Capitulo 1
Los primeros rayos de sol se filtraban por la ventana abierta iluminando de apoco la habitación, en medio de ella sobre la gran cama descansaba plácidamente un “ángel castaño”, o al menos esa era la denominación dada por su pareja, quien observaba embelesado como la suave brisa jugaba con su cabellera castaña desparramando sus cabellos por las almohadas, y miraba cada detalle de el; su rostro apacible, sus largas pestanas, sus labios, sus finos hombros, su torso desnudo, su cintura estrecha y de habérselo permitido las sabanas hubiera mirado mas abajo porque, efectivamente, ese hermoso ángel estaba desnudo. ¿La causa?; haberse atrevido a usar una playera holgada y un bóxer blanco la noche pasada. Sin duda eso era un a provocación directa, un golpe bajo a su autocontrol.
Miro el reloj y dio un gran suspiro, de ser por el podría quedarse todo el día observándolo dormir, pero era hora de despertarlo. Así que se acerco hasta donde se encontraba el castaño y con suma delicadeza lo empezó a mover.
- Hiro-san, ya es hora de levantarse- no hubo respuesta.
- Hiro-san se te hará tarde- nada. La vez número 20 se le ocurrió otra mejor forma de despertarlo así que con una sonrisa maliciosa y un brillo pícaro en los ojos, acercó su mano hasta la espalda del castaño y descendió con lentitud acariciando esa suave piel hasta llegar a sus muslos, los cuales delineo con deleite por encima de las sabanas. Lo sintió quejarse ante tal acción, sin embargo no se despertó. Así que con una voz sensual le susurro en el oído – Hiro-san si no te levantas supondré que quieres que te haga lo mismo de anoche - seguidamente mordió el lóbulo de su oreja.
- ¡¡NOWAKI!!!!, ¡¡PERVERTIDO!!!!- grito furioso un sonrojado castaño que al sentir tal acción por parte del pediatra supuso era un sueño, pero el escuchar esas palabras lo volvieron a la realidad.- ¡¿COMO PUEDES DECIR ESAS COSAS TAN TEMPRANO?!!
- Jejejejeje Hiro-san es tan lindo cuando se sonroja- dijo el ojiazul esquivando una almohada – Además ya son las 8:30 a.m. – dijo con una sonrisa.
- ¡¿Qué?! ¡Idiota! ¿porque no me despertaste antes? ¡es tarde!- Hiroki dio un salto de la cama y se metió al baño.
- ¡¡Pero Hiro-san, lo intente como 20 veces!!- chillo como niño el pelinegro.
- MENTIROSO- se escuchó desde el baño.
Nowaki dejo salir una risilla traviesa, ese carácter de su adorado castaño lo hacia ver realmente lindo. Se levantó y salió a la cocina, sabía que Hiro-san no comería, pero de igual manera le serviría el desayuno. A veces le gustaría que el castaño se tomara el tiempo de desayunar con él, pero cada mañana era la misma rutina y solo alcanzaba a ver como el literato salía cual estela rumbo al trabajo.
No podía darse el lujo ni de un beso de despedida porque el castaño ya le había advertido acerca de esos actos de cursilería.
- Nowaki ¿no has visto mi maletín?, no lo encuentro por ningún lado.-dijo el ojicafé revoloteando por la sala.
- Esta justo encima del librero.- entonces Nowaki recordó algo importante- Por cierto, tus padres llamaron ayer y pidieron hablar contigo… al parecer era algo importante.
- ¡Baka!, haberlo mencionado antes, ahora mi madre me reprenderá por no haberla llamado inmediatamente- dijo Hiroki desde la puerta ya listo para irse.
- Lo lamento Hiro-san, pero después de verte salir de la ducha vestido tan ligero, ya no pude pensar en nada más.
Un furioso color rojo tinto la cara de Hiroki, primeramente por la vergüenza que poco tiempo después dio paso a la ira.
- ¡IDIOTA! ¡¿Acaso y no puedo andar ligero de ropa sin que lo consideres una provocación?! ¡PERVERTIDO!- Y una revista dio de lleno en la cara del pediatra y seguidamente se escuchó la puerta al ser azotada.
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Hiroki corría apresurado rumbo a su trabajo, se le había hecho realmente tarde, sin embrago; se negaba rotundamente a costearse un taxi. Parecía un maestro del pakur; saltando toda clase de obstáculos y encontrando espacios para pasar entre el mar de gente. Sin embargo, en un cruce, debido a su descuido, casi muere atropellado por un deportivo rojo que iba a toda velocidad.
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Usami Akihiko conducía con gran maestría rebasando autos y dejándolos muy atrás. En el asiento del copiloto se encontraba un joven universitario aterrado por la desquiciada forma de conducción de su amante; quien, por muy retrasado que fuera, de haber sabido que ser así no se habría dejado convencer por ¨ Solo son 5 minutos en mi deportivo¨. El terror aumento cuando en un cruce un sujeto descuidadamente intento cruzar con el semáforo en verde.
