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Los enredos de tres corazones enamorados por Paz

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Los enredos de tres corazones enamorados

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

SenHana SenRu RuHana

By Paz

Capítulo XV: La elección final

 

El corazón de Akira viajaba ligero, porque a su lado estaba Kaede, quien enseguida de alzar vuelo cerró los ojos y se quedo dormido.

Cuando horas después despertó. Miró por la ventanilla, aún estaban volando alto, porque las nubes algodonosas se veían rodeándoles.

Akira se asomó mirando por encima de su hombro, aprovechando para darle un suave beso en la comisura de sus labios.

-Has dormido todo el viaje y te has perdido el aperitivo.

-¡Akira, que no me beses en publico…! –protestó bajo para no ser escuchado.

-Ni siquiera ahora que nos hemos comprometido…

-Qué!!?? Cuando fue eso?

-Espera y veras. –dijo con una sonrisa divertida- Además por si no te has fijado, estamos solos. –y abarcando su rostro con sus manos le dio un intenso beso hasta que sintió que no solo respondía con ardor, sino que sus manos tras su nuca acariciaban sus cabellos y le presionaban para prolongar la caricia.

Se apartaron cuando a través de la megafonía del avión avisaron de la próxima llegada al aeropuerto.

Media hora más tarde comenzó a sentirse como el avión iba perdiendo altura hasta que desde el aire avistaron la isla y la pista de aterrizaje.

El corazón de Kaede latía apresurado, feliz porque pronto vería a Hanamichi, no le había avisado de su regreso porque quería sorprenderle. No sabía aún que no iba a ser el único sorprendido.

Los tramites en el aeropuerto y la recogida del equipaje les demoró bastante, finalmente estaban ante el servicio de taxis para tomar uno.

Sendoh se estaba preguntando como conseguir que Kaede fuera con él sin sospechar lo que pretendía, si bien suponía que iba a ser complicado porque seguramente Hanamichi le llevó a la casa que compartían.

-Akira… -llamó su atención porque parecía distraído, cuando lo consiguió obtuvo una hermosa sonrisa- Yo… había pensado si quieres venir conmigo, me gustaría que vieras a mi novio y reconsideres tu decisión. Estoy seguro que él también aceptará que te quedes con nosotros.

-Acepto. -Eres un cielo, Kaede pensó feliz, con el planteamiento de su chico. Él no encontraba una excusa para ir juntos.

Así que metieron todo su equipaje en el maletero del coche, Kaede indicó al conductor la dirección donde iban.

Una hora después se detenían ante la casa. Cargando con sus maletas cruzaron el pequeño jardín y se acercaron hasta la puerta de entrada.

Sendoh se adelantó un paso por delante de él, a punto de sacar su llave y abrir.

-Espera… -le detuvo Kaede- Tengo llave. No llames, suele asustarse cuando no espera visitas. Siempre cree que es alguna mala noticia.

Akira asintió haciéndose a un lado, por ese motivo había dejado la llave a los amigos más íntimos, para que si llegaban de improviso entraran sin más. En realidad, solo se trataba de tres amigos, Kogure, Mitsui y Yohei por parte de Hanamichi y su amigo Koshino, con quien seguía manteniendo una excelente relación de amigos.

Rukawa dejo las maletas en el suelo para poder sacar la llave, tras abrir le señaló a Sendoh que fuera por delante.

-Tadaima… -dijo Sendoh lo suficiente alto para hacerse oír.

Estaba Kaede medio inclinado, recogiendo sus maletas cuando escuchó el saludo y enseguida los apresurados pasos del pelirrojo que farfullaban una respuesta, demasiado emocionado para entenderle, miró al interior y quedo inmóvil, viendo como Hanamichi se estaba comiendo a besos a Sendoh, que le estrechaba entre sus brazos y respondía con igual ardor a sus caricias. ¿Qué estaba pasando allí? Se quedo sin palabras y sin poder reaccionar, y él deseaba sorprender al pelirrojo y se había quedado inmovilizado.

-Cariño, no estamos solos, te traigo a tu novio –dijo- Es decir, tu novio me traía a mí.

-¡Oh, te enteraste! –dejo escapar un suspiro, luego soltándose de Sendoh fue junto al petrificado muchacho, acarició su rostro, enseguida comenzó a besarle con igual entusiasmo.

