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Disturbio por SHINee Doll

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Notas del fanfic:


Dedicado a Maura. He cumplido el reto, ¿verdad?

Notas del capitulo:

» Back. 

Mi primer JongTae / HyunMin / como le llamen. Trabajé en él cuatro días (18-21/07) y estoy orgullosa de haberlo terminado; aunque -como siempre- estoy segura que pudo haber sido mejor. Igual espero disfruten de él. Y eso (?). 

Aclaración de contenido: insinuación 2Min/HoHyun;
mención OnMinKey (OnKey, OnHo/Minew, MinKey).

 

 

¡Es una locura! Lo sé, lo he sabido siempre.

 

Le observo ir de la cocina a la sala, sonriente, radiante, hermoso. Y mi corazón salta violento, acelerado, frenético. ¿Por qué él tiene que provocar todas estas reacciones en mí? Se sienta en el sofá, subiendo ambas piernas, sujetando con ambas manos la botella plástica que ahora roza sus labios de ese modo que deseo hacerlo yo. Y enciende el televisor, dejando que sus ojos castaños, siempre brillantes, a veces traviesos, aprecien el programa que ahora mira con una sonrisa en su rostro angelical. Escucho la melodía bien conocida de aquella animación que tanto le gusta y no puedo evitar pensar que es como un niño pequeño, quizá porque sé que realmente lo es.

 

¡Y estoy jodido, terriblemente jodido! Porque mi atención se ha centrado en Lee Taemin desde hace seis meses y he seguido cada uno de sus movimientos como un maldito enfermo. ¡Estoy enamorado! Y es terrible, porque él es un niño… Es nuestro pequeño, el más joven, el bebé de Kibum.

 

— Jonghyun, ¿ocurre algo?

 

Doy un salto, llevándome una mano al pecho. Jinki alza una ceja y me mira con diversión, aunque puedo notar que esa sonrisa esconde algo, sin embargo me resulta imposible definir qué. De repente mira hacia Taemin y su sonrisa se vuelve más amplia, más radiante, más traviesa. Y sé que se ha dado cuenta, porque él siempre nota todo, porque me conoce perfectamente.

 

— ¡Quién lo diría! — exclama entonces, riendo. — Kim Jonghyun enamorado de…

 

Cubro su boca con una mano, sintiendo la mirada del menor puesta en nosotros. No me atrevo a devolvérsela porque estoy avergonzado, asustado, nervioso. Jinki muerde mi mano y se larga a reír cuando ve mi expresión entre enfadada y sorprendida, aún con cierto aire tímido. Taemin también ha soltado una carcajada encantadora, cubriéndose el rostro para que no le mire mientras ríe feliz. Y sonrío involuntariamente, porque su felicidad se ha convertido en la mía.

 

La puerta se abre y vuelvo los ojos en esa dirección, mi mirada cruzándose con la de Kibum de inmediato. Sonríe, pero también hay algo en ese gesto que me pone alerta. Minho viene con él, cargando tres bolsas coloridas en cada mano, sonriendo como estúpido. ¿Cuándo es que se ha vuelto el compañero de compras de Kibum? Tengo la respuesta, pero a veces me niego a pensar mucho en ello.

 

— Bebé, te he traído algo. — susurra cariñoso, revolviendo los cabellos castaños de Taemin. — Y es precioso. — le veo formar un puchero y mi corazón da un vuelco. Minho me mira serio, hace una mueca y se pierde por el pasillo, directo a la habitación de Kibum.

 

Y yo sigo ahí, viéndolos conversar alegremente, abrazándose por momentos, soltando chillidos como colegialas enamoradas. Los ojos felinos se posan en mí y sé que él también lo sabe, porque es el más observador de los cinco y es mi mejor amigo, aunque esto nunca se lo he dicho por temor de su reacción. Jinki aparece por arte de magia y algo en los ojos de Kibum es diferente, un brillo extraño que pocas veces he visto.

