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Todos tienen un amor platónico por IchirinNoHana

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El corazón le dio un salto cuando su alarma de despertador sonó a las 6:45 AM. Bostezó luego de haberse tranquilizado un poco y con los ojos entrecerrados, buscó el celular a un lado de su almohada y apagó la ruidosa canción. Aquella canción que por cierto, no era ruidosa, y tenía un volumen bajo; pero cuando sonaba en medio del silencio, despertándolo de un sobresalto, era más que ruidosa para él.

 

 

Se sentó al borde de la cama y se estiró como lo hacía cada vez que se levantaba. Su cuello sonó por el brusco movimiento, ya que no había dormido en una posición cómoda. Y después de quedarse mirando un zapato durante cinco minutos, sacudió su cabeza y comenzó a vestirse con rapidez.

 

 

Y en él, era inusual vestirse rápido para llegar a la escuela. No era que no le gustase ir a clases, era tan simple como que odiaba levantarse temprano. Pero ése día se estaba vistiendo más rápido ya que, ahora no solo miraría a su amor platónico de lejos, si no que también, lo saludaría y podría acercarse a hablarle.

Aunque claro, esto último lo veía casi imposible. Le avergonzaba el tener que acercársele, si recién y había hablado con él el día anterior.

 

 

Estaba feliz, y al salir de casa esbozó una sonrisa gigante al ver el cielo despejado. Pero a pesar de todo aquello, se sentía algo extraño, porque no esperaba conocerlo, además, ¡vamos! Solo era su amor platónico, él no estaba enamorado de Fuji ni nada por el estilo. Aunque…. Debía admitirlo, Fuji era lindo y todo, pero a él no le gustaba. O quizás aún no lo sabía con toda certeza.

 

 

Sacudió la cabeza, sonriendo, mientras divisaba la entrada de la escuela. ¿Por qué estaba pensando todo eso? Lo único que le importaba en ese momento, era verlo otra vez.

Sin embargo, dentro del edificio, no había rastro del castaño. Se maldijo interiormente y se fue en dirección a su salón. Recorrió saltando el aula de clases, aprovechando de que no había nadie dentro; lanzó su mochila, dejándola arriba de la mesa y volvió a salir de la misma forma: saltando.

 

Pero al llegar a la puerta se detuvo sorprendido. En ese momento entraba por la puerta principal, su adorado castaño acompañado de Tezuka. Frunció el ceño, recordando que era la primera vez que veía llegar a su compañero, ya que el otro siempre estaba en el aula a la hora la cual él llegaba, por esto, nunca los había visto juntos; y por como se trataban, era notorio que se conocían hace bastante tiempo.

 

Desvió la mirada hacia los cuatro chicos que jugaban tenis de mesa, bastante molesto. La pelota salió fuera y los cuatro comenzaron a reír, ya que el que había fallado era un principiante.

Shiraishi sonrió ante la escena y se concentró en aquel partido. Sin embargo, una compañera se interpuso en su campo visual y le sonrió con la habitual alegría que se caracterizaba en ella.

 

-         ¡Shiraishi-Kun! ¡No tienes idea lo que encontré ayer en la red!

-         Hola Lutaika-san – le sonrió – no me imagino que podría ser.

La muchacha infló sus mejillas y soltó con emoción:

-         ¡Rikkai Young Kan por fin ha lanzado su disco! – al chico le brillaron los ojos.

-         ¿¡De verdad!?

-         ¡Si! – sacó apresuradamente los audífonos de su bolsillo y le entregó uno a Kuranosuke – Este es el primer single – apretó unos botones del diminuto mp3 y una canción comenzó a sonar en sus oídos.

 

Cuando escuchaba las voces de Niou, Kirihara, Marui y Yaggyu en conjunto, todo lo demás se le olvidaba completamente. Sacudió su cabeza al compás de la música y su compañera rió mientras lo veía bailar en medio del pasillo. Shiraishi abrió los ojos y le sonrió. Pero al mirar por encima del hombro de Lutaika, Fuji lo estaba mirando fijamente. Detuvo su baile, viendo como el castaño le tocaba el brazo a Tezuka, y ambos se iban a otro lado.

 

-         ¿Te sucede algo? – preguntó su compañera

-         ¡Ah! No, nada -  sonrió – la canción está genial, pero no escuché lo último que dijiste.

 

Volvió su vista donde estaba el ojiazul, pero éste ya había desaparecido junto a su otro amigo. Dejó, nuevamente, de escuchar lo que la chica le decía, y le permitió a su mente, divagar ante lo sucedido.

