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¿La fiesta atrae el amor? ¿La homofobia atrae a la homosexualidad? por Tem-chan

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Notas del capitulo:

Está es mi segunda historia que hago con los personajes de Inazuma eleven, no sé si les gustará, está basada un poco por una historia que escribió una amiga aunque la he versionado bastante y tengo su permiso. Aunque los personajes son distintos a los de su historia y solamente me ha inspirado el comienzo, xd.

Espero que la lean y les gusta.

¿La fiesta atrae el amor? ¿La homofobia atrae a la homosexualidad?

 

Capítulo 1

Narradora

Había un chico peli-crema tumbado en su  cama leyendo un libro para pasar el rato de una tarde de verano. Normalmente quedaba con sus amigos para ir a jugar a futbol pero ese día en especial no habían quedado y no recordaba el porqué. Podría leer tranquilamente toda la tarde sin que nadie le molestara ya que su padre y su hermana se habían ido de vacaciones por un mes. Hacía mucho tiempo que no tenia tanta tranquilidad a su alrededor y la iba aprovechar para leer los libros que tenía pendientes des de que había empezado el colegio el año pasado. Con  las clases, los entrenos y su hermana pequeña no había tenido tiempo de leer lo que quería y se había prometido que lo haría en verano. Y esta era su oportunidad o eso creía.

Ding Dong.

 

Goenji

Sonó el timbre de la puerta. Hice una mueca de molestia con la boca y me levanté de la cama sin ganas. Me dirigí a la puerta y la abrí.

—¿Qué haces aun vestido así? —me dijo un chico castaño.

—Pero si hoy no habíamos quedado —dije extrañado.

—Hoy es la fiesta de Afuro —se quejó un pelirrojo.

Los miré un poco extrañado. Entonces me di cuenta de que iban vestidos elegantemente. Luego me puse a pensar. Me dirigí a la cocina y miré el calendario que había colgado a la pared. Era verdad, allí lo ponía. “FIESTA DE AFURO” y en letras mayúsculas, como para no darse cuenta. Sonreí por mi falta de atención por las datas, pero estando en verano quien piensa en estas cosas. Me fui hasta el comedor donde mis dos amigos ya estaban sentados en el sofá mirando la televisión como si estuvieran en su casa.

—Ahora me visto y nos vamos —les dije mientras me dirigía a mi habitación—. ¿Qué me pondré?

Miré mi armario, no tenia mucha ropa elegante, casi todo era ropa de deporte, a parte del uniforme escolar que ahora tenia guardado. Encontré una camisa de manga corta de color lila oscuro y unos tejanos azul oscuro con una pequeña cadena ligada en mi cintura por los dos extremos por lo que colgaba por mi pierna como si fuera una guirlanda y unas bambas negras de suela un poco alta. La camisa tenía los dos primeros botones abiertos para que se viera un pequeño collar plateado con la figura de un pequeño lobito. Me miré en el espejo y decidí que iría así. Volví al comedor donde estaban mis amigos sentados aun en el sofá.

—Chicos, ya podemos irnos —dije desde el marco de la puerta.

Ellos se giraron y me miraron. Luego me sonrieron y me silbaron.

—Que guapo estás Goenji.  A ver si ligas con algún tío bueno, que seguro que en la fiesta habrá alguno —me dijo Hiroto riéndose de mi.

—Y haber si tu consigues a Mido, que con el tiempo que hace que le vas detrás y aun estas igual que el primer día —le dije como venganza. Y la verdad es que di en donde más dolía.

—Vamos chicos… que si no  llegaremos tarde —intervino Endo intentando poner paz y animar a Hiroto que estaba al borde de la depresión por culpa de mis palabras.

Y  sin decir más nos fuimos a casa de Afuro en silencio, al menos Hiroto y yo, ya que el capitán no sé podía estar callado mucho rato.

 

Midorikawa

Acababa de llegar a la fiesta de Aphrodi, estaba casi seguro de que vendría Hiroto pero de momento no lo había visto. A mi lado estaba un peli-azul emo, con mirada cansada mientras miraba mi nerviosismo. Había sido él el que me había convencido o más bien arrastrado hasta aquí. Nos es que no quisiera venir pero no quería encontrarme con Hiroto y él seguro que venía.

—Vamos Mido, no estés tan nervioso que seguro que viene —me dice el emo sonriendo.

—Pero es que yo no quiero que venga, ¿sabes emo? —le dije para fastidiarle.

—Yo no soy emo —me gritó enfadado—. ¿Y que es eso de que no quieres que venga? Si te mueres de ganas de verlo.

