Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

To my lovely Naruto por davinci4everandever

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Naruto le pertenece a Sasuke y ambos le pertenecen a Masashi Kishimoto. 

Notas del capitulo:

Holo~ ¿cómo andan? 

Yo muy bien con una idea que me ha estado atormentando desde hace un mes y que no se callará hasta que la escriba, pues bien, he aquí un nuevo fic que espero sea de su agrado :) 

¡A leer! 

Primavera

Verdaderamente la estupidez humana no conoce límites. El cómo o por qué las cometemos sólo nos demuestra que somos humanos. Pero la palabra humano, quizá ya no me defina tanto, o al contario, me defina aún más por la gran estupidez que cometí hace tanto tiempo ya pero que aún no se borra de mis recuerdos y nunca se borrará. No, no. Ahorren sus palabras de ánimo y condolencias. Cuando descubran la verdad tras mi máscara, ni escuchar de mí querrán.

Todo empezó cuando la familia Namikaze-Uzumaki me recogió. Yo era un simple niño de nueve años que vivía en la calle y nadie se hacía cargo de mí. Mi padre y mi madre me habían abandonado y quién sabe si mi hermano estaría vivo en ese entonces, ya que tenía conciencia de que no era hijo único. Paseaba por las gélidas y tristes calles de Inglaterra sin un solo centavo o sin algo de comida cuando de repente, y sin quererlo, choqué con un peatón que iba caminando alegremente por la calle enviándome de lleno al suelo.

—Lo-lo siento—me disculpé con voz cargada de furia.

—Oh, perdóname, pequeño ¿no te has lastimado?— preguntó el señor con voz ¿preocupada? Pues parecía que sí.

—No.

—¡Qué bien!—el individuo me ayudó a ponerme de pie y me sonrió—Dime hijo, ¿dónde están tus padres? Ya son más de las diez y media y niños como tú no deberían de andar deambulando por estas horas.

—No lo sé.

—¿¡Cómo!? ¿No sabes dónde están tus padres?

—No.

—¿Estás perdido?

—Pues si es así, he estado perdido durante tres años.

—¿Tres años?—respondió espantado.

—Así es.

—¡Por todos los cielos! ¡No puedo dejarte aquí en la calle así sin más!

Un carruaje algo exuberante apareció de la nada y el señor abrió la puerta de éste. Me indicó que me subiera y yo acepté algo cauteloso ya que no es normal que un extraño llegase y se preocupase por un mocoso además de que había demasiados ladronzuelos estos días pero, de alguna manera, su sonrisa me tranquilizó. Miré más detalladamente a mi “salvador”. Tenía cabellos rubios, despeinados, ojos azules que destilaban paz, piel algo bronceada y no pasaba de los veintiséis años. El carruaje se movió llevándonos a quién sabe dónde.

—¿Cómo te llamas, hijo?

—Sasuke.

—Mucho gusto, Sasuke. Yo me llamo Minato Namikaze. ¿Qué ha sido de tus padres? Si puedo preguntar claro está.

—Pues me abandonaron cuando tenía seis años y solía tener un hermano llamado Itachi pero él también me abandonó. —Respondí con voz sumamente fría.

—Pues ya no más.

—¿A qué te refieres?—arqué una ceja curioso.

—Dime, Sasuke ¿te gustaría tener una nueva familia?

En ese momento, me quedé pasmado. Minato me sonrió y continuó con su plática dándome nada de tiempo para responder. Me contó que había salido en unos negocios hacía dos meses atrás y que por fin regresaba a su casa con su esposa y con su hijo. Se le notaba en demasía feliz y no lo ocultaba. Noté que llevaba un gran paquete a su lado.

—Oh, te preguntarás ¿qué es esto?—señaló el paquete y yo sólo asentí— Pues hace tiempo mi hijo me pidió un violín y hasta ahora se lo pude comprar ya que no encontraba uno de buena calidad. ¡Mi hijo es tan lindo, te va a caer muy bien, Sasuke!

