Victoria ¿en cuántas incursiones a los diferentes mundos cobijados entre las raíces del árbol Yggdrasil no la había obtenido? Todo por cuanto se había avocado siempre resultaba en triunfo. Nunca nadie lo vería derrotado, jamás nada podría serle negado. “El príncipe de los Æsir [1]” lo calificaban a veces las voces de quienes le rodeaban cotidianamente. Gloria y poder; Thor tenia ambas cosas bien afianzadas en carácter e historia particular. Ahí, siempre a la derecha de Allföðr[2], brillaba sin necesitar actuar, sin molestarse por mejorar. Ásabragr[3] tenia innato el don prototípico de un dios, incuestionablemente. En ocasiones, debía admitirlo, los celos y envidia carcomían su alma pero, eso ocurría sólo a veces. La luz que su hermano mayor irradiaba lo obligaba la mayor parte del tiempo a reposar en las sombras; desaparecer de la vista de todos incluso a la de sus padres. No obstante, aquello no lo molestaba, no con frecuencia.
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Lo había hecho por enésima vez. Con una sonrisa adornando su rostro, Thor se aproximaba a paso seguro y gallardo sin haberlo notado aún. Por detrás sus siempre fieles compañeros lo seguían. Loki se cruzó de brazos mirando indómito aquel pomposo cuadro de guerreros. A los pies de las pulcras gradas, Thor levantó la vista encontrando a su hermano observándolo indiferente. El bochorno abordó al rubio de súbito expulsando la calma que había recolectado en su expedición; se quedó plantado desviando la vista forzosamente y poco después comenzó a subir los peldaños. Agradecía mentalmente que sus amigos estuviesen platicando totalmente ajenos, pero lamentando al mismo tiempo que precisamente esos ojos verdes lo estuviesen vigilando.
─ He llegado ─ Forzó una sonrisa chueca nervioso sin mirarlo mientras pasaba de lado.
─ Me ha enviado padre. Te espera en la sala del trono ─ Por dentro una satisfacción macabra brincaba al percibir el estado psicológico de su hermano mayor. Alcanzó a ver a Thor mover la cabeza asintiendo mientras se adentraba por el extenso pasillo. Los restantes recién llegados también subieron y entraron al recinto. Loki los siguió por detrás aunque no entró a la presencia de Óðinn.
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«Debes ser prudente» le había dicho; «planifica antes de actuar» se lo había recriminado… ¿Eso no era irrelevante si siempre saliera airoso de cualquier contienda, no? Fastidiado entró a su recámara arrojando el casco y la armadura en la cama y poniendo al Mjolnir en cualquier parte. Dando vueltas de aquí para allá trató de calmar la respiración agitada que había contraído en su reciente discusión. Se puso a mirar el techo concentrándose en poner la mente en blanco hasta que escuchó una risa suave venir desde la terraza. Apoyando en una de las columnas con los brazos hacia atrás, Loki lo miraba.
─ ¿Te has venido a burlar? ─ Se sentó en el borde de la cama ocultando el rostro entre las manos.
─ ¿Por que debería?
─ ¿Entonces vas a consolarme? ─ Trató de sonar molesto pero su voz denotó anhelo. Loki no dijo nada mientras se le aproximaba con aquel sigilo suyo de costumbre. Y sentándose muy cerca al rubio se quedó mirando al frente a un punto incierto. De cierta forma, a pesar de no mediar palabra alguna, Thor agradecía el solo hecho de que su hermano le regalara momentos como ésos. Extrañamente todo lo demás se convertía en efímeros fragmentos; su percepción del mundo se esfumaba. ¿Desde hace cuánto tiempo sucedía eso? La abstracta conexión que unía sus milenarias existencias se acentuaba al olvidar el entorno. Y eso era grato hasta que le golpeaban sensaciones indescifrables, innombrables; potentes impulsos que recorrían su cuerpo otorgándole una sensibilidad lacerante, pidiendo contacto físico entre ambas partes. Tuvo que apartarse…
El fuego empieza a arder,
se está gestando en mi piel
un hueco espeso en la sangre,
sobrenatural placer.
En tus ojos negros, la necesidad
de un conjuro pasional
y una mandrágora inmortal
seduciendo la eternidad.
