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Sujeto de Pruebas nº102: kim Jaejoong por akari_uchiha

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Notas del fanfic:

Hola~

He aqui un Two-shot YunJae, a pesar de que deberia estar avanzando mi HyunJae xD.

La idea nacio leyendo un libro de Bandura... aun no entiendo como xD

 

Espero que les guste n.n

 

Los personajes no me pertenecen TxT

Notas del capitulo:

YunJae rlz <3

Era un día nublado, el sol se escondía tras las nubes y estas amenazaban con llorar, había poca gente transitando las calles, ni los animales se dejaban ver en aquel desolado día. No había fecha especial, ni tampoco algo que lamentar, simplemente era un día apagado, de esos en qué prefieres pasarlos en casa, en el cobijo de un hogar y una familia, a caminar en un ambiente que solo transmite amargura.

 

Si… solo aquellas personas hundidas en la tristeza se podían sentir cómodas bajo aquel lóbrego cielo.

 

De pronto, una gota cayó del cielo, seguida de una segunda, una tercera, y un diluvio se dio a lugar; los pocos que se mantenía en el exterior, corrieron a un lugar seguro donde guarecerse de aquel llanto furioso, donde las gotas se estrellaban con fuerza sobre el asfalto, produciendo aquel ruido ensordecedor y a la vez apagado.

 

Pero un joven pelinegro, permanecía bajo aquel aguacero, sentado en el césped de lo que antes del cambio climático era un animado parque, con los ojos cerrados, de cara al cielo, enfrentando aquella ira húmeda con la suya propia ardiente. Sus puños se mantenían fuertemente cerrados, rasgando la hierba, intentado por todos los medios ahogar su frustración.

 

Si mirabas con atención, podías ver lágrimas confundiéndose con la lluvia, una cascada agridulce que descendía por sus mejillas, y moría en su polera. ¿Por qué de todas las personas en el mundo, tenía que ser él? Esa pregunta, resonaba una y otra vez en su mente, sin respuesta que le siguiera, en un eco que no encontraba final.

 

Kim Jaejoong, sujeto de prueba número 102.

 

¿Cuántas veces le llamaron así? cuantas veces le llevaron aquel laboratorio investido de blanco, rodeado de maquinas que monitoreaban cada paso, cada suspiro, cada corriente nerviosa que pasaba por su cerebro. No existía el factor sorpresa, no existía Kim Jaejoong, solo el sujeto de pruebas 102.

 

Un simple muñeco que aquellos decían, aportaría a investigaciones que beneficiarían a la humanidad. Jaejoong odiaba a la humanidad. En medio de su tristeza, de la ira que no daba abasto a su cuerpo, se imaginaba aquellas hojas tintadas de verde, como aquella asquerosa humanidad que por tanto tiempo le condeno al martirio de ser un sujeto de pruebas. Las retorcía entre sus dedos, intentado de que tan siquiera por un momento, estas sintieran el dolor que él sentía.

 

Aquel chico de cabello negro, de piel tan pálida como el mármol y de complexión delgada en el suelo, era un sobreviviente que escapo, consiguió romper las cadenas que le ataban  y escapo de una realidad que le lastimaba, para llegar a otra… igual de peor.

 

Porque cuando salió al mundo exterior, se descubrió en medio de aquella odiada humanidad, solitario, sin un lugar a donde ir, sin una calor en el cual cobijarse, siendo testigo de la felicidad de otros y hundiéndose en su tristeza, en su infelicidad. Porque él no tenía nada, porque él no era nada, nada mas que el sujeto de pruebas 102 donde fuera que vaya.

 

No… en aquella realidad, el ni siquiera era el sujeto pruebas 102. No era Kim Jaejoong, no era nada.

 

Cuando el diluvio comenzó, por un momento tuvo el impulso de correr como las demás personas a un refugio, protegerse de la cruenta lluvia, de la temperatura gélida; pero tan solo fue un momento, él no tenia donde protegerse, no tenía motivos para ello.

 

Quiso comprobar, si la lluvia seria lo suficientemente amable como para reconocerle, y impactaría contra él como con todo lo demás. Si… a esas alturas hasta eso dudaba.

 

No le importo estar solo con una fina polera, o llevar tan solo unos delgados y casi traslucidos pantalones, los pies descubiertos, dejo que su piel se coloreara con el crepitar furioso contra ella, y la temperatura bajara llevando a su cuerpo a espasmos involuntarios.

 

No, nada importaba, no tendía porque importar. Porque él no era capaz de nada, ni siquiera de atentar contra aquella asquerosa humanidad.

