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Los enredos de tres corazones enamorados por Paz

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Los enredos de tres corazones enamorados

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

SenHana SenRu RuHana

By Paz

Capítulo XVI: Dulce condena

 

Pronto se supo entre sus amistades, el regreso de Rukawa, antiguos compañeros de equipo quisieron saludarle. Más de uno se llevó una sorpresa al enterarse que vivía con Hanamichi y Sendoh, más todavía cuando supieron que era pareja de ellos.

-¿Qué piensas hacer ahora? –le preguntó Mitsui que aún no conseguía ubicar en su mente las dos imágenes que tenía de Rukawa, por un lado el chico  solitario y antisocial, por otro, el que tenía delante sociable y cordial.

-De momento, estoy en la universidad. Me han hecho una propuesta para integrarme a un nuevo equipo y estoy en ello.

-Eso es maravilloso –dijo Kogure.

-Si, una bonita oportunidad, sobre todo cuando me han dado la opción de elegir con quien quiero jugar.

-¿A qué te refieres?

-Desean formar un equipo fuerte y competitivo, con los mejores jugadores regionales. Me pidieron que hiciera una lista con los que yo consideraba los diez mejores jugadores, tengo entendido que en cada prefectura han elegido a un jugador y le han pedido lo mismo. De esas listas seleccionaran a los que serán parte integrante del nuevo equipo.

-¿Podemos saber a quien anotaste? –preguntó curioso Mitsui.

-Tú figuras en ella. –dijo simplemente.

-Gracias.

-Eres el mejor jugador de tres tiros y sigues en activo –se encogió de hombros como si eso lo explicara todo.

-¿Y yo? –Sakuragi apoyado en el respaldo del sillón donde estaba sentado Rukawa se inclinó hacia él, pasando sus manos por su pecho.

-Tú el primero. –acariciándole.

-Hablé con unos seleccionadores y me comentaron lo mismo que tu dices –intervino Akira.

-Serán los mismos. A mi me entrevistaron ayer tarde.

-No, nos lo contaste –dijo Hana.

-No me diste tiempo, me asaltaste antes que diera dos pasos. –dijo imperturbable.

Hana se sonrojó.

Akira sonrió al ver que hasta Kogure y Mitsui bajaban los parpados para que no vieran el brillo risueño que asomaba en sus ojos.

Algunos minutos después se despedían.

 

****************

 

-Te propongo una carrera por la playa –dijo Kaede poco después de levantarse y ya vestido para comenzar sus entrenamientos y recuperar su estado físico, se había dejado estar esas últimas semanas.

-No me apetece. –se dio media vuelta para seguir durmiendo.

-Te doy un beso por cada kilómetro que corras. –le sobornó susurrándoselo al oído.

Hana abrió los ojos y le miró con una media sonrisa.

-¿Un beso por kilómetro? –preguntó como para asegurarse que había escuchado bien.

-Si.

-Un beso beso, no un simple besito. –quiso estar seguro que ese era el trato.

-Un beso beso –repitió sonriendo.

-Bueeeeeeno siendo así haré el esfuerzo –dijo levantándose con gesto perezoso. Se puso unos pantalones de deporte y una camiseta- Ya estoy listo.

Tras un calentamiento comenzaron a correr. Los primeros dos kilómetros, iban a un ritmo pausado, los cuatro siguientes, Hanamichi aceleró el paso, y Kaede comenzó a notar que no estaba en forma, le costaba mantener el ritmo del pelirrojo. A los diez kilómetros Hana seguía tan fresco, como si estuviera dando una caminata, en cambio él sentía el sudor pegándosele en la espalda y cayendo por sus mejillas, a los doce Rukawa se dejo caer sobre la arena dejando que siguiera solo. Cerró los ojos y comenzó a respirar pausado. Sintió una sombra y abrió los ojos.

-No te duermas, el sol comienza a calentar fuerte. –le aviso sin dejar de trotar en el lugar para no perder el ritmo.

-¿Cuántos kilómetros suele correr? –preguntó mirando hacia la pequeña figura que se veía a los lejos.

-¿Hanamichi? De quince a veinte si esta motivado. –oyó el gemido de Rukawa, supo que si- Voy a seguir.

Kaede se levantó y comenzó allí a hacer algunos ejercicios. Pronto quedo solo. Comenzó a correr despacio en dirección a la casa.