Y a pesar de que no pronunciaba lo pensado, Loki comprendía aquello que el otro se negaba a pactar entre ambos. Se levantó para seguir a Ásabragr en su improvisado escape allá, en medio del recinto. Percibió que a Thor le pasaba una corriente encrespándosele toda la piel al contacto de su fría mano en el brazo. Sonrió comprobando el poder que ejercía en el cuerpo contrario; probó la influencia sobre su hermano. ¿Qué sentido tenía doblegar a otros, si podía malear a su ungido? Poseer lo que todos los demás veneraban y envidiarían; ser visto infinitamente superior a todo lo conocido.
Mirada oculta,
sensaciones obscuras,
intenciones profundas que me arrastran sin control.
Una libélula, una flor
van amarrados a un listón
y en un oráculo de amor
hay un filtro y una ilusion.
La sangre de una rosa será
mi alma, mi fragilidad
y en ti la luna llena beberé
y eternamente te amaré.
El terremoto bajo sus pies comenzaba a desmoronar las precarias paredes que había estado edificando ya desde algún tiempo; aislándose, protegiéndose de si mismo y su imprudencia. No debía ser libre para gestar aquel sentimiento penalizado ¿Dónde quedarían ambos después de quebrantar su débil cordura? ¿Mantendrían clandestinos encuentros dentro y fuera, a espaldas o el frente de Allföðr?. No podía condenar su destino ni el de su hermano así de fácil. Decidido a zanjar la contienda inmaterial, Thor dio la media vuelta para encarar al dios del caos.
Ángeles y demonios, lívidos y tibios
entre oraciones y ocultas pasiones
las ánimas purificando están nuestra condena.
Ahora vámonos hacia lo inmortal
a la extinción de una estrella fugaz
a fundirnos con la magia universal, amor espiritual.
─ ¿Preguntarás o decidirás por mí como siempre? ─ Esa precisa noche, y no como en muchas otras similares, ya no claudicaría, no abandonaría el campo de batalla.
Las velas revelando la razón,
paranormales actos de obsesión
un deseo arde en la premonición
de un sueño etéreo de liberación.
Suplicando en el umbral perdón,
desafiando el temor y el dolor
desdoblándonos cerca del sol
perdón divino alumbrándonos.
─ Tú no entiendes… no lo comprendes ─ Retrocedió sintiéndose amenazado, acorralado.
─ ¿Entender qué? ─ Finalizó la corta distancia entre él y Thor. Mirándolo intensamente sepultaba de a poco la resistencia ajena. Sintiendo próxima la entrega, la gloria. Esa noche y no otra más, la voluntad y cordura de su hermano perecerían sin tregua. Rozó entonces sus labios petrificados con la lengua, pasando los brazos por su cuello en marcha lenta. El primer beso robado impregnaba el camino para el paso a futuras caricias. Pasando los dedos por los cabellos del otro, pagándose al cuerpo que vivía de nuevo.
─ N-no podemos… ─ El aire entrecortado que salía de sus labios invadidos le decía que ya no había marcha atrás. Su cuerpo tomó sus decisiones mientras la sangre ardía en sus venas. Su último pensamiento fue si el pecado siempre sabría así de exquisito. Loki dejó las hebras doradas para tomar una de las manos de Thor entre las suyas. Acariciando cada uno de los dedos, llevándoselos hacia su rostro. Sin romper la conexión entre sus miradas se lo pasó por la mejilla y luego lo llevó hacia sus labios. El rubio sólo se limitó a sentir el contacto, a disfrutarlo.
─… pero ─ Sacó apenas el ápice de la lengua para acariciar algunos dedos ─ Es algo que queremos… ─ Lo arrastró hacia la cama aún cogiéndolo de la mano, caminando de espaldas, intuyendo el camino y se sentó en las frías sábanas que los esperaban.
─ No me hagas esto… ─ su hermano sentado al borde de la cama acariciaba ahora su entrepierna por encima de la ropa, palpando con descaro; siempre atento, siempre observándolo. Loki abrió el cierre desatando el apogeo de un reprimido holocausto. A pesar de la sutileza con que comenzaba a homenajear la virilidad del príncipe de los fEsir, su boca se estrenaba en aquel erótico arte. Su hermano no se negaba prueba tangible eran las caricias que patrocinaba a los finos cabellos de su cabeza. La presencia del placer inundaban aquellos ojos azules ahora cegados, nublados de un pasional deseo, se obligó a engullirse más ese ardiente y grueso miembro sintiendo ahora una necesidad apremiante en el suyo propio. Cuando el primogénito de Óðinn empezó a guiarlo en un armonioso ritmo llevó sus manos, acariciándose primero los muslos, a sus genitales para auto complacerse.