 

De pronto, no sintió el agua bañándolo y la oscuridad frente a él se hizo más intensa, percibió una débil fragancia en la humedad y levanto la cabeza, sin saber que iba encontrar. Frente a él, un hombre estaba inclinado proporcionándole la protección de su paraguas, mirándole con unos ojos marrones velados de algo que no supo identificar, pero que por un momento, removió aquellos sentimientos negativos que le ahogaban.

 

Por primera vez, vio como alguien curvaba sus labios en una muestra afable hacia a él, que pudo recordar, eso era una sonrisa, un gesto cariñoso del que jamás fue destinatario. Se sintió desconcertado, sin saber que significaba aquella situación, si debía curvar sus labios como aquel, si debía hablar, o tan solo seguir observándole.

 

Entonces, recabo en algo que en un principio le paso inadvertido. Aquel sujeto, era parte de la humanidad, de la asquerosa humanidad que le había condenado. Su seño se frunció y aun débil como se encontraba, aparto de un manotazo el paraguas que le cubría, el otro le miro desconcertado, sin saber porque de la reacción y con la preocupación aun patente en sus ojos.

 

Entreabrió los labios, dispuesto a decirle maldiciones y alejarlo con palabras hirientes, pero nada salió, su garganta permanecía cerrada, y sus ojos de un momento a otro, se les hizo imposible mantenerse abiertos. Todo se volvió negro y solo aquel frio abismal quedo suspendido en lo poco que le quedaba de conciencia, antes de desconectarse definitivamente del mundo, sintió una calidez desconocida aplacar el desolador sentimiento, y entonces no sintió más.

 

-.-.-.-.-.-.-

 

Jung Yunho, prestigioso bailarín reconocido en el mundo y valorado como uno de los tesoros de la danza. Solicitado en todas partes del mundo, con una vida plena, con amigos valiosos dispuestas en las buenas y en las malas, y con padres cariñosos que se le comunicaban a diario.

 

Yunho, siempre se definió, como alguien con quien la felicidad era amigo, el dolor solo un sentir pasajero y la soledad algo desconocido. Era alguien bondadoso, que quería que el resto fuera tan feliz como él, alguien quien bailaba con el objetivo de plantar sonrisas en el rostro de la gente, capaz de sentir empatía hasta del ser más despiadado, porque para él todos merecían una oportunidad, porque la maldad no existia, solo un dolor que se deforma, que con la cura, puede hacer bueno hasta el más “malo”.

 

Como todas las mañanas, fue a la sala de ensayos de la compañía de la cual era parte, ansioso por plantarse en la sala de espejos y practicar su baile, su pasión. Aun cuando el día no anunciaba nada bueno para aquellos emprendedores que se atrevieran a salir, Yunho y su pasión no podían ser detenidos.

 

Tan inmerso estaba en su práctica, que no dio cuenta cuando el diluvio inicio, inmerso en la música, en su imagen el espejo corrigiendo desperfectos. Sintiéndose afortunado de llevar un paraguas, salió con una sonrisa a enfrentar el austero clima, se sintió relajado en la tranquilidad de las calles y comenzó a sentir sueño en la quietud de su entorno. Entonces de pronto lo vio, un muchacho desabrigado y desprotegido del aguacero, con un perfil compungido y solitario, sintió la tristeza que irradiaba, e incapaz de solo ignorarle se le acerco, lo cubrió con su paraguas dejándose al descubierto, y le sonrió cuando aquella mirada tan oscura y melancólica le observo. Sintió el impulso de abrazarle, estrechar ese cuerpo tembloroso en su calor y alejar el mal que se notaba en su mirada le asechaba, pero se contuvo, consiente del rechazo que podría suscitar esa acción repentina.

 

De un momento a otro, el muchacho reacciono con violencia, apartándole con un golpe y al siguiente, desplomándose. Antes de que cayera al suelo, fue capaz de sostenerle, poniéndose en cuclillas y apoyándole contra su pecho. Aun en la inconsciencia, Yunho podía sentir la intensidad de su dolor.

 

No le fue difícil concluir que aquel chico estaba solo, y que seguramente no tenía un lugar a donde ir, tampoco, le costó tomar una decisión de lo que iba a hacer a continuación.

 

No tuvo problemas en decidir, que a partir de ese momento, Jung Yunho se haría cargo del chico en sus brazos.

 

“Todos somos seres únicos, que merecemos felicidad”

 

.-.-.-.-.

 

Lo dejo en la única habitación del departamento, la suya, lo deposito con cuidado en la cama, y con la misma delicadeza lo arropo.

