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¡Eres un idiota! por Ritchan

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Notas del capitulo:

El final puede ser un principio~

-Eres un idiota, me voy de aquí.

-¿Después de todo? ¿Sin más?- preguntó con una sonrisa torcida, mientras que un dedo se acercaba al labio y se ‘’secaba’’ la saliva de más.

-No sé como me has metido en todo esto… Idiota.

-No me vengas con esas, lo disfrutaste- su acompañante le miró de forma molesta- Además, te lo advertí… ¿recuerdas?- decía mientras le tomaba de la muñeca y lo acercaba hasta él- Te advertí de que serías mio- decía casi en un susurro de forma seductora- …y lo cumplí.

Nada más terminar se acercó a él y lo besó apasionadamente, como si intentará que se diera cuenta de sus auténticos sentimientos.

-Ya basta Gold… Tremendo idiota- decía todavía de forma entrecortada y sonrojado intentando aparentar estar enojado, salió por la puerta.

-Maldito Silver- se quejó mientras lo veía partir, luego sonrió pícaramente- el pobre no sabe que volverá hasta mi... muy pronto….

Él lo sabía, tenías sus pruebas para creerlo, además, de que Silver había olvidado su abrigo y allá afuera hacía frío. Tendría que volver quisiese o no.

Pero no decidió esperarlo, estaba cansado. Se tumbó en el sofá y del suelo recogió un almohadón que lo puso bajo su cabeza. Respiró. Todavía se podía oler ahí el olor de Silver. Bajo ese ``perfume´´ se quedó durmiendo recordando, quizás, el mejor momento de su vida.

..

.

-Maldita sea, te dije que no teníamos que haber perdido tiempo en esa tontería- decía enojado Silver mientras veía como comenzaba a nevar.

-¡Será mi culpa que haya empezado a nevar!

-¡Claro que lo es idiota! Nos entretuvimos porque quisite volver a ese bar a ver no sé a quien.- le recordó molesto.

Gold  lo miró y refunfuñó para sus adentros porque sabía que él llevaba razón.

-Deja de quejarte y corre si no quieres acabar congelado. Vamos a mi casa, la tuya queda muy lejos.

-Más te vale que allí me dejes descansar un rato- respondió Silver con mirada amenazadora mientras aumentaba el paso.

Llegaron a la casa de Gold, era una casita pequeña pero acogedora. Tenía dos pisos, arriba: el dormitorio, una salita y un baño; y abajo: el salón, la cocina y otro baño. En el salón había un largo sofá marrón que parecía bastante cómodo. Sobre el lado derecho del sofá había un almohadón a juego con la tapicería de este. Este sofá se encontraba (y con este, el salón) bastante cerca de la puerta del recibidor. Al lado de la puerta había un perchero que se vio lleno chaquetas mojadas por la nieve cuando Gold y Silver cruzaron el umbral peleando como siempre.

Gold, tras tirar a su chaqueta cruelmente sobre el perchero, se dirigió a la cocina a tomarse algo para calentarse.

-Tú, ¿quieres un poco?- le ofreció.

-Quiero irme de aquí- dijo tranquilo con los ojos cerrados y de brazos cruzados.

-Siento decirte que hasta que no acabe esta repentina tormenta no podrás moverte de aquí- bebió un trago a su bebida caliente- tienes que reconocer que te gusta pasar tiempo conmigo.

-Antes prefiero que un Snorlax me aplaste.

Gold lo miró con desdén. Después cambió su expresión a una divertida.

-Bien, vete entonces- decía mientras abría la puerta.

-¿Cómo quieres que me vaya loco? ¿No ves la que cae ahí afuera?

-No te aclaras muchacho, ¡decídete!- dijo tras cerrar la puerta de un portazo- aunque eso que dijiste, en realidad, quiere decir que quieres estar aquí conmigo. Reconócelo- decía insinuadamente.

-Ya te dije que no- dijo serio aunque la mirada dorada de Gold lo ponía nervioso.

-Demuéstralo entonces- le desafió con una sonrisa torcida.

-También te dije que no- Gold se le acercaba con cada palabra y él estaba cada vez más nervioso.

-Pues reconócelo.

-¡No tengo nada que recon…!