─ N-no… no debemos─ El cántico lastimero era adornado de jadeos poco sanos a la par que profanaba con más esmero la cavidad húmeda y adictiva del dios del engaño. Los dientes de su acompañante en ocasiones rozaban endemoniadamente su palpitante carne generando en su lívido más salvaje desencadenar el frenesí. Loki dejo de recibir el suficiente oxigeno decidiendo luego cerrar los ojos. Thor le imponía un movimiento mortalmente frenético que se decidió aguantar hasta que los choques constantes en su garganta fueron insoportables.
Cuando Ásabragr retiraba la mayor parte de su afiebrado músculo, el moreno abrió todo lo que pudo la boca y ladeó el rostro ágilmente. Se tumbó en la cama tosiendo sin pausa con el sabor del líquido pre seminal en la lengua y sus rojos labios. Poco después su hermano mayor arrodillado a sus pies le bajaba los pantalones y la ropa interior con impaciencia. No se lo impidió; después de todo, Thor ya no estaba lúcido, rebajado al mero uso de sus instintos básicos. Él mientras tanto se dedicó a desabrocharse la gabardina y a subirse la playera para que sus manos fuesen libres de recorrer y acariciar su parte frontal. Su tarea se limitó a estimularse con una mano dando círculos en el bajo vientre y su hombría, y la otra masajeando uno de sus pezones ya erectos. Sus propios jadeos se convirtieron en parsimoniosos gemidos al sentir que Thor comenzaba a lamer muy cerca de su ano.
Evaporas mi aliento, poco a poco en un beso
deteniendo el tiempo y embrujando al corazón.
Las sensaciones que llamaban, que invocaban sus instintos actuaban en todo su cuerpo. Thor le había introducido dos dedos sin perder más tiempo, moviéndolos en círculos, sacándolos, volviéndolos a meter. Pronto su voz alborotó el ambiente hasta ese momento silencioso e iluminado apenas por escasas velas. Entregándose únicamente a sentir, desterró su lógica muy lejos y no temió al arrojo. Concedió el paso entre sus piernas ahora totalmente abiertas al hombre consagrado como hermano y su egoísmo no le negó que se cobijara en la región más oculta de su universo. A pesar del dolor primerizo ante el despojo de su inmaculada virtud, el placer carnal se fue apoderando de su cuerpo en cada movimiento, en cada fuga y advenimiento.
El cansino paso de ambos cuerpos progresó en una alocada carrera; Thor se inclinó para buscar los labios del moreno chocando los dientes por la constante agitación de los cuerpos. Mandó a sus manos ser pioneras para explorar todo cuanto lugar virgen aún se mantuviese. Surcando esas tierras pálidas donde el sol apenas había tocado, rociadas ahora del mozón en pleno asesino verano… ¿Cuánto tiempo, se atrevió a pesar, se habría frenado en las costas de la incertidumbre dispuesto a embarcarse por llegar a esa mítica isla? ¿Por invadirla y reclamarla suya y de nadie más?
Tocando la sublime altura de las estrellas sin prescindir de magia, despojado de razonamiento alguno elevó sus gemidos a la semejanza de un mero animal en celo. Thor chocaba fervientemente en su linde boreal atrayendo las promesas del anhelado orgasmo. Aferró con apremio la cintura de Ásabragr con sus largas piernas.
Sabiéndose cerca del fin, el primogénito de Óðinn se fue irguiendo llevándose consigo a Loki. Las paredes cálidas y frescas del interior de su hermano comenzaron a contraerse alrededor de su miembro rojizo y chorrearte. Cuando el cosquilleo lejano de la liberación le llegó, afianzó con una de sus manos la hombría del dios del caos. El príncipe de las mentiras, entonces, aferró los brazos por encima de los hombros del rubio llevando su rostro a un lado acariciando su oído con el aire de su jadeante aliento.
─… ¿Cuáles son ─ Susurró apenas para comenzar el ‘juego’ ─ las palabras que n-no son reciprocas… ni se complementan ─ Las ideas se aglomeraban en la boca fundiéndose con los gemidos ─ Pero siempre… van a la par?