 

Consciente de la fiebre que aquejaba a su invitado no tardo en poner compresas frías sobre su frente, dándole con cuidado las pastilla que le repondría del resfriado, le levanto el torso, entreabrió sus labios y dejo que el agua que deposito en su boca se llevara el medicamento previamente molido.

 

Yunho se quedo de pie ahí, observándole, sintiendo que aria todo lo que estuviera en su mano para ayudar a aquel bello muchacho. No le atañía más de 17 años, y aun así, parecía que había pasado por tantas cosas como un adulto de 40, tantas cosas malas, tantas lagrimas derramadas.

 

Se acuclillo al lado de la cama, y de repente, el peso de pasar toda una mañana practicando danza se hizo patente en su cuerpo, entonces su parpados se pusieron pesados, y el sueño le venció.

 

.-.-.-.-.

 

Despertó por el insistente movimiento en la cama, el pelinegro sin nombre se removía de un lado a otro, intranquilo, sospechaba que estaba por despertar, sus parpados se contraían con molestia por el fin de un sueño, y comenzaron a entreabrirse suavemente, pero, a mitad de camino, estos se volvieron a  cerrar de golpe.

 

Yunho le miro extrañado, siendo consciente de que el chico ya estaba despierto, su respiración ya no era profunda y acompasada, sino más bien agitada, aun si se mantenía inmóvil y con los ojos cerrados su estado de conciencia era evidente.

 

Jaejoong no quería abrir sus ojos a la realidad, tenía miedo, miedo de que aquella mullida y cálida superficie no fuera más que una ilusión que al abrir los ojos se esfumaría para jamás regresar, que aquel sentimiento de compañía y protección se extinguiría, y entonces volvería a ser nada, alguien que no existe en el mundo. Lagrimas comenzaron a atiborrarse en sus ojos, sintiendo de nuevo como aquel vacio volvía apoderarse de su pecho, entonces, de repente, el roce de una mano cálida en su cabello congelo sus miedos, sus ojos se abrieron con timidez, en tanto lo que parecía ser una caricia se hacía continua.

 

El chico que había apartado de un manotazo de si, aquel que compuso una sonrisa para el, le miraba con afecto, con lo que califico como ternura, no había señal de maldad en su mirada, aversión, tan solo cariño por el prójimo, cariño por él.

 

Pensó, en que aquella persona parecía compartir la amabilidad de la lluvia, que lo reconocía al igual que ella, pensó que quizás su primera conclusión era errada, y él en realidad, era el dios de la lluvia en forma humana, después de todo, ¿Quién mas andaría por la calle con semejante diluvio que no fuera la lluvia misma?

 

-Para ti yo… ¿existo?-cuestiono con voz débil, aun cuando la fiebre habia bajado, su cuerpo y garganta se sentían resentidos.

 

-¿Cómo te llamas?-respondió con otra pregunta, pero Jaejoong no se sintió ofendido, al contrario, de forma natural sus labios se curvaron, y su mirada se torno vidriosa, aquel dios, se estaba interesando por su nombre, se estaba interesando por él. No era el sujeto de pruebas 102, era alguien, tenía una identidad…

 

Quizás en ese instante, quizás en ese lugar, comenzaba la vida para –soy Kim Jaejong- y las lagrimas se deslizaron por sus mejillas, aquella, era la primera vez que decía su nombre, la primera vez que se escuchaba a si mismo decirlo.

 

-Bien, Kim Jaejoong, ahora tu existencia tiene un nombre para mí-Yunho amplió su sonrisa, observando la ilusión que teñía la mirada de Jaejoong-Mi nombre es Jung Yunho, ¿Cómo te sientes?-

 

-Yo… me duele un poco el cuerpo y la garganta, pero estoy bien. Es la primera vez que me siento tan bien-cerro los ojos, suspirando de gusto-¿Por qué un Dios como usted fue capaz de verme?-su mirada curiosa, libre de defensas y llena de curiosidad se dirigió a Yunho, aquello realmente le intrigaba.

 

Yunho rio, sorprendido porque lo catalogase como un Dios-No tienes que tratarme de usted, solo tengo 22 años sabes?, además no soy ningún Dios, solo soy una persona más, que como cualquier otra te hubiera ayudado, porque tú también eres una persona-

 

-¡Eso es mentira!-contradijo-¡Las personas son malas!, usted es el dios de la lluvia, es obvio que iba  a estar por ahí, además… yo no soy una persona… tan solo soy un sujeto de pruebas 102, tan solo…-

 

-Eres Jaejoong-le corto el más alto-no entiendo muy bien de que hablas pero, si quieres ver en mi el Dios de la lluvia, entonces eso seré para ti, tan solo, confía en mi ¿bien?, nose lo que te haya pasado, pero desde ahora te cuidare-de nueva cuenta acaricio el cabello oscuro-todos merecemos felicidad, y creo que contigo ya se ha tardado demasiado-

 

-¿Felicidad?-cuestiono-Tu… ¿lo prometes? De verdad me trataras como a una persona, ¿dejare de ser un sujeto de pruebas?-su voz tembló levemente en sus últimas palabras. El odiaba a las personas, aun así, siempre las había envidiado, siempre deseo ser como ellos, un espíritu libre que vive como decide vivir, sin ataduras, de forma natural, con los demás, deseo poder hablar con alguien, que le escucharan, escuchar.

