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Perverso por GothiCari

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Notas del fanfic:

Esta es una nueva historia que costa de 3 capitulos y un epilogo que estan terminados pero con ligeros detalles que arreglare.

No fui la unica que hizo este fan fic mi beta ayudo en todo incluso en el desenvolvimiento de como seria todo asi que el merito no es todo mio ^^

Debo aclarar que antes que este fan fic no tiene "ambiente" predeterminado ni se hablara del "exterior", solo se basa en la relacion que tiene Tom y Bill, incluso abra cosas que se quedaran en el aire y que no se explicaran.

Su mano tomó la cuchara mientras que con ella la metía en el tazón de cereal, jugando con los diferentes colores que tenía el cereal. Hundió la cuchara en la leche mientras esperaba que las hojuelas se pusieran muy suaves para comerlas, su pie se movía rápidamente como si tuviese un tic nervioso, no se sentía así, pero sí molesto, frustrado, pero esas emociones no se veían en su rostro joven. Bill escuchó como alguien bajaba de las escaleras de su casa, para después de unos segundos ver a Tom que se servía también un tazón de cereal sentándose frente de él. Bill hizo un ruido con su taza como intentando clavarla y romperla, Tom lo vio mordiéndose un poco los labios pero no dijo nada, hasta que escuchó como el tazón se rompía esparciéndose la leche y el cereal en el mesón de la cocina, Bill lo miró para después de unos segundos ver como su gemelo limpiaba el desastre que había echo.

––No deberías de hacer eso.

––Hago lo que se me pegue la puta gana.

Los labios de Bill no se habían movido pero Tom supo lo que había dicho, en su mente sus palabras se transmitían con facilidad.

Tenían una "conexión" pero Bill la utilizaba para torturarlo.      

––Esta bien así...–– Tom observaba a su hermano mientras  limpiaba el desastre sobre la mesa, cogió un pedazo roto del tazón y deslizándose levemente sobre sus delgados dedos, la sangre comenzó a brotar.

–– ¡Ahhh! ¡Mierda! –– El rastudo soltó los pedazos que estaba sosteniendo. Bill se removió un poco y luego guardó la compostura, comportándose con la misma frialdad de antes. ––Joder...–– Llevó la palma a su boca y la lamió, en un vago intento de parar el sangrado. Tenía una “boca” abierta en su mano y escocía mucho. –– ¡¡Mamaaaaa!! –– Tom buscó con la mirada por la cocina, pero Simone no estaba, había ido de compras. –– ¡¡Maaaa!! –– Su vista nublada por las pequeñas lagrimas que se formaban paseó hasta llegar a Bill.

 ––Ella no está para ayudarte.

El moreno se cruzó de brazos. Tom fue corriendo hasta el baño, buscando el botiquín de primeros auxilios. Abrió la cajita blanca con una cruz encima y sacó el alcohol y un poco de algodón.

––Esto dolerá...–– Pensó para sus adentros.

Antes de llevar la motita mojada en alcohol hacia su mano, observó su sangre derramándose y las gotitas que caían como una roja garúa sobre las cerámicas blancas.

Las gotitas de sangre contrastaban produciendo una inquietante armonía con el pulcro color inmaculado. Tom dejó de llorar y pensó que de alguna forma, se podía disfrutar del dolor.

––Que hermoso.

El dolor que tenia no era mucho pero si lo suficiente para disfrutarlo, desde hacia mucho tiempo, cada vez que tenia un accidente no podía evitar sentir cierto... Placer al ver como la sangre brotaba, sin importar como era la herida, tenia una cierta obsesión con ella... Gracias a Bill...

Él era el causante que tuviera esos morbosos pensamientos al sentir algún tipo de dolor.   

Bill caminó tranquilamente por la sala hasta llegar al baño, su aire de grandeza se infló al ver como su hermano hacia todo lo posible para aparentar que "todo" estaba bien. Vio a su hermano nuevamente tener esa cara ida, como si estuviese drogado. Tom sintió la presencia del menor en el baño, la herida era grande y la sangre no dejaba de salir.

–– ¿Es suficiente? –– Preguntó con voz baja el de rastas.

