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Alas color “Otoño” por Firefly

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Notas del fanfic:

hola!!! esta ves escribi uno tiernuchis porque era para una competencia de narracion espero les guste

Notas del capitulo:

este es uno tierno espero guste

Siempre note el aura de la gente, como si una nube de colores los respaldara, eran rosas, verdes, rojas, azules, amarillas, todas ellas en combinaciones. También estaban las negras que no sabía muy bien que significaba por eso no me acercaba mucho a esa gente, por si las dudas. Pero desde su llegada al colegio a principio de curso, un nuevo color se había sumado a mi lista. Uriel, tenía el aura de un blanco perfecto. Desde el día en que lo vi, me sentí atraído por él, no me importo que fuera un chico… para mí el amor entre personas del mismo sexo era igual de puro y virginal. Mi atracción por el superaba lo carnal, iba más allá de eso, era como si cada vez que nuestro ojos se encontraban no importara el pasado ni el futuro solo esos pocos segundos en los que él se enteraba de mi existencia. Además, era apuesto, de espalda ancha, pelo negro y largo, recogido siempre en una cola de caballo alta, piernas fuertes, brazos musculosos pero sin pasar a lo grotesco. Todo en él era hermoso, incluso su rostro adornado por sus ojos, azules, pero no eran simplemente azules eran como el cielo justo en el momento que el anochecer cede a la noche, que tan solo lo pueblan unas pocas estrellas, un color tan enigmático, que me quedaba prendado de ellos tras un solo segundo de contacto. Su nariz un rasgo fino y delicado que terminaba en una boca de labios estrechos, pero no severos. Sino todo lo contrario, su sonrisa, fácil, tenía la capacidad de derretir hasta al corazón más duro. Y sí, estaba completamente enamorado de él.

Por otro lado, mi vida era una pesadilla, en mi colegio, mis compañeros me torturaban robándome las cosas, no importa si era la cartuchera o la mochila entera solo se dedicaban a molestarme.

-¡Fenómeno!- grito una chica al pasar junto a mí, esa palabra tenía la capacidad de tirar abajo mi mundo y que quedara en el piso hecho pedazos, sumado a la peor semana del año hizo que las lagrimas comenzaran a fluir por mis mejillas. Corrí por los pasillos del colegio, corrí y corrí, hasta llegar a una de las salidas de emergencia. Salí fuera, me deje caer contra la pared hasta tocar el suelo, me acurruque escondiendo mi cara entre las rodillas, dejando que el salado líquido saliera a su antojo de mis ojos, preguntándome porque no podía ser normal, porque siempre iba caminando por las nubes, en vez de comportarme como una persona común y corriente

-¿Estás bien Aarón?- al instante reconocí su voz, era como escuchar a un conjunto de cascabeles ser movidos por el viento al haber dicho mi nombre. Levante la cabeza tratando de hacer contacto visual con su preciosa aura y allí estaba él, rodeado de un perfecto blanco, pero vestido de negro de acuerdo al uniforme escolar.

-Si- fue mí corta respuesta al tiempo que me restregaba los ojos. El se sentó a mi lado, callado durante varios minutos en los que creí subir al cielo y bajar - ¿Qué haces?- Pregunte al fin.

-Te consuelo con mi presencia- respondió muy convencido de lo que decía. Rompí a reír ante su ocurrencia y pude ver como su aura se teñía con luces amarillos, naranjas, y fucsias- Ves, mi trabajo está hecho- dijo levantándose cuando de pronto sonó su celular, miro de quién era, sonrió -Dime…- contesto alegre, luego de unos segundos su rostro se endureció, su seño se frunció y sus labios se apretaron, pero eso no me preocupó. Su aura cambió a negra con destellos rojo sangre - Entiendo- agrego al fin tras un largo silencio, su expresión se relajo mientras guardaba el celular y me miro con una falsa sonrisa. Tendió su mano pero yo no la tome, los colores que lo rodeaban seguían siendo siniestros.

-Tu… tu aura…- tartamudee, su cara volvió a endurecerse, pero esta vez sus pupilas emitían un leve brillo.