- ¡BAKA USAGI, FRENA! ¡FRENA!- chillo aterrado el ojiesmeralda, entonces Akihijo metió el freno y termino a unos centímetro del petrificado peatón.
Akihiko se sintió aliviado de no haber matado a nadie, pero, para su sorpresa, ese alguien convenientemente se trataba de su amigo de infancia; así, de haberlo matado, sabía que los padres de Hiroki lo estimaban tanto que le hubieran perdonado.
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Por unos instantes, en lo que duraba la conmoción, los ojos castaño y violeta se reconocieron mutuamente. Al primero se le iba descomponiendo la cara según las etapas de su estado de su ánimo; sorpresa, confusión, vergüenza y furia. Mientas los amatistas continuaban tan tranquilos como siempre. Y excluido, unos ojos esmeralda rezaba porque su maestro no lo reconociese.
Y todavía, como si nada hubiera pasado, el peliplata le sonó el claxon para que se apartara y pudiera continuar con su endemoniada carrera. Esa fue la gota que derramo la copa.
-¡MALDITO BAKAHIKO!¡EL INFIERNO NO TE PERSIGUE, CASI ME MATAS!
- El que se ha atravesado has sido tú, yo solo llevaba a Misaki a la escuela- contesto de lo más despreocupado- Es más, como ya es tarde si quieres te llevo.
Hiroki vio pisoteado su orgullo ante tal ofrecimiento, pero si consideramos el poco tiempo que le quedaba y la velocidad con la que conducía bakahiko, termino sentado en el asiento trasero mientras el menor de los Usami pisaba el acelerador a fondo; inmediatamente después se arrepintió.
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Una vez llegado a la Universidad, el menor de los Takahashi emprendió la carrera a su aula de clases; una, porque no quería estar tan cerca del “Demonio Kamijou”; dos, porque llegar en un auto deportivo con un escritor de alto prestigio parecía causar que su vida social fuese limitada, asi que por estas poderosas razones, cuando el ojivioleta estaciono el auto el pequeño castaño salió tan rápido dejando una estela de humo en su lugar, y, como por arte de magia, ya se encontraba sentado en su lugar esperando su primera clase.
- Ese chico se me hace extrañamente familiar- menciono Hiroki dubitativo, tratando de recordar en donde lo había visto antes.- ¿Pero de dónde…?
- Es un alumno tuyo; se llama Takahashi Misaki, 19 años, hermano menor de Takahiro, estudia economía, es mi actual inquilino y amante, bueno en la cocina y bueno en la cama, no trabaja porque no se lo permito y solo le alcanza el dinero para ramos de 3,000 yens.- Dijo tranquilamente Akihiko mientas daba una calada a su cigarrillo y parecía guardar una lista con información elemental de Misaki- ¿Ya te acuerdas?
Hiroki estaba con cara anonada por tanta información y mientras la procesaba su cara adquiria diferentes tintes de rojo.
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Algo pareció hacer CLIK y el aura del “Demonio Kamijou” se dejó sentir. Sin embargo Akihiko no se cohibió, pero su instinto de supervivencia le decía: corre.
Entonces un maletinazo seguido de un grito iracundo retumbo en la entrada de Mitsuhashi, y Mizaki rezo por no haberse quedado viudo antes de tiempo, para ese entonces “Bakahiko” ya se encontraba en el suelo.
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- Eso dolió Hiroki- dijo mientras se sobaba el chichón.
- Es tu culpa por ser tan desvergonzado y tomarme por sorpresa- se defendió el castaño.
Entonces el escritor recordó algo importante, pero antes de mencionarlo aseguro su vida y se metió al auto, bajo una ventanilla y llamo al profesor que hacia ademan de irse.
- ¡He! ¡Hiroki!, una cosa mas
Kamijou pareció molestarse pero aun así se volteo.
- ¡¿Qué quieres?!
- Tu madre me llamo, al parecer vendrá a visitarte pronto, tiene un asunto importante que discutir contigo-
- Ahhh parece importante, ¿Qué podrá ser?...uhh gracias por avisarme, me retiro
- Espera- Akihiko encendió el motor y puso su pie en el acelerador, listo para arrancar- También me pregunto por tu “Tesoro”, y le dije que tenía paciencia de santo y su dulzura pareció doblegarte, en fin yo le di mi aprobación y quiere conocerlo- entonces soltó una carcajada y acelero a fondo.
Cuando Hiroki reacciono el auto ya había desaparecido por la esquina.
- ¡Maldita seas bakahiko!- rugió encolerizado. Pensando en cierto joven con quien podría vengarse.
A Misaki le paso un escalofrió y la corazonada de no tomar la clase de literatura.