Bill negó.

–– Nunca será suficiente... Nunca lo será, incluso si tu cuerpo dejara de tenerla jamás será suficiente.

–– ¿Que debería hacer?

––Quizás si te lo cortas pagarías una partecita de lo que me hiciste... Será lo justo... Aunque no es suficiente... Si mueres tampoco lo sería.

Tom abrió su boca y cuando iba a responder su madre había llegado.  

–– ¡Chicos estoy en casa!

No esperaron mucho al escuchar la voz molesta y asustada de su madre.

–– ¿Que sucedió aquí? Si se les rompió algo lo hubiesen recogido.

––Mamá puede ser bastante inocente.

Tom miro a su hermano mientras este salía del baño yéndose a su cuarto dejándolo solo.      

––Ma-ma.

–– ¡Cielo santo! ¿¡¡Tom que ha pasado!!? –– Gritó Simone, agachándose para abrazar a su hijo. -Tom... Tom... ¡Respóndeme! - no respondía, seguía mirando aquel lugar por donde Bill había salido. Luego, vio su sangre en el suelo, sintió una calidez envolverlo y una ola de paz embriagándole. Tenía que pagar por lo que había hecho...  

Era su deuda a saldar y haría lo posible por conseguir el perdón de Bill.

 

Su madre le había curado la herida y mientras lo hacia no dejo de pensar en las palabras de su hermano, solo era un dedo, no le haría falta, aunque sería una parte pequeña de lo que tenia que pagar, le picaban los dedos al querer agarrar un cuchillo y cortárselo incluso se estaba excitando de solo pensarlo, aunque tenía que calmarse, su madre estaba cerca y no quería preocuparla, aunque en realidad le preocupaba más Bill, no había bajado para nada después de que "hablaron".

––Dile a tu hermano que la cena está lista.

Asintió el de rastas mientras subía las escaleras al cuarto del menor, Bill había tenido razón, su madre era inocente ante la tensión que tenían ambos hermanos, uno de ellos quería ver al otro completamente destruido, pero no le hacía nada, quiso saber el porque aunque muy dentro de el lo sabía, para Bill no sería divertirlo matarlo, el no ganaría nada, nada volvería a la normalidad. Para él era más satisfactorio causarle ese tipo de torturas haciendo que tuviera diferentes marcas en su cuerpo, cada una echas por su hermano.

Tocó levemente la puerta de la habitación de Bill para entrar, su gemelo estaba tendido en el suelo con los audífonos puestos, alejado de toda realidad, pudo apreciar la larga cabellera negra de su hermano, era muy bonita, al igual que sus manos, su rostro, su cuerpo... Incluso su voz...

––Su voz...–– Murmuró con voz ronca el de rastas.

Todo había sido su culpa... Por su culpa, Bill nunca sería un cantante famoso como siempre decía. Por su culpa, era la burla de sus compañeros. Por su culpa, papá les abandonó. Por su culpa... Jamás oiría su voz salir de los labios de Bill otra vez...

Tom era la causa de todas y cada una de las desgracias de Bill. Jamás se lo perdonaría... Y Tom tampoco creía que merecía su perdón. Sin embargo aceptaba cada una de las torturas psicológicas de su hermano menor.

Se apoyó en el muro de espaldas. Dejándose caer sentado, recordó aquella vez, cuando era diferente...

 

–– ¡Escuchaaaaa Tomi! –– Resondró el menor. –– ¡Te la he escrito a ti!

–– Se seeee –– Respondió el de rastas ––Te escucharé... Si luego me dejas en paz, quiero salir con Andy.

––Vale, ¡Ahamm ahamm!

––Cuando no estás conmigo… ¡Ya no sooooooy! La misma persona... No quiero ser igual, por fuera de las puertas del cielo...Y tu nota de despedida en la pared…–– Vio como Tom se hacía el desentendido, ansioso mirando a la calle a través de la ventana. Bill suspiró molesto y canto más fuerte aún...––No quiero ser IGUAAAAAAL.

Tom siguió mirando hacia afuera, Bill se exasperó y gruñó.