─… El… El día… día y noche ─ Comenzó sin pensarlo, buscando aguantar un poco más─ A-asgard... Niflheim ─ Loki movió la cabeza negando, rindiéndose al orgasmo ─… vida…. Muerte ─ Su brazo se aferró mas a la cintura del moreno mientras este arqueaba la columna hacia atrás. La presión en su falo lo obligó a rendirse y liberando su semilla blanca bautizó como su sagrada morada la recóndita profundidad de la existencia de Loki.
«Tú y yo»
El dios pendenciero dejó caer su cuerpo desmadejado en su revuelta cama entrecerrando los ojos y buscando aire por la boca asimilando aun las deliciosas secuelas del orgasmo y sintiendo la humedad que había llenado sus entrañas casi tangible, casi real… llevó sus manos hacia los genitales comprobando sus muslos impregnados de su propio semen. Los dedos palparon su orificio estimulado… Sonrió satisfecho admirándose del tremendo realismo de la telepática ilusión entre su humano y él. Esta vez no había fallado.
Hay un silencio celestial,
la paz emana mi vitalidad
luces y sombras correteando están
en un paraíso de serenidad.
Incienso para la protección
Las almas limpias y una bendición
concluyendo esta evocación
entre un rosario estamos tu y yo.
Una vez más, la obscuridad de una soledad lacerante e inmensa atestó su recompuesta consciencia. Sin embargo, mientras se reclinaba poco a poco hasta tumbarse boca abajo se atormentaba una y otra vez con la idea de haber caído en el umbral de la temida locura. Apretaba los ojos aprensado con las manos las sábanas, estrujando la tela, mordiéndose el labio inferior con saña para reprimir su angustia. Ésta no había sido como ninguna de las otras; esa noche tenía que ser verdadera sino ¿por qué sentía aun el sabor de los labios de Loki? ¿El aroma natural que deprendía la piel del otro en su almohada, en sus sábanas,… en su cuerpo? Su fortaleza se suicidó y sollozos fugaron de su alma totalmente desolada.
Viendo el techo obscuro de su cuarto la sonrisa en sus labios se fue borrando. Su relajado cuerpo se enfrió acogiendo un estremecedor escalofrío. Sus gélidos métodos alcanzaban casi siempre crueles resultados. Su tendenciosa naturaleza maliciosa propiciaba aquellos aberrantes caminos… ─ Shhh…─ Susurró lo bastante dulce y consolador que pudo recostándose de lado mirando a la derecha en tanto llevaba una mano hacia su el frente intuyendo, alcanzando a ver sin hacerlo a su hermano en el otro extremo. Secando las gotas saladas de sus mejillas, acarició luego sus cabellos dorados. Thor dejó de llorar mientras ponía su mano encima la suya como sintiendo su presencia. A los breves minutos después, Loki vio caer a su hermano a un sueño profundo de una alusiva tranquilidad.
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Los cálidos rayos del sol en su espalda le avisaron el arribo del día. Algo perezoso se estiró en la cama para luego levantarse e ir a paso tardo hasta el baño, despreocupado de olvidar la ropa que de todos modos era obvio estaría sucia. Después del grato lavado y arreglarse lo suficiente en el espejo salió de sus aposentos rumbo al comedor familiar. Entrando divisó a su madre ya sentada hablando con una criada y a su padre acomodándose en la cabeza de la esmerada y lujosa mesa. Saludó a cada un con una reverencia, y ocupó su sitio, un asiento antes de Óðinn.
─ Bien ─ Allföðr habló─ Comencemos... ─ Sin atreverse a preguntar, más por orgullo que otra cosa, vio a Frigg que estaba sentada al otro extremo sólo por un instante.
─ Tu hermano salió muy temprano ─ Sonreía mientras alzaba algunas frutas ─ Ya lo conoces. Emprendió una nueva aventura junto a sus compañeros.
─ Volverá como siempre... cerca al ocaso ─ El rey de los Æsir lo miró asentir. Cuando Loki comenzaba a comer, Óðinn añadió ─ ¿Irás a recibirlo?
─ Sí ─ dibujó una amable y pulcra sonrisa en el rostro al mirarlo ─ Ud. sabe que no hay cosa mas grata que me guste hacer ─ Y volviendo el rostro al plato pensó en la ridícula estratagema que Thor habría optado para eludirlo desde ‘su primer acercamiento’ ya hace muchos años.
