Glitter, Glitter por Charlie A

Blush

El más alto rió y pudó sentir como una oleada de calor se concentraba en sus mejillas. Se había ruborizado. Frente suyo, del otro lado del círculo que era la barra de aquel bar, un par de mujeres los apuntó y comenzaron a hablar en voz baja. Les habían reconocido. Mejor dicho, habían reconocido a Shinji. Akira no se inmuto en lo más mínimo. Aunque las mujeres le reconosieran, cosa sumamente improbable, no veía que hubiera algo de malo en que el bajista de the GazettE y un guitarrista de Alice Nine pasaran el tiempo libre conversando en un bar. Después de todo, nadie era telépata como para que leyeran su mente y descubriesen que estaba irremediablemente, y secretamente, enamorado de su amigo.
- Aki, se esta haciendo tarde.
- No me quiero ir - se quejó el menor.
- ¿Qué tal si continuamos en mi casa? Al menos así te puedes quedar y pasar la noche por si se nos hace tarde o te emborrachas demasiado como para conducir.
Algo extraño brilló en los ojos del menor, quien asintió.
- A no ser... - susurró en su oido, peligrosamente cerca, el mayor -, que te quieras quedar por alguna otra razón.
Sus mejillas se tiñeron de un intenso y, a ojos del pelinegro, precioso carmesí.



Tender

Shinji acariciaba suavemente los colorados labios del menor con los propios. Estaban en la azotea de la compañía, y, de un momento a otro, cualquiera podía abrir la puerta que daba al interior del edificio y verles, pero no les importaba en lo más mínimo. Lo único que les importaba era la sensación de tener al otro entre sus brazos, de quedarse sin aire en medio de un delicado, pero a la vez apasionado, beso.
- Te amo - dijo Akira, apoyando su frente contra la del otro.
- Y yo te amo a ti - dijo Shinji, con su corazón retumbando en su caja torácica.



Pinku

La imagen frente suyo le sorprendió, y de sobremanera.
- ¿Quién eres tu? ¡¿Y qué has hecho con Akira Suzuki?!
Akira estaba frente al espejo de su habitación mientras el mayor de los dos le observaba desde el marco de la puerta, con su bolso y su celular en sus manos y una mueca de asombro en su rostro. El rubio llevaba unos pantalones de cuero ligeramente ajustados, unas botas negras que le llegaban a la mitad de la pierna y que tenía un pequeño tacón, y una gran polera rosada sobre la parte superior de su cuerpo, y no nos olvidemos del bastante natural, y rosa, maquillaje y el pelo liso. Ni siquiera el vocalista de Alice Nine, o el de the GazettE, se había visto tan bien, y rosa, en los últimos dos meses. Aquello era toda una escena.
El menor volteó a ver a su pareja y luego de un momento se dió cuenta de la situación. Shinji nunca le había visto vestido así. Una risita se escapo por entre sus labios.
- Tora, no es para tanto.
- ¿Qué no es para tanto? - replicó, casi gritó, el mayor. - Por un momento me extrañó que quisieras ser el de abajo, ¿sabes? Pero luego pense que, bueno, quizás así te gustaba, y así de hecho te gusta. Pero esto es diferente. Estas tan, tan...
- ¿Rosa? - preguntó el rubio.
- Rosa - confirmó el hombre.
Aquello era extraño. El gran macho alfa que era de Akira, ¿y rosado? En la mente de Shinji no había forma de que ambas cosas se junten coherentemente. El más bajo se acercó a paso ligero al otro y pusó sus manos en las caderas ajenas.
- ¿Acaso no te gusta? -pregunto a su oido.
- No he dicho eso.
- ¿Entonces? - el mayor se mordió el labio.
- Es que me tomó por sorpresa.
Akira sonrió y tomó sus cosas para salir del apartamento junto a un extrañado guitarrista.