaba pues se buscó quien si le afloje

- Eso no es lo que él me dijo

- Típico…

- Pero Seiya, yo estoy seguro que… - Shun iba a seguir hablando en defensa de su nissan pero Seiya lo calló y efectivamente

- Shun… si quieres seguir siendo mi amigo no me nombres a tu hermano

- No seas tan duro Seiya

- Osea que si Hyoga se acuesta con Camus tu lo perdonarías sin mas?

- Seiya…

- Seiya nada y mejor ya duérmete que no quiero discutir contigo

Shun se acomodó en su cama y vio como su castaño amigo se viró y no se volvió a mover mas, Seiya tenía todo el derecho de no perdonar a Ikky, poniéndose en la misma situación Shun tampoco perdonaría a Hyoga, en especial si ellos no habían tenido sexo todavía como aparentemente era el caso de Seiya, Shun suspiró y se acostó de lado, miró su mano y sonrió, Hyoga le había puesto una pulsera tejida en tonos azules y celestes en su muñeca, el peliverde acarició la pulsera y sintió mucha pena por su amigo, él hablándole de lo genial que era Hyoga, de cómo lo había hecho sentir, de lo enamorados que estaban y Seiya aún tenía el corazón roto, su nissan podía ser un idiota a veces, cómo le hizo eso a Seiya que en verdad lo amaba, no… aún lo ama, si no lo amara no estaría tan molesto, y eso que todo aquello pasó hace algún tiempo ya

 

Notas finales:

Ikky es el ex... será que sigue siendo un peso importante en la vida de Seiya??, será que Hades si lo puede desbancar??, y Shyru que pinta en todo esto??, eso es el viernes, muchas gracias por leer y comentar, no se pueden perder el capitulo del viernes, algo está pasando en el Olympo y los Dioses se ponen... ansiosos

 


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