Suspiro pesadamente antes de entrar al colegio, con pasos lentos y cansados. Aquel era el primer día de Sasuke Uchiha en el School-House, establecimiento de renombre, el único en toda la ciudad dispuesto a recibirlo a pesar de su manchado historial. En la ciudad existían cerca de 15 establecimientos educacionales, de ellos, más de la mitad había tenido el gusto de verlo pasar por sus dominios, y después, con la misma rapidez, expulsarlo. En los planos educativos, Sasuke Uchiha era sinónimo de problemas.
¿Quién querría lidiar con alguien así?.
School-house fue la excepción.
“El dinero lo puede todo” había dicho su hermano, con una sonrisa socarrona después de salir de la oficina de la directora.
Sasuke no era una persona que buscara problemas, sin embargo, “estos lo amaban a él”, o eso había dicho a su hermano cuando este apesadumbrado lo fue a recoger a su ultimo colegio. A pesar de ser un estudiante callado y reservado, por su llamativa apariencia, tendía a ser el centro de atención donde fuera que valla; sus ojos negros cual noche, su piel clara rozando el blanco, sus cabellos azabaches con un especial y natural peinado, su cuerpo delgado y atlético, que aun bajo la funda del uniforme llamaba la atención. Simplemente, todo en él gritaba un “mirame”.
Sasuke odiaba que lo miraran, y más aun, que lo acosaran. Las chicas mirándole a cada momento y los varones, si bien con excepciones, estudiando sus pasos para encontrar el momento justo y mostrarse más ante su clase desprestigiándolo a él.
Aun cuando odiaba darle problemas a su hermano, siempre terminaba complicándole más la existencia, por eso, antes de salir de casa para aquel nuevo comienzo, se había prometido así mismo controlar su temperamento.
Mordería su lengua y evitaría comentarios mordaces, controlaría sus puños y no cedería antes las provocaciones. Estaba decidido a empezar con el pie derecho.
De soslayo y sin verdadero interés, miro su reloj de muñeca para tener conciencia del tiempo, grande fue su sorpresa, cuando al ver las manecillas del endemoniado artefacto la hora de su primera clase, era señalada con burla, porque si, ese maldito reloj se estaba burlando de él. Solo unos minutos antes había mirado y ¡le quedaban más de quince minutos para el inicio de clases! Su pasos adquirieron velocidad, y pronto, con el timbre resonando en su oídos, emprendió una carrera por llegar a tiempo o si no, no tan atrasado.
-¡Se supone que iba a empezar bien, maldición!-
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Corría como alma que lleva el diablo, aquel era el inicio de un nuevo año escolar en el School-House y no quería problemas desde el comienzo, al menos el primer día tenía que salvar ¿no?.
Naruto Uzumaki no era dado a ser un ejemplo disciplinar, lamentablemente, su padre no estaba de acuerdo con eso, el mal comportamiento de su hijo era algo que le desagradaba y frecuentemente tenían discusiones por lo mismo, para Minato Namikaze no existía justificación alguna y no tardaba en descargar comentarios mordaces al menor cada vez que le llamaban a dirección, además de suntuosos castigos. Naruto deseaba pasar una temporada sin las reprimendas del mayor.
Porque si… ¿Qué padre no se enoja por el mal comportamiento de su hijo? pero… si aquel no pasa tiempo de caridad con su primogénito, o se preocupa de algo más que no sea su posición social. Naruto siempre ha deseado, volver al pasado, donde las sonrisas abundaban. Aquel tiempo en que junto con su madre, su pequeña familia era un nido de felicidad.
Pero, no podía negar su parte de la culpa en el problema, después de todo, su fama en el colegio demostraba su perfil escolar. Era conocido como el “kyubi”, distinguido por su escultural apariencia, de abundantes y desordenados cabellos rubios, profundos ojos azules, con músculos definidos y piel morena que en su rostro, estaba marcada por tres marcas horizontales en cada mejilla; las mujeres eran cosa común en el, frecuentando encuentros furtivos y relaciones que no duraban mas allá de dos semanas.