Gold lo calló tapándole la boca con una mano. Silver enrojeció debido a los pocos centímetros que lo separaban.

-¿Sabes? Me da igual todo, tu carita roja te delata y repito: me da igual, hoy serás mio, lo quieras o no- decía cada vez más cerca de su boca para acabar fundidos en un beso, al principio suave y dulce para acabar siendo un beso excitante.

El corazón de Silver latía con fuerza y sentía que sus mejillas ardían. Todavía estaba sorprendido por aquel beso que realmente le llevó muy lejos, por lo que lo seguía torpemente y con la respiración entrecortada. Y, aunque el todavía se lo negaba a él mismo, eso realmente le gustó.  Gold se separó de él para poder colocar sus manos en el cuerpo de Silver, mientras, Silver le respondió con otro beso mientras permitía que las manos de su compañero jugaran con su cuerpo.

Las manos de Gold recorrían juguetonas de arriba abajo el cuerpo de Silver. Finalmente, se pararon cerca de su trasero y movió un pie hacia delante provocando que Silver retrocediera. Repitió esto un par de veces más hasta que torpemente lo recostó sobre el sofá, se sorprendió al ver que Silver se separó de él y comenzó a besarle sexualmente el cuello y descender lenta y apasionadamente hasta toparse con la camiseta negra que llevaba Gold la cual se la arrancó lo antes posible, pero, aun asi,  dejando un efecto excitante en Gold al sentir sus manos rozando su piel.  Después, ya con su torso al descubierto, lo siguió recorriéndo con besos y caricias. Cada vez llegando peligrosamente más abajo. Mientras, Gold se las apañaba para llegar hasta los pantalones del pelirrojo y traviesamente sumerger su mano dentro para buscar y encontrar el elástico de los calzoncillos y jugueteó con ellos para finalmente, entrarla al completo y jugar traviesamente con aquel nuevo y deseado juguete que finalmente había conseguido.

Por los movimientos y caricias que sentía en su ``zona baja´´, Silver soltó un ligero gemido. Gold aprovechó para también quitarle la camiseta y volver a ponerse a la altura de su compañero de ojos plateados. Se besaron seductoramente mientras Gold seguía con su faena por lo que el beso, algunas veces, se veía interrumpido por la boca entreabierta de Silver que naturalmente, sentía gran placer. Ambos respiraban dificultosamente y se entregaban el uno al otro. Finalmente pudo quitarle los pantalones y calzoncillos, Silver intentó lo mismo pero un movimiento brusco se lo impidió. Gold se separó un poco y permitió que Silver jugueteara con su pantalón, lo que hizo excitarlo.  Luego se acomodó para poder ayudar  a Silver a deshacerse del pantalón que todavía conservaba, después, de pronto, se subió más sobre el cuerpo de Silver y curvándose un poco lo volvió a besar.

-Silver, idiota, te quiero- le decía entre suspiros.

-Imbécil…- le susurró antes de reanudar su apasionado beso. Sentía como el miembro de Gold hacía mucha presión  en su estómago, cosa que lo excitaba más- te amo.

Enseguida fue respondido por un sensual mordisco en los labios de parte de Gold. Silver enseguida, se apresuró a actuar ya que ese beso lo había paralizado. Comenzó acariciando el cuerpo ya desnudo de Gold hasta llegar a su miembro y comenzó a hacer lo que Gold había hecho con él.

Ahí, ya se desató la pasión al completo.

Un par de horas después, Silver despertaba en el sofá de Gold y el dueño del sofá estaba recostado encima de él. Recordaba lo que había hecho, recordaba lo que había sentido y sabía cuáles eran sus sentimientos pero aún se los quería negar a él mismo.

Por lo que sin dudarlo empujó brutamente a Gold que cayó al suelo con un sonoro golpe.

-¡Ah! ¡Estas loco!

Silver no le hacía caso, simplemente se vestía intentando asimilar tranquilidad. Gold lo imitó y se vistió aunque seguía refunfuñando por el golpe que se había llevado.

-Lo del golpe… por pervertido- le respondió ya desde la puerta- Eres un idiota, me voy de aquí.

Notas finales:

Este ha sido mi 1º fic yaoi, espero que os guste! 

Yo por mi parte... seguiré escribiendo! :3

Gracias por leer <3


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