 

— Key. — le llama Jinki, como pocas veces lo hace, usando su nombre artístico. — ¿Puedes venir un momento?

 

Les miré a ambos, confundido. Jinki sonreía, sus ojos brillaban, parecía tan distinto del chico torpe de todos los días… Y Kibum, ¡santo cielo!, que había saltado fuera del sofá en un instante y antes de lo pensado se encontraba avanzando por el pasillo a lado del mayor, con sus ojos de gato travieso y esa sonrisa coqueta que sólo le mostraba a Minho cuando deseaba que el alto le cumpliese un capricho… Me estremecí.

 

— Jonghyun. — me llamó Taemin en tono dulce, con sus labios bonitos formando un puchero. — Mira una película conmigo.

 

¿Quién era yo para negarme a tal petición? Avancé hacia él y me senté a su lado, sonriéndole. Pasamos la tarde de esa forma, viendo una película tras otra, o al menos él las veía, porque mi mirada estaba fija en sus expresiones, sus gestos curiosos, sus sonrisas, sus pucheros, sus quejidos, esos ojos tan hermosos…

 

— ¡Taemin! — salté de nuevo, escuchando la voz de Minho muy cerca. Sus brazos rodearon el cuello del más chico y fruncí el ceño. — Vayamos por un helado.

 

Choi Minho no se andaba con rodeos nunca y, obviamente, mi reciente cercanía con Taemin no le agradaba en nada. Le vi sonreír, asentir y levantarse, sin mirarme, sin hablarme, sin recordar siquiera que me encontraba a su lado. Pasó de mí, aferrándose a la mano del alto y tirando de él fuera del apartamento, con un “volvemos en un rato” que Kibum respondió a gritos desde algún otro lugar. Fue Minho el que me miró antes de irse, con su sonrisa de superioridad contrastando terriblemente con aquellos ojos que mostraban algo más, algo para mí… algo que me costaba entender.

 

Me dirigí a la alcoba que compartía con Taemin desde el cambio de apartamento, pero la puerta entreabierta de la habitación de Jinki atrapó -por alguna razón desconocida- mi atención, simplemente sentí la necesidad de acercarme y mirar el interior. No debí hacerlo.

 

— Pero qué… — comencé en un susurro apenas audible, para mí mismo, sin perder detalle de aquella escena que parecía cotidiana, pero a la vez tenía un aire distinto.

 

Key se encontraba de pie frente a Onew, con su peso apoyado en el mueble a lado de la cama, sus brazos cruzados, su ceño fruncido, esa mirada enojada. Nuevamente discutiendo, como siempre. Tan propio de ambos. Sin embargo, fue Jinki quien se acercó a él, tanto que incluso yo temí la reacción del más chico. Le acarició el rostro, pasando los dedos por aquellas mejillas altivas, deteniéndose en el mentón y sujetándolo par hacer que le mirase directo a los ojos.

 

Para ese entonces yo ya no respiraba, porque no sabía qué pensar o qué creer. Y antes de que pudiese apartarme, ambos se encontraban más cerca, cada vez más, hasta que sus labios se fundieron y todo tomó sentido en mi mente, porque las cosas con ellos dos se habían tornado extrañas hacía mucho y ahora tenía una explicación. 

 

Cerré la puerta lentamente, sin que se diesen cuenta, en el momentopreciso donde una camiseta tocaba el suelo. ¡Par de desconsiderados! ¿Cuántas veces habrían hecho lo mismo estando el resto en el apartamento? No quería ni pensar en ello…

 

Me tumbé en mi cama, mirando el techo, con ambos brazos tras mi cabeza. En algún momento me quedé dormido y cuando desperté era de madrugada. La cama de Taemin se encontraba vacía y eso me descolocó totalmente, porque se suponía que iría a comer un helado con Minho y luego regresarían. Salí de la alcoba con ese sentimiento de quien está a punto de descubrir algo y me topé a Minho en la cocina, bebiendo un vaso con agua.