—Eso no es verdad.

—Claro que sí, solo hace falta ver como miras hacia la puerta todo el rato.

—Eso no es verdad.

—Esto ya lo dijiste, no te repitas. No intentes negar cosas obvias.

Me callé y me giré para mirar hacía otro lado. Aunque lo negara sabía que Kazemaru tenía razón. Me moría de ganas de verlo, pero no entendía este sentimiento que tenía por él ni porque me ponía tan nervioso cuando lo tenía cerca. Eran estos los motivos por los que me negaba a verlo aunque en verdad quisiera.

 

Kazemaru

Estaba intentado hacer entrar en razón a Midorikawa, cuando de repente él se giró molesto. Le iba a decir algo para hacer las paces, cuando unos brazos por detrás me abrazaron. Al principio me tensé un poco pero después me relajé, no podía ser nadie más que él.

—Hola, ¿Qué tal está mi precioso emo? —me preguntó cerca de mi oído.

—Bien, hablando con Mido. Pero se ha enfadado porque tengo razón.

—¿En que tienes razón, cariño? —me preguntó antes de besarme.

Mido me miró con mala cara.

—En cosas nuestras.

Luego me di cuenta de que mi novio no venia solo. Hiroto y Goenji también estaban ahí. Miré a Mido, él se había dado cuenta un poco antes que yo, de eso. Y ya tenía la mirada baja y las mejillas sonrojadas, por los nervios, se veía muy tierno así pero eso no debía decírselo yo.

—Hola —dijo Hiroto con una gran sonrisa dirigida a Midorikawa aunque este no la vio ya que parecía muy interesado en el suelo.

—Hola —respondió él tímidamente sin levantar la mirada del suelo.

—Hola —dije yo después de Midorikawa, me había parecido correcto esperar a que él respondiera primero.

Se notaba el sonrojo en ambos y quería que acabaran juntos ya que se gustaban pero parecía que no sería posible por ahora. Uno demasiado tímido y el otro demasiado indeciso. Suspiré. Endo había sido más directo y eso que yo era más discreto a la hora de mostrar mis sentimientos.

 

Flashback

Estaba en la clase de biología humana, una de mis preferidas. Sonó el timbre y me fui a donde siempre comíamos todos juntos. Me sorprendí al llegar y ver que no había nadie. Fui hasta la puerta del club que normalmente estaba abierta de par en par con los chicos entrando y saliendo o jugando y haciendo ruido. Hoy, por el contrario, estaba todo muy quieto y silencioso. Puse la mano en el pomo de la puerta y la abrí, me pareció raro, pensé que estaría cerrada, pero no era así. Entré y miré a mí alrededor. Parecía que no había nadie pero de repente la puerta de entrada se cerró a mis espaldas. Me giré y vi que ahí estaba Endo tan guapo y con esa sonrisa suya de siempre. Mi corazón empezó a latir rápidamente.

—Endo ¿Qué haces aquí? Creí que no había nadie —dije lo más tranquilo y natural que pude.

—Es que quería hablar contigo a solas y por eso les he pedido a los otros si me dejaban la sala del club para nosotros. A lo que accedieron sin rechistar.

—Y que me querías decir —dije sin inmutarme.

—Esto… ¿te parece bien si primero comemos? —me dijo un poco nervioso.

—Como quieras —le dije un poco indiferente.

Nos pusimos a comer con tranquilidad aunque en verdad el ambiente era un poco tenso. Por mucho que intentara esconderlo estaba nerviosísimo, no era muy normal comer a solas con Endo. Siempre estaba con todo el club de futbol ya que era costumbre comer juntos. De vez en cuando lo miraba de reojo, nuestras miradas se cruzaron un par de veces pero los dos desviamos la mirada ambas veces. Cuando al fin terminamos de comer me miró seriamente. Se levantó del lugar donde había comido y se acercó a mi.

—Kaze… yo te quería decir que… —suspiró— bueno no sé muy bien como decirlo así que voy al grano —respiró fuertemente y se sonrojó un poco— Yo te amo y quisiera que aceptaras ser mi novio —soltó de repente.

Me quedé parado por unos segundos esto no me lo esperaba. Endo se me había declarado y me estaba pidiendo que fuera su novio así de golpe. No sabía que responder. Yo sabía que me gustaba pero era todo muy repentino, yo creía que él no me correspondía. Nunca había pasado por mi cabeza el hecho de que él se me declararía.

—Yo… esto… claro que acepto ser tu novio. Tú me gustas.