–– ¡NO QUIERO SER IGUAL DE ESOS HERMANOS QUE MATAN A SUS HERMANOS! ¡POR IGNORARLES! Jódete petardo.   

Tom lo ignoró mientras esperaba que Andy llegara, estaba ansioso que llegara, le había comentado que irían a un nuevo bar donde había unas chicas muy buenas.

––Jódete tú mismo.

Bill le lanzó el cuaderno de canciones mientras Tom se volteó a verlo cabreado, iba a decirle una maldición pero ya se había ido.

 

Tom no lo había notado pero los ojos de Bill se habían abierto mirándolo seriamente.

––Eh, mamá dice que la cena esta lista.

Bill rodo su mirada a un lado, hacia las escaleras. Hizo una mueca burlona y luego lo asesino con la mirada. O eso era lo que sentía.

Pasó por su lado, no se movió.

Aguantó la respiración, la situación le ponía los pelos de punta, y no sabía porque.

Vio como bajaba las escaleras... Hasta que casi en el último escalón, volteó y lo observó con una mueca perversa.

Se quedó helado.

Desde que Bill tuvo ese incidente, Tom no sabía leerlo como antes, mirarlo y saber exactamente lo que piensa, ahora lo dejaba paralizado cuando menos esperaba con cada uno de sus gestos, estaba jugando con el, con su mente, esa sonrisa le decía que las cosas podrían ponerse peor... Tuvo ganas de tomarlo de la mano pero no se atrevió, Bill no dejaba que lo tocara, hacía muecas de asco. 

En la cena solo se escuchaba la voz de su madre hablando del trabajo, de las vecinas, de lo cara que se puso la comida últimamente, aunque claro ninguno de los gemelos la escuchaba, cada quien estaba absorto en sus pensamientos.      

––Bill cariño ¿No deseas comer más? –– Preguntó su madre al pelinegro, este negó con la cabeza sonriéndole tiernamente. Tom apretó el tenedor al ver el gesto, su madre no tenía la culpa, era cierto... Pero tampoco se merecía las sonrisas de su gemelo.

 Días después, su madre había salido de compras nuevamente dejando a ambos hermanos solos. Tom se fue al mini estudio que tenían en la casa, allí podría practicar con su guitarra un rato.      

Su boca se abrió al entrar al cuanto y ver a Bill en él, recorriendo con su vista cada instrumento que había, hasta que agarro el micrófono...      

––Quiero cantarte algo Tomi...–– Fue capaz de traducir del movimiento de sus labios.

Se acercó despacio, pero con un ritmo extraño... Parecía estar bailando.

Jugaba con el micrófono en la mano, lo acercó a sus labios y lo besó mirando a Tom con una mueca aun más insólita.

Tom se quedó atónito. No sabía que hacer, tal vez Bill se había vuelto loco.

Lo único de lo que estaba seguro era que, bailar y besar un micrófono frente a tu hermano, no era síntoma de nada bueno.

Bill se acercó a su gemelo.

––Quiero cantar... Con tu voz.

El de rastas abrió su boca aunque sus ojos se abrieron cuando sintió la mano de Bill en su cuello ahorcándolo.

––Tu me darás tu voz, es lo único que me servirá, la quiero Tomi...–– El agarre de la mano de Bill se volvió mas brusco comenzando a asfixiarlo lentamente.      

Tom quedó arrodillado mientras Bill veía que los ojos de Tom se aguaban.     

 ––Eres un maldito por tu culpa perdí lo que mas quería, frustraste mi sueño, las ganas de ser famoso... Incluso estúpidamente pensé en que querías que estuvieras a mi lado para triunfar.

El de rastas agarró la mano de Bill intentando detenerlo.      

––Ni se te ocurra...–– Los ojos de Bill parecían inyectados de odio, apretó mas su mano clavando sus uñas, largas y negras en el cuello de su gemelo.      

––LA DESEO... DAME TU VOZ... ¡LA QUIERO! –– El menor soltó el micrófono poniendo ambas manos en el cuello de Tom que trataba de librarse de ellas, sus ojos podían ver manchas negras por la falta de aire. ––DAMELA, DAMELA. ¡AHORA! –– Aunque de la nada el agarre de Bill se suavizó, causando que Tom tosiera un poco cayendo al sueño, Bill se puso encima de él poniendo sus manos nuevamente en el cuello de Tom, pero no apretándolas, sino acariciando esa parte de su cuerpo.

