Esta frio…
La cama, la sala, mi corazón….
¿Dónde estas?¿Estarás bien?
¿Seguirás… amándome como antes?
No puedo seguir. No tengo fuerzas. Solo tú me dabas la fuerza para seguir con vida pero, eso es pasado. Ahora no tengo motivos para seguir aquí, ni siquiera una pequeña esperanza para hacerlo.
Por que no me matas con tus manos, como lo hiciste con mi corazón…
Tantos te amo que fueron dichos de los dos y…. en un abrir y cerrar de ojos se desvanece todo.
Aun no se por que sigo caminando por esta solitaria y fría casa.
Tal vez, esta daga que corta mis brazos y piernas haga su efecto de igual forma en mi marchito corazón y le haga un favor al mundo.
Me siento un poco mas pesado…. Maldita daga que hace su efecto rápido en desangrarme…
-¿Kai?- Esa es… tu dulce voz. -¿Kai, donde estas?
-A-aquí.. –Patético, apenas puedo hablar… me siento un poco cansado…
Y ahí estas, esa belleza que tanto admire y ahora… ¿Por qué esa cara de espanto?
-¡Kai! No, no, no, no, ¡no! –No llores cariño… acaso, ¿Seguirás amándome?
-T-tran…quilo-intento sonreír a pesar del dolor… del dolor de verte así
-I-idiota… No me dejes… -Sacaste tu celular y marcaste a una ambulancia… ¿Por qué? ¿Por que ahora que decías odiarme, vienes e intentas salvarme?
-¿Por…. Que…?-Hablo apenas en un susurro. Cada vez más me siento mas cansado.
-N-no puedo… vivir sin ti… Kai, no me dejes… Te amo, demasiado –Tomaste mi rostro, que poco a poco se convertía en una leve sonrisa ante tus palabras.
No puedo irme sin al menos sentir tu calor nuevamente…
-M-maya… B-beso… -Intento abrir un poco más los ojos, no quiero irme ahora. Inclusive si me vuelve a herir lo seguiría amando como siempre lo he hecho
Sentí tu cálida respiración cerca de mis labios hasta que, finalmente, volví a sentir aquella gloria sensación de tus suaves y dulces labios sobre los míos, moviéndolos lentamente.
Me sentía morir…
Escuche mas personas cerca de mí intentando hablarme entre susurros.
Lo único que escuchaba era su voz cada vez más lejana…
Cerré un poco los ojos del cansancio y después….
Nada
-¡Maya! –Grite, levantándome como resorte en la cama, jadeando y sudando, después de aquel terrible sueño
-¡Kai! ¡¿Qué paso?!-Te vi entrar y saltar encima mío a abrazarme como siempre.
Tu calor me envolvía y tranquilizaba poco a poco mientras correspondía fuertemente el abrazo.
-T-tuve una pesadilla… -Susurre en su oído, haciendo que me apretará mas hacia el.
-Tranquilo… ya todo paso, estoy aquí. –Acariciaste mi espalda, relajándome de inmediato.
-Te amo... –Reíste suave, haciendo que mi corazón latiera un mas en mi pecho.
-Yo mas, cariño… ahora vamos, que Kotaro nos espera –Te separaste de mi para besar suavemente mis labios y jalarme fuera de la cama.
Bajamos entre caricias y besos, como si fuéramos unos adolecentes en su primer amor.
Al ver al menor en su pequeño corral, camine hacia el tomándolo en brazos y besando su cara, haciéndolo reír.
-Moo… Kotaro tiene mas besos que yo –Escuche tu habitual berrinche que se me antojaba tierno.
-Ven y te doy mucho muchos –Reí un poco, estirando mi mano para que, al tomarla, jalarte hacia mí y plantarte un gran beso.
-Te amo…- Susurraste en mis labios, antes de volverme a besar como siempre lo hacías.
Mi alma eres tú. Y solo tú, tienes el poder de destruirme a tu antojo con solo una mirada…