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Los enredos de tres corazones enamorados por Paz

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Notas del capitulo:

Allá vamos con el tercer capítulo..

Los enredos de tres corazones enamorados

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

SenHana SenRu RuHana

By Paz

Capítulo III: Una conversación susurrada

 

Rukawa despertó.

Del salón llegaba la voz de Sendoh. Hablaba en susurros y supuso que estaba al teléfono. No tenía intención de escuchar conversaciones ajenas, así que iba a seguir durmiendo cuando unas palabras llamaron su atención, sin ningún remordimiento olvidó su deseo de volver a dormirse y permaneció con todos sus sentidos en alerta para oír la conversación que se llevaba a cabo justamente pared por medio. Se expresaba en su idioma nativo, así que supuso que hablaba con alguien de Kanagawa.

-Si… estoy con él…. ahora? Duerme…, lo se… aún tengo tiempo suficiente, no temas lo conseguiré… -una risa suave brotó de su garganta- Cuándo se me ha resistido alguien? -bajo la voz y no pudo seguir escuchando.

-Habla de mi… pero… ¿con quién? –meditó Rukawa- estoy seguro que no es con Sakuragi. Él ni siquiera lo menciona. Y cuando le pregunte, no quiso contestarme. Así que han debido de acabar mal. Por la actitud de Sendoh seguro que Sakuragi fue quien rompió con él. Esa idea le confortó. Si el pelirrojo estaba solo era un buen momento para acercarse a él, el único problema era que no disponía de tiempo. Estaban en plena temporada de juegos. Decidió darse una vuelta en cuanto acabara todo, hacerse el encontradizo con Sakuragi y declararle sus sentimientos. Cuando tomó esa decisión se dio cuenta que Sendoh había terminado su conversación, él al distraerse dejo de prestar atención. Pensó en las frases que había escuchado. Que intentaba hacer Sendoh, tiempo suficiente para que? “lo conseguiré” Qué es lo que quiere? Qué pretende? Indudablemente estaba refiriéndose a una conquista. El enamoradizo Sendoh estaba nuevamente al acecho y no cabía duda sobre quien era la victima. Esa idea le molestó, porque con certeza estaban hablando de él. ¿Quién estaba al otro lado de la línea? Si lo pensaba despacio quedaba claro quien era la presa de Sendoh, lo que no comprendía era lo relativo al tiempo y más aún le molestaba mucho ser el objetivo de ese… ese conquistador de… ¿pacotilla?... no, francamente no era la definición exacta. Le costaba que su fama era bien merecida. Aunque pensándolo bien, no le conocía allí ninguna conquista seria, claro que no estuviera ausente por las noches o que no llevará a sus amigos al apartamento no quería decir que no tuviera sus apaños. –Frunció el ceño ante el rumbo de sus pensamientos- Que le importaba a él lo que hiciera de su vida –se removió inquieto en su cama.

Sintió una mano cálida posarse en su frente.

-¿Qué haces? –su brusco movimiento le llevo a quedar sentado con la espalda apoyada en la pared, mirando con expresión sobresaltada al chico que estaba sentado en su cama. Debía estar muy distraído cuando ni siquiera se enterÓ cuando lo hizo.

-Estaba comprobando que no tenías fiebre. Estabas gimiendo y removiéndote inquieto –Sendoh le miraba serio por una vez, parecía preocupado por él.

-No estoy enfermo y yo no gimo. Estaba respirando fuerte, eso es todo.

-Si tu lo dices… -no comprendía su extraña reacción parecía rehuirlo.

-¿Quieres dejar mi cama libre? –pidió Rukawa.

Sendoh miró el poco espacio que ocupaba.

-Me tienes miedo, ¿acaso? Eso si que es una novedad, Rukawa asustado como un conejillo o debo decir un zorro asustado.

-No me llames así, tú no tienes ningún derecho a llamarse así. Solo dices tonterías. –se obligó a levantarse. Si seguía allí terminaría estropeándole el resto del día.

Sendo le siguió con la mirada. Reconocía que se había descuidado, creyó que con el trato diario las cosas cambiarían, más con Rukawa eso no funcionaba así. Debería buscar medios alternativos.

Rukawa ajeno a su escrutinio estaba vistiéndose delante de su ropero, indiferente a la presencia de su compañero. Recogió su bolsa de deporte y salió del dormitorio con su bolso al hombro.

Sendoh dejo escapar un suspiro cuando escuchó la puerta del apartamento.

-Ah!! ¿Que no haría por el chico que amo? –se preguntó levantándose- Me haré el encontradizo con Rukawa, es una suerte que siempre vaya a practicar al mismo parque. Deberé decírselo, es un zorro de costumbres fijas.

Media hora después Rukawa que creía habérselo sacado de encima le vió en el borde de la cancha.

-Me estas siguiendo –le increpó enojado. Sabía que estaba perdiendo el control. No sabía porque había comenzado a sentirse nervioso. Tal vez era debido a la conversación que escuchó.

-Salí a caminar y te ví. Jugamos un uno a uno –propuso.

Rukawa aceptó. A partir de esa tarde se volvió una costumbre ir juntos a practicar.

Continúa…

 

 

Notas finales:

Reviews contestados.


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