-¿Queréis explicarme que significa todo esto? –poco a poco su cuerpo recuperó la movilidad, pudiendo preguntarlo cuando Hanamichi que no dejaba de besarle y acariciarle contento con su regreso le permitió articular palabra.

-Fui a buscarte porque Hanamichi te amaba y tu ausencia le tenía desconsolado –explicó Akira, abrazándoles a los dos al mismo tiempo.

-Y si yo no…

-¿Cuando se me ha resistido alguien? –inquirió presuntuoso.

-¡¡Idiota!! Dile cuanto tiempo te costó. –le provocó.

-Si, dímelo –pidió Hana interesado.

-Demasiado –reconoció.

-Pobrecito mío –acarició su mejilla y le dio un suave beso- No sigamos aquí. Vendréis cansados. –se apartó un poco de ambos, mirando hacia la puerta donde continuaba el equipaje de ambos- Es todo lo que traéis.

-De mi no esperes ningún regalo. –bufo Akira.

-Tu regalo ya lo tengo. Gracias por traérmelo.

-Yo consideré que si traía a este era suficiente –explicó Kaede con una mirada pesarosa, por no haber pensado que esperaba un autentico regalo.

-No importa Kitsune, solo era una broma.

Poco después cargados los tres con las maletas y bolsos, se encontraron en el piso superior en el dormitorio de Hanamichi.

-¿Dónde esta mi ropa? –preguntó Akira sorprendido al abrir su armario y encontrarlo vacío, bueno, vacío no, allí había ropa que no era la suya- ¿Y esto?

-Es mío. –aclaró Kaede.

-La guarde en el cuarto de las visitas. –vió su mirada sorprendida- ¿Qué querías que se encontrará todas tus cosas? –le paso los brazos por el cuello y colgándose zalamero de él- Me perdonas, di que si, no pongas esa cara. Solo se trata de cuatro trapos.

Una risa ahogada les hizo volver la cabeza. Kaede volvió el rostro hacia la ventana y simulo no verlos.

-No son cuatro trapos. –protestó Akira. Son mis mejores trajes.

-Por eso mismo, Kaede no podía verlos. Todos saben que yo no uso ese tipo de ropa. Demasiado elegante para mí. –le dio un beso para hacerse perdonar, al tiempo que cruzaba los dedos, deseando que no advirtiera los otros cambios.

-¿Dónde esta la cama de mis padres? –preguntó apenas se apartó de él.

-Dale un respiro –pidió Kaede saliendo en defensa de su amor, al tiempo que le abrazaba por la espalda- Además esta es lo suficientemente grande y parece fuerte.

Algunos momentos después estaban comprobando que efectivamente era un mueble sumamente resistente.

 

****************

 

Permanecían los tres abrazados en el lecho, cuando Hanamichi que estaba en el medio de ambos, se incorporó para abrir el cajón de la mesilla.

-Tengo algo para vosotros.

Enseguida tenían en sus manos tres hermosos anillos de plata repujados con las iniciales de sus nombres entrelazadas. Hana se lo coloco en el dedo anular a Sendoh primero y después a Kaede y estos al mismo tiempo se lo pusieron a Hanamichi. Después se besaron para sellar su compromiso.

-Te dije que estábamos comprometidos. –le atrajo contra su pecho, apoderándose de sus labios.

-Si.-gimió al sentir su caricia.

-Chicos no empecéis sin mí.

-Para ti también tenemos. –Akira rodeó su cintura con su brazo, sin soltar a Kaede.

 

****************

 

Cuando Kaede se durmió en sus brazos, Hana volvió el rostro hacia Akira que estaba depositando suaves besos en sus omoplatos.

-Aki…

-Si…

-Te pedí que fueras tierno con él… -medio le reprochó.

-Él ama tu ternura, y ama mi pasión, no temas por él, es más fuerte de lo que piensas. Estos meses lejos de ti… nunca más me pidas alejarme de tu lado…

-No lo haré –prometió- Yo también te he extrañado, Akira. –dejo escapar un gemido cuando sintió su mano masajeándole, dándole tanto placer que no pudo menos que seguirle con movimiento de caderas, y cuando estuvo dentro suyo grito de puro goce- Vamos a despertarle…

-Lo recuerdas un poco tarde… -murmuró Kaede somnoliento uniéndose a la celebración.