Seguidamente nos besamos durante un rato, hasta que sonó el timbre de comienzo de las clases de la tarde.

Fin Flashback

 

Al final no le había costado tanto de decirlo, o al menos eso creo. Pero en su caso era todo más obvio, ellos ya lo tendrían que haber visto, o como mínimo notado que se gustan. Pero bueno, ellos sabrán. Es su vida y si quieren estar así por todo lo que les dure yo no me voy a meter. Aunque intentaré dar una pequeña ayuda a Mido.

 

Afuro

Estaba mirando como estaba yendo todo por ahora. Parecía que estaba viniendo todo el mundo, menos Tachimukai y Tsunami que no se veían por ninguna parte. Supuse que llegarían tarde o temprano, más bien tarde aunque viniendo de Tsunami con lo feliz que vivía me parece bastante normal. Vi a Endo y compañía y me acerqué a ellos.

—Hola chicos ¿Cómo va todo? —pregunté feliz de verlos.

—Bien —respondieron la mayoría.

—Veo que hay una persona desaparejada —dije al notar que eran cinco.

—Bueno, tú también lo estás —me respondió Goenji tan frio como siempre.

—Tienes razón. —dije mientras me acercaba a Mido y lo abrazaba por la espalda—pero yo siempre puedo abrazar a Mido.

Miré a Hiroto. Su expresión de celos era de las mejores que había visto en mi vida, y la verdad me encantaba molestarle. Por su parte Midorikawa estaba bastante más rojo que antes y muy nervioso.

—Afuro… por favor… suéltame —me medio suplicó.

—Ha dicho que lo sueltes —saltó Hiroto de repente mientras le cogía del brazo y lo tiraba hacía él.

—O vaya, por aquí hay celos, ¿eh? —sonreí sínicamente. En este momento vi entrar a Tsunami y Tachimukai—Por fin han llegado.

Me marché de allí dejando a la parejita feliz y los otros y me dirigí hacia los recién llegados.

—Tsunami —le saludé con la mano—. Ya era hora, tío. Pensé que no vendrían.

—Bueno, es que Tsunami tardó bastante en arreglarse —dijo Tachimukai, desde detrás del otro, mientras se cogía a su camiseta.

—Tampoco hace falta exagerar —aclaró riéndose de esa forma tan suya— pero es que quería que este chiquitín me viera bien —dijo mientras le tocaba el pelo al castaño.

El pequeño se sonrojó tiernamente y se escondió un poco más detrás de Tsunami.

—“A veces me sorprende la timidez que puede llegar a mostrar Tachimukai en las fiestas. Es obvio que no están hechas para él, todo lo contrario que el peli-rosa. Supongo que si van a las fiestas es por el segundo.” —pensaba al ver como este se sentía bastante incomodo—. Endo y los demás están por allí —les dije.

 

Narradora

Ya hacía rato que estaban todos en la fiesta.

Goenji no hacia nada de especial miraba como la gente bailaba, pero no había nada ni nadie que le pareciera interesante así que solo miraba de vez en cuando como les iba a sus amigos con sus respectivas parejas.

Kazemaru y Endo estaban bailando juntos des de hacia mucho rato y habían aprovechado para manosearse y besarse.

Hiroto miraba embobado a cierto peli-verde que bailaba como si no hubiera mañana, mientras pensaba en cosas poco decentes con este. Había pensado en acercarse para bailar con él, pero no sabía bailar y eso lo echaba atrás. Y cierto peli-verde iba mirando si el pelirrojo se animaba a bailar con él pero no tenía suerte y estaba empezando a desesperarse.

Tsunami no sabía que hacer, estaba que se moría por ir a bailar y liarla un poco para animar más la fiesta, pero no quería dejar solo a su pequeño que casi no se despegaba de él. Aunque esto le gustaba. Había pensado de dejarlo un momento con Goenji para poder liarla pero Tachimukai no le había dejado. Había puesto ojitos de perrito abandonado y no había podido dejarlo solo. Y bailar con Tachimukai, aunque quisiera, no era una idea factible, ya que el castaño nunca bailaría ante tanta gente.

 

Goenji

—Voy a tomar un poco de aire —dije marchándome hacia la puerta de salida de la casa.

Estaba llegando a la puerta cuando de repente noté que alguien me tocaba el hombro, por lo que me giré a ver quien era.

—¿Ya te vas? —me preguntó Afuro.

—No, solo salgo a tomar un poco de aire fresco.

—Te acompaño.