 

Quería ser especial para alguien.

 

-Yo… odio a la humanidad-murmuro por lo bajo, con los labios fruncidos y Yunho sonrió enternecido.

 

-Te enseñare a amarla-afirmo, y Jaejoong le observo sorprendido-empezando por mi-su sonrisa se hizo más amplia-¿estás dispuesto entonces a quedarte conmigo y asumir el riesgo?-

 

-¿Por qué me quieres enseñar a amarla?, ¿Por qué me quieres cuidar?-

 

-Todos merecemos felicidad, y yo tengo mucha, creo que es mi deber compartirla, y quien mejor que contigo?-acerco su rostro al más bajo-¿a que si?-

 

-¿Soy especial?-su mejillas se sonrojaron.

 

-Todos lo somos-afirmo Yunho, y Jaejoong sintió perder un poco el encanto. Frunció levemente el seño, mas no hizo comentario-Ahora, es mejor que sigas descansando, preparare algo para que comas, aunque te lo advierto, soy pésimo en la cocina-medito un segundo-no… mejor pediré algo a domicilio-sonrio-ahora descansa-deposito un beso en su frente y salio de la habitación.

 

Jaejoong… no sabía cómo iba  a poder descansar después de aquello-un beso…-susurro, alucinado, todavía sintiendo el cálido contacto de los labios de Yunho en su frente, tan suaves, tan tiernos…

 

Su primer beso.

 

.-.-.-.

 

Desde ese día Jaejoong vivió con Yunho, bajo su protección, bajo su calor, Jaejoong aprendió lo que era tener una vida, lo que era ser alguien, a recibir y regalar sonrisas, a sentir la felicidad bullir en el pecho, a hacer berrinches, a tener caprichos y que estos sean satisfechos.

 

Jaejoong no sabía si después de ese mes había aprendido a amar a la humanidad, no sabia en realidad a ciencia cierta lo que era el amar, de lo único que estaba seguro era de que una vida sin Yunho entonces ya no sería vida, e incluso aun en su ignorancia de lo que era amar, sentía que el amaba a Yunho.

 

Usualmente en las tardes, cuando Yunho no estaba el veía televisión, aquella inmensa pantalla en la que podía ver personas, paisajes, animales y muchas cosas más que le dejo maravillado. Nunca había visto una anteriormente, su vida siempre estuvo limitada a una habitación con tan solo una cama arrimada en un rincón, sus paseos consistían en el viaje de su cuarto al laboratorio, una vez al día al baño y después… no había nada más después.

 

Fueron 19 años de vivir así. Porque si, a pesar de que Yunho pudiera dudarlo el ya tenía 19 años, esa era de la poca información que sabia además de su nombre. El cómo termino ahí le era desconocido, si tenía padres... No sabía nada. No tenía nada, solo a Yunho.

 

Y nunca había sido más feliz.

 

Una cosa que le había llamado la atención entre otras durante ese mes, las características multifacéticas de Yunho. Todo lo que este hiciera, era sinónimo de perfección, lavar, planchar, dibujar, arreglar artefactos, cantar, imitar, bailar… sobre todo bailar, la primera vez que lo vio, se sintió maravillado, con un sentimiento desconocido en su pecho, contemplando la divinidad de un Dios, porque aunque Yunho lo negara, el no podía ser nada más que un Dios.

 

Pero había algo que aquel perfecto ser no podía hacer a la perfección, cocinar.

 

Y Jaejoong no pudo sentirse más sorprendido cuando se dio cuenta de eso ¡hasta los dioses tenían cosas que le eran imposibles!, se dio cuenta, en una oportunidad que viendo un programa de cocina, el plato presentado se le antojo como un capricho y con la confianza que había adquirido no tardo en hacérselo saber a Yunho.