Yo dudaba de eso. Veía que su carruaje era demasiado ostentoso y eso de andar comprando violines de calidad sólo señalaba personas con dinero, y algo de lo que he aprendido en la calle es que las personas con dinero son sumamente caprichosas, mimadas y sólo se preocupan de ellos mismos. Minato dio fin a nuestro coloquio y se puso a tararear una melodía algo conocida para mí. Miré por la ventana y quedé encantado con el paisaje. Era totalmente diferente a la ciudad, todo era tan verde, con árboles de grandes copas, flores sumamente bellas, montañas nevadas a lo lejos, un lago cristalino con peces en él y un pequeño pueblo con una iglesia, un mercado y una escuela.

Me extrañé de que no parásemos en el pueblo y que el carruaje siguiera su camino. Minato cada vez ensanchaba más su sonrisa y se le notaba la emoción que tenía por volver a su hogar. Seguí mirando el paisaje y me sorprendió el ver una mansión de madera a lo lejos con su propia granja, un pozo y un jardín enorme. El carruaje siguió su camino y nos detuvimos frente a la gran mansión de madera que ya antes mencioné.

El carruaje se estacionó y Minato y yo nos bajamos de él. Minato le dio la orden a un chico de que llevara a los caballos a descansar y que les administrara mucha agua, el joven asintió y Minato le agradeció. Nos dirigimos a la bella mansión y una mujer sumamente hermosa abrió la puerta.

—¡Mi amor!— gritó la mujer y se lanzó a los brazos de Minato.—¡Por fin llegas! ¡Te extrañé tanto!—Minato la atrapó en sus brazos y la besó con dulzura. Aquella escena me incomodó un poco.

—Hola, mi vida. He llegado y he llegado con bien además tengo un asunto muy importante del cual te quiero hablar a ti y a nuestro hijo.

La mujer parpadeó repetidas veces pero luego le sonrió a su marido. Nos dejó a ambos en la puerta y desapareció a quién sabe dónde. Minato me invitó a entrar a la casa y yo acepté. Si la mansión por fuera era bonita, por dentro lo era aún más. Me llevó a la cocina y me dijo que me sentara. Cogió una manzana y la lanzó hacía mí haciendo que yo la atrapase en el aire. Sonrió, asintió y comencé a comer la manzana rojiza con mucha vehemencia.

Minato se sentó en la misma mesa que yo y esperamos unos minutos hasta que apareció su esposa con un lindo chico rubio en sus brazos.

—¿Ya viste quién llegó, mi amor?— le preguntó al pequeño y luego lo colocó en el piso. El niño corrió desesperado a brazos de su papá y lo abrazó fuertemente.

—¡Papá, papá!—gritó—¡Por fin llegas’tebayo!

—Así es, mi niño. Oye, ¿por qué estás tan sucio?—Lo miró de pies a cabeza.

—¡Es que hoy salí al pueblo a perseguir a un conejo pero ha sido demasiado rápido y me he caído varias veces tratando de atraparlo!

—¡Estoy seguro que lo atraparás!— y le sonrió.

—Naruto—llamó la mujer—ven un momento por favor.

El pequeño se soltó de los brazos de su padre y fue dónde su madre y ésta, con un pedazo humedecido de tela, comenzó a limpiarle la cara. El niño sólo cerró los ojos. Rato más tarde, entró un joven con unas bolsas en sus brazos y las dejó en la mesa. Miró a Minato y lo saludó con mucho gusto dando a notar que lo había extrañado también. Yo presenciaba todo en silencio.

—Bueno, ahora que estamos todos aquí—nos miró—Quiero hablarles de un asunto muy importante. — Todos los presentes dejaron de hacer lo que estaban haciendo y prestaron atención a lo que decía Minato. — El pequeño de aquí—me señaló—se llama Sasuke. Hoy he chocado con él por accidente y me conmovió mucho toda su historia es por eso que he decido que va a ser parte de nuestra familia, claro, si tengo la aprobación de ustedes.

Todos nos sorprendimos ante esto y nadie habló por un buen rato hasta que la mujer se me acercó, me miró con una sonrisa y me abrazó con cariño.

—Me encantaría que este apuesto joven fuera de nuestra familia. Bienvenido, Sasuke. Yo me llamo Kushina Namikaze, antes Uzumaki, un gusto. Espero te sientas cómodo con nosotros.

