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Atracción por SHINee Doll

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Notas del fanfic:

 

Dedicado a Camila, porque es una linda personita que ama el JongYu/Hyunew ♥

Notas del capitulo:

» Back. 


Creo que nunca había escrito un JongYu (Hyunew) antes, salvo los drabbles que aún no publico ;w;♥ No es el mejor, dudo que esté cerca de ser considerado bueno; pero hice el intento, y fue con cariño. Espero disfruten de él. Mejoraré, ¡lo juro! (?). 


Aclaración de contenido:  mención MinKey.

 

Quería creer que era real, que ese sentimiento que te confundía y alteraba era lo que otros llamaban amor, que eso realmente existía; pero tenía miedo de equivocarse y que esa hermosa ilusión se hiciera pedazos, al igual que tantas otras.

Lee Jinki, a sus veintidós años, casi veintitrés, no había tenido relación sentimental-amorosa alguna y, aunque en un principio eso no le preocupaba, ahora parecía diferente. Quizá porque su mejor amigo, aquel castaño travieso de orbes gatunos, al que conocía desde que entraron a la universidad, estaba saliendo con un atractivo chico alto de ojos enormes. Y él también quería tomar la mano de alguien, que le rodeasen la cintura y le besasen en la mejilla con tanto cariño, así como lo hacía Minho con Kibum.

Tal vez era porque deseaba salir con ellos en una cita doble y no siendo el mal tercio.

No importaba la razón realmente.

— Jinki. — alzó los ojos, encontrándose con la mirada preocupada del castaño. A su lado, el pelinegro le miraba con interés. — Te decía que mi primo llega hoy y haré una cena en el apartamento para recibirle.Te quiero ahí sobre las ocho, ¿entendido? — asintió, sonriendo avergonzado por su falta de atención.

— ¿Debo llevar algo? — cuestionó de repente, ganándose miradas curiosas de ambos. — Key, ¿cuál es el nombre de tu primo?
Kim Jonghyun. Cuando escuchó ese nombre, Jinki jamás imaginó que el primo de Kibum, fuese tan terriblemente atractivo. ¡Vamos! Key era hermoso, más que muchas mujeres que había conocido en su vida; pero Jjong, como había pedido le llamasen, era un Dios de piel bronceada, brazos fuertes, abdomen marcado y espalda sensual. Un par de centímetros más bajo que él, un año más joven, encantador, gracioso y divertido. Le miró toda la cena, incluso cuando pasaron a la sala a beber una copa.

¿Y cómo no hacerlo? Ese hombre era una tentación para cualquiera.

— Onew… — su voz era tan hermosa también, tan perfecta. Estaba seguro que moriría ahí mismo si lo escuchaba llamarlo de nuevo. — Jinki.

Volteó el rostro hacia él, dándose cuenta -por vez primera- de que se encontraban solos en la sala. Minho y Kibum estaban en la cocina, preparando nuevos tragos, sirviendo botanas, haciendo quién sabe qué otras cosas mientras. Los escuchaba hacer ruido, mover trastes, la risa traviesa del castaño inundando todo. Se estremeció cuando Jonghyun le tocó la mejilla y se acercó más, hablándole al oído.

— Me haz mirado toda la noche. — habló coqueto, travieso, seductor. — Lo sé porque yo he hecho lo mismo, Jinki. — iba a morir, moriría ahí mismo. — No he podido dejar de verte, porque eres maravilloso, tan perfecto, tan hermoso. — y Onew estuvo seguro que su corazón se detuvo al oír aquello. — Se mío. — pidió después, sobre sus labios, para luego besarle de forma lenta, pero no por ello menos excitante.

Jadeó cuando se separaron, sintiendo el rostro caliente. Bueno, quizá no sólo el rostro. Porque lo cierto -aunque sonase incorrecto- es que con esa simple caricia su cuerpo se había encendido de todas las formas posibles, habidas y por haber. Mierda. Si no fuese porque los chicos, dueños de casa, estaban de vuelta, seguramente él se encontraría sobre Jonghyun en ese instante, violándole la boca y arrancándole esa camisa que se pegaba a su pecho como una segunda piel. ¡Demonios! ¿Acaso todos los Kim gustaban de ponerse ropa así de apretada? Porque sus pantalones también lo eran, así como los de Kibum, quien estaba sentado en el regazo de su novio cual gato cariñoso.

— ¿Deberíamos hacer algo? — preguntó Kibum, con sus ojos fijos en los de Jonghyun, sonriendo divertido cuando descubrió lo que su adorado primo se proponía. — Un juego podría estar bien, ¿no creen? — iba a levantarse, pero Minho tiró de él y volvió a sentarlo.

