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Dudas, engaños y confusiones por karan

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Notas del fanfic:

 

Hola. :)

Éste es mi segundo fanfic. Espero les guste y disfruten de leerlo tanto como yo disfruté escribiéndolo. 

 

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

 

Después de publicar mi primer fic, me gustaron sus reacciones y dije que escribiría un fic largo.

Gracias por el apoyo, me animó a seguir escribiendo y espero que este fic no les decepcione! =)Puede que lo encuentren un poco ooc, pero espero mejorar con el tiempo.

 

 

Sin más que agregar,  a leer!! n_n

 

 

La noche manifestaba su presencia, la luna invadía con su resplandor, el viento fuertemente golpeaba contra la ventana y se escabullía para llenar la habitación de un aire frío que contrastaba con la calidez de dos cuerpos que friccionaban entre sí.

Un ambiente lleno de pasión y deseo, el sonido de jadeos y gemidos llenos de placer y excitación, el ruido de una cama que parecía a punto de romperse, el vaivén de sus cuerpos que clamaban por mas cercanía, entregándose en totalidad.

Sólo esas cuatro paredes eran testigo del acto pecaminoso. No preveían el peligro ni las consecuencias de sus actos. En ese momento, sólo importaba apagar ese fuego que los quemaba por dentro.

Mientras un joven entraba a un edificio, cansado y hastiado del trabajo que lo ha tenido en desvelo las últimas semanas, se baja del auto y se dirige al ascensor, deseoso de llegar a su apartamento  y reposar en su cama al lado del ser que ama.

Hace dos años que conoció a la persona que trajo luz a su vida, han compartido tantas cosas juntos, buenos y malos momentos. Él es un chico amable y carismático, muy diferente a él mismo, quien podría describirse como alguien frío y calculador. Una computadora humana, como lo llamaba su jefe.

Era como un cubo de hielo, incapaz de mostrar sentimientos o emociones hacia los demás. Serio, seco, antipático, y sobre todo insociable. Pero todo eso desaparecía cuando estaba con su amado, él ha sido el único que ha logrado atravesar las murallas que se había encargado de construir por años y quitarle esa máscara de amargura para convertirla en una sincera sonrisa.

Definitivamente, han sido los mejores dos años de su vida. Su novio  es tan comprensivo, a pesar de que su trabajo lo mantiene bastante ocupado, siempre lo consiente, lo recibe con una sincera y cálida sonrisa, con palabras de aliento que lo motivan a seguir adelante. Sí, era un chico con suerte.

El elevador se detuvo, ha llegado a su destino. Sacó las llaves y abrió la puerta con cuidado, consciente que era tarde y que probablemente su novio dormía. Entró sigilosamente y no se molestó en prender la luz, sólo pretendía dormir. Caminó hasta la habitación y escuchó unos ruidos extraños, no pudo distinguir voces, parecían jadeos. Su corazón comenzó a latir con desenfreno tanto que parecía que saldría de su pecho. Sólo esperaba que no fuese lo que estaba pensando. Tragó saliva con dificultad y se dispuso a abrir. Comprobó que la puerta no tenía seguro, giró el pomo y abrió lentamente.

Se encontró la escena más perturbadora que haya podido enfrentar, no quisiera creerlo pero la verdad le golpea en la cara, su novio, el ser que más ama y que le ha jurado sentir lo mismo por él, se encontraba ahora sobre la cama que han compartido tanto tiempo, donde han consumado su amor tantas veces, desnudo embistiendo con fuerza, con deseo, pasión y fiereza a otro chico cuya cara no le era posible diferenciar puesto que la oscuridad de la habitación no se lo permitía.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, no podía moverse, había entrado en estado de shock. Rezó porque lo que vio fuese una pesadilla, o que su mente le estuviese jugando una mala pasada debido al cansancio acumulado, podía mentirse así mismo cuanto quisiera, pero no existía nada que le demostrara lo contrario; la verdad estaba frente a sus ojos y no pudo haber malentendido ni equivocación alguna. Había sido vilmente traicionado.

Sintió como si algo le desgarrara por dentro, el sonido de su corazón rompiéndose en mil pedazos. ¿Cómo lograría superar ese dolor que lo inundaba en lo más profundo de su ser? Luchó por controlarse, pero la situación lo superó y un sollozo escapó de entre sus labios levemente temblorosos.

Le escucharon y automáticamente voltearon hacia la puerta, observando a la silueta postrada en el marco, sosteniéndose para no sucumbir ante el dolor, evitando desplomarse ahí mismo.