 

— ¿Dónde está Taemin? — más que una pregunta, aquello sonó como un reclamo; y él se dio cuenta.

 

— Dijo que dormiría con Key. — sus palabras fueron como un balde de agua fría para mí. ¿Por qué allá y no en su cama, en nuestra habitación, conmigo?

 

— ¿Cuándo han llegado? — dejó el vaso en el fregadero y avanzó hacia mí, con aquella sonrisa que pocas veces podía ver.

 

— Unos treinta minutos a lo mucho, Jonghyun. — fruncí el ceño, enfadado. — Hemos tenido una tarde muy interesante, a decir verdad.

 

No me gustó su tono. No me gustó su sonrisa. No me gustó su mirada. No me gustaba Choi Minho cuando Lee Taemin se encontraba involucrado. Sujetó mi mentón con sus dedos, tal como había visto hacer a Onew con Key esa tarde, y por un momento me perdí en aquellos orbes que escondían muchas cosas. ¿Cuándo es que su rostro se acercó tanto al mío? Me temblaron los labios cuando traté de hablar y mis ojos se cerraron inmediatamente cuando su boca atrapó la mía.

 

En aquel beso no había dulzura alguna, ni calma ni cariño; era un juego furioso de labios, lengua y dientes. Uno que no podía no corresponder, uno que sabía era incorrecto. ¿Era esa su definición de interesante? Nos apartamos al escuchar aquella risa escandalosa, completamente atontados. Giré el rostro, viendo a Kibum recargado en el marco de la puerta, cubriendo su boca mientras sus ojos gatunos brillaban a causa de la risa contenida. Luego me encontré con Taemin, a su lado, sorprendido.

 

— Esto no se ve todos los días. — se burló Key, entrando a la cocina, con ese andar seductor de siempre. — No me mires así, Jonghyun, que sabes tengo razón.

 

Estaba jodido con Minho, con Kibum y con Taemin, especialmente con Taemin. Sus ojos encontraron los míos y vi una sonrisa aparecer en sus labios, pero era tan falsa que la culpa me embargó. Se dio la vuelta y se marchó, sus pasos se perdieron en el pasillo y una puerta se cerró con fuerza. Suspiré, viendo al par que sonreía divertido.

 

— ¿Qué se proponen ustedes dos? — cuestioné inseguro, entrecerrando los ojos en clara señal de advertencia.

 

— Abrirle los ojos a Taemin de una vez por todas. — me guiñó un ojo, deslizando la mano por el pecho del alto. Enarqué una ceja, ¿qué demonios? — Que Minho se ha cansado ya de este juego sin sentido, ¿no es así, honey? — asintió, rodeándole la cintura con un brazo. — Y Jinki también lo ha hecho, mira que Taemin es un despistado.

 

— Pues parece que Jinki no se aburrió esta tarde. — habló Minho, señalando con un dedo la marca en el cuello de Kibum. — ¿Cómo es que ha pasado esto en mi ausencia?

 

— No entiendo nada. — dije aturdido, haciéndolos reír. — ¿Qué se supone pasa con ustedes?

 

Y me arrepentí apenas preguntar, porque la respuesta me dejó peor que haber visto a Onew y Key por la tarde. Ellos tres tenían algo y me perturbaba un poco, por no decir que mucho, porque Minho estaba tanto con Kibum como con Jinki, así como Kibum estaba tanto con uno como con el otro; y al final el mayor era de ambos y ellos de él. Y Taemin y yo veníamos sobrando en el apartamento, por lo visto. ¡Pero qué estupidez tan grande! Me volvería loco, más de lo que me encontraba para entonces.

 

— Iré con Taemin. — murmuré, dándome la vuelta cuando ambos se sumieron en su extraña burbuja de quién sabe qué color, porque rosa no era.

