Crucigrama de flores.
Kisa no sabía la razón por la cual estaban allí juntos, Yukina veía a través de la ventana del metro tratando de acordarse del rumbo por el que vivía el menor.
Yukina Kou era un chico alto, su cabello era castaño, casi pelirrojo, tenía unas perforaciones en la oreja izquierda que le daban un toque rebelde. Él era un estudiante de diseño grafico y arte.
Kisa Shouta era un chico bajito, tenía la misma edad de Yukina, su cabello era negro y tenía unos profundos ojos cafés, aunque no tenía ninguna cualidad.
Ellos dos eran compañeros de preparatoria, pero estaban distanciados ya que no estaban en el mismo salón.
No eran novios ni nada parecido, solo amigos, claro, se besaron una vez, pero Kisa no creía que Yukina hablara enserio con respecto a que “salieran”.
Su primer beso fue un día en que sus horarios de salida coincidían, un jueves, donde Yukina cada vez que podía acompañaba a su amigo a la estación del metro para ir a su casa.
Cuando llegaron a la terminal vieron al transporte irse, así que tardaría un poco en pasar el siguiente.
Yukina cargaba una tabla donde tenía los bocetos de los dibujos de su clase.
Entre bromas y pláticas, el más alto decidió usar la tabla para cubrir el rostro de ambos y robarle un beso a Kisa.
Fue pequeño, leve, casi un roce, ya que si Shouta hubiera estado más consiente era obvio que rechazaría eso de inmediato.
Allí fue cuando una ráfaga de viento los separó, llegó el transporte.
—Debes subir—mencionó Yukina señalando al metro.
Kisa asintió y solo tomó sus cosas para irse.
Al día siguiente no tocaron el tema y el peli negro no hizo nada para alejar a su amigo. Así que lentamente se olvidaron del suceso y siguieron como sin nada.
Hoy era la primera vez que Kisa invitaba a Yukina a su casa.
Aunque el menor no estaba muy convencido ya que el estudiante de arte no había avisado a su casa que llegaría tarde y eso podría traerle problemas con su familia.
Ambos platicaban de libros y de novelas que habían leído recientemente. Una era de un pueblo donde las brujas aparecían y secuestraban a todas las mujeres del lugar, así que un grupo de guardianes debían salvarlas.
Entre la charla Yukina sonrió y habló.
— ¿Recuerdas que había un concurso en la librería Marimo?—cuestionó Kou.
—Ah si—recordó Kisa— ¿Dónde debíamos encontrar los títulos de los 12 libros más vendidos en la tienda, en un crucigrama?
—Si ése—dijo el mayor mientras sacaba algo de su mochila.
De allí sacó un papel, era un crucigrama arrugado con seis o siete palabras encerradas.
— ¿No me digas que lo vas a hacer? Pero tú ya tienes los libros del paquete del premio ¿Para que lo haces?—preguntó el menor.
—Por diversión, quiero saber donde están las palabras y tú me ayudarás—obligó el mayor.
—Si, pero ahora no, ya casi nos bajamos—comentó Kisa.
Y en efecto, se bajaron en la última parada del metro, cerca de uno de los hospitales más importantes de la ciudad, por eso estaba muy concurrido de gente.
Pero no se pueden olvidar de las cosas lindas, también había un pequeño parque por allí.
— ¿Quieres pasar por aquí?—cuestionó Kisa al ver que Yukina veía con atención aquel lugar lleno de arboles.
—Si, pero nos desviaremos así que vamos por donde tú digas—habló Kou.
—No nos desviamos, vayamos por ahí, además creo que hay un festival de flores que quiero ver—susurró el peli negro.
Y así pues se pusieron en marcha hacia el parque que estaba rodeado por un barandal verde, era un lugar pequeño y el sendero principal estaba rodeado por flores.
Todos los puestos tenían plantas, era hermoso ver tanta variedad de colores mezclados con el verde de la naturaleza.
Había plantas de limón, naranja y granada. Había también pequeños pinos.
Gardenias, Belén, Alcatraz, Claveles, rosas, tulipanes, lilas, lirios, buganvilias, malvas, gladiolas, begonias, azar, entre muchas otra.
Naranja, rosa, violeta, fucsia, blanco, los colores que tenían eran muy hermosos.
