El retumbante sonido del lugar penetraba horriblemente en mis oídos. Si bien en otra situación amaría estar bailando al ritmo de la música, hoy era todo lo contrario.
- ¿Jonghyun? – susurré cuando vi una pequeña y musculosa figura sentada frente a la barra, tomando algo que no alcanzo a distinguir. Sí, lo estaba buscando, esa era la razón de estar aquí. - ¡Jonghyun! – dije a sus espaldas.
- ¿Key? – Pude ver su rostro sorprendido cuando se hubo volteado hacia mí. De seguro estaba asustado al ver mi cara de molestia, la cual es totalmente verdadera.
- Sí, soy Key. ¡Te dije que no salieras hoy! Casa de Onew, ¿recuerdas? – Se está sobando la cabeza. Exagerado, ni que le hubiera pegado tan fuerte. – Si no es por Taemin ni me entero que te viniste aquí.
- Lo siento…
- ¡Nada de lo siento! Es el cumpleaños de Minho, nuestro amigo ¿Por qué razón escapaste y no fuiste? – Bajó su mirada – Levántate. Todavía están ahí, así que vamos.
- No… - lo había tomado de la mano para jalarlo, pero detuvo mi acción, girándome de nuevo hacia él – No quiero ir con Minho.
- ¿Por q-
- Ni quiero que TÚ vayas con él.
- ¿Pero qué diablos te pasa? – Debo admitir que su tono autoritario me había molestado, pero al verlo combinado con aquellos ojos de cachorro, no hizo más que preocuparme. – ¿Jonghyun?
- Vámonos.
- ¿Eh? ¿A dónde me-
Por segunda vez en la noche no me dejo terminar mi oración, aunque lo más importante no fue eso, sino que en un brusco arrebato me jaló de la muñeca dirigiéndome a quién sabe dónde. Entramos a su coche. Bueno, yo más bien fui arrojado en el asiento del copiloto. Cerró la puerta y se ajustó el cinturón.
- Deberías hacer lo mismo.
- ¿Qué cosa? – pregunté molesto y cruzando los brazos sobre mi pecho.
- Esto. – señaló el cinturón a un lado de mí, y antes de que pudiera tomarlo, él ya se encontraba asegurándolo.
- ¿A dónde me llevas? – la curiosidad me mata. No contestó, solamente se limitó a prender el auto y comenzar a conducir. – Jonghyun, más te vale que me digas a dónde me llevas si no quieres perder tu descendencia. – amenacé con mi mejor tono. Suspiró.
- Probablemente la pierda de igual modo.
- ¿Perdón?
- Perdonado. Ahora guarda silencio.
- ¡Yah! Tú de verdad quieres morir. ¿Cómo te atreves a callarme?
- No exageres. - ¿Exagerar? ¿Yo? Pff, por favor.
- Idiota. – Bufé. Crucé otra vez mis brazos y observé a través de la ventanilla. Conozco este lugar, estoy seguro. Ese árbol, y el columpio en él. Vi un buzón, mi antigua casa, una barda con el varios nombres… momento… ¿¡Mi antigua casa!?
- Llegamos.
- Jonghyun, ¿qué hacemos aquí?
- Mis padres se mudaron de ciudad, cosas de mi madre, y me dejaron la casa. - ¿Cómo puedes decir algo así con esa tranquilidad?
- Eso no contesta mi pregunta. ¿Por qué me trajiste? – No me di cuenta cuándo lo comencé a seguir, ni mucho menos cuándo fue que abrió la puerta invitándome a pasar. Hice un puchero simulando enojo. – Esta oscuro, no veo nada de nada. – entró y prendió una lámpara. – Ahora sí.
- Esto me trae recuerdos. – apenas giré a verlo y ya estaba escaleras arriba, yendo a lo que supongo es su antiguo cuarto. Bufé de nuevo. – Kibum, tienes que venir sí o sí.
Se asomó escasamente por el barandal. Exhalé fuerte. ¿Tenía de otra? No, no tenía. Subí pesadamente, resignándome a lo que fuese que me quisiera mostrar. Sin embargo, mis pasos fueron acelerados al ser jalado dentro de la oscura habitación. Iba a reclamar, pero no pude. Unos labios se posaron sobre los míos, callándome de cualquier cosa que pudiera decir. Lentamente correspondí.
- Jong... – lo separé de mí colocando las manos en su pecho, su bien formado y deseable pecho… ¿Qué rayos?
- Key, lamento no haber asistido a la fiesta de Minho - ¿Ahora se disculpa?
- Te disculparé sólo si me dices por qué. – Una de mis cejas se alzó.