-Hablamos más tarde- dijo dando media vuelta y yéndose por la misma puerta por la que minutos antes yo había salido. Cuando volví al aula, no estaba ahí, miles de cosas maquinaron en mi cabeza en el transcurso de la tarde, ¿Qué le había pasado?, ¿Faltó por mi culpa? ¿Me volvería a dirigir la palabra? Y un montón de otras preguntas que rondaban en mí recriminándome el haber dejado salir de mi boca esas dos simples palabras. Termine mi día en el colegio y volví a casa.

-¿Ma? ¿Pa?- pregunte sin esperanza de conseguir respuesta alguna, ya que no importaba la hora en que volviera, ellos nunca estaban. La casa era demasiado grande para una sola persona. Fui a la cocina y preparé mi merienda, un café y un sándwich, luego subí a mi habitación a tomar un baño, necesitaba relajarme. Me envolví con la bata y comencé a secarme el pelo cuando sonó el timbre, baje corriendo a toda velocidad por si era alguno de mis padres, pero al abrir la puerta me lleve la sorpresa de mi vida ¡Era Uriel, en mi casa!

-¿Hay alguien contigo?- Pregunto serio. Negué con la cabeza. Avanzo obligándome a retroceder para no chocar. Una vez dentro comenzó a sacarse la campera, seguida de la camisa que llevaba puesta de forma rebelde.

-¡¿Qué haces?!- Pregunte gritando.

-Te muestro mi verdadera forma- Dijo muy tranquilo mientras seguía desabrochando los botones.

-¡Eh!- Grite nuevamente.

-¿No me digas que ves las auras pero no las identificas?- Dijo algo indignado. -¿Todavía no tienes tus alas?- Preguntó. Yo cada vez estaba más confundido. -¿No te explicaron nada? Bueno, parece que tengo que ser yo.- Se termino de sacar la camisa, se desató las zapatillas, dejándolas a un costado. –Sería una buena idea que te sentaras.- Solo permanecí mudo en mi lugar. –Bueno, como quieras… - Estiro sus brazos, todo su cuerpo se tenso y su aura poco a poco fue cambiando hasta tomar, lentamente, forma de dos alas, del mismo blanco puro. –Ah… - Exclamo. –Que bien se siente… ¿Hey? ¿Estás bien?- Dijo tomándome por el hombro y sacudiéndome.

-Alas… alas… alas… - Era todo lo que atinaba a decir.

-Sí, si- Asintió cogiendo una por la pluma más larga. –Alas, soy un arcángel, el arcángel Uriel- Dijo haciendo una reverencia.

-Arcángel… - Repetí embobado, mi cerebro se sentía como si lo hubieran usado de pelota en un partido de tenis. -¡Dios! ¿Cómo puede ser?-

-No sé, solo soy así desde que recuerdo. – Dijo acicalando su ala derecha. –Ven, vamos a sentarnos que te lo explico.- Dijo arrastrándome a una silla en el comedor. –Siéntate. Vos ves las auras…y eso significa que, ó eres un médium, o un ángel. El paso anterior de un ángel, es un veedor, como es tu caso, en el que puedes ver a través de un ser… puedes ver lo que realmente es a través de su aura, y podes obtener tus alas de dos formas. O eres tan feliz que emergen solas, o sientes tanto dolor que igualmente emergen.-

-Espero que la primera.- Dije pensando en algo que cause tanto dolor.

-Pero, también hay una tercera forma.- Explicó. –Como yo lo hice. Canalizas tu energía y le das aspecto de alas.-

-Creo que opto por la tercera opción- Resolví.

-Bueno, no cuesta nada intentar ¿Tienes un espejo lo suficientemente grande como para verte de cuerpo entero?-

-Sí, en mi habitación- Respondí. –Sígueme.- Me pare y subí por las escaleras, pensando en todo aquello, en que posiblemente me había vuelto loco del todo. –Acá. Dame un momento.- Le pedí dejándolo parado frente al gran espejo para ir a ponerme la ropa interior y un pijama holgado. –Ya estoy.-

-Mmm… - Exclamo pensativo mirándome de arriba abajo. –Sácatelo.-

-¡¿Eh?!- Exclame.