––Dámela... Por favor...–– Los labios de Bill se acercaron a los suyos, Tom se paralizó.

Bill sentía que Tom podría transmitirle algo de su voz mediante su boca, sentía un cosquilleo al rozar los labios de su gemelo. Bill frunció el ceño y se reincorporó.

––No sé como... Ni cuando, ni donde...  Pero... ¡RECUPERARÉ MI VOZ! ¡LO HARE! ¡ASI ME CUESTES!

Tomó el micrófono otra vez y de nuevo lo dirigió a sus labios. Luego de modo inesperado lo lanzó hacia la guitarra de Tom, produciendo un extraño sonido.

Bill empezó a llorar, gimiendo mudamente para sus adentros.

Mientras Tom, aún sobre el suelo, observaba la escena con angustia, ansiedad y... miedo.

Temía de su propio hermano.

¿Como había llegado a eso?

La guitarra al recibir el golpe del micrófono se había dañado, dejándole una parte cóncava, a Tom no le importó mucho, gateó hasta donde estaba su hermano llorando, Bill no dejaría que lo abrazara, pero lo había hecho de todos modos viendo como recibía golpes del pelinegro, cachetadas que no le importó, a pesar de tener miedo de Bill, era su hermano, su gemelo, no podía dejarlo sólo sufriendo, el tenía la culpa de que no haya podido hablar más nunca...

 Escuchó en su mente como su hermano le transmitía muchos "Te odio" mudos, pero aun así Tom lo mantenía abrazado.

––No me importa si me odias, si me desprecias, solo déjame estar a tu lado... Yo también quiero pagar por la marca imborrable que dejé...––.

Luego de casi cinco minutos,  Tom lo seguía abrazando. Bill estaba tan cansado de llorar y hacer de todo por zafarse de su agarre, que ya no le importó mucho. No se sentía tan mal como pensó.

––Lo siento... Lo siento, lo siento, lo siento –– Sabía que sus lamentos no iban a cambiar nada sin embargo seguían fluyendo de su boca.

––Si...Existiera alguna manera de devolverte tu voz, te juro Bill, daría todo por ofrecértela. Te daría la mía–– Se sintió impotente al pensar en tan absurda opción. ––CREEME HARIA LO QUE FUERA NECESARIO PARA QUE ME PERDONES... TODO–– Y empezó a llorar.

Bill mantuvo la cabeza gacha, dejando de llorar, como cayendo en trance en los brazos de su gemelo, las manos del menor acariciaron las marcas que ahora tenían Tom en el cuello, rojas, agarró la gran camisa de su gemelo viendo las diferentes cicatrices que tenia, echas por él, muchas de ellas echas por cigarrillos, velas, cuchillos.

Tom se estaba acostumbrando al dolor que le causaba Bill.

––Seré tu esclavo, tu muñeco... Hazme lo que quieras...­­–– Murmuro el de rastas.   

Bill sonrió.

––Lo que sea...–– Tom creyó escuchar de los labios de su hermano.

¿Que iba a ser peor? ¿El dolor físico o la encrucijada mental en la que se encontraba?

Tom creyó que era mejor eso. Dejar que Bill haga lo que su voluntad le diera la gana. Por más absurdo, sádico o doloroso que sea. Tal vez... Solo tal vez, Bill ya no lo odie tanto.

Bill agacho su cabeza y rodeó el cuello de Tom con sus brazos holgados.

––Si, lo que sea.

Sintió la emoción de Bill al escuchar esas palabras. De pronto Bill lo lanzó y echó al suelo.

––Auch–– Y así empezaba la tortura.

Pero cuando vio los ojos de Bill escondidos en la espesura de sus cabellos. Vio unos ojos oscuros, negros, opacados por cualquier cosa menos ira.

Acercó su rostro al cuello de Tom y respiró pegado a su achinada piel.

