Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Obsesión por Ale Walker

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

En verdad este fic es uno de mis favoritos, y vino a mi en una noche sin sueño.

Disfruten.

Era una locura. Y ya era una ironía, dado al lugar donde trabajaba y lo que él era. Psiquiatra, tenia un doctorado en la ciencia mental, muy inteligente y otros rasgos que no gustaba mencionar. Trabajaba en un manicomio fuera de la ciudad, albergaba a cien enfermos mentales, cada uno tenía su respectivo doctor para crear un lazo de confianza seguro y así los pacientes no dudaran de ellos. Pero para él ese lazo de confianza había pasado el límite, aquel que era doctor-paciente, algo tan importante y él simplemente lo había destruido, como si rompiera un papel en mil pedazos. No podía hacer nada. Sebastián se había vuelto su obsesión. La primera vez que leyó la historia clínica del azabache se dio cuenta que las palabras “demencia”, “esquizofrenia” y “bipolaridad” eran las que mas resaltaban. Un serio problema al ser enfermedades muy fuertes. Pero era el paciente mas extrovertido de todos; no lo era tanto, pero considerando su estado. Sonreía, un poco retorcido, pero lo hacia. Lo consideraba simpático. Su obsesión comenzó desde el día en que lo vio desnudo. Era el día de baño, todos los pacientes tenían por obligación que darse un baño, cuando fue el turno de Sebastián lo enfermeros le iban a quitar la ropa, pero este comenzó a gritar como si lo estuvieran matando, lo llamaron buscando ayuda, y el había llegado enseguida. Cuando Sebastián miro su rostro se tranquilizo y creyendo que ya todo estaba bien se iba a retirar, pero este de nuevo comenzó a gritar. Continuo así un buen rato hasta que decidió quedarse, miro como los enfermeros lo desvestían dejando ver un cuerpo delgado de un color pálido con zonas rojizas y muchas cicatrices en la zona de las costillas. Claramente había sido maltratado, lo mas seguro por viejos que creían que era el diablo debido a su condición. Le enojaba esas personas ignorantes y más al hacer eso a alguien con el cuerpo tan perfecto. Borro de su mente esas ideas, y cuando lo noto el otro ya estaba con ropas.

En las sesiones él trataba que Sebastián le contara diversas cosas, pero solo le relataba una historia, acerca de un príncipe y una princesa, algo cliché en la fantasía. Había notado que todo lo que sucedía en el mundo fantástico eran los sucesos de lo que había pasado el día anterior. Se había sorprendido en sobremanera cuando le conto porque había gritado. Según él los enfermeros querían sobrepasarse y se había sentido ofendido, por eso había gritado en busca de ayuda. Había analizado cada uno de los relatos, parecía que él era el príncipe y el azabache era la princesa.

Los días pasaban, y cada vez su obsesión se volvía más fuerte. Llego al punto donde lo había besado. Algo que estaba prohibido, pero Sebastián no lo había rechazado, él le correspondió gustoso. Se había separado antes que algo terrible pasara. Antes que las cosas siguieran por otro rumbo. Sebastián se había sonrojado, y se miraba igual de lindo. Salió de la oficina, se dirigió al patio y se quedo un tiempo para pensar. Obsesión, eso era lo que sentía. Aquella obsesión por hacer suyo a Sebastián. Estaba quedando loco. Comenzó a reír al pensar eso; ya estaba mal. Al día siguiente Sebastián se mostro tímido, y como lo pensaba, había incluido el beso en su historia. Lo que no había pensado que él iba a decir lo dijo “Yo quería seguir”. Acaso quería llegar a más. Eso ya era peligroso. Pero algo dentro de él lo incitaba a tomar aquel cuerpo. ¿Estaría bien? Porque le preocupaba que el otro tuviera algún trauma. Y si los sorprendían juntos lo podían acusar de violación; pero él también quería, todo era con consentimiento. Pero ¿Dónde quedaba su ética profesional? La podía tirar al suelo mientras poseyera aquel cuerpo. No se había dado cuenta que el azabache lo miraba curioso. Había estado en silencio por mucho tiempo. Había tomado su decisión. Mikael se levanto de la silla y se acerco a la puerta para ponerle seguro. Desanudo su corbata y sigilosamente se acerco a Sebastián. Lo beso, como una bestia desesperada. Y el otro le correspondía. La habitación se lleno de gemidos y jadeos, la temperatura subía en cada caricia, las ropas se habían quedado en el olvido. Un sonrojo por lo bajo. Y la unión de dos cuerpos. El éxtasis en ambos ojos, el placer inundando su mente. Cuando el clímax llego ambos cuerpos quedaron en el suelo, descansando, suspirando.