-Eso solo te va a incomodar; por lo menos la remera.- Dudando retire la prenda dejando al descubierto mi blanca piel, sin poder evitar ruborizándome -No tengas vergüenza. Voy a cerrar mis ojos ¿sí? Solo relájate- Me tomo por los hombros y me enfrento al gran cristal. – ¿Ves tú aura?-

-Si-

-¿De qué color es?- Pregunto curioso.

-Naranja. Como las hojas en otoño.- Respondí.

-Mmm… raro… pero bueno… - Agrego para no preocuparme. Con sus manos recorrió mi espalda dando pequeñas descargas eléctricas por donde tocaba. – Ahora, necesito que visualices que tu aura adquiere forma de un gran par de alas…- recorrí su rostro, observando cada detalle mirando descaradamente aprovechando la ocasión. Mis ojos pasaron a observar todo su cuerpo, sus anchos hombros, sus fuertes brazos y sus abdominales marcados- Respira profundo y visualiza- dijo sacándome de la detallada inspección que estaba haciendo. Inhalé y exhalé varias veces concentrándome, y vi como mi aura comenzaba a cambiar de forma, pero el aire cálido de su respiración choco contra mi nuca generándome un gran escalofrío que me sacó de mis casillas.

-¡Aah!- grite enfadado, no lograría concentrarme con él semi-desnudo tras de mí.

-¿Qué pasó?- preguntó sin abrir los ojos.

-Nada- Mentí no podía decirle que su físico era tan bueno que me había distraído… cuando una idea cruzo mi mente - tú me puedes ayudar- Dije lentamente sin poder creer que era lo que iba a decir.

-¿Sí? ¿Cómo?- Curioseo

-Solo me tienes que decir dos simples palabras- Dudando de lo que estaba por hacer

-Sí, lo que sea por ayudar- Dijo entusiasmado.

-So…solo dime Te Amo como si realmente lo creyeras- Solté rápidamente sin dejar espacio entre las palabras. Me quede escuchando su respiración, juraría que por un momento se había detenido, espere a que él se fuera o respondiera algo… pero nada paso. Repentinamente me giro, tomándome fuertemente por la cintura, haciendo que nuestros cuerpos se pegaran sintiendo así su calidez. Acerco su rostro a mi oído y susurro “Te Amo” de la forma más sensual que escuche en mi vida. Una sensación indescriptible recorrió cada una de mis venas como si mil bateos pasaran a través de ellas. Una explosión de energía a mis espaldas casi me hace caer, de no ser por Uriel que me sostenía.

-Wow…- Fue lo único que salió de mis labios. Mire mi reflejo y me maravillé al notar que unas enormes alas de color “otoño” me respaldaban –Gracias- Dije al joven que me miraba a través del espejo directo a mis ojos, mejor dicho a través de mi alma.

-¿Por qué me has hecho que diga eso?- Dijo con una mueca en el rostro que interprete como desagrado, acercándose de forma amenazadora.

-Perdón, si tanto te desagradaba lo lamen...- Intente excusarme.

-Puff!...- Rio irónico- no me desagrada, yo ¡REALMENTE TE AMO!- Grito. Otra vez sentí aquello que hacía que mi cuerpo entero vibrara.

-¿Por qué? Ni siquiera me conoces…- Pregunte, el soltó un largo y pesado suspiro.

- Te equivocas… si te conozco- su rostro cambio nuevamente, esta vez expresaba todo su amor en una sola sonrisa- he escuchado tu voz en los baños del colegio cuando piensas que nadie oye… se que amas los dulces, por la cara que pones cada vez que dejo una golosina en tu banco- A sí que era él- se que te esfuerzas mucho en el estudio y que frunces el entrecejo de una forma muy tierna cuando no entiendes algo… se mucho sobre ti, solo que tu nunca lo has notado- Me ruborice ante el conteo de cosas que él sabía de mi… no lo podía creer. Resopló y comenzó a dar vueltas por la habitación nervioso. Me acerque a él lentamente, una vez quieto, tome su rostro entre mis manos, mire a sus ojos azules que me fascinaban y dije;

- yo también te amo- Me acerque tanto a su cara que pude sentir su aliento, dulce, irresistible. Deposite un delicado y tierno beso en sus carnosos labios – yo también te amo- Repetí como si fuera un hechizo.