— Creo que Jonghyun está cansado por el largo viaje. — susurró serio, guiñándole un ojo sin que Jinki se diera cuenta. Kibum sonrió, fingiéndose apenado, porque sabía que su novio también estaba al tanto de la situación. — Tal vez quiera irse a la cama ya. Además, tú y yo debemos ir a trabajar temprano y… —

— Tienes razón. — interrumpió Jonghyun, bebiendo de su copa. — Deberían irse a dormir. Lo cierto es que he dormido durante el vuelo y ahora me encuentro completamente despierto. Además, no podemos echar a Jinki así como así.

— Onew, ¿te molesta acompañar al idiota de mi primo un rato? — cuestionó el de ojos felinos, poniéndose de pie, siendo imitado por el alto. — Minho tiene desfile y yo debo cubrir el evento para la revista, ya sabes. — se encogió de hombros. — Están en su casa y… Jinki, hazme un favor. — el mayor asintió, sonriendo. — Quédate a dormir acá, me preocuparé si conduces de ese modo.

— No estoy ebrio, Kibum, sólo han sido tres vasos. — se rió, restándole importancia. La mirada de su amigo le robó el aliento. — Está bien, me quedaré. — luego ambos desaparecieron tras la puerta de su cuarto, asegurándose de echar el seguro. Y Onew sabía lo que ese par haría, pero si de algo estaba seguro, es que hasta la sala no llegaría sonido alguno, porque el apartamento de Kibum estaba diseñado de esa manera.

La mano de Jonghyun se posó en su rodilla y subió lentamente por su muslo, haciéndolo casi derramar su bebida. Tragó pesado, buscando aquellos ojos de cachorro que le habían atrapado desde el primer instante. Aquella sonrisa se le antojó exquisita al mayor, porque dejaba ver un montón de sentimientos al mismo tiempo. Se llevó el vaso a los labios, dando un trago demasiado largo, con la mirada del otro puesta en sus ojos, con la mano ajena deslizándose por la parte interna de su muslo, con el corazón latiendo violento y ese anhelo por tocarlo de vuelta adueñándose de todo.

— Es un poco tarde, ¿no? — preguntó Jonghyun, acercándose un poco más. — Quizá debamos irnos a la cama.

¡Santo Cielo! Jinki realmente pensó que iba a morir luego de aquella propuesta, aunque una parte de él se negaba a reconocer que la intención del más joven fuese la que él deseaba. Porque si Kim Jonghyun hubiese dicho “juntos”, ahora estaría sobre él, haciendo… Bueno, eso no importaba. Además, el departamento de Kibum tenía tres habitaciones, cosa que jamás comprendió. Así que bien podían irse cada uno por su cuenta.

— Haz dicho que no tenías sueño. — respondió ingenuo, apartando el vaso ahora vacío.

— No he dicho que a dormir. — soltó una carcajada, guiñándole un ojo para luego levantarse del mueble y caminar hacia la cocina.

— Tan idiota. — se dijo Onew, recogiendo un par de vasos usados y siguiendo al más bajo.

Jonghyun preparaba un nuevo par de bebidas en la preciada mesada de su primo, con un cuidado que a Jinki le pareció extraño, porque ni Minho hacía las cosas con tal delicadeza por más que su novio le insistiera. Se sentó en uno de los bancos altos, correspondiendo la sonrisa traviesa del moreno, mordiéndose el labio en una actitud coqueta que ni él mismo conocía de sí.

— Se mancha fácilmente. — soltó el chico de repente, confundiéndolo. — Si derramo algo sobre ella y no limpio de inmediato, habrá una terrible marca de por vida. — algo en la cabeza de Onew hizo clic, tal vez porque una vez Key también se lo dijo. — El vendedor fue muy claro, ya sabes.

Algo ahí no estaba bien. ¿Cómo es que Jonghyun sabía tanto de, bueno, de todo?

— Lo que no está claro… — comenzó distraídamente, hablando más para sí mismo que para el menor. — ...es por qué nunca te había visto si…

Jonghyun le interrumpió, pasándole un vaso. — Fácil. No vivo acá y sólo visito a mi primo de vez en cuando. — asintió, poco convencido. Aunque, ¿por qué de repente tanto interés en Kim Jonghyun? — Te contaré la historia… — dio un trago a aquel coctel dulce, mirándolo con sus ojos de cachorro. — Lo cierto es que compramos este apartamento antes de comenzar nuestro último año de instituto, junto con Taemin, un muy buen amigo nuestro que…

— Lo conozco. — cortó serio, poco alegre de escuchar el nombre de Lee Taemin de labios del muchacho.

— Vivimos los tres juntos durante ese tiempo. Nuestros planes eran quedarnos a estudiar aquí, dado que no podíamos pagarnos algo en el extranjero; pero recibimos becas en Japón y… Al final sólo nos fuimos Taemin y yo. Kibum renunció a ese sueño porque…

— Vio a Minho jugando fútbol en el parque y supo que algún día estarían juntos. — Jinki sonrió, recordando aquella vez que el menor de los Kim le contó la forma en que su historia con Choi dio inicio, aunque omitió la parte de su primo y su amigo, por lo visto.