- Celos. - ¿Celos? – No soporto verte tan pegado y cariñoso con esa rana mutante de dos metros. – Hizo un tierno puchero y no puede evitar una escandalosa risa en mí.
- JAJAJAJAJAJAJAJA.
- ¡YAH! Kim Kibum, no te rías.
- Lo siento, pero, jajaja, tu descripción fue perfecta, jajaja… espera – lo golpeé en el hombro – Sabes que no me gusta que me llamen por mi nombre completo.
- Lo sé, por eso lo dije.
- Tú, pequeño dinosaurio infantil – otro golpe hubiese llegado a él, pero me sostuvo la mano antes de que pudiera hacerlo.
- El asunto no es ese, Key. – tragué nervioso al verlo tomar mi otra mano y colocarlas a ambos lados de mi cabeza, aprisionándome contra la puerta. Se acercó lentamente a mis labios, juntándolos con los suyos. De nuevo correspondí y entrelazó sus dedos con los míos. El movimiento aumentó, mas el oxígeno faltó. – Key… te amo.
- Jong, yo… - Noté mi voz temblar. Su mirada fija en mí. Aquellos ojitos que me matan… y me enamoran. – También te amo.
Su mirada se iluminó y retomamos el olvidado beso, pero esta vez con mucha más fiereza. Su lengua entró en mi boca comenzando una batalla con la mía. Mordí su labio inferior y como respuesta el succionó el mío, logrando que soltara un suspiro.
- Jonghyun~
- ¿Cuántas veces has dicho mi nombre está noche? – me separé mirándolo con extrañeza. Como si fuera a contar las veces que digo su nombre. Fácilmente perdería la cuenta, son demasiadas. – La última vez lo dijiste en suspiro, la próxima… – se acercó a mi cuello para recorrerlo con su aliento. – quiero que lo gimas.
Me tomó de las caderas haciendo que mis piernas rodearan su cintura, al tiempo que se apoderaba de mi cuello y me cargaba en dirección a la cama. Me aventó en ella y se posicionó sobre mí, algo que aproveché para sacar su camisa dejando su torso desnudo. Sonreí y mis manos lo recorrieron de arriba abajo, comenzando en su bello lunar y terminando en la orilla de su pantalón. Unos suspiros, casi gemidos, salieron de mis labios cuando se deshizo de mi camisa y metió uno de mis pezones en su boca, besando, lamiendo y succionando.
- J-Jong… ah~… Jonghyun~… - lo consiguió, gemí su nombre. Bajó por mi abdomen dejando un húmedo rastro en él. Se entretuvo jugando un rato en mi ombligo, metiendo y sacando la lengua. Sus manos desabrocharon mi pantalón, bajándolo y arrojándolo después. Bajó un poco más y con sus dientes tomó el borde de mi bóxer para sacarlo lentamente mientras acariciaba mis piernas. Desde mi lugar era una vista terriblemente sensual y excitante, y creo que eso se notaba en mi miembro bastante despierto. – Jonghyun... ¡Ah~!
Un gemido bastante sonoro se me escapó cuando mi entrepierna fue rodeada por su cálida cavidad. Su lengua jugaba con mi glande causándome pequeños espasmos.
- Sabes delicioso, Key.
- No digas ese… ah… tipo de… ah… cosas… - seguía entretenido en su labor, subiendo y bajando tan tortuosamente. – Jong… me voy a…
- No, aún no. – dejó mi miembro a un lado y subió hasta mi boca, devorándola, haciéndome probar mi propio sabor.
Entonces me di cuenta. Yo estaba totalmente desnudo y a su merced, mientras que él aún vestía toda su parte inferior. Lo giré cambiando posiciones, siendo yo el que ahora estaba arriba. Bese sus labios, su cuello, su lunar y bajé así por todo su torso llegando al inicio de sus pantalones, los cuales desabroché y arranqué de su cuerpo junto con su ropa interior. Ante mi vista me encontré con su gran y excitado miembro. Se recargó en sus codos, seguramente esperando para ver mis acciones. Los miré a los ojos y engullí aquel pedazo de carne de una sola. Echó su cabeza hacia atrás al sentir mis labios y mi lengua sobre su extensión. Lo saqué para dar lametazos en él como si de un caramelo se tratase. Suspiraba y gemía mi nombre, tal y como lo había hecho yo anteriormente. Sentí sus manos enredarse en mi cabello y como se empezó a mover, penetrando mi boca y causándome una que otra arcada. Me separé recibiendo un molesto quejido de su parte.
- No te quejes, me dejaste igual. – besé sus labios y sonreí de medio lado.