Me fijé en la mujer que me acariciaba con cariño mi mejilla: Su cabello, largo y sedoso de un rojizo color, su rostro infantilmente bello y su hermosa sonrisa. Kushina era una mujer que desprendía felicidad ante todo.

Luego fue el turno del joven en presentarse. —Buenas tardes, Sasuke. Yo me llamo Umino Iruka y soy algo así como el ayudante de la señora Kushina. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo. — Iruka era un joven de unos veinte años de edad con el cabello sujeto en una coleta, la piel morena y aunque tenía una cicatriz algo extraña, su sonrisa me calmó bastante.

El siguiente personaje era el más curioso y el que más llamó mi atención. Un niño rubio bastante hiperactivo que me miraba con sus grandes ojos azules y con algo de miedo al ver mi mirada tan fría. Noté que tenía tres marquitas en sus dos mejillas que lo hacían ver como un zorrito. Nos miramos por varios segundos hasta que su mamá rompió el silencio.

—Vamos, mi amor, preséntate— lo animó.

—¡M-me llamo Naruto Namikaze’tebayo!—gritó el pequeño rubio frente a mí. Se veía algo tímido, tenía las mejillas rojas y me miraba nerviosamente.

—Yo soy Sasuke Uchiha.

La madre de Naruto notó nuestro silencio sepulcral y decidió romperlo por segunda vez.

—Niños, aún  no está la cena ¿qué tal si van afuera a jugar un rato?

Nos miramos por un tiempo y luego asentimos. Caminamos fuera de la cocina y salimos por la puerta trasera que daba a un enorme jardín totalmente verde, lleno de flores, unos columpios rojos y un pozo con agua. El rubio se notaba nervioso por mi presencia pero eso se le quitó cuando miró los columpios y corrió hacía ellos.

Se sentó en uno y comenzó a columpiarse felizmente. Me le quedé mirando largo rato…de alguna forma, ese niño me inspiraba confianza.

—¡Hey!— me llamó —¿Por qué no vienes a columpiarte conmigo? ¡Será divertido’tebayo!

Me sorprendí por aquello pero me acerqué con una casi imperceptible sonrisa a ocupar el segundo columpio que estaba junto a él y noté como sus ojos azules brillaban, su sonrisa en el rostro se ensanchaba y siguió columpiándose invitándome también a imitarlo.

Hablamos y reímos por no sé cuánto tiempo y ahora nos correteábamos por todo el jardín en un juego bastante infantil que consistía en que yo lo atrapara y luego el me atrapara. Naruto era realmente rápido pero yo tenía más experiencia.

—¡Corre!— gritó picándome—¡Te falta mucho para alcanzarme!

—¡Ya verás!

El rubio siguió corriendo y yo tratando de alcanzarlo. Frustrado de no poder ni siquiera acercarme dos metros de distancia a él, opté por usar un truco algo sucio pero efectivo.

—¡Naruto, hay algo detrás de ti!

—¿Eh?— Naruto se dio la vuelta y yo pude acercarme rápida y sigilosamente hacía él como si yo fuera un cazador mirando a su presa.

—¡Te tengo!— grité abrazándolo por la cintura para que no escapara.

—¡Oye, eso es trampa’tebayo!— forcejeó tratando de safarse de mi agarre pero sin tener éxito. Se dio la vuelta quedando cara a cara conmigo y siguió intentando salir de la prisión de mis brazos pero en su torpeza, caímos los dos de lleno al pasto; yo encima de él.

—Sí que eres un dobe— sentencié sin quitarme de encima.

—¡Yo no soy un dobe, teme!

El rubio debajo de mí me empujó para que me quitara de encima. Naruto había intentado por todos los medios el quitarme: me jaló mi cabello (suavemente, sin lastimarme), me golpeó el pecho con sus manitas y en un acto desesperado mordió mi hombro (todo en juego, cabe aclarar). Se me hacía realmente tierno sus gestos y admiraba el que no se rindiera.

—Me gustan tus ojos— sentencié sin más.

Naruto detuvo todos sus movimientos y me miró sorprendido. Acaricié con gentileza su mejilla, ahora roja, y delineé con las yemas de mis dedos sus marquitas que lo hacían ver como un pequeño zorrito.