 

-“Quiero eso Yunho”- había señalado en aquella ocasión, Yunho había hecho un gesto de negación ante el puchero que acompañaba su petición y sonriendo, había tomado el teléfono dispuesto a  hacer un pedido del extravagante plato, pero Jaejoong aquella vez quería algo especial –“Quiero que lo hagas tu, como ese hombre en la televisión”- como respuesta, la sonrisa abandono el rostro de Yunho y un sudor frio le cubrió el rostro, el menor le miro extrañado, siendo por primera vez testigo del nerviosismo de Yunho.

 

-“La verdad… no sé hacer eso”-había mencionado avergonzado.

 

-“¡tú no puedes hacerlo!”-Exclamo sorprendido. Se vio tentado a esconderse bajo la mesa esperando el apocalipsis.

 

-En realidad no es solo eso… no se cocinar nada-reafirmo por lo bajo, incapaz de responder la mirada atónita del pelinegro, a esas alturas, Jaejoong no esperaba ni siquiera esconderse, estaba esperando que el suelo lo tragara en cualquier momento.

 

¡Yunho era un inútil en la cocina!

 

Por un momento sintió que el mundo había perdido sentido y al siguiente, vio su oportunidad de hacer algo por Yunho. Debido a la perfección del más alto, no había nada que Jaejoong pudiera hacer que pudiera compensar siquiera un poco todo lo que Yunho hacia por él, porque hiciera lo que hiciera, si era para aquel Dios no sería suficiente.

 

Desde ese momento se convirtió en un fiel seguidor de los programas de cocina, cada tarde sintonizaba el programa, anotaba la receta de día y grababa su preparación. Antes de que llegara Yunho de sus ocupaciones siempre le tenía algo en la mesa, una comida caliente o un postre recién horneado.

 

Al principio fue difícil, sus platillos no se asemejaban lo suficiente a los de la televisión, pero Yunho nunca le reclamo, y cada una de sus comidas, las comió con una sonrisa. Pero Jaejoong se dio cuenta, a los 15 minutos de comer, el más alto corría al baño y devolvía su estomago.

 

Afortunadamente, Jaejoong había mejorado y sus platillos eran tan o más delicioso que los que se pasaban por televisión.

 

¡Era un gran cocinero! ¡Yunho lo había alabado por ello!

 

Y ahora, haciendo de ese día especial, era su primera vez creando un plato, había ignorado el programa de aquella tarde, y se había impuesto a sí mismo el desafío de aplicar sus conocimientos en una cena de todo o nada, si Yunho lo volvía  a elogiar y no corría al baño después de su comida, entonces ¡sería el mejor Chef!.

 

Faltaba cerca de una hora para que Yunho regresara a casa y tenía todo prácticamente listo, se sentía ansioso y con los nervios a  flor de piel. ¿Le gustaría? ¿No le gustaría?, esas preguntas se paseaban por su cabeza sin tregua. Quería ver su sonrisa llena de orgullo.

 

Cuando escucho el timbre pensó que el momento había llegado, y el nerviosismo aumento, ¡aun no terminaba de cocer la carne el horno!

 

Incapaz de hacer esperar fuera  a Yunho, fue presuroso a la puerta, tropezando en el camino con una silla; la marca del golpe quedo levemente marcada en su mejilla, pero lo ignoro, después de todo con eso estaba seguro conseguiría una caricia de Yunho para calmar el dolor. Era común que Jaejoong  sufriera accidentes por su torpeza, por eso, cada vez que pasaba y quedaba resentido en alguna parte, Yunho le consolaba y junto con una caricia, depositaba un beso en la zona afectada.

 

Una sonrisa se formo su rostro expectante, y cuando al fin llego a la puerta no se preocupo por preguntar quién era, simplemente abrió.

 

Y fue un gran error.

 

No era Yunho el recién llegado, un chico incluso más alto que el mayor y con una expresión agria fue el que le recibió al abrir el departamento y tirarse a sus brazos, brazos que creía serian de su Dios. ¡Qué desilusión!

 

Después de un momento se dio cuenta de lo que estaba pasando, la persona frente a él era un extraño y estaba plantado frente al departamento de Yunho, tenía mala cara y parecía que en cualquier momento le golpearía; más importante, ¡era parte de la maldita humanidad! , si… aun no lo superaba.

 

-¡¡Ahhhh!!-grito, y se alejo de un salto. El desconocido arqueo una ceja.

 

-¿Te me tiras encima todo cariñoso y después te alejas con un grito?, ¿eres bipolar?-hablo con un tono plano, sacudiéndose la ropa con desinterés-me hace dudar de si tienes un cerebro-

 

-¡hey!-gruño ofendido-te confundí, eso es todo ¿Quién querría abrazar a alguien como tú?, yo solo quiero a Yunho-se cruzo de brazos indignado.