Me encogí de hombros en señal de que podía venir si quería. Y salimos los dos de la casa tranquilamente. Me parecía extraño que el organizador de la fiesta se fuera de ella pero él sabría lo que hacia.

—Vamos hermanito, levántate —dijo una voz de chico.

—At… Atsuya, por favor… tranquilízate —se oyó otra voz, esta suplicante.

Miramos hacia el lugar de donde procedían las voces. En el suelo había un chico de unos 15 años, como yo, de cabellos plateados y unos ojos grisáceos hermosos. Me quedé viéndolo pero había algo que no  me gustaba, un pequeño hilo de sangre que salía por la comisura de sus labios a causa de un puñetazo, probablemente. Luego miré al chico que tenía justo al frente de este. Tenía una cara muy similar aunque esta estaba contraída por la rabia. Su pelo era de color rosa pálido y llevaba una bufanda blanca en el cuello, lo que me sorprendió ya que estábamos en verano.

Me acerqué al chico que estaba tirado al suelo y le ayudé a levantarse.

—¿Estás bien? —le pregunté mirándolo a la cara y secando su sangre de la cara con mi mano.

Como más lo miraba más bello lo encontraba. Su mirada baja, su cabeza gacha y sus mejillas sonrojadas ligeramente lo hacían ver muy violable. Me quedé viéndolo embobado y mi corazón empezó a latir rápidamente sin poderlo controlar. Este chico tenía algo que me atraía. No entendía porque… lo acababa de conocer y ya despertaba en mí un montón de sentimientos que no conocía por el momento. ¿Podía ser que me hubiera enamorado con solo verlo? Es a lo que se le llama amor a primera vista ¿no?

—Oye, Vegeta peli-crema, no toques a mi hermano —dijo mientras se acercaba a mi para pegarme.

Lo encaré pero Afuro se puso entre los dos y le cogió de las manos para que no pudiera golpear con ellas.

—¿Qué crees que estas haciendo? —Le preguntó el chico— ¿Te piensas que un afeminado como tu me va a parar?

—Bueno, es que me preguntaba el porque has pegado a tu hermano.

—Por que es maricón. ¿Y ahora puedes soltarme o tendré que rellenar un formulario?

—Bien, te suelto —dijo un poco molestó—Pero márchate.

—No sin mi hermano, depravados. No lo voy a dejar a vuestras manos para que hagáis lo que queráis con él.

—Ui, pero si eres tu el que le estaba haciendo daño —dijo Afuro como quien no dice nada.

El peli-rosa se quedó callado, no sabía que decir. El rubio tenía razón pero bajo ningún concepto lo admitiría, o esa fue la impresión que me dio. Sin decir nada se giró y empezó a andar unos dos pasos.

—Shiro, no hace falta que vuelvas a casa esta noche.

Después de decir esto se fue casi corriendo. Miré otra vez al chico que tenía entre mis brazos, estaba llorando. Su cara estaba un poco mojada y roja y sus ojos bañados en lágrimas brillaban. Era una de las imagines más hermosas que había visto en mi vida. Me quedé embobado ante tanta belleza y me sonrojé. En esos momentos para mi no existía nada más que ese chico de pelo plateado y una mirada grisácea, parecida a los hermosos ojos de los gatos.

 

Atsuya

—“¿Que fue lo que sentí? No me puede gustar ese afeminado… es un chico. Pero entonces ¿que era eso? ¿Porque me rendí tan fácilmente ante su mirada? Esto no tiene lógica” —me dije desesperado mientras recordaba la escena de minutos antes.

Me tumbé en la cama aun con los pensamientos intranquilos, no entendía que me pasaba y tampoco quería, me daba demasiado miedo darme cuenta de que a mí, a Atsuya, me gustara un chico, eso no podía ser. Siempre me habían gustado las chicas y eso no podía cambiar ahora, no quería ser un, según yo, raro.

Me giré en la cama y vi la cama vacía de Shiro, esto me entristeció. Yo no había querido hacerle daño. Yo quería mucho a mi hermano, lo quería por encima de todo y no me sentía bien habiéndolo dejado con esos tíos a los que no conocía de nada. ¿Y si le hacían algo? Sería mi culpa. Y no quería eso, no me lo perdonaría si por mi culpa le pasara algo a Shiro. Pero mi orgullo no me había permitido ejercer de buen hermano y ahora lo lamentaba.

Empecé a llorar en la solitud de la habitación mientras miraba la cama de mi hermano. Me levanté y me fui hacía esa. Me tumbé en ella i me dormí abrazando la almohada de mi hermano mayor.


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