He aquí, mitad de año, dos semanas después de mi cumpleaños 16, muriéndome de frío en el maldito invierno.
No tengo nada en contra del invierno, excepto que hace demasiado frío para mi gusto. Todo está lindo en casa con calefacción, pero al salir........
Miré afuera por la ventana. Lluvia, viento, los vidrios empañados.
Qué lindo. Me abrigué con un buso de lana, una campera polar, otra con corderito por adentro, un buen gorro y bufanda y por arriba el impermeable con capucha para la lluvia. No me podía ni mover.
Con trabajo logré ponerme la mochila y atarme los mejores championes que tengo, los otros están todos agujereados.
-Ale -me llamó mi madre -¡ponete botas de lluvia mijo, te vas a resfriar!
Huí. Salí lo más rápido que pude de mi cuarto y traté de salir de mi casa.
-¡¿Qué te dije?! ¡¡Andá a ponerte botas de lluvia y esperá que te llamemos un taxi!!
-¡¡no preciso un taxi!! -abrí la puerta -¡¡me voy!!
-¡Que esperes! -gruñó mi padre pero no le dí tiempo.
Salí corriendo con tosquedad por la cantidad de ropa y dificultosamente logré ponerme los auriculares y darle el play al celular.
Mientras la música sonaba en mis oídos, las gotas fuertes y heladas chocaron contra mi cara haciendo que me doliera la piel.
Yo vivo en un cerro y el agua bajaba como un río por las calles, así que chapoteé y el agua se me metió congelando mis pies.
Aun me quedaba un kilómetro por caminar para llegar al liceo. Qué suerte que ahora voy de tarde, no sé cómo hacía éstos últimos años en los que tenía que salir en días así pero de madrugada, sin haber salido el sol.
-¡la p*** madre con ésta lluvia! -se quejaban mis compañeros cunado llegué.
-¡¡qué frío!!
El timbre tocó.
Me senté en mi banco y comencé a sacarme campera tras campera. No sentía mis pies o mis manos, pero las piernas aún no habían llegado a ése extremo, así que sólo me dolían.
-¡¿Qué asco éste tiempo, eh? -comentaban.
-Pah, sí! ¡Pero ya se vienen las vacaciones de invierno!
-Sí las vacaciones, pero igual un asco.
-¡Vo'! ¡loco, atiendan! ¡la profesora quiere explicar algo! -interrumpió Federico.
-¡Callate vo', alcahuete!
-¡qué decís! ¿querés lío?
-¡vo' cállense! -interrumpió otra.
-¡A ver! -la profesora -a ver si nos acomodamos para empezar la clase.....
Odio ésto. Nos trata como a niños de jardinera, y la verdad, con éstos cavernícolas de compañeros está en todo su derecho.
-¡¡Fabián!! -gritaron. Él, nuestro adscripto (el favorito y mejor que hemos tenido), estaba en la puerta.
-Permiso profesora, ¿están en escrito?.
-No -corearon varios.
Hoy, dentro de todo estoy de bastante buen humor. Así que participé en la estupidez grupal.
-¿Faltó alguien? -le pregunté haciendo referencia a los profesores.
-No.
-A mí me dijeron que faltaba inglés -interrumpió uno.
-Que no les faltó nadie! Gonzalo sacate el gorro -el aludido obedeció quejándose -¡a ver si se sientan de una vez!
todos terminaron obedeciendo de mala gana.
-Éste es Liber Machado, su nuevo compañero. No lo torturen, intégrenlo al grupo, etc. ya saben el resto -y se fue.
-¿Liber? ¿y eso? -preguntó Fede.
-Es de libertad, estúpido -le explicó Gonzalo (que ya se había puesto de nuevo el gorro.
-¡¿Y vos qué sabés si es por libertad idiota?!
-Lo estudiamos en filosofía, mongólico. Si no atendés jodete.
-Jodete vos, enfermo de mier** -le escupió -anormal.
-¡anormal tu ****
Ok, ya son demasiadas palabrotas como para reproducirlas. No aportarían nada a la historia y hasta yo tengo mis límites con lo que reproduzco.
El nuevo se acercó tímidamente al banco vacío a mi lado (por la lluvia habían faltado varios).
-Emm -nos habló tímidamente -..... em... ¿se.. sienta alguien aquí?.