 

-Oh… así que no me equivoque de departamento-asintió pensativo-ya decía yo que eso era imposible-una sonrisa curvó sus labios, diferente a las que Jaejoong solía ver usualmente, Yunho siempre sonreía, pero era una sonrisa distinta, una capaz de transmitir paz, y de hacer que uno mismo sonría. En cambio la de ese chico…

 

¡Su sonrisa solo consiguió irritarle!

 

-Bien, ya que al parecer Yunho no está, esperare adentro, si me haces el favor de hacerte un lado para que pase-hizo un gesto con la mano para que se apartara, nada educado cabe decir.

 

Jaejoong frunció el seño-no te conozco, ¿cómo podría saber que no estás mintiendo? Los humanos son malos-

 

-Porque te lo acabo de decir ¿quizás?-rebatió con sarcasmo-¿y que me dices de ti? También eres un humano, ahora apártate, hace frio aquí afuera-

 

-No-ignoro su afirmación, aun cuando Yunho también se lo había dicho muchas veces, no se consideraba así mismo un humano.

 

-Apártate-

 

-No-arrugo el entrecejo.-vuelve cuando este Yunho-

 

-Apártate-

 

-Fuera-

 

-¡Oh! Espera, ese que viene ahí ¿no es Yunho?-exclamo sorprendido.

 

-¿¡Donde!?-cuestiono ilusionado. Por la emoción descuido su posición en la puerta. El desconocido no perdió la oportunidad, se adentro en el departamento en un abrir y cerrar de ojos. Jaejoong… seguía buscando-no lo veo, estás seguro que...?-ya no había nadie frente a él.

 

-¿Me buscabas?-estaba sentado en el gran sillón de la sala de estar con el mando a distancia del televisor.

 

-¡¿Como llegaste ahí?!-podría ser… que aquel chico fuera un ¿demonio?, el pelinegro lo sopeso un momento, después de todo Yunho era un Dios.

 

Aunque… no, el chico había reconocido ser un humano. Pero Yunho también lo había hecho… y ¡era un Dios! ¿Quizás también él estaba en negación? Estaba confundido.

 

-Caminando-respondió simplemente-Y ya que estoy aquí, como soy una persona educada me presentare, Soy Shim Changmin-se llevo una papa frita a la boca, es un misterio de donde la saco-¿Quién eres tú?, no sabía que Yunho viviera con alguien-no demostraba mayor interés.

 

-Yo… -se sonrojo, era la segunda vez que le preguntaban su nombre y aun se le hacía extrañamente emocionante-Soy Kim Jaejoong-Changmin le observo con una ceja alzada, curioso. Aquel había sido un rápido cambio de humor, ¿en verdad sufrirá de bipolaridad? Lo pensó seriamente. Iba  a preguntar, cuando su olfato detecto el aroma de la comida cocinándose, un delicioso olor que auguraba un suculento platillo.

 

No hubo más tiempo para reflexiones.

 

-Te perdonare todo lo que has hecho si me das de comer-proclamo repentinamente, Jaejoong le observo desconcertado.-¿Estas cocinando verdad?-

 

-¿Eh?-su cabeza se inclino hacia un lado-¿Qué te de comida?-arrugo el entrecejo, todavía sin comprender-Espera… ¡no!-exclamo finalmente-¡Esa comida es para Yunho!¡No te la daré a ti, malvado demonio!-

 

-¿Demonio?-

 

-¡Sí! No tienes porque seguir ocultándolo, ¡se de tu verdadera identidad!, estas tras de Yunho ¿verdad? ¡Quieres hacerle daño porque él es un gran Dios!-sus ojos de afilaron, en una muda amenaza ¡no dejaría que le hiciera nada a Yunho! Seguramente el robar su comida era parte de su maléfico plan.

 

Changmin no aguanto más, y como pocas veces, rompió en carcajadas. -¡Estás loco!-se doblo sobre sí mismo, incapaz de contenerse, ¡era demasiado incluso para él! Jaejoong era realmente divertido.

 

-No soy ningún demonio ¿está bien?-aclaro, tratando de reponerse, la risa aun burbujeaba en su garganta.

 

-¿Por qué debería creerte? ¡Mentiroso!-

 

-Bien, bien. Lo que sea-se encogió de hombros, ya completamente recompuesto, sin embargo su rostro seguía levemente colorado-Aun así tienes que darme comida, fuiste muy irrespetuoso. ¿Quién fue el que se tiro sobre mi?-le miro, inquisitivo-Te estoy dando una oportunidad de redimirte, deberías tomarla-

 

-No fue apropósito, ¡te confundí!-Changmin le siguió mirando fijamente, con reproche. Jaejoong comenzaba a sentirse culpable.