Se quedó allí, tan quieto como un muerto. Sus manos sobre los hombros de Tom, y éste... Sin tener ni zorra idea de nada.

Solo se dejó hacer, que Bill hiciera lo que quisiera. No iba a quejarse.

––Ah–– Soltó un bufido cuando sintió humedad rozando su cuello hasta su quijada. Una humedad caliente y regocijante, que dejaba un rastro frío en su piel.

Bill se levantó y se acomodó sentándose sobre el abdomen de Tom.

Levantó su camiseta, deslizándola por su pecho y dejando al descubierto su pecho.

Tom seguía inerte.

Bill acarició la mejilla de Tom que estaba paralizado viéndolo.      

––Siempre he pensando si eres tan bueno en la cama como dicen las zorras con las que follas.

El de rastas frunció el ceño algo atontado, no sabía el porque del comentario.      

Su gemelo le quitó la gorra junto con la cola que sostenía sus rastas esparciéndolas en el suelo      para después tomar sus manos y ponerlas en su pecho, Bill sonrió viéndolo, guiando las manos de Tom invitando a tocarlo.      

 ––Fóllame...–– Tom abrió sus ojos apartando las manos del pecho de Bill que reía de su reacción.      

–– ¡Estas jodido de la mente! ¡Bill eso es enfermo! –– Exclamó viendo la expresión de Bill. 

––Dijiste que harías lo que sea.

Tom tragó saliva. Lo había dicho, es más gritado. Pero, no estaba seguro de hacer lo correcto.

––No quiero que me odies pero.

––Si lo haces tal vez deje de odiarte tanto.

Veía chantaje reflejado en los ojos de su gemelo.

No quería ceder... No debía ceder... Sin embargo los labios que de repente se apoderaron de los suyos, no pensaban en la misma dirección.

El pelinegro le robó el aliento a Tom que estaba en shock sin saber aún si responder el beso o no, la lengua de su hermano le había dejado los labios mojados.

–– ¿No te gustaría sentir como soy en la cama Tomi?–– Tom vio como Bill hacia un puchero ––Probar mi piel centímetro a centímetro y ¿hacerme "Gritar" de placer?

–– Eso es de enfermos...–– No quería aceptarlo.

–– ¿Quién es enfermo? ¿Quién no lo está? ¿Es un enfermo aquel que está metido en un jodido manicomio cautivo con una camisa de fuerza? ¿O aquel que está allí afuera libre y haciendo estupidez y media con la vida? ¿Con su propia vida o la de otro jugando a ser un “omnipotente” o “todopoderoso”?

Era increíble la forma en que Tom podía descifrar el movimiento ininteligible de la boca de Bill, más no sus pensamientos. Por lo que aun tenía miedo.

––No, no quiero “probarte” Bill... No.

Bill bajó su mano y la restregó sobre el miembro aún dormido de su hermano.

––Ahh, ahh, Bill… No–– Eso era mucho peor que sentirse humillado, golpeado o insultado por Bill. Preferiría mil veces cortarse que sentir aquel 'asco' de sí mismo.

––No hay nada que no haya visto antes, Tomi.

Bill acarició sobre la tela del pantalón el miembro de Tom que parecía responder a sus caricias.

––Somos dos hombres...–– Se mantuvo a una distancia mínima de los labios de Tom––Solo será placer físico.

––Prefiero que me golpees, que me humilles...–– Dijo Tom con voz entrecortada.

––Eres mío, eres mi esclavo, mi muñeco... Si quiero mimarte lo haré, si quiero besarte lo haré, te trataré con "Cariño" soy muy buen amo... Quiero que mi esclavo disfrute––.    

––Te lo ruego… Snif... Bill...–– Le plantó una cachetada a Tom.

––Obedéceme... Y todo saldrá bien –– Estaba algo cabreado, pero se tranquilizó, estaba  apunto de conseguir lo que tanto anhelaba––Verás que te va a gustar.  

Desabrochó con avidez el pantalón de Tom, luego lo sacó del camino lanzándolo exasperado encima de la guitarra.

Bajó los bóxers.

–– ¡Bill! Te arrepentirás... Piénsalo bien... Por favor.

