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Las chicas sólo quieren jugar por Yonza

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Notas del fanfic:

Mi interés es que disfruten la lectura. Sólo soy una apasionada de las artes y las letras. No sé si tengo talento, pero si que a tod@s l@s visitantes de esta sección les gusta el yuri.

Mi estilo de escritura es bastante descriptiva para dar una idea clara tanto de personajes como de su entorno.

Soy estudiante de magisterio y entre mis muchos gustos está el basketball. Esta narración es parte de mi imaginario creativo en el que mi carrera y el deporte pudieran relacionarse. Los personajes cuentan con características que me gustan en algunas personas, pero no he pensado bien en los antagonistas, pero en el deporte no puedo imaginar a gente malvada o desalmada involucrada.

Notas del capitulo:

No es la primera vez que la profesora enseña, pero le entusiasma el año que comenzará. Lo que no se imagina es que este comienzo le traerá un par de sorpresas.

Mi nombre es Fujiwara Hisui, hacía un par de años que me había graduado como licenciada y conté con la suerte de ejercer mi magisterio en una escuela preparatoria femenina, el tipo de institución en el que siempre quise enseñar. En la preparatoria se está un paso más cerca de la adultez y es la última etapa en la que aun existe cierta dependencia de los padres, ya que la universidad es un ambiente completamente distinto.

 

Regresando de mis divagaciones, otro año lectivo comenzaba y mi corazón estaba lleno de emoción, era como embarcarme de nuevo en otra aventura. Habían ingresado nuevas alumnas, algunas de excelentes escuelas secundarias. Mi ascenso había sido asombroso, no tuvo que pasar mucho tiempo antes de que pudiera convertirme en titular, ahora estoy en el consejo y dicto clases a grupos de primero y unas pocas, a algunos de segundo.

 

Llegó el primer día, estaba algo nerviosa, siempre me pasa, pero soy una mujer muy controlada y es muy difícil para cualquiera saber si algo me perturba. La primera clase me correspondía con chicas de primero, así que me relacionaría con alumnas de nuevo ingreso. Por este motivo, antes de comenzar la clase, opté por presentarme brevemente, escucharlas a ellas hacer lo mismo y, si así lo querían, dijeran cualquier otra cosa que quisieran agregar sobre si mismas.

 

Luego de las presentaciones, finalmente empezaría a dictar mi clase. Soy humanista, así que mis asignaturas son historia y literatura, siendo esta última la que me correspondía impartirle a ese grupo en ese horario. De repente alguien entró con brusquedad al aula… Se trataba de Satou Sakai, una alumna de nuevo ingreso que, por supuesto, había llegado tarde. Era una chica con una sonrisa muy simpática, pero de aspecto algo desaliñado. No podía olvidar las palabras que dijo mientras hacía una reverencia.

 

-Disculpe, maestra, me quedé dormida

-Tome asiento.- Fue lo único que pude responderle ante semejante muestra de sinceridad, no cualquiera lo reconoce tan fácilmente.

 

Desde el primer momento fue una chica distinta a las demás, aunque había algo que no me gustaba de ella. Su cabello era negro, corto y desordenado, ojos azules celestes de mirada tranquila, alta, atlética, incluso con algo de músculo, muy alta para su edad… supongo que eso me intimidaba. Tampoco llevaba ordenado su uniforme, de hecho no usaba los zapatos acostumbrados, sino tenis deportivos.

 

Tuve una clase que transcurrió con normalidad excepto porque sentía como si alguien no me quitara la mirada de encima, de hecho tenía cierta presión en la nuca por eso. Cuando finalizó me percaté de que Satou me miraba con esos ojos que seguían mostrando una tranquilidad asombrosa, pero me taladraban el cerebro. Todas las demás alumnas ya se habían retirado del salón para tomarse un descanso y ella seguía en el salón.

 

-¿Se le ofrecía algo mas, Satou-san?- Le pregunté intentando romper el silencio

-Vaya, profesora, es usted preciosa, pero que seriedad la suya- Me respondió con toda calma mientras tomaba sus cosas para salir.

 

Sentí algo de calor en el rostro, estoy segura de haberme sonrojado, pero cuando por fin recuperé mi habitual compostura ella ya había desaparecido. A mis veinticinco años de edad no había conocido a nadie que hablara de mi aspecto tan directamente, tampoco me fijaba mucho en eso, tengo el cabello ondulado, castaño y largo hasta los hombros, ojos verdes y soy delgada... sin embargo nunca me he considerado especialmente atractiva. Decidí no darle mayor importancia al asunto y también me marché.

 

Después de clases tenía lugar una reunión extraordinaria de profesores. La razón por la que algunos de los maestros habíamos ingresado con cierta facilidad a enseñar en ese instituto, era porque otros de mas edad se tomaron su merecido retiro después de años de dedicación a la educación. Finalizado el año anterior se marcharon unos cinco docentes, los de mayor trayectoria y además cuatro de ellos dirigentes de distintos clubes deportivos de la preparatoria. Por este motivo era necesario tomar una decisión respecto a esos equipos.

 

El destino de los clubes de gimnasia artística, valleyball y atletismo ya estaba decidido, habían logrado alcanzar altos lugares en los torneos interescolares y por lo mismo tenían buena reputación. Además contaron con la suerte de que veteranos de estos deportes hayan ingresado al instituto en calidad de maestros. No así con el equipo de basketball, al que presuntamente le persiguen los problemas y las integrantes son tomadas por delincuentes tanto dentro como fuera de las instalaciones.

 

Yo era la mas joven del equipo de profesores, aunque contaba con un pasado oscuro que no he dicho a nadie que, irónicamente, se relaciona estrechamente con el basketball. No quería volver a saber nada mas al respecto, pero sentí que algo debía hacer por esas estudiantes y decidí tomar en mis manos el puesto de directora del equipo.

Notas finales:

Agradezco su tiempo y de antemano, algún comentario respecto a esta narración


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