Lo miré de arriba a abajo, casi burlándome. Era delgado pero con rostro redondeado. Con pelo castaño en buclesitos y ojos oscuros. Hay viejo, qué onda con esa vosecita? Por lo visto, a mi alrededor varios lo escucharon y pusieron la misma cara. Éste nuevo aquí no dura, pensé.
Finalmente se sentó a mi costado y comenzó a sacar sus cosas. Lápiz y estúpidos colores para decorar el cuaderno. Qué suerte para él que cuando habló, casi todos estaban más pendientes de la discusión de Gonzalo y Fede.
-¿Y bien? -le pregunté al cabo de un rato cuando ya nadie nos prestaba atención -¿qué onda? ¿por qué te llamas Liber?
-Por el origen etimológico de Libertad, como dijo ése de ahí.
Lo pensé un momento. Gonzalo acertó, increíble. ¡Habría que hacerle un monumento o algo!
-No digas “etimológico”, es demasiado nivel para ellos -señalé a mi alrededor -sino les va a venir una jaqueca y se la van a desquitar contigo.
-¡¿Eh?! -se asustó.
Me pareció tan ridículo su gesto que no daba ni para burlarse, pero en serio, éste chico si sigue así de blandito aquí no dura.
Al tocar el timbre me dirigí a la cantina a comprar comida (vivo con hambre) y sentía que algo me perseguía. Ya deliro, no me hace bien el frío.
Toscamente caminé hasta un rincón (los días de lluvia todos se quedan adentro y prácticamente no hay espacio ni para respirar), y ahí empecé a comer y me sentí nuevamente perseguido.
Descubrí a mi lado al nuevo.
-¿Qué hacés acá? -me quejé.
-¿Te molesta? -tímidamente se acercó (si no lo hacía lo aplastaría la multitud) y mordisqueó su merienda.
-Sí. No hay espacio, me da claustrofobia.
-Perdón -trató de retirarse un poco -p-pero... es un liceo público, puedo ir a donde quiera.
La forma en que lo dijo fue tan.... no sé, ridícula o... bobita que además de fastidiarme, terminé riéndome.
La mole humana se removió y empujaron al nuevo contra mí.
-¡¡Ey!! -me quejé -¡¡nuevo!!, ¡¡lo estás haciendo a propósito!!
-¡¡no!! -me aseguró inocentemente con sus redondos y sinceros ojos clavados en mí. Hasta tenía un estúpido sonrojo, seguramente por el frío.
Puffffff, nuevo: que nunca caigas en cana, porque lo que ahí te harían ¡no tiene nombre!.
Más tarde terminó la clase y había que irse para la casa. Era noche cerrada y la tormenta estaba peor, hasta con granizo. Llamé un taxi. Los odio, prefiero caminar y mojarme pero ya así de feo es mejor aprovechar, que para algo existen.
Una semana paso desde entonces.
Al parecer al nuevo se le había dado por hablarme ya que no había echo ningún amigo, y.... que yo cometí el peor error de mi vida:
Iba yo tranquilamente caminando por la calle de noche, para irme del liceo... y veo que el nuevo me sigue.
Me giré para repetirle que no lo hiciera porque me fastidia, pero él fue interceptado por unos de otro curso o de quién sabe dónde.
Al principio aproveché para alejarme, pero luego noté que lo estaban molestando y Dios sabrá qué idiotez me dominó, porque fui a ayudarlo. Simplemente le dije a los tipos que no lo molestaran porque no tenía mérito, y que tampoco se gastaran conmigo porque no lo valía.
Un poco aturdidos por mis argumentos, se fueron dándome la razón y......
desde entonces me sigue y mis amigos me hacen burla. ¿Qué tengo?, ¿pinta de niñera?
Para peor al nuevo se le dio porque quiere aprender a defenderse porque no puede siempre depender de mí, lo que me parece perfecto. Ahora: ¡¿por qué rayos quiere que le enseñe yo?!!
ni que yo fuera... yo qué sé... ¡algo bueno!! ¡¿qué no puede irse a un curso de karate o algo?!!
Uno de los perros vagabundos que siempre anda en el liceo también se me pegó, y con él vino otro más.
¡¡ya son tres seres que me persiguen!!! ¿por qué?!!!
puffffffffff. Paciencia, Alejandro, paciencia. Algo bueno podrás sacar de ésto, ya lo verás.
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