––CALLATE... Cállate, cállate...-luego de sacar la camiseta de Tom la enrolló y amordazó la boca de Tom con ella. Tom se dejó, llorando como un niño. ––Ahora sí, vamos Tom, sé un buen chico...––Bill acarició uno de los pezones de su gemelo escuchando un quejido––Hazlo tócame... Seremos muy felices si lo haces....Todo volverá a ser como antes... Te trataré bien... No te culparé de nada, pero sé un buen esclavo… Tomi...––Bill se quitó los pantalones para quedar desnudo igual que Tom, agarró las manos de su hermano restregándolas en su rostro. ––Quiero que lo hagas... Compórtate como el hombre que eres en la cama...––Tom acarició el rostro de Bill bajando sus manos pasándolas por el cuello y pecho de su hermano haciéndolo suspirar cerrando los ojos sintiendo sus caricias.   

––Te amaré por siempre si lo hace.

Bill le quitó la camisa de la boca a Tom y éste juró que escuchó la voz de Bill salir de sus labios.

–– ¿No quieres que te ame Tomi?

––Quiero que me quieras, como tu hermano, como antes. Quiero que me perdones y no me odies. Yo te quiero.

––Yo nunca te he querido, solo te he amado, quiero que me ames de la misma forma en que yo lo hago.

Bill empezó a besar los labios de Tom, tentándolo poco a poco a que lo besara profundamente.      

––Bésame, bésame... ¡Bésame!–– Tom no se inmutó –– ¡He dicho que lo hagas! ¡Obedéceme!

Bill tomó su rostro y presionó sus mejillas, penetrando con su lengua en la boca de Tom.

La lengua de Tom respondió al instinto y se movió acompasada con la lengua de Bill.

––Sí, sí, sí... Tomi.

Tom detuvo el beso y totalmente ruborizado y sollozando, tomó el rostro excitado de Bill.

Lo miró a los ojos inyectados en lujuria.

––Lo hago por nosotros–– Y juntó sus bocas.

Bill estaba hambriento de Tom, lo quería a él, lo quería TODO. Se lo comía con besos, y explorando aquella cálida cavidad.

Las manos de Tom se movieron hasta la cintura de Bill, con un movimiento brusco cambio de posiciones quedando el arriba, se devoraban completamente juntando ambas salivas que se empezaban a escurrir de sus bocas.      

Bill con sus piernas atrapó la cintura de Tom rosando ambos sexos despiertos más que nunca.      

El de rastas mordió los labios de Bill, bajando por la mandíbula hasta llegar al cuello y lamerlo completamente, se sentía sucio, pero era lo que su hermano quería.      

Bill agarró el miembro de Tom masturbándolo escuchando como este casi grito como un animal en celo.      

––Seremos uno.

Bill se arqueo al sentir una mordida en su oreja hecha por Tom, Bill seguía masturbando el miembro de Tom. Tom trataba de oprimir los humillantes gemidos.

––No te cortes... Gime.

Pero Tom no lo hizo, se sentía tan asqueado de si mismo al responderle a Bill, le regalo besos dejando pequeñas marcas en la piel del moreno.      

Tomo el miembro de Bill escuchando un jadeo de sus labios mientras lo besaba, yendo al mismo ritmo del menor.      

Hasta que mordió sus labios haciéndolo sangrar cuando llegaron al orgasmo.      

Bill ronroneó jugando con el semen de Tom en sus manos.      

Esparció el liquido en su vientre viendo a su hermano que quedo paralizado, después agarro la mano de Tom que estaba también llena de Semen guiándola hasta su entrada.      

Tom se puso rígido haciendo que Bill frunciera el ceño.      

No dijeron nada, hasta que escucharon unas llaves conocidas...      

––Simone.     

Bill suspiró decepcionado y algo cabreado.      

Soltó a Tom para besarlo por última vez.

––Entretenla mientras me cambio..."Hablaremos" después.

Tom como si fuese una maquina cogió su ropa y se la puso rápidamente, no se puso ropa interior.

Cerró la puerta del estudio suspirando sintiendo la rabia y las ganas que tenía de llorar de forma desgarradora.


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