 

-¿Esa es toda escusa? Yo fui bastante educado contigo, creo que merezco lo mismo-se cruzo de brazos, siendo aun más imponente para el pelinegro.

 

-¡Entraste sin permiso!-no quería ceder, y el esfuerzo que hacía por contener sus nervios se denotaba en sus puños cerrados.

 

-Tú me dejaste pasar-

 

-¡Porque me engañaste! Solo me corrí un momento y…-

 

-Es lo mismo-cerro el tema, solemne. El más bajo ahogo un gruñido de frustración.

 

-¡Bien!-prácticamente bramo-¡Pero te irás en cuanto comas!-

 

-Esperare a Yunho-contradijo.

 

-¡eres insoportable!-agito los brazos al techo, encaminándose a la cocina-¡Ya entiendo porque estás aquí y no en el infierno!¡Te echaron!-

 

-Y tú estás loco, solo termina de cocinar-

 

.-.-.-.-.-.-.-.-.

 

Cuando Yunho finalmente llego al departamento, el delicioso aroma de carne asada llego a su nariz. Hubiera babeado de no ser por su autocontrol, ¡Jaejoong realmente se había lucido ese día!, todavía no veía la comida, sin embargo ya se moría por probarla.

 

Camino a la cocina, recabo en que Jaejoong no era la única persona en el departamento. Podía escuchar claramente una conversación desde donde estaba, frunció ligeramente el entrecejo, extrañado. ¿Quién podría ser?, sin embargo, no era solo la incertidumbre la que le dominaba; un sentimiento que nunca antes había sentido, parecía haber tomado un lugar en su pecho, un sentimiento incomodo, inquietante.

 

Cuando más cerca estuvo, pudo reconocer la voz invitada, Shim Changmin, uno de sus mejores amigos, y el más complicado cabe decir. ¿Conocía a Jaejoong? No… más importante aún, ¿estaba hablando con él?

 

-Realmente tenias hambre…-escucho decir asombrado a Jaejoong-Pero no te daré más que eso, la comida es para Yunho, no para ti-

 

-Eres un tacaño, un demonio como yo podría tirarte una maldición y dejarte calvo ¿sabes?-cuando Yunho finalmente abrió la puerta de la cocina, pudo ver el gesto espantado de Jaejoong, y como se agarraba su cabello dramáticamente. No pudo evitar la carcajada que se vio obligado a disimular.

 

-¿Demonio?-cuestiono, divertido. Al instante de notar su presencia, el pelinegro se tiro a sus brazos. Changmin les observo burlón.

 

-¡Yunho!-exclamo, aferrándose a su cuerpo. El nombrado le acaricio la cabeza, tal como siempre solía hacer.

 

-Estoy en casa-sonrió, y Jaejoong le miro maravillado, comprobando una vez más que la sonrisa de Yunho era la más bonita del mundo.-¿Que te paso en el rostro?-la preocupación se vislumbro en su mirada al recabar en la mejilla levemente amoratada del mas bajo.

 

-¡Oh! ¡Verdad!-Jaejoong se llevo a una mano a su mejilla-me golpee con una silla cuando iba a abrir la puerta-Yunho suspiro aliviado, por un instante la posibilidad de que el pelinegro y Changmin hubieran peleado le había atormentado.

 

-¿Te duele?-cuestiono, en tanto acariciaba la zona golpeada, Jaejoong negó y Yunho sonrió, más tranquilo. –Ten más cuidado ¿está bien?-deposito suavemente sus labios en la mejilla amoratada.

 

-¿Es que no pueden ser mas diabéticos?-Changmin desde la mesa, les observaba aburrido-No recuerdo cuando fue la última vez que vi una pareja tan empalagosa.-

 

Jaejoong le miro irritado-¡Eso no te incumbe!, ¡no tienes porque mirar de todas formas!-

 

-Se me acabo la comida ¿Qué más puedo hacer?-se encogió de hombros, desinteresado.

 

-¡Irte!-

 

-No somos pareja Changmin-aclaro de improvisto Yunho, suspirando-¿Cómo fue que viniste hasta acá?-pregunto, extrañado.

 

-Estaba aburrido-contesto simplemente, mirando de soslayo a  Jaejoong; fue el único en darse cuenta de su expresión decepcionada cuando Yunho negó su afirmación. -“Así que eso es lo pasa”-pensó para sí mismo.-Quiero hablar contigo-añadió, repentinamente serio.

 

-¿Eh? Está bien-no pudo evitar extrañarse ante el repentino cambio de actitud-Jaejoong, ¿puedes dejarnos a solas?-el más bajo le miro disconforme.

