Los Opuestos se Atraen
Kai era tierno, algo tímido, responsable, a pesar de su fallida memoria, sano, ordenado y prácticamente perfecto; Reita era un payaso, se mostraba de una forma diferente a la que era cuando estaba ante un público, era algo irresponsable y flojo, le gustaba la cerveza y las motocicletas, y para más de alguno era un completo desastre, su departamento incluido. Por eso, cuando Kai y Reita empezaron a salir, por iniciativa del lindo y tímido castaño, el resto de the GazettE no supo que decir, ni que hacer, ni que pensar. "Los opuestos se atraen", había dicho Uruha al otro guitarrista y al vocalista, a lo que ambos concordaron. Pero lo que no sabían era que el bajista y el baterista no eran tan opuestos después de todo; ambos eran apasionados, ambos amaban la música, ambos sentían de vez en cuando ese molesto deseo de ser diferentes a lo que eran, ambos estaban seguros de lo que querían y con quien lo querían. Y lo más importante era que ambos estaban enamorados... Reita de Kai, Kai de Reita.
Angel
Para Reita, Kai lo era, es y siempre será todo. Es la persona a la que ama, y la que lo ama de la misma forma; es la persona en quien puede confiar plena y ciegamente; es la persona que le aguanta hasta su peor berrinche, la que sabe ponerlo en su lugar. Para Reita, Kai es la persona perfecta, es un ángel. O mejor dicho, es su ángel.
Amour
El sonido de la cabecera de la cama golpeando contra la pared resuena en la habitación mientras Till Lindemann canta Amour, a una intensidad lo suficientemente fuerte como para que los vecinos no escuchen los sonidos provenientes de la pareja. Malditas paredes, ¿cuál era la idea de ser tan delgadas?
Kai siente su cuerpo cubierto en sudor, pero no le molesta en lo más mínimo, no en este momento tan precioso, tan íntimo. Reita le quita el aire, al igual que siempre; su pálido y ligeramente musculoso cuerpo, su rostro expresando un placer infinito, sus movimientos..., su perfección lleva a Kai al mismo paraíso, y por un momento, Kai se pregunta si el rubio se sentira igual. Pero cuando el orgasmo se apodera de sus cuerpos y Kai es capaz de ver aquel rostro que tanto adora consumido por el placer por una decima de segundo antes de inevitablemente cerrar sus ojos, él esta seguro que Reita esta tan cerca del paraiso como él lo esta, si es que no más.
Hurricane
Sin importar cuantas veces Akira le sonreía, le acariciaba, le besaba, le hacía el amor, Yutaka era incapaz de sentirse menos asombrado, menos maravillado, menos enamorado. Akira era capaz de hacerlo sentir como si fuese un chico de 16 o 15 años, experimentando el amor por primera vez, experimentando la intimidad por primera vez. Reita era como un huracán para Yutaka, un huracán que lo hacía experimentar las sensaciones más magníficas que cualquier ser humano podría sentir, o, incluso, aspirar a sentir, en su vida. Akira era su propio huracán, que hacía que sus piernas se volvieran débiles y su corazón tratase de escaparse de su caja torácica.