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Aquella travesía por las heladas montañas del temido mundo de Jötunheim había resultado un excelente paliativo, permitiéndose olvidar, ateniéndose sólo a la tarea de preservar la vida. De regreso al final del camino hacia el Bifröst se habían cruzado con un grupo de nuevos einherjer[4] y algunas valkyria; viéndolo los hombres se habían aglomerado a su alrededor para invitarlo al banquete que esperaba en el gran Valhöll. No obstante, primero debía ir a ver a su padre; levantó la vista deseando con fervor que la delgada figura de Loki no estuviese ahí arriba de los blancos escalones del palacio de Allföðr, pero como siempre fue en vano. Miró al frente controlando sus nervios evitando rememorar cualquier comprometedor recuerdo. Lo pasó de largo a paso constante evitando correr.
─ Thor ─ Los cabellos de su nuca se crisparon al escuchar la voz siempre sedosa del otro ─ ¿No vas a saludar? ─ Aún de espaldas giró lo suficiente el rostro para hacer un minúsculo gesto de reverencia con la cabeza y siguió su marcha.
─ ¿Estarán enojados? ─ Oyó que Vostagg preguntaba a Sif en un mal amago de chisme. No se molestó por eso; dio media vuelta y cruzó a paso orgulloso por los tres kharjaz[5] y la valkyrja.
Ángeles y demonios, lívidos y tibios
entre oraciones y ocultas pasiones
las ánimas purificando están nuestra condena.
Ahora vámonos hacia lo inmortal
a la extinción de una estrella fugaz
a fundirnos con la magia universal, amor espiritual
Por los pasillos que llevaban a la salida de la majestuosa estancia de los muertos, los pasos firmes del Æsir se hacían oír. Con el estomago satisfecho mantenía la mente en blanco para intentar arrebatar a la noche un buen descanso. Llegando al inicio de las gradas vio que Loki se encontraba sentado en el último peldaño de abajo. Tomó todo el aire posible y bajó lentamente hasta llegar al lado del otro. Se sentó a prudente distancia en la misma escalinata contemplando las hojas doradas de Glasil brillar por la luz de la luna y las estrellas.
─ Disculpa ─ Comenzó, esforzándose en almacenar la calma ─ No debí ser grosero.
─… ─ Dejando de ver la cúpula infinita del cielo estrellado, Loki llevó sus ojos esmeralda al rostro de Thor. Percibió en su semblante paz en el alma, seguridad en sus palabras; se molestó.
─ Siempre te querré ─ Esbozó una sonrisa mientras ponía la mano izquierda en su hombro ─ Velaré por ambos, manteniendo intacto por siempre el afecto de hermanos ─ Y queriendo sellar el pacto le dio un beso casto en la frente prometiéndose, jurando no volver a depravar la imagen de su consanguíneo con pensamientos escabrosos… lujuriosos. Se puso en pie y levantó también a Loki ─ Vámonos ─ Le dijo ─ Es muy tarde ya; hay que...
─ Thor ─ El aludido detuvo su marcha para voltearse a verlo. Loki recompuesto de la sorpresa de una cursi y vana promesa formó una sonrisa cínica en los labios y acercándose bastante puso la palma de la mano derecha en la mejilla de Ásabragr, mirándolo fijamente. Le importaba bien poco de donde Thor sacara esas mediocres palabras, pero lo que no consentiría era ver que el muy desconsiderado planeaba revelarse; quitándole el poder y la gloria ya creía tener en mano. Llevó su rostro al otro extremo de modo que Thor fuese el único en oír, tan claro como se pudiera, ese crudo enunciado. Rozó sus labios en el sensible oído sintiendo un leve temblor en el cuerpo ajeno ─ La respuesta es simple... ─ Se relamió las labios ─ Los nefastos antónimos.
«Tú y yo»
Thor se quedó plantado estupefacto, asimilando…Para cuando Loki pasaba de largo las raíces sobresalientes del dorado árbol oyó el tronante ruido de algo caer al piso. Se dio media vuelta para comprobar que su hermano yacía desplomado. No aguantando la curiosidad se le acercó con sigilo para moverlo con el pie sin mucho tacto. Sin embargo, el supuesto desmayado no se movió ni un milímetro. El moreno miró a todas partes, después de todo si dejaba al otro ahí algún guardia tarde o temprano lo socorrería ¿verdad? Iba a marcharse cuando algo le agarró por el tobillo y lo tumbó al suelo de un fuerte jalón. El peso de un cuerpo se le subió en cima y una voz muy bien conocida llegó a sus oídos.
─ Ahora mismo ─ Siseó amenazante ─ Vas a explicarme de una buena vez todo este jueguecito de a dos.