- Pero ya no será así. – me sentí girar quedando boca abajo, a cuatro, y él tras de mí. Tiró de mi cabello hasta recargarme en su hombro y metió los dedos de su otra mano en mi boca. – Mójalos bien si no quieres que te duela tanto.
- Mmm~ - fue un tanto brusco, pero debo admitir que eso en lugar de dolerme, me excitaba de sobremanera. Así que sin pensarlo mi lengua saboreó y ensalivó todos y cada uno de sus dedos. Cuando sintió que era suficiente, los sacó y me soltó, lanzándome de nuevo a mi pose anterior.
- Seré gentil. – susurró en mi oído con un tono extremadamente lascivo, logrando que me estremeciera y sacándome un gemido.
- ¡Ah! – uno de sus dedos se enterró en mí. Me fue incomodo, debo decir. – Ah~, ah… ¡Ah! – otro más. Los movía hacia dentro y a los lados, tratando de dilatarme. Un tercero hizo su intromisión. Si bien me era un tanto extraño y molesto, el placer lo superaba. Los sacó luego de un rato, dejándome con una sensación de vacío.
- Viene lo mejor.
No pude pensar nada más cuando sentí la punta de su miembro en mi entrada, haciendo un poco de presión, comenzando a entrar lento. Cerré los ojos, sintiendo unas pequeñas lágrimas escapar de ellos, y mordí mis labios para evitar gritar.
- ¡Ah~! ¡AH! – No fue suficiente. Ahora estaba por completo dentro de mí. Sabía que me dolería, pero para el ardor que sentía podía ser comparable con el infierno. – D-Du… duele…
- Lo siento.
- No te disculpes. – Tallé mis ojos secándolos. – Muévete. – Indiqué una vez me hube acostumbrado.
- ¿Seguro? – Asentí y comencé a moverme, logrando que él también lo hiciera. – Ah~, Key, eres tan… ah… estrecho.
- Es mi p-primera vez, idiota… ah~
Sus penetraciones fueron lentas, suaves y con cuidado, desesperándome de placer. Quise aumentar el vaivén moviéndome, pero mis intentos eran detenidos por sus grandes manos que se encontraban sobre mi cadera, marcando el ritmo. Entraba y salía de mí, lento, torturándome. De pronto me giró y me jaló sobre él. Entendí el punto. Puse mis manos en su pecho para recostarlo totalmente y acomodar mis piernas a ambos lados de su cuerpo. Llevé una de mis manos a su miembro, colocándolo en mi entrada y comenzando a bajar lentamente.
- Ah~… Key… a-apúrate…
- ¡Ah~! – un gritito mezclado con un gemido placentero salió de entre mis labios cuando su miembro estuvo completamente dentro. No pude evitar arquear mi espalda. De nuevo puse mis manos en su pecho, aunque esta vez fue de soporte mientras subía y bajaba en su extensión, auto-penetrándome. – Ah… ah… ah… J-Jonghyun… ah… - su nombre no dejaba de salir entre gemidos de mi boca.
- Ah… K-Key… ah… - el mío tampoco de la suya. Sentía que no tenía mucha fuerza en mis piernas, sin embargo me las arreglé para ir aumentando la velocidad. Su cuerpo me servía de apoyo. Mis rebotes se hacían cada vez más y más rápidos.
- Jong… ah… m-me… me voy a… - colocó una de sus manos sobre mi miembro y con su pulgar tapo mi orificio, mientras que con su otra mano me detuvo - Mierda, Jong… ah… deja que me corra.
- Toda-Todavía no… - ¿Qué es lo que quiere? Respondió mi pregunta cuando se levantó y se posicionó entre mis piernas, tomando la izquierda y llevándola a su hombro. Sentí su miembro penetrarme de golpee y como esta vez era él quien hacía las embestidas más y más deprisa. Besó mi pierna sin dejar parar el vaivén de sus caderas. Su pecho y su frente perlada en sudor lo hacían lucir más excitante, y como si eso no fuera suficiente mordía su labio como último recurso para evitar gritar haciéndolo lucir más sensual, si es que eso era posible.
- ¡Ah~! – no sé cómo, pero disminuyó la distancia entre nuestros cuerpos, llegando a una de mis tetillas succionando y mordiendo. – ¡Ah! Due-AH~ - Mordió muy fuerte. –No… ah~… Jong~…
- Si sigues gimiendo mi nombre así vas a hacer que me corra.
