Pequeños detalles. Aquellos pequeños detalles que hacían que aquel hombre, que se encontraba en esos instantes frente él, siempre marcaran la diferencia.
Todo a su alrededor parecía que conspiraban en su contra. Comenzaba a marearse. ¿Cómo es posible que tan sólo con su presencia proporcionara aquellos ataques de… nerviosismo, confusión y mareos que hace algún tiempo comenzaba a tener?
Ese hombre le gustaba. Sí. Pero eso no significaba nada, eso no cambiaría nada.
- ¿SeungHyun?
Y allí estaba nuevamente el causante de todo aquello; posando su frente contra la suya, consiguiendo consigo una estrecha distancia entre ellos, casi podía rozar sus labios, si quisiera, pero en esos momentos tan sólo compartir el aire era necesario para que su satisfacción personal estuviera completa, y su corazón comenzara a acelerar amenazando con salir de su pecho.
- ¿Te encuentras bien? – Le dijo apenas en un susurro, para luego alejarse y sentarse a su lado.
¿Cómo podría estar bien si se encontraba al lado de la persona más hermosa y perfecta de todo el mundo? Aunque claro, Jiyong era su mundo. Y aún con aquella afirmación mental encontraba todo el asunto absurdo.
Estaba enamorado de su perfecto líder y ya no había remedio para tal sentimiento que trataba de ocultar a como diera lugar, o más bien, de negar.
- Hyung… - Su sangre, y algo más, comenzaba a echar fuego. Vale que sólo le había llamado ‘hyung’ para que mil y una fantasías sexuales comenzaran a rondar por su, ya de por sí, mente retorcida. – Demonios. –Escuchó maldecir a su acompañante antes que lo obligara a mirarle, sosteniendo firmemente sus mejillas con sus suaves y cuidadas manos. – Dime qué te ocurre, es una orden. –Vio fruncir sus labios y con ellos, sus cejas.
Por un momento pensó que estaba a punto de comenzar a confesar todo lo que en su mente y cuerpo cargaban pero ¡gracias a Dios! que no fue así y bastó con escuchar la voz del manager para que todos aquellos que se encontraban en la sala comenzaran a salir, hasta su líder.
Aprovechó que se encontraba solo y se recostó sobre el sofá. Vaya mierda lo que le estaba pasando.
Despertó al sentir unas suaves caricias sobre su frente. Se sentían bien. Podía llegar a apreciar un acogedor calor y afecto con tan sólo esa muestra de cariño pero reaccionó, había olvidado por completo que debía estar en la conferencia de prensa.
Abrió de par en par sus ojos y se encontró con la preocupante mirada de su líder, soltando una pequeña carcajada cuando su amigo frunció el entre ceño e hizo un pequeño mohín.
- ¿De qué te ríes, babo? – Le interrogó junto a una sonrisa posada en sus labios. - ¿Ya te sientes mejor? Les he dicho que te había notado un poco pálido y prefería que descansaras…
- Gracias… - Fue todo lo que le dijo mientras se acomodaba mejor en el sofá e invitaba a Jiyong a sentarse a su lado, ya que se encontraba en sentadilla frente suyo. - ¿cuánto tiempo llevas…
- Lo suficiente como para intuir que no te sentías bien. –Interrumpió rápidamente para volver a interrogarle. – Dime… - O más bien, exigirle. Su líder era único.
Eso fue suficiente para que de un color rosa se tornaran sus mejillas. ¿De verdad debía decirle?
- Sólo es cansancio. – Mintió, levantándose, dispuesto a dejar solo a su acompañante. Estaba escapando.
Esos sólo habían sido días ‘normales’, no como ahora. Había despertado hacía media hora y su nuevo invitado aún ni se inmutaba a despertar. Se llevó la sorpresa de ver a su líder cómodamente abrazado a él mientras dormía, de seguro se encontraba cómodo… pensó ya que ni siquiera se movía. Suspiró frustrado y volvió a cerrar sus ojos, nunca se imaginó encontrar a Jiyong a su lado al despertar. ¿Qué tramaba?
Pensó que debía tomarlo como algo normal, su líder era así, se comportaba igual con el resto del grupo, no es como si fuera sólo con él. De hecho, sabía que acostumbraba a hacer ese tipo de cosas con el maknae.
Por inercia llevó una de sus manos hacia el rostro de su menor y comenzó a acariciarle. Tanta hermosura a su lado y él sin poder hacer nada…
Volvió a abrir sus ojos cuando sintió que se aferraba fuertemente a él. Se sentía bien. Se dedicó a observar y a velar sus sueños hasta que se fijó que su pequeño también estaba despierto y con una radiante sonrisa. Vaya, lo volvía loco.
- Si se siente así de bien despertar de esta forma, comenzaré a escabullirme en tu cama todas las noches. –Bromeó mientras soltaba una pequeña carcajada.
Una broma que él quisiera que fuera una realidad; despertar de esa forma no era algo que ocurría todos los días.
- ¿Y a qué debo tal visita? –Sonrió, dejando de acariciarle por lo que recibió un bufido por parte del menor.
- Estaba preocupado por ti… -Dijo mientras fregaba su rostro contra su pecho, quizás para terminar de despertar; levantó nuevamente su rostro para fijar su mirada en Seunghyun.- pero luego me tenté y esta parte de la cama se veía muy acogedora. –Volvió a sonreír.
Todo eso… todos esos detalles de él hacían que el corazón de TOP se acelerara y quisiera salir por su boca. Sentía nauseas y, a la vez, unas ganas inmensas de lanzarse contra el chico y comérselo a besos.
Mordió su labio inferior. Ellos siempre habían sido muy cercanos fuera y frente cámaras, tenían cierta complicidad pero desde algún tiempo ya no lo sentía de la misma forma. Comenzaba a enfermar tenerle tan cerca.
- Hyung… -Escuchó que le susurraba sobre su oído, haciéndole estremecer. Supo que todo era el fin, había llegado a su fin.