Media hora después era alcanzado por Hanamichi que había dado la vuelta en el kilómetro quince y seguía corriendo incansable.

-Te espero en casa, no te demores –le dijo al pasarle con una amplia sonrisa.

En diez minutos consiguió hacer el tramo que le faltaba para llegar a la casa. Después, prácticamente  fue arrastrando los pies hasta el aseo.

-Te esperaba, Kitsune –dijo asomando la cabeza por el espacio de la ducha- Ven precioso, te enjabonaré.

Le dejo hacer, estaba sin fuerzas, cuando salieron estaba peor aún Hana se había cobrado su primer beso obteniendo una exquisita compensación. Rukawa se dejo caer en el lecho preguntándose, ¿cómo era posible que pudiera correr treinta kilómetros y seguir tan tranquilo?

-Pobre mi kitsune, había olvidado que este tensai es el mejor. –fanfarroneó con una amplia sonrisa en sus labios, medio recostándose sobre él.

Akira apareció en el dormitorio de regreso de su salida.

-Estáis ahí… -dijo al verlos- Creí que todavía estabas corriendo –miró a Hana con la risa en sus labios.

-No quise aprovecharme y regrese. ¡¡Ouch!! –Recibió un leve golpe en el costado- ¿Por qué me golpeas? –frunciendo los labios en un gesto muy infantil.

Akira riendo se metió en el aseo.

-¿Dónde habíamos quedado tú y yo? –Preguntó con aire pensativo- Ah si, estábamos en mi segundo beso.

Kaede le atrajo contra su pecho, acercó esos labios a los suyos y se apoderó de ellos con ardor.

-Aún seguís ahí chicos –preguntó Akira una hora después.

Ninguno de los dos hizo intención de separarse, Hana levantó una mano e hizo un gesto de que se fuera.

Akira se vistió y se despidió.

-Hasta más tarde… ya sabéis donde estoy, llamarme si os surge algo.

-De acuerdo…. –Hana apenas si tenía aliento para hablar- ¿Sabes, Kitsune? Besas muy bien –y el mismo se apoderó de sus labios para continuar recibiendo su premio.

Akira se marchó dejándoles solos sabía que Hanamichi se cobraría su deuda como diera lugar. Algunos minutos después escucharon que se llevaba su deportivo. Se separaron apenas unos centímetros, sus labios se rozaban levemente, haciéndoles sentir deliciosos escalofríos.

-¿Tú sabes donde va? –inquirió Kaede.

-Estaremos solos el resto del día.

-La semana próxima será su cumpleaños. Has pensado que regalarle.

-Tengo una idea –Hana sonrió divertido- ¿Qué te parece si…? –se inclinó junto a su oído y siguió contándole bajito lo que había pensado.

Kaede abría los ojos con sorpresa, al mismo tiempo que una sonrisa maliciosa aparecía en sus labios.

-¿Quien de los dos lo hará? –preguntó le gustaba su plan.

-Ahí esta lo divertido, lo haremos los dos, que tome un poco de su propia medicina.

-No va a dejarse. –acarició la espalda de Hanamichi hasta alcanzar sus nalgas que masajeó suavemente.

-Encontraremos el modo de que no pueda impedirlo.

-¿Cómo?

-Inmovilizándole.

-Va a molestarse.

-No, si lo hacemos bien. Lo tomará como un juego y bueno, si sabemos llevarlo a cabo, puede que hasta nos pida más. –gimió al sentirle explorando dentro de él- Esto no… ahhhhh!!! Sigue… sigue… -le pidió.

Olvidaron sus planes acerca del cumpleaños de Akira, durante los siguientes instantes, en la habitación, solo se oían las respiraciones agitadas y  gritos de placer de los dos jóvenes que una vez más se demostraban lo mucho que se amaban.

 

****************

 

Akira sabía que algo estaban preparando para su cumpleaños, porque les sorprendía con miradas cómplices y cuchicheos que cesaban cuando él se acercaba. Si ellos querían prepararle algo especial él no se opondría. Solo deseaba que si el plan provenía de Hanamichi, Kaede sirviera de contención ya que al ser más serio impediría que su monito pelirrojo se sobreexcediera como era su costumbre.  

Deseos que como pudo comprobar el día de su cumpleaños no se cumplieron.

Continúa…


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