 

****************

 

-Buenas días, Kaede –murmuró el pelirrojo posando sus labios en los suyos, cuando le vió desperezarse en el lecho.

Kaede no se conformó con tan poco y entreabrió su boca dándole acceso a ella, luego, sin dejar de besarlo, le tumbó de espaldas en la cama y comenzó a acariciarlo por debajo de su vestimenta.

-Espera…, espera… me quitaré… -su risa concluyó cuando Kaede se volvió más exigente dentro de su suavidad.

No supieron cuanto tiempo había transcurrido, solo sabían que no se saciaban y que se necesitaban.

-¡¡¡Ah, habéis empezado sin mi!!! –dijo una voz con suave reproche, tomando las caderas de Kaede que había tomado ya al pelirrojo y se movían al unísono, empujó dentro de él, la fuerza de sus embestidas llevaba el ritmo de su unión, cada vez que Kaede sentía la impetuosa arremetida, él se hundía más profundamente en el pelirrojo que sentía vibrar todo su cuerpo. Un concierto de  gemidos, suspiros y jadeos se entremezclaban con caricias y cuerpos escurridizos por la actividad y el frenesí de sus agitados movimientos que concluyó al alcanzar la culminación de su propia satisfacción.

-Ahora yo en el medio.

Kaede y Akira se miraron con resignación.

 

****************

 

Kaede estaba duchándose cuando Akira le hizo compañía.

-Ahora comprendo que regresaras cansado. Había olvidado la resistencia que tiene. –le beso en la espalda- Afortunadamente se ha quedado dormido.

Kaede dejo escapar una suave risa.

¡¡Hey, chicos, tenéis un hueco para mi? –preguntó una voz alegre.

-Ponte aquí… -Kaede hundió su retaguardia en Akira para empujarlo contra la pared de la ducha.

 

****************

 

Al segundo día cuando Kaede pudo deshacer sus maletas y guardar sus cosas en un nuevo armario que compraron para él. Sacó un pequeño paquete que llevaba cuidadosamente embalado en su bolso de mano.

Bajo a la cocina, donde estaba Hanamichi preparando la comida.

-Mira lo que he encontrado –dijo mostrándoselo al tiempo que lo volvía de un lado a otro como buscando algo- Es curioso, tiene tu nombre. ¿Cómo  habrá llegado a mi bolso?

-¿Te acordaste? –se lo arrebató de la mano riendo feliz.

-Lo ví y supe que era para ti. –dijo rodeando su cintura desde atrás, apoyando sus labios en el hueco de su cuello y besándole suavemente. Mientras el pelirrojo deshacía el envoltorio y encontraba una cajita de madera, al abrirla, en su interior una pequeña figura, un cazador y un zorro.

-Es preciosa, gracias Kaede. –besándole efusivo.

-Otra vez estáis así. –les interrumpió riendo Akira.

-Mira lo que me ha traído. –se lo mostró- Es precioso, verdad?

-Si, es bonito. El rostro del cazador tiene tu mirada. –dijo al verlo más de cerca.

Hana lo miró más detenidamente y tuvo que reconocer que así era y volvió a besarlo para recompensarle por la delicadeza de las figuras y por ver en él al cazador del zorro.

-Te amo, Kaede.

-Y yo a ti mi adorado, Hanamichi.

-Aquí esta el mío. –dijo Akira después de una corta ausencia.

-Gracias, Aki… -le beso agradecido.

-Abrelo. –le apremio Kaede impaciente por verlo también.

Enseguida se escuchó una alegre carcajada y Hanamichi sacó de su estuche una figura de cristal irisado.

Kaede no pudo evitar también sonreír al ver un puercoespín de cristal.

-Supe que te gustaría tenerlo. –satisfecho con haberles hecho reír.

-Hana todo es precioso, pero tu comida se esta quemando –aviso Kaede al ver salir humo de la cocina.

Tras el grito de Hanamichi y su correspondiente corrida hacia su cocina, Kae y Aki le siguieron tranquilos.

-No te preocupes, iremos a comer a Danny’s –dijo Akira sabiendo que eso alegraría en parte a su monito pelirrojo.

Continúa…


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