 

Antes de llegar a la habitación choqué con un Jinki aún adormilado, preguntando por Minho y Kibum, demasiado curioso para mi gusto. Pareció satisfecho cuando le dije que ambos estaban en la cocina, haciendo quién sabe qué cosa. Y luego volvió a la cama, como aquel padre que sabe que sus hijos han llegado a salvo a casa; aunque esa comparación distaba mucho del tipo de relación entre ellos.

 

Taemin se encontraba tumbado en su cama cuando entré, cubierto de pies a cabeza por una manta. Coloqué una mano en su cabeza, escuchándolo quejarse. Estaba molesto, lo sabía, pero quería que me diera una razón, así fuese porque besé a Minho, a su… ¿eran algo? Después de todo, el resto de los miembros estábamos seguros que al más chico le gustaba nuestro amado deportista. Pero, ¿a quién no le gustaría Choi Minho? Hasta yo había caído en sus juegos un par de veces…

 

— No quiero verte, hablarte o saber nada de ti. — soltó frío, apretando más la manta, moviéndose lejos de mi toque. — Déjame solo.

 

— Eso no será posible, Taeminnie. — traté de hacer sonar aquello como una broma para que no notara mi ansiedad. — Duermo aquí.

 

— Podrías ir y dormir con Minho. — me helé, ¿qué era eso? — Te mueres por hacerlo, ¿no? Igual que Onew, igual que Key… — y se le escapó un sollozo, uno que me partió el alma. — Estás tan ciego, Jonghyun. — arrojó la manta a un lado y se sentó, mostrándome sus ojos acuosos y las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas pálidas. — Eres tan estúpido… — se mordió el labio con fuerza, reprimiendo sus deseos de llorar con fuerza. — No entiendo por qué…

 

— Eres tú quien no se da cuenta de nada. — ataqué también, mirándolo con enfado.

 

— ¿Qué se supone debo notar? — inquirió, saliendo de la cama y parándose frente a mí. Su cercanía me puso nervioso, me quedé sin saber qué decir. — Dímelo, Jonghyun.

 

Kibum siempre me dijo que ser un romántico, rayando en lo cursi, no servía de nada en nuestros tiempos. Minho solía decir que las acciones valían más que las palabras. Jinki decía que el lenguaje corporal era más significativo que el verbal. Y yo siempre dije que todos estaban locos, hasta ahora… Porque me sentía incapaz de formular una oración correctamente, porque no sabía cómo decirle a Taemin todas esas cosas que me pasaban por la cabeza; así que sólo actué.

 

Terminé de acortar la distancia y enredé mi mano en sus cabellos castaños, tirando de él, chocando nuestros labios. Contrario de lo que esperaba, Taemin se aferró a mi camiseta, devolviéndome el beso torpemente, demasiado desesperado, ansioso, como si hubiese esperado por ese momento durante mucho tiempo. Y me sentía el imbécil más grande del mundo, porque no era capaz de entender lo que estaba sucediendo con nosotros. Mordió mis labios y su lengua traviesa, escurridiza, se coló al interior de mi boca, recorriéndola a su antojo, robándome el aliento.

 

Mis piernas tocaron el borde de la cama, y con un último empujón de Taemin me encontraba sentado en ella, con él sobre mí, una rodilla a cada lado de mi cadera, sus brazos alrededor de mi cuello, su boca aún unida a la mía. Le rodeé la cintura, pegándolo más a mi pecho, jadeando en cada separación, tratando de controlar el latir frenético de mi corazón.

 

— Idiota. — pronunció contra mis labios, sonriendo de costado, con aire burlesco. ¿Cuándo el inocente niño se había convertido en esto?

 

Volví a enterrar mis dedos en sus cabellos sedosos, echando su cabeza atrás y mordiendo su mentón. Cargó su cadera contra la mía; provocativo, seductor, travieso. Y mi boca se deslizó hacia su cuello, humedeciéndolo, marcándolo; mordiendo, lamiendo y chupando cada porción de piel al descubierto. Introdujo las manos dentro de mi playera y las deslizó por mi abdomen y luego por mi espalda, enterrando los dedos en mis hombros, clavando sus uñas en mí.