—Mi pequeño zorrito…—susurré sonriéndole.

—¿Eh? ¿Cómo qué zorrito?

—De ahora en adelante, serás mi pequeño zorrito ¿alguna queja, dobe?

—¡Cómo te atreves, teme!— me miró con fingida molestia e hizo un puchero.

—¡Niños!—alcanzamos a escuchar la voz de Kushina—¡Ya está la cena!

—Ya escuchaste, zorrito, vámonos.

Me paré de encima de mi prisionero y le tendí una mano. Me miró con sus mejillas rojas y aceptó mi ayuda sin chistar. Despeiné aún más sus rubios cabellos y nos dirigimos de regreso a la mansión de madera a cenar.

No recuerdo un día más cálido que ese ya que la familia Namikaze me recibió con los brazos abiertos sin ser orgullosos y sin tener prejuicios sobre mí o los motivos de mi familia que los llevó a abandonarme. La comida estaba deliciosa y nuestra charla era agradable. Minato nos contó de todo lo que le había pasado en su viaje, Kushina nos relató su tarde y Naruto sólo hablaba del conejo que no había podido atrapar pero que estaba seguro con mi ayuda lo lograría.

Cuando hubo terminado la cena, Iruka ayudó a Naruto a bañarlo y después a mí. Se llevó mis ropas a que se lavaran y me prestó uno de sus pijamas que me quedaba enorme. Minato y Kushina acordaron que me quedaría en el cuarto de Naruto hasta que yo tuviera el mío, el cual planearían la mañana siguiente.

Iruka me llevó a la pieza del rubio. El cuarto de Naruto era de un color crema pálido y, al igual que toda la casa, tenía el piso de madera. Su cama se encontraba pegada a la pared y tenía un gran ventanal que daba la vista hacía el jardín. Tenía una alfombra de color rojo en el centro y pegado a la pared, estaba su clóset y un tocador. También noté que tenía un baúl que seguramente contenía juguetes.

Iruka ayudó a Naruto a peinar su hermoso cabello dorado, nos arropo en la cama y nos dio las buenas noches. Acto seguido, entraron Kushina y Minato a desearnos dulces sueños y nos dieron un beso en la frente a cada uno. Yo estaba a punto de dormirme hasta que la vocecita del zorrito llamó mi atención. Lo miré a los ojos.

—Sasuke…

—¿Qué pasa, dobe?

—Perdón por no poderte prestar una pijama’tebayo pero como ves, sólo tengo camisones.

—Es completamente normal, dobe. Ya que eres un doncel— se quedó sin palabras por mi reciente averiguación— y no te preocupes por lo del pijama.

—¿C-cómo sabes qué soy un doncel?

—Porque tienes fracciones muy delicadas, hasta pareces niña.

—¡Oye, yo no soy una niña!

—No dije que lo fueras, dije que “pareces”; sin embargo, eres más bonito que una niña.

Naruto se sonrojó y se dio la vuelta rápidamente para evitar que viera su timidez. Sonreí con prepotencia, me incorporé hasta quedar de lado mirando sus rubios cabellos y los besé con ternura.

—Buenas noches, Naruto.

—Bu-buenas noches,Sasuke.

Esa noche un sentimiento de agradecimiento creció en mi pecho y sentí que la familia Namikaze era diferente a todas las familias de ricos que había visto en las calles de Londres. Cerré los ojos y dejé que el sueño se apoderara de mí, al igual que a Naruto.

Al día siguiente, Kushina nos levantó para desayunar y le pidió a Naruto que me llevara a conocer el pueblo. Conocí el mercado, la Iglesia, la escuela, y también me llevó al lago donde estaban los peces. El lugar era magnífico. Nos metimos al lago sin preocuparnos por la ropa ya que ambos traíamos pantalones cortos y playeras blancas con la única diferencia de que su pantalón era café y el mío negro. Además que en el lugar en dónde estábamos, el agua nos llegaba hasta las rodillas.

Jugábamos a salpicarnos y a mirar con curiosidad a los peces hasta que vi como unos cinco niños se acercaron con intenciones de venir al lago también. Noté que el semblante de Naruto cambió a ser algo serio.