Su novio se dio cuenta que es él, ¡qué estupidez! ¿Quién más podría ser? Éste se apartó del chico que yacía recostado en la cama, ambos jadeantes y sudorosos por la actividad recientemente interrumpida. El joven se incorporó inmediatamente, sacando fuerzas de quién sabe dónde, porque no le daría el gusto de verlo derrotado. Se volteó y salió emprendiendo su carrera, dispuesto a irse lo más rápido posible para no volver a verlo. Su sueño, su amor, su felicidad de dos largos años había llegado a su fin. Después de todo, parece que sólo fue un sueño, un largo, feliz y cruel sueño.

Siguió corriendo sin detenerse, sólo pensaba en olvidar, dejar todo atrás, lo que de ahora en adelante formaría parte de su pasado. Un oscuro y doloroso pasado que lo atormentaba.

—¡Aléjate de mí! —gritó desesperado. Abrió la puerta del departamento, que durante mucho tiempo fue su nido de amor, el lugar donde vivió tantas alegrías y tristezas. Los recuerdos vagaban por su mente y no hacían más que incrementar el dolor; azotó la puerta esperando nunca más volver a pisar ese lugar, nunca más volver a ver esos ojos color cielo que lo llenaron de dicha y amor, que ahora se habían transformado en un arma que le hería y le desgarraba por dentro.

Presionó con apuro el botón del ascensor, pasaron minutos que le parecían años, las lágrimas continuaban recorriendo sus mejillas y pensó que nunca cesarían. No deseaba enfrentarlo, no quería verlo. Él simplemente no lo merecía, lo había engañado, traicionado por quién sabe cuánto tiempo, y justo ahora se ha venido a enterar de la peor forma. Se sentía derrotado.

La puerta del ascensor finalmente le permitió ingresar, luego la cerró con rapidez y se dispuso a bajar al estacionamiento, subió a su auto y se marchó de inmediato. No estaba en condiciones de conducir, sin embargo tenía que hacerlo, alejarse de ese lugar lo más rápido posible. Recorrió las calles sin rumbo, no le importaba a dónde se dirigía, lo único que importaba ahora, era huir de esta cruda realidad.

 

* * *

En la habitación, el rubio vio salir al que hace un momento era su novio, la persona que él había profesado amar, sin embargo cegado por la excitación del momento perdió la cabeza y se dejó llevar por los brazos del chico que ahora se encontraba recostado en su cama.

Se dispuso a buscar su ropa, se vistió lo más rápido que pudo para ir en su busca. Terminó de colocarse los pantalones y dejó la habitación para dirigirse al pasillo con la esperanza de encontrar a su ahora, ex novio, quien claramente hace un par de minutos le había gritado que se alejara de él.

Esas palabras le habían dolido, estaba molesto y frustrado por haberse dejado llevar por esa situación. ¿Cómo pudo serle infiel a la persona que ama? ¿En qué momento pasó? y peor aún haberlo engañado con quien siempre ha sido su mejor amigo.

Bajó por el ascensor y comprobó que el auto no estaba, que él ya se había ido. Le marcó al móvil y le salió el buzón. ¿A dónde podría dirigirse en ese estado? Si algo le pasará sería totalmente su culpa. Estaba preocupado,  se sentía culpable, culpable por haber roto un lazo tan fuerte como el que habían forjado, un amor perdurable, nunca habían tenido problemas, es cierto que debido a su trabajo había estado distante, pero muchas veces atrás había pasado lo mismo y él había sido muy comprensivo con su novio.

Definitivamente, la tentación disfrazada de chico se coló por su vida, por todos sus sentidos haciéndole flaquear en un momento de debilidad.

Subió a su departamento, entró, cerró la puerta y se dejó caer resbalando suavemente por ella, cerró los ojos y las lágrimas hicieron aparición.

Sólo una persona ocupaba sus pensamientos en ese momento, la culpa lo llenaba y le hacía sentir como la peor persona sobre la faz de la tierra, pensaba en todo el tiempo que habían pasado juntos, y en todas las cosas que habían vivido, una imagen se hizo presente en su cabeza y en su corazón, y un suspiro apenas perceptible desgarró su garganta haciéndolo pronunciar su nombre:

Gaara…

 

 

Notas finales:

Gracias por pasárse por éste proyecto y leer, así como también agradezco todos sus comentarios.

Karan


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