 

— Maldición, Taemin. — se rió, haciéndolo de nuevo.

 

Invertí las posiciones, tumbándolo en la cama. Sus ojos pequeños, curiosos, me contemplaban con aire travieso, provocándome, descontrolándome. ¡Santo Cielo! Acaso, ¿ese chiquillo era capaz de saber todo lo que provocaba en mí? Y una sonrisa se instaló en sus labios, como si hubiese leído mi pensamiento.

 

Estaba jodido, muy jodido. Mierda. ¿En qué demonios pensaba cuando comencé con aquello?

 

— Cobarde. — iba a matarme, Lee Taemin iba a matarme con esa actitud suya.

 

Fruncí el ceño, pero pronto me encontré sonriendo también. ¿Debía demostrarle que no tenía miedo? Y de ser así, ¿cómo debía hacerlo?

 

— Aún no me haz dicho nada. — me acusó, formando un puchero. Kibum lo estaba malcriando demasiado, no había duda. Sus dedos me recorrieron la mejilla, sus ojos sostuvieron mi mirada; tantas facetas, tantos cambios, y yo adoraba cada uno. — Voy a cansarme de esperar y entonces…

 

No lo dejé acabar, porque nuevamente le besaba, pero esta vez de una forma más delicada. Correspondió lento, aún con su mano en mi rostro, como si aquel desliz no hubiese ocurrido nunca, porque no quería hacer las cosas de ese modo, sino hacerlas bien. Yo no quería a Taemin para pasar el rato, lo quería de verdad.

 

— ¿Qué quieres que te diga? — pregunté burlón, mirándolo sin aliento. — ¿Qué deseas escuchar, Taeminnie? — no hubo respuesta, sabía que sería así. — ¿Quieres que te diga lo mucho que me gustas, que te quiero? ¿Lo celoso que me pongo cuando te aferras a Kibum, a Jinki? ¿Cuánto odio a Minho por robarse tu atención, por ser tu todo? ¿Es eso lo que quieres que haga?

 

— ¿Tienes idea de cómo me he sentido yo siempre? — ahora era su turno, por lo visto. Y yo deseaba escucharlo más que nada en la vida, porque ya había dicho todo lo que debía. — Siempre pegado a Key, siempre jugando con Onew, besando a Minho… — estaba celoso; me gustaba así. — Tener que conformarme con las sobras de los otros… ¿Hasta cuando, Jonghyun?

 

— Eres idiota, un pequeño imbécil. — me empujó, tratando de sacarme de encima, sin éxito. — Tan adorable, tan tierno… Taemin, ¿escuchaste lo que dije? Me gustas, te quiero, haz sido el centro de mi atención los últimos meses, ¿cómo no lo notaste?

 

Se encogió de hombros y, por estúpido que suene, era la mejor respuesta que podía recibir. No exigiría un también me gustas, porque era ridículo e innecesario; tampoco palabras cursis de esas que solíamos incluir en nuestras canciones. No necesitaba nada de eso… todavía… porque con ver la sonrisa de Taemin y sus ojos hermosos, me bastaba. Ya habría tiempo para muchas otras cosas, después; no ahora.

 

Esta historia apenas comenzaba. Y, posiblemente, no tuviese un final nunca. O al menos, por el momento, no deseaba que lo tuviese. Aún no.

Notas finales:

Pedí a mis amigas me diesen una pareja -como desafío- para escribir one-shots. Y bueno, esta fue la primera pareja elegida. Pronto estaré escribiendo las otras peticiones y subiéndolas. Si les gustó, no les gustó, o sólo quieren decirme algo, pueden hacerlo en un review. 

 

Aprovecharé para invitarlas a un nuevo grupo en Facebook: « Sparkle » donde varias autoras y lectoras nos estaremos reuniendo para hablar de parejas diferentes del « MinKey », grupo al cual también están invitadas si aman a esa parejita tan encantadora. Me despido.


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