Para Naruto el amor no existía.
No para él.
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A paso acelerado, y con el sonido del timbre todavía resonando en sus oídos, dos adolescentes sin nada más quela idea imperiosa de lograr una asistencia puntual, corrían los pasillos de la institución, sin mirar siquiera el camino que pasaban.
Con un norte claro.
Sasuke quería una vida pacífica, lograr perdurar en aquel establecimiento que era una de sus últimas opciones; y aunque no tenia mayor relevancia para él, el odio del cuerpo docente no le ayudaría. ¡Se había prometido así mismo no meterse en problemas!
Por otra parte, el rubio quería gozar de la libertad que significaría el librarse de los regaños de su padre, ¡No les iba a dar la oportunidad ese año de llamar a Minato!
¡¡PaFF!!
Sin ser consientes plenamente del como, tanto el pelinegro como el rubio se vieron en el piso, con el cuerpo adolorido.
Habían chocado.
Con el rostro colorado y irritado Naruto dejo rápidamente su lugar en el piso, aquello había sido un choque, algún idiota que al igual que el corría por los pasillos y que no se había dignado a mirar su camino. Palabras de odio dejaban su boca a la par que sus puños se contraían en enojo ¿Quién se había atrevido a golpearle? “es un accidente” no justificaba ni un milímetro el hacer que “él”, de entre todos “él” callera al piso, y más cuando el tiempo no era algo que le sobrara. Sonrió, preparando sus puños y una sarta de maldiciones que dejarían al infeliz que seguía en piso llorando, cuando finalmente lo observo.
La ira repentinamente aminoro, el chico frente a él, era uno de los más hermosos que había visto en su vida, no quedaban en él maldiciones que dirigirle, su expresión iracunda cambio a una mueca seductora, su mirada se afilo, planificando sus siguientes palabras que convertirían a aquel chico en una de sus primeras conquistas de ese año. Extendió su mano, en un gesto caballeroso demostrando su amabilidad, el pelinegro frente a él seguía sin embargo con la mirada bajo, su flequillo oscuro cubría su mirada y su respiración parecía levemente agitada.
Se extraño, pero lo atribuyo a lo que quizás, era su emoción al verle ¿Quién podría culparlo?
Sasuke no quería comenzar así, aquel compromiso que había hecho consigo mismo era algo serio, sin embargo… gruño, intentando mantener la calma y no iniciar una pelea. Cuando finalmente levanto el rostro, una mano morena se extendía frente a él, y un rubio, la persona que le choco, le sonreía con una mirada extraña…
¿Eso era un intento de seducción?
-Hola bombón-hablo por primera vez y Sasuke dacio que nunca lo hubiera hecho.
-Bombon…-murmuro, decidiendo en aquel instante, que una cosa como esa definitivamente no tenia perdón.
-A quien le dices bombón…-susurro, lo suficientemente audible y siniestro para su interlocutor-¡Maldito Dobe!-
-¡¿Ah?!-la cordialidad dejo de estar en él-¡¿Dobe?!-repitió, alzando su puño-¡¿A quién le dices dobe?! ¡¡Teme!!-
-¡¿Ves a alguien mas además de ti?!-cuestiono, también alzando el puño-¡¿Así que además de idiota tienes problemas de identidad?!-
-¡Pero qué dices!-hablo con ironía-¡yo al único Teme con problemas de identidad que veo aquí es a ti!-Sasuke hirvió en cólera.
-¡Te hare una nueva cara!-rugió, abalanzándose sobre el ojiazul.
-¡Quiero verte intentarlo, mentecato de Teme!-
Y así, en medio de insultos y golpes, comenzó su primer día en el School-House. Sus expectativas definitivamente no se cumplieron, sus deseos de no tener problemas no se hicieron realidad. Un nuevo comienzo, totalmente distinto del que esperaban, comenzaba a desarrollarse.
Continuara..