Discleimer: Me gustaría decir que poseo los derechos de los personajes y no son propiedad de Kishimoto-san, pero tengo tan mala suerte que eso nunca pasaría u.u. Cómo sea, me conformo con hacer una historia del sexy Uchiha Itachi y el explosivo Deidara XD. Gracias a Miss-leisy por invitarme y a Itara por proponer el reto n.n
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Paleta Helada
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By RiSaNa_Ho
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Calor.
Maldito calor.
¡¿Por qué los veranos tenían que ser tan calurosos y sofocantes?!
Una cuestión eminente que llegó a sus pensamientos mientras se acomodaba sobre la dura superficie de su asiento. No estaría quejándose -internamente- si estuviera en una gran piscina o en algún otro cuerpo de agua. En esos momentos podría estar en la casa de verano cerca de la playa molestando a su tonto hermano pequeño y a Naruto, su "amigo" rubio. Pero no, permanecía sentado en esa incomoda banca de parque esperando a que Deidara terminara de disfrutar el postre que compraron unos minutos antes en la heladería de la esquina. Para su desgracia no poseía el tiempo de vacacionar, tenía que ayudar a su compañero a estudiar durante esos días.
No entendía el porqué Deidara le había pedido ayuda especialmente a él; suponiendo que el rubio entraría a la Universidad de Artes y él a la Facultad de Administración de Empresas. ¿Qué tenía que ver la una con la otra? Su parte racional le contestaba a gritos la respuesta pero con el sofocante calor su cuerda parte inteligente decidió tomarse esas vacaciones que a él le habían negado. Sabía la respuesta, que no quisiera admitirla era otra cosa.
Estaba la posibilidad de negarse, pero no le apetecía enfrentarse a las explosivas amenazas del rubio contra su integridad física o contra alguno de sus artículos personales. Ejemplo: aquella caja de dangos que guardaba recelosamente para un día especial. El carácter estrepitoso del dueño de esos orbes azules era muy fácil de alterar. Cualquier persona que lo viera ahí tranquilo creería que por su aspecto andrógino (palabra que Itachi sólo usaba internamente para no terminar con arcilla sobre sus brunos cabellos), se trataba de un ser comprensivo e inofensivo. Error. Nunca estabas preparado para lo que ese muchacho de largos cabellos dorados se le ocurriera.
Sin embargo existía otra razón mucho más poderosa para no negarse ante cualquier petición de ese revoltoso blondo. Una razón que prefería no indagar en esos momentos.
Para aminorar un poco su frustración agradecía que ese parque fuera poco transitado. Apenas con unas cuantas personas bastante retiradas de ellos. Hacía un calor abrazador pero bajo la sombra de ese árbol con el sonido de las cigarras de alrededor como fondo, el sofocante verano quedaba olvidado. Suspiró con cansancio metiéndose su propia paleta a la boca. No obstante, de reojo sus oscuros irises se concentraban en la imagen del menor, quien lo ignoraba saboreando su polo. Giró un poco más la cabeza sin voltear por completo, sólo admirando con discreción la manera en cómo Deidara degustaba y saboreaba el largo "palo de hielo".
La paleta sabor cereza se derretía con cada lamida de arriba a abajo consumiéndose poco a poco cada vez que entraba la punta dentro de la cavidad húmeda del artista. Deidara la chupaba con aparente inocencia siendo consciente de su atento espectador. Sonrió imperceptible antes de sacar la lengua y pasarla nuevamente por la punta del hielo.
Su boca podía sugerir varias cosas.
"Cosas", que Itachi maquinaba pervertido dentro de sí, imaginando esa cabeza áurea entre sus piernas. Quiso apartar la mirada pero no pudo. Culpaba al calor de verano. Sí, Uchiha podía echarle la culpa a la sofocante estación por tener semejantes pensamientos con la imagen de una simple paleta de helado. Pero sudó frio cuando el rubio -sin piedad ni misericordia- le dio una mordida a la inofensiva paleta helada. Instintivamente encogió su cuerpo ante la sola idea de figurarse que su pobre miembro fuera arrancado de una mordida por la fuerza de esos dientes blancos. Consciente de su problema en la parte inferior utilizó su mochila para tapar la evidencia.
¡Estúpido verano que le hacía pensar cosas incoherentes! Se suponía que él era un Uchiha, y como buen Uchiha nada lo alteraba. Nada, ni ¿nadie?
El artista sonrió con más satisfacción dejando a un lado su labor para concentrarse en semblante contrariado de su moreno compañero. ¿Quién dijo que no se podían utilizar las tareas de verano como excusas útiles? Uchiha le interesaba más que una simple atracción, y sabiendo que Itachi sentía lo mismo por él no perdería la oportunidad que ostentaba entre sus manos. Un artista nunca desaprovechaba la oportunidad de experimentar.
— ¿Estás bien, Itachi?
La tranquila voz del menor lo sacó de su ensoñación. ¿Cómo era posible que Deidara no se percatara de la condición en que ponía a su cuerpo? No se necesitaba ser un genio o un gran observador para interpretar la escena. Itachi estaba seguro que el rubio no tardaría mucho tiempo en notar que la mochila que cubría su entrepierna ocultaba un gran problema que comenzaba a levantarse.
—Sí, ¿por qué la pregunta?
Deidara negó encogiéndose de hombros con desinterés, regresando a su ardua tarea de saborear su paleta que empezaba a derretirse sobre sus dedos. Otra vez de reojo Itachi no perdía ninguno de los movimientos de sus labios y lengua.
"Irónico" pensó. No sabía cómo era posible que en vez que la dichosa paleta helada lo refrescara terminara calentándolo.
Terminando el postre Deidara se levantó dispuesto a terminar ese incomodo silencio. Colocándose frente al lugar de Uchiha se inclinó levemente hasta quedar a la altura del rostro del moreno. Itachi perdido en sus propios pensamientos buscando imágenes anti-eróticas (Kisame en bikini) para bajar su calentura, no se percató de la repentina cercanía hasta que sintió los fríos labios del rubio sobre los suyos. Deidara podría parecer gritón y despistado pero tratándose sobre cuestiones de Uchiha adquiría una confianza descarada dándose el gusto de besar esos pálidos labios y salir victorioso.
—Sabías que es malo para la salud aguantarse tanto tiempo —rió de medio lado quitando la mochila del lugar y colocando su mano sobre el problema de entrepierna—, podemos buscarle una solución en mi casa-uhn —susurró muy cerca de su oído.
Con una sonrisa astuta el rubio se incorporó para mirarlo a la cara, dándole un último vistazo antes de dar la vuelta y comenzar su trayecto. Itachi tomó su propia mochila echándosela al hombro. Siendo un inmutable Uchiha acumuló todo su autocontrol para no saltarle encima en ese mismo momento. Conservando aparente serenidad se puso de pie, empezando a caminar a su lado. Pasó uno de sus brazos sobre los hombros del menor, sin embargo la sonrisa maliciosa asomándose entre sus delgados labios describía sus verdaderas intenciones.
Pensándolo a detalle "estudiar" encerrados en su cuarto no resultaría del todo mal. Dándole un punto más a la razón que poseía para no negarle nada al rubio. Razón: Deidara le gustaba, mucho para su propia salud mental. ¿Pero quien dijo que el amor es comprensible y lógico? Negó ligeramente ante tal pensamiento. Retractándose de sus anteriores maldiciones podía darle una oportunidad al caluroso verano.
Sin olvidarse de las contradictorias paletas heladas.
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