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Los enredos de tres corazones enamorados por Paz

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Notas del capitulo:

Hanamichi y Kaede ponen en marcha su plan, es un corto preámbulo del siguiente capítulo.

Los enredos de tres corazones enamorados

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

 

SenHana SenRu RuHana

 

By Paz

 

Capítulo XVII: Feliz cumpleaños, Akira

 

 

 

Kaede echó un vistazo a la bandeja comprobando que todo estaba a punto, vasos con jugo recién exprimido, tres, el café bien cargado a gusto de Akira, té para Hana y para él, una montaña de rebanadas de pan tostado y panecillos calientes, una jarrita con mermelada y otra con leche caliente, finalmente yogurt con cereales para los tres. Adornando una de las esquinas un búcaro con dos capullos de rosa, uno rojo y otro blanco.

 

-Espero que todo sea de su agrado  -murmuró para sí- o después de hoy acaba con los dos. –se apresuró a subir con todo antes que se enfriaran los alimentos.

 

-Feliz cumpleaños, Akira –dijo entrando al dormitorio, sabía que Hanamichi intentaría distraerle para que no saliera a correr como era su costumbre.

 

-Os habéis acordado –sonrió  feliz sentándose en el amplio lecho, con Hana a su derecha quien ya había colocado detrás diversos almohadones para poder hacer el desayuno en la cama.

 

-Como íbamos a olvidarlo –tras posar la bandeja sobre una pequeña mesilla, se acomodó a su lado, le rodeo el cuello con sus brazos besándole, los dos disfrutaron la caricia con intensidad.

 

-Feliz cumpleaños –Hana le besó también.

 

Cuando concluyeron, recogió la bandeja posándola en las piernas de Akira. El desayuno se prolongó durante más de una hora porque se entretenían con besos y caricias en los que ambos reclamaban la atención del agasajado.

 

-¿Y mis regalos? –preguntó sorprendido Akira.

 

-Eso luego, ahora acabemos con todo esto. –Hanamichi tomó un bollo y le dio un gran bocado, luego con una sonrisa picara, le beso y mientras lo hacía traspasó a la boca de Akira parte del bollo que fue deglutido cuando sintió la dulce lengua empujándolo hacia su garganta, la ardiente caricia se prolongó algunos minutos más, luego se separaron faltos de alientos- Estaba rico –se relamió los labios con gesto tentador.

 

-Todo lo que tú me des esta rico –dijo Akira zalamero.

 

-Sigamos comiendo o no tendremos tiempo de abrir los regalos –propuso Kaede sin saber si Hana había logrado su propósito. Al mirarlo, vió su sonrisa de triunfo. Lo había conseguido. ¿Qué no era capaz de hacer si se lo proponía?

 

Cinco minutos después Akira se recostaba en los almohadones y se quedaba dormido.

 

-¿Esta bien? –se inquietó retirando la bandeja de encima de la cama.

 

-Si, solo duerme. No te preocupes más. Tenemos un par de horas antes que vuelva a despertar. Ayúdame con él. 

 

Entre los dos, le trasladaron rápidamente la buhardilla, donde habían dispuesto todo para sus propósitos. Paredes y ventanas estaban cubiertas con tupidos cortinajes de color negro, impidiendo identificar el sitio, cuatro pequeños focos con escasa iluminación estaban orientados hacia el mismo lugar, dejando en una semipenumbra el resto de la habitación. En el techo, destacaba un ensamblaje de vigas, de una de ellas fue colgaba una cuerda rematada en un gancho.

 

Unas esposas rodeadas de tela para no lastimar la piel de Akira le fueron puestas en sus muñecas. Le alzaron levantando sus brazos por encima de su cabeza y enganchando las esposas al gancho.

 

-Ya puedes acortar la cuerda –dijo Hana- Que no quede muy tirante no queremos que se lastime, solo lo necesario para mantenerlo de pie y sin posibilidad de soltarse del enganche.

 

Kaede así lo hizo. Para impedirle ver Hana había tapado sus ojos con un pañuelo de seda enrollado.

 

Continúa…

Notas finales:

La travesura amorosa de Hanamichi y Kaede es un juego peligroso que puede volverse contra ellos.


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