Después de esa experiencia en cada sesión todo se había vuelto así. Una pequeña platica, porque algo tenía que registrarse en los expedientes. Pero después la razón se iba y solo llegaba lo prohibido. El placer inundado todas sus razones. Las ropas quedaban en el suelo, y sus mentes en el cielo. Las cosas cambiaban y él lo tenía que saber, tenia que haberlo notado. Pero su obsesión hizo que ignorara a la razón.

En unas de sus tantas sesiones, en las cuales el sexo había pasado a mayores. Sebastián se recargaba en el pecho de Mikael, ambos estaban acostados en el piso relajándose. Sebastián se acomodo para ver el rostro del otro, y susurro un te amo. Aquello lo sorprendió, no supo que hacer, mentirle era una opción; pero no la mejor. Desesperado sé sentó en el suelo, le dijo que él lo quería pero en diferentes términos. Sebastián no entendía muy bien lo que quería decir.

—No te amo, solamente te quiero para mí –esas palabras calaron en la mente del azabache. Sus sentimientos se reflejaron en su rostro. Tristeza, decepción y muchos otros terribles.

Sebastián tomo su ropa, y se vistió al instante para salir corriendo fuera de la oficina. Mikael también se vistió, iba a ser muy sospechoso que se quedara desnudo cuando el otro había salido corriendo. Salió a buscarlo, pero no lo hallaba. Recorrió los patios, las oficinas, las áreas de recreación. Incluso en la clínica. Pero nada. Se le paso la idea de buscarlo en los dormitorios.
Dirigía su camino cuando escucho unos sollozos en unos de los armarios donde guardaban los productos de limpieza, abrió la puerta y se encontró con su azabache llorando. Aquello era malo. Se acerco pero este le huía, cerro la puerta con seguro, y lo acorralo contra la pared. Acerco su rostro y le dio un beso. Algo sencillo. Pero este no le correspondía. Siguió intentando, pero nada. Sebastián ya no correspondía sus besos. Eso le enojó de sobremanera. No le importaba si no le correspondía. Obtendría lo que quería, aunque al otro no le gustara. Empezó a desvestirlo, el azabache se resistía, pero él era más fuerte. Beso su cuerpo y el otro dejo de resistirse para pasar a los sollozos. Cuando Mikael hizo suyo aquel cuerpo, algo dentro de Sebastián se quebró. Dejo de llorar y la última lagrima cayo cuando el clímax llego.

Pasaron las semanas, lo mas temido por Mikael había pasado. Sebastián se había sumido en un silencio inexplicable para los demás pero muy razonable para él. Tenían una sesión. Nadie hablaba, era un silencio incomodo. Pero de repente empezó a relatar su historia fantástica, contando todo lo que había sucedido, pero hubo una parte que no cabía en los sucesos. La princesa cometía suicidio. Acaso alguien se había suicidado; pero no había escuchado nada. La sesión termino, y ambos tomaron sus rumbos. Sabia que el azabache iría a su dormitorio, y el se iría al patio; simplemente se iba a pensar.

Ahora estaba enfrente de una tumba, el nombre de su obsesión se inscribía en la lapida. Dos días atrás, Sebastián se había suicidado. Lo habían encontrado con la sabana amarrada en su cuello. Eso había sido muy sospechoso, parecía más homicidio que suicidio. Pero al final se reviso todo y el caso fue expuesto. Lloraba frente a la tumba. Lloraba porque sabía que había sido su culpa. No lo amaba, no lo amo y nunca lo amaría. Pero nunca olvidaría que fue su obsesión.

Notas finales:

Bueno, ya esta. En verdad este tipo de trama es mi favorito.

¿Critica? ¿Comentario?

Puedes dejarlos con un review.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).