Kisa se detuvo un momento mientras veía muchos cactus miniaturas en macetas muy llamativas.
—Sabes, mi abuela tiene una florería en mi pueblo natal, cuando vaya allá, te traeré una foto de todas las plantas que tiene—habló Yukina con seguridad en su voz.
— ¿Enserio?—la voz de Kisa se oía emocionada.
—Si.
Finalmente después de pasar por todos los puestos y terminar con el recorrido.
Yukina tomó la mano de Kisa para que lo “guiara” Kisa no lo soltó aunque las personas de alrededor los miraran mal.
Caminaron rumbo a la casa del menor., y en el camino vieron unos juegos infantiles, unos columpios y una resbaladilla.
—Quiero subirme—gritó el mayor emocionado.
—No, te verás ridículo—mencionó Kisa apretando la mano del mayor para que no fuera.
Así el más alto tuvo que seguir a su amigo un poco triste.
Llegaron a la casa de Kisa, que no era un lujar lujoso, pero podía decirse que vivía bien.
—Ah Yukina es un placer conocerte, Shouta me ha hablado mucho de ti, ya le había dicho que te invitara a comer, pero no me hacía caso—la mamá de Kisa habló, era la única que había en la casa ya que su padre y su hermano trabajaban y estudiaban respectivamente.
La señora les sirvió la comida, se veía apetitosa. Pero lo que le llamó la atención a Yukina era una manzana roja en la mesa.
—Tiene casi 3 meses y se ve muy apetitosa, me pregunto ¿Cómo se verá por dentro? Una cosa puede verse bien por fuera pero estar podrida en el interior---dijo Kisa como si de él mismo hablara, ya que quizá solo le podía gustar a Yukina por su físico.
—Pero aun así es perfecta, si hubiera sido otra manzana, quizá ni siquiera hubiera llegado a sobresalir tanto—dijo el peli naranja con un tono de voz cálido.
Ninguno habló más hasta que terminaron de comer, recogieron la mesa y fueron al cuarto del menor donde se encerraron.
—Ahora si… ¡ayúdame con el crucigrama!—pidió el mayor.
Kisa solo sonrió y ayudó en todo lo que podía, buscaron muchos títulos de forma horizontal, vertical, diagonal y de revés, encontraron todos los títulos.
—Lo hicimos –gritó Yukina feliz dándole un abrazo a su amigo.
—Si—susurró el menor un tanto sonrojado.
—Sabes… con el crucigrama y las flores me he dado cuenta de lo mucho que te quiero, y quisiera que estés conmigo siempre.—habló el más alto.
Shouta tuvo un poco de miedo, Yukina era su amigo y casi siempre hablaba al azar comprometiéndolos en un momento y si, lo quería, pero… ¿Estar con alguien del mismo sexo?
—Yo tampoco quiero alejarme de ti, pero después de la graduación seguramente no nos volveremos a ver—Suspiró el pelinegro un tanto resignado.
—Yo me emocioné mucho cuando me invitaste a tu casa, he pensando en que la graduación no nos separará, se ahora donde vives… no recuerdo muy bien el camino, pero no quiero estar separado de ti—cuando Yukina estaba hablando se dio cuenta que acorraló a Kisa contra la pared.
Los labios del más alto rozaron los del menor con ternura.
—Si no sabes el camino a mi casa creo que tendré que enseñártelo de nuevo—susurró Kisa cuando apartó la cara del otro.
Ahora fue él quien besó a Kou para demostrarle que no importa que tan lejos los llevara su destino, nunca estarían separados.
Como una amistad es importante, es muy valioso ese sentimiento desde compartir gustos hasta unas papas fritas en el camino a la estación.
Como en un crucigrama, las palabras deben caber perfectamente en los recuadros, habrá miles que puedan ser la opción, pero al igual que allí solo una persona entrará en tu corazón.
Igual que una flor hermosa, sabemos que pronto se marchitará, por eso hay que guardar los recuerdos preciosos que se han vivido, como si estuvieran grabados en una fotografía donde muestran su máximo esplendor.
Y no importa que una manzana no parezca lo que es, simplemente porque si fuera otra…. No la amarías tanto.
Así es la vida,, así es el amor y esos lazos no se deben borrar con el tiempo, y aunque estuvieran lejos, seguir amándose.