- Ah~ E-Eso quiero~ Mmm… - Empezó a respirar sobre mi oreja, para después continuar lamiéndola. Ni yo sabía que era tan flexible como para poder estar en esta posición. Tan maldita y bendita la hora en que le comenté que desde la perforación, ese lugar se había vuelto uno de mis puntos más sensibles. ¡Oh, Dios! Su lengua jugando, su mano pellizcando, su pene embistiéndome – Jonghyun, me v-voy a…
- Hazlo, yo también. Mmm… – Y esas simples palabras, junto a su suave gemido en mi oído, fueron el detonante. Me corrí manchando su mano y nuestros abdómenes. Un par de embestidas más y sentí un liquido caliente en mi interior.
- Ah… ah… ah… - salió de mi interior y se recostó a mi lado. – Jonghyun, te amo.
- Yo también, Key-ssi. Yo también te amo. – Un tierno beso y nos quedamos dormidos.
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Una luz tenue molestaba mis ojos. Los tallé y los abrí. Miré a los lados y no reconocí el lugar. Recordé la noche anterior. ¡Jonghyun! Miré de nuevo. Estoy solo. Me levanté recogiendo mi ropa y me cambié. Entré al baño y me arreglé un poco el cabello y mi cara. Abrí la puerta que daba al pasillo, escuché voces abajo y me asomé quedamente.
- ¿Está aquí? ¿Está bien?
- Sí, sí. Él está bien. No me lo comí.
- ¡No te creo!
- ¡De verdad está bien!
- ¡Eso no! Lo que no creo es que no te lo hayas comido.
- ¡Yah!
- ¡Minho-hyung!
- Ya, ya. ¿Por qué no vas por Key?
Jonghyun y Minho discutiendo. Taemin recriminando a su hyung-amor de su vida. Onew preguntando por qué no vienen por mí. ¡¿Qué diablos hacen todos ellos aquí?!
- Buenos… ¿días?
- ¡Omma!
- Hola, Taeminnie. – Se lanzó a mis brazos y lo abracé de vuelta. – ¿Qué hacen todos aquí?
- Como no regresaste a mi casa y tampoco llamaste, nos preocupamos.
- ¿Y cómo supieron que estaba aquí?
- Le dije a Minho-hyung que habías ido por Jonghyun. – Me soltó y se puso junto al alto. – Llamamos, pero nada. De nuevo, y todo igual. Entonces fuimos a su departamento, nadie. Al tuyo, igual. Luego recordé lo de la mudanza y aquí estamos.
- Ok, dijiste demasiadas cosas, Taem.
- Ya lo vieron, está bien, ahora váyanse. – Jong ordenó mientras los empujaba suavemente.
- Pero…
- Nada.
- Ni porque fui yo quien le dijo a Key dónde estabas para que fuera por ti. – Cruzó los brazos. No sé de quien aprendió tantos gestos y pucheros. – Si yo hubiese querido no le digo y te quedas solo.
- Pero quisiste, ahora no te quejes.
- Minho-hyung~, no lo defiendas.
- De no haber sido por eso, no seríamos lo que ahora somos. - ¿Lo que ahora son? Con sólo ver a Taemin puedo saberlo, está más rojo que un tomate.
- Me corrieron de MI casa. Cuando volví me sentí mal tercio. – Onew bufó.
- Sirvió de algo el que no volviera. – Miré a la parejita tomarse las manos, son tan lindos. Después miré al mayor. - Lo siento, Onew.
- Sí, ya no importa. No volviste y ya pasó. – le restó importancia. - ¡Yah! Ustedes dos, vámonos ya, aquel está corriéndonos con la mirada. – Observé al señalado Jonghyun, es verdad. Rodé los ojos y reí.
Salieron por la misma puerta que entraron, o al menos eso creo yo. Giré hacia Jonghyun una vez ésta se cerró, él aún la miraba fijamente.
- ¿Y bien? – Hablé y su mirada se posó en mí - ¿Ya no estás celoso de la “rana mutante”?
- Olvidaste “de dos metros”, y no, ya no estoy celoso. – Me abrazó posesivamente por la cintura. Rodeé su cuello con mis brazos y lo besé. – Sé perfectamente que no te interesa ese poste andante.
- Deja tu complejo con la altura. – Sonreí y nos besamos más profundamente. – Te amo ti, pequeño puppy-saurio.
- Yo también te amo. – El beso se volvía cada vez más apasionado - Key-ssi~ - Besó mi cuello. – Quiero amarte como anoche.
- Eres insaciable.
- Sólo contigo.
- Idiota.
- Pero soy tu idiota.
- ¿Mío?
- Sólo tuyo.
Sí, Jonghyun era un idiota. Un idiota celoso, enano, ojos de cachorro, dinosaurio, pero al fin y al cabo, MI idiota. Mío y sólo MÍO.