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Los enredos de tres corazones enamorados por Paz

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Notas del capitulo:

Kaede regresa a América volviendo al lado de Akira.

Los enredos de tres corazones enamorados

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

 

SenHana SenRu RuHana

 

By Paz

 

Capítulo VII: Sendoh y Kaede juntos

 

 

 

Otra vez en América.

 

Enseguida de traspasar la aduana, distingue a Sendoh que permanece sonriente e indiferente al bullicio de los niños y a las exclamaciones de bienvenida de los que esperan a los viajeros, como si todo aquello no ocurriera alrededor de él.

 

Su sonrisa se amplia al verle, aunque solo han sido dos días los que ha estado fuera, le abraza como si llevara una eternidad separado de él.

 

-¿Qué tal ha sido el viaje? –inquiere haciéndose cargo del pequeño maletín donde solo llevaba sus efectos personales.

 

-Bien. –responde.

 

-¿Sólo eso? –inquirió deseando saber más.

 

-Si.

 

-¿Te quedaste dormido?

 

-Si –no lo niega.

 

Su parquedad no le sorprende. Le hubiera extrañado más si regresaba hablando con exceso.

 

-¿No me preguntas por el equipo?

 

-¿Hay novedades? -        inquiere a su vez.

 

-Nos han llamado para concentrarnos. He preparado tu bolso –ya iban camino del apartamento- Tienes tiempo de darte una ducha y cambiarte de ropa.

 

Kaede apenas si prestaba atención a sus palabras, en su mente y en su corazón estaban fuertemente arraigadas las últimas horas pasadas junto a Hanamichi y el triste momento de la despedida, cuando emocionado le prometió que volvería a su lado y que nunca más nada ni nadie les separaría.

 

Recuerdo

 

Una sensación placentera le despertó, por primera vez no sintió deseos de romper la cara de quien se atrevía a despertarle. Como hacerlo si estaba en los brazos de la única persona con quien deseaba estar.

 

-Buenos días, Kaede –le saludó cuando finalizó su tierno beso- No se a que hora sale tu avión y por eso te desperté.

 

-Tengo tiempo… -se volteo sobre él, dejándole debajo, y sujetando sus muñecas por encima de su cabeza, movió sus caderas.

 

-Kitsune!!!

 

-Me debes mi cena y estoy muy hambriento –recalcó y para confirmar sus palabras se escuchó entre ambos unos ruiditos muy oportunos.

 

Hana rió.

 

Sus labios se posaron sobre esa atrayente sonrisa y atacó dulcemente esa boca deliciosa hasta quedar sin aliento. Escuchando como su risa se ahogaba contra su lengua.

 

Su pecho le atraía irremediablemente. Tomando entre sus labios un botón rosado que enrojeció tras su tratamiento especial.

 

Hana solo podía gemir e intentar quitárselo de encima, Kaede seguía aprisionando sus manos cuyos dedos se entrelazaron con los suyos, sus movimientos excitaban aún más a su pareja.

 

Sus sacudidas estaban excitándoles, su boca fue dejando un rastro húmedo por esa piel aterciopelada, su lengua lamió y se hundió en su ombligo, el gemido de Hana le llevo a insistir, sus jadeos, sus caricias le llenaban plenamente, dejo suaves besos en su vientre, sus estremecimientos  le incitaron a seguir explorando un poquito más abajo, hasta que su mirada se posó en el esbelto y formidable miembro que orgulloso se alzaba para su disfrute.

 

-Kae, por favor –suplicó Hana enajenado, delirante, estremecido por sus delicadas caricias que estremecían su piel, le deseaba, le necesitaba sentirle dentro. Quería que le tomara como diera lugar- Aaaahhhh!!!!!!!! –gimió alzando sus caderas cuando un delicioso escalofrío sacudía sus entrañas al sentir sus labios cerrarse suavemente alrededor de su cabeza, sentía un calorcillo que invadía sus entrañas, cuando abarcaba más  y se acercaba a la base, moviendo despacio  su lengua a lo largo de él, presionando levemente con sus labios, con una dulzura escalofriante.

 

Su lengua trazaba un largo surco húmedo, dejando saliva caliente a su paso por él. Deslizándose a lo ancho y a lo largo de su miembro ardiente y dulce. Satisfecho con el placer que experimentaba, con los gemidos de Hana que le hacían saber que estaba consiguiendo complacerlo y le animaba a mover su boca un poco más rápido alrededor de ese rico manjar y con su cambio de ritmo llego el estallido final, de la garganta de Hana escapó un nombre pronunciado con amor.

 

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Kaeeedeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!

 

Y mientras tragaba el dulce elixir de su amante, con cuidado iba preparándolo para que el pelirrojo le perteneciera, como él le pertenecía, con su propio semen fue embadurnando su ano para facilitar su acceso y también puso bastante en su miembro que acercó a su entrada, empujó blandamente, le sentía estrecho y no deseaba lastimarlo, quería que todo fuera placentero para su amor.

 

Como si comprendiera su dilema, Hana le atrajo contra su cuerpo, beso