-¿Qué yo te lo dijera hiso que tus alas salieran?- Asentí, con lagrimas en los ojos – son las más hermosas que vi en mi vida – Dijo mirándolas embobado – son… son… naranjas- Reí.

-Si- Repentinamente me percate de su mirada, sus ojos brillaban de manera extraña, acorto la distancia ente nosotros uniendo sus labios con los míos, primero tiernamente para pasar a la pura necesidad, no sé en qué momento termine estampado contra la pared, no sin antes “guardar mis alas”, siendo devorado por Uriel. Durante un instante de lucidez me preocupo lo que pasara después, pero ese pensamiento no duro mucho y decidí entregarme a él en cuerpo y alma con una pasión que no reconocía como propia.

…………………………….o…………………………………

Cuando al otro día despertó estaba totalmente desnudo, en mi cama, arropado… poco a poco las imágenes de la pasada noche vieron a mi mente provocándome un sonrojo. Me levante, y tome una larga ducha para que mis agarrotados músculos se relajaran, y al salir y mirar mi reflejo casi me caigo, mi cuello estaba lleno de una marcas rojas producto de la noche anterior. Lo único que se me ocurrió fue ponerme una ridícula bufanda de colores que las tape, todavía debía ir al colegio. De camino a este, mi mente comenzó a maquinar al igual que el día anterior ¿Dónde estaba Uriel? ¿Se había arrepentido de lo ocurrido anoche? ¿Me odiaría? Y un montón de suposiciones estúpidas y sin sentido. Arrastre mis pies por el pasillo, hasta mi tediosa aula. Tome mi habitual lugar.

-Hoy creo que alguien vino disfrazado de payaso- Dijo una de las chicas de mi clase. Usualmente no le habría dado importancia, pero esta vez en mi cerebro algo se activo, escuche un leve “clic”, gire mi cabeza muy lentamente casi de forma mecánica hacia ella.

-No me molestes con tus pendejadas PERRA- Dije en tono amenazador

- Aarón…- Su voz resonó desde la puerta del curso – no me gusta que digas esa clase de palabras con esa boca tuya…- Dijo Uriel, acercándose a mí, agacho su rostro y deposito un suave y cálido beso un mis labios frente a toda la estupefacta clase – por otro lado, tu no le vuelvas a dirigir la palabra, mocosa- En su cara solo había una esplendida sonrisa lo cual hacia que su advertencia fuera más aterradora – volviendo a lo anterior…– Volteo hacia mi – ¿por qué llevas una bufanda?- sus rápidas y hábiles manos se deshicieron de la prenda, dejando a la vista las marcas producto de la noche anterior.

-Ah!- Fue la exclamación de sorpresa al unisonó de la clase.

-Así está mejor- Tomo asiento a mi lado que siempre estuvo vacio, como esperando este momento. Estaba paralizado, demasiadas cosas habían pasado en menos de un día.

-Bueno comencemos con la clase- Dijo el profesor sin prestar importancia a la petrificada masa de alumnos. Fije mi vista en el pizarrón, en los números que ese hombre escribía sin darle ninguna importancia.

-Hey Aarón…- Gire mi cabeza hacia él… él estaba… ¿estaba ruborizado?- ¿Quieres salir conmigo?- pregunto observando la mesa como si se lo dijera a esta.

- No…- susurre ordenando las ideas en mi cabeza, algo en el pareció quebrarse cuando oyó eso - desde ayer en el momento en que me besaste sellaste nuestro destino juntos… no quiero salir contigo… quiero estar a tu lado para siempre…- Respondí, su sonrisa se ensancho de tal forma que no cavia en su rostro.

-Por siempre- dijo juntando sus labios con los míos, sellando la promesa que nos unía de por vida en aquella aula, en aquel mismo instante y para siempre.

Firefly

Notas finales:

aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!!!!!!! dejen review ... quiero opiniones este no es mi estilo asi que quiero saber!


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