— ¿Crees en el amor a primera vista?

Jinki creía, claro que lo hacía; y sino, comenzaría ahora, porque desde que vio a Jonghyun cruzar esa puerta, sintió todo eso que Kibum le dijo debía sentirse cuando te enamoras. Y estaba loco. Completamente cegado quizá. Asintió, bebiéndose el contenido del vaso en un solo trago, sosteniéndole la sonrisa al moreno.

— Siempre dije que eran tonterías, hasta que te vi. — mierda. Las mejillas de Onew se encendieron, rojas, brillantes. Tan directo, tan sincero, tan natural. Debía ser de familia.

— Creo encontrarme en una situación similar. — admitió de mala gana, bajándose del banco y apoyando la mitad de su cuerpo sobre la barra.
— Curioso, ¿eh? — se burló, acariciándole el rostro. — Jinki, sé mío. — pidió de nuevo, atrapando los labios abultados en un beso largo, profundo, sensual. — ¿Qué dices?

Y estaría loco si se negaba a tal propuesta.

Jonghyun pasó su dedo índice por el labio inferior de Jinki, rojo e hinchado, húmedo por su saliva, volviendo a acercarlo poco tiempo después, acariciando la nariz ajena con la propia, uniendo sus frentes. El mayor no tardó mucho en asentir, soltando un “sí” por demás ansioso sobre la boca del más bajo, con sus alientos mezclándose al fundirse sus labios en otro de esos besos necesitados que parecían comenzar a volverse una costumbre.

A partir de ahí todo ocurrió demasiado rápido. Al menos eso pensaba Onew cuando, sin saber cómo ni cuándo, se encontraba con la espalda apoyada sobre el colchón de la cama, devolviendo aquel beso como si su vida dependiera de ello. Le rodeó el cuello con ambos brazos, pegándose cada vez más al pecho fuerte, mordiendo los labios que con anhelo buscaban los suyos una y otra vez.

Jinki cerró los ojos cuando los besos cambiaron de lugar, cuando sus labios dejaron de ser el centro de atención del menor, cuando las prendas comenzaron a estorbar. Todo era nuevo de cierta manera, por lo menos para él, y sabía que jamás podría arrepentirse al recordarlo, porque el giro excitante de las cosas no eran a consecuencia de lo bebido, sino que él deseaba aquello, así como Jonghyun le deseaba a él. Soltó una pequeña risita cuando el más bajo le acarició los costados, haciéndole cosquillas.

— Eres hermoso. — reconoció contra su oreja, en un murmullo, haciéndole estremecer por completo; y él deseaba decirle muchas cosas, pero no pudo. — Eres perfecto. — una sonrisa, un beso en la mejilla, una caricia en el pecho.

Iba a morir ahí mismo, eso era demasiado para él, todo era mucho. Y era un egoísta, porque lo seguía queriendo así, sólo suyo. Y quería aún más.

— J-Jonghyun… — soltó en un jadeo, apretando los ojos, mordiéndose los labios después.

Todo se transformó, terminando de convertir aquel episodio en algo maravilloso. Con la frente perlada de sudor y los labios rojos e hinchados, Jinki no podía concebir la idea de algo mejor que encontrarse de esa forma, bajo el cuerpo fuerte, varonil, encantador de Jonghyun, siendo uno solo con él. Y suspiraba, jadeaba y gemía, envuelto en un mar de sensaciones, en una nube de deseos, atrapando la boca ajena cada que podía, enterrando las uñas en la espalda trabajada, con sus dientes dejando pequeñas marcas en aquellos hombros increíbles.

¿Cómo describir aquella sensación desbordante cuando le llenó por completo? ¿Cómo expresar esa corriente eléctrica que se adueñó de todo, recorriendo cada fibra de su ser, haciéndolo arquearse y soltar un largo gemido de satisfacción?

— Ahora me perteneces. — dijo torpe, haciendo un puchero, con aire bromista.

Y Jinki se rió, acomodándose mejor sobre el pecho del más joven, escuchando ese corazón que seguía agitado.

— Soy tuyo. — admitió en el mismo tono, cerrando los ojos, soltando un suspiro; cayendo ambos dormidos al poco tiempo.

Ese sueño tranquilo, profundo, calmo, les permitió dar un pequeño vistazo a ese futuro que comenzaba a dibujarse para ambos, como uno solo. Porque el destino ya había cruzado sus caminos en esta ocasión y lo seguiría haciendo, entrelazándolos, uniéndolos. Y lo que había comenzado como una caprichosa atracción, desembocaría en un amor avasallante, de esos que te roban el aliento y la razón, que te hacen tocar el cielo con la punta de los dedos y flotar entre nubes. Porque esto apenas daba inicio…

Notas finales:

Me hubiese gustado acabarlo de otra forma, pero siempre es mejor así. Ya saben, dejan volar su imaginación y esas cosas... ¡Nos leemos pronto!


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