 

-¡Pero Yunho!, te hice la cena, ¡se enfriara!-sus labios se fruncieron, molesto.

 

-Solo será un momento, ¿por favor? Tengo muchas ganas de comer ¡mas por como huele! Pero tengo que hablar antes con Changmin ¿quieres que se valla verdad?-el mencionado gruño inconforme. Jaejoong asintió, desviando su mirada a Changmin por un momento para mirarlo con burla.

 

-Está bien Yunho-con una sonrisa de medio lado salió airoso de la cocina. Antes de cerrar la puerta tras si, como ultima venganza, le saco la lengua a Changmin; este solo le ignoro y Jaejoong ya no se fue tan contento.

 

¡Era tan irritante!

 

-.-.-.-.-.-.-.-.

 

-¿Qué pasa Changmin?-tomo asiento frente al nombrado, en la pequeña mesa de la cocina.

 

-Eso es lo que quiero saber yo Yunho-se cruzo de brazos, serio-¿Estas enamorado de él?-

 

-¿Eh? ¿De qué hablas?-enarco una ceja, confundido- Jaejoong es mi amigo, es alguien que necesita que alguien lo cuide y eso es lo que hago yo. ¿A qué viene es---

 

-El está enamorado de ti.-declaro, suspirando. Yunho quedo con una mueca suspendida, sorprendido-si tu no sientes más que amistad por él, deberías hablarlo con Jaejoong-se masajeo el entrecejo-¿ves porque no vengo seguido? Son puros problemas-

 

-Changmin, eso no es posible ¿Por qué piensas eso?-

 

Para Yunho, el solo concebir la idea se le hacía imposible. El amor es un sentimiento hermoso, tan fascinante y etéreo, pero a la vez puede ser tan corrosivo como el acido. Era un ideal para Yunho, porque el siempre había amado a toda las personas, porque siempre compartía su cariño a todos los que lo necesitaran, de forma natural; pero nunca aquel sentimiento había evolucionado hasta convertirse en abrumador con alguien, y el solo pensar en aquella experiencia desconocida asechándole, le causaba cierta  inquietud ¿Cómo arriesgarse y arriesgar a alguien más en algo que aun no estaba seguro de llevar? ¿de saber valorar?

 

Jaejoong no sentía eso por él, y el sentimiento que aun no identificaba cuando pensaba en Jaejoong no estaba referido al amor.

 

No lo estaba.

 

-¿Por qué esta el aquí?-interrogo repentinamente Changmin, interrumpiendo sus reflexiones.

 

-Yo… lo encontré en la calle-cerro los ojos, reviviendo el momento-estaba bajo la lluvia, con fiebre. Cuando me acerque el me alejo, pero se desmayo en mis brazos-frunció levemente el entrecejo-No quiero saber lo que le hubiera pasado si no hubiera estado allí-

 

-¿Por qué estaba en la calle?-interrumpió nuevamente, Yunho comenzaba a irritarse.

 

-No estoy seguro, cuando le pregunte me dijo que había estado encerrado en un laboratorio desde que nació-advirtió con la mirada la nueva interrupción-ni se te ocurra-Changmin bufo-No lo sabe, lo único que los sujetos que lo tenían ahí siempre le decían era que con su investigación iban a darle grandes beneficios a la humanidad-sus ojos se tiñeron de pesar-por eso Jaejoong odia a las personas, solo se relaciona conmigo y con la televisión-sonrió levemente-aunque dice que yo no soy una persona, sino un Dios, como contigo, que ahora eres un demonio-

 

-¿Y piensas que eso está bien?-enarco una ceja, interrogante.

 

-Si… es decir, no. Pero… vamos, ¡no es tan malo! Es como un juego…-

 

-Si tú querías ayudarlo, con ese pensamiento no lo estás haciendo-asevero, sin el menor signo de dubitación-solo lo estas alejando mas de las personas Yunho, se está aferrando demasiado a ti-suspiro, cansino-en realidad, quizás confundí las cosas, y lo que siente por ti es solo adoración, pero como sigan así… no podrá vivir sin ti Yunho, se va a enamorar de ti y solo será tu responsabilidad-

 

-Lose… -su mirada decayó a observar el piso sin mirarlo, escondida entre sus brazos, inclinado sobre la silla.-No puedo permitir que eso pase-

 

Yunho y Changmin en ese momento ignoraban… que lo que tanto temían, ya había pasado.

 

Continuara...

Notas finales:

¡Es la primera vez que escribo capis tan largos! xD

La segunda parte esta en proceso~

Si les gusto dejen reviews n.n

Matta nee~ =D


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