—Vaya, vaya— dijo un niño mayor acercándose a Naruto—miren a quién tenemos aquí.

—¡Es el rubito!— lo apoyó otro.

Naruto se limitó a ignorarlos olímpicamente y siguió jugando conmigo. Seguí el juego del zorrito para impacientar a los mocosos y lograr que se marcharan.  El líder de la pandilla, se enfureció al ver que el rubio no le hacía el menor de los casos pero luego me miró y sonrió con burla.

—Hey chicos, ayer mi padre me dijo que el padre del rubito había recogido a un niño pulgoso de la calle, supongo que es él. —Refiriéndose a mí — ¿a qué es feo?

—¡Horrible!

—¡Es asqueroso!

Toda la pandilla hacía comentarios sobre mi persona y se burlaban. Realmente no me importaban los comentarios de esos mimados que sólo buscaban la atención de Naruto ya que no la obtenían de sus padres. Una chispa de enojo es lo que se observaba en los ojos azules de Naruto y noté que tenía ganas de golpearlos y callarlos pero lo detuve cogiendo su mano y, entrelazando nuestros dedos, la apreté fuerte para que no se preocupara. Se limitó a sonreír y a devolver el inocente gesto.

El líder notó nuestras manos entrelazadas y explotó en furia.

—Así que ya tienes quién te proteja, ¿no fenómeno?— y miró a Naruto a los ojos— Sí que hacen buena combinación: el niño pulgoso y el fenómeno.

Los demás niños, como buenos perros, corearon a su líder y nos empezaron a atacar con una sarta de incoherencia e idioteces que no tenían el menor sentido pero no me gustó que molestaran a Naruto. Molestarme a mí es una cosa pero molestar al lindo rubio que tenía a mi lado era otra completamente diferente y me enojé.

—Y ustedes, bola de idiotas, ¿no tienen nada mejor qué hacer? Miren que molestar a un niño menor que ustedes y encima de eso, un doncel; eso se llama inseguridad.

—¡Cállate maldito recogido! ¡Lo qué le hagamos al fenómeno no es de tu incumbencia!

—¡Él no es un recogido’tebayo! ¡Es mi mejor amigo y una gran persona! ¡No me desafíen a usar mi mayor arma!

—Ja ja, ¿y cuál sería, fenómeno?

Naruto se les quedó mirando por varios segundos dispuesto a atacar y entonces sucedió. Los hermosos ojos se aguaron y aparecieron lágrimas dejando un rastro en sus rosadas mejillas. Los niños lo miraron con terror y se fueron apartando lentamente quedando sólo su líder en el mismo lugar bastante sorprendido.

—¡Vámonos, Kiba! ¡Cuando el rubito comienza a llorar no hay quién lo pare y nos castigarán a todos!

—¿Recuerdas la última vez?

Kiba se quedó pensando y miró a Naruto preocupado y arrepentido pero esa mirada sólo duró unos segundos para luego echarse a correr no sin antes proferir su “mortal” amenaza.

—¡V-volveremos!

Miré como los niños salían corriendo alarmando a unos cuantos gatos que dormían ante la sombra de un gran árbol. Posé mi mirada en Naruto y noté que las lágrimas se habían ido y en su lugar habían dejado una inocente sonrisa.

—Siempre funciona ese truco’tebayo— me guiñó un ojo.

—Muy ingenioso, ¿dónde lo aprendiste?

—Mi prima Sakura me lo enseñó.

Nos quedamos treinta minutos más en el lago correteándonos y jugando terminando completamente empapados. Salimos del lago y nos recostamos en el pasto para cerrar los ojos y sentir como el aire nos acariciaba.

—Sabes Sasuke— llamó mi compañero— creo que hacemos un buen equipo.

—El mejor. —Le sonreí y despeiné su rubia cabellera salvaje...

Notas finales:

Awwww hemos visto a Sasu y a Naru de pequeños ♥ Pues ya tengo el capítulo dos escrito y la mitad del tercero. Planeo que este fanfic sea de cinco capítulos y ya jaja para poder centrar toda mi atención en mis demás fics 

Primavera: http://www.youtube.com/watch?v=vI1-MrAR9WU

¡Nos vemos! :D 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).