 

 

 

 

 

Bostezó largamente, cuando la clase de idioma hubo terminado. Lo único que quería hacer en ese momento, era llegar a su casa y lanzarse en su cama a dormir hasta el día siguiente. Pero para su mala fortuna, tenía que ir de nuevo a la biblioteca a ayudar; ya solo quedaban un par de cajas y a él no le habían permitido negarse ante aquella situación.

Suspiró resignado, recogió sus cosas y metiéndolas desordenadas en su mochila, salió a paso lento del aula. Miró hacia todos lados buscando a su castaño, que si mal no recordaba, salía a la misma hora que él los jueves, pero no vio a nadie en su salón. ‘Probablemente se fue’ pensó mientras doblaba en otro pasillo hasta la biblioteca.

 

 

Golpeó antes de entrar, y con una gran sonrisa, la mujer bibliotecaria le apuntó con su dedo unas cuantas cajas apiladas en un rincón.

 

Dejó sus cosas en una silla y fue a buscar una. Se agachó y vio su contenido: Libros de historia.

 

Con un bufido, la tomó y fue a buscar el pasillo número 8, ¿Por qué tenía que ser tan grande aquella biblioteca? Bufó otra vez y caminó en silencio; escuchando el sonido de sus pasos resonar por toda la habitación.

 

 

Al llegar, vio a Fuji en el mismo pasillo. Un ligero sonrojo coloreó sus mejillas, pero haciendo esfuerzo por recordar lo de aquella mañana, hizo como si no lo hubiese visto y trató de acomodar los libros rápido y en silencio.

 

Y en eso estaba, tratando de acomodar los que quedaban más arriba, cuando oyó un “clic” sonar a su lado. Volteó a ver al castaño que le dedicaba una sonrisa, apuntándolo con una cámara fotográfica.

 

-         Lo siento, pero no podía dejar pasar una foto como esta – dijo agitando con suavidad el aparato que sostenía entre sus manos. A Kuranosuke, se le esfumó en un segundo, todo el enfado que sentía contra el menor.

-         No hay problema – le sonrió.

-         No pude hablar contigo hoy – dijo guardando la cámara en su estuche y volviendo a su trabajo – cuando te vi, estabas hablando con una chica, por lo que no quise molestarte. Y en los recesos tampoco pude dar contigo.

Shiraishi accidentalmente botó un libro.

-         Bueno – dijo recogiéndolo – me estaba mostrando la nueva canción de Rikkai Young Kan – Ahora fue el turno de Fuji, botar uno.

-         Te… ¿Gusta ese grupo? – carraspeó – quiero decir…

-         Si – sonrió mirando al castaño

-         A mi también.

-         Estaba pensando en ir a comprar el disco uno de estos días.

-         Yo también – repitió.

 

Shiraishi tragó saliva antes de preguntar.

 

-         ¿Te… gustaría que vayamos juntos a comprarlo?

 

Fuji sonrió.

 

-         Claro, ¿Me das tu número de celular? Yo te daré el mío

-         c-claro – rebuscó en sus bolsillos el pequeño aparato color azul, y antes de que pudiese abrir la tapa, éste se le resbaló de las manos. Fuji se acercó a recogerlo y se lo entregó – gracias.

Anotó el número que le dictaba el menor y él le dijo el suyo.

-         Fu…ji…kun – escribió, sonrojándose por lo que acababa de decir – Quiero decir… ¿Puedo llamarte así?

-         Siempre y cuando yo pueda llamarte Shiraishi-Kun – sonrió.

-         Trato hecho. Fuji-kun.

 

Ambos esbozaron una sonrisa.

 

 

Notas finales:

Ahoy!:3

Aquí les traigo el segundo capítulo de esta historia. Eso de quedarse mirando un zapato... me pasó hoy en la mañana y por su culpa casi pierdo mi locomoción xD ¿A quién no le ha pasado? 

Y... la otra pareja que pondré... (conste, he nombrado a Tezuka en estos capítulos pero es por ahora, no pondré a la Strongest:3) será Oshitari(Yuushi)xFuji. Tuve un gigantezco debate con mi prima y al final resultó que me gustó más esa pareja que las que pensabamos cualquiera de las dos. Aunque Kajimoto también era una buena opción u.u peeero en fin:) como siempre espero que les haya gustado^^

 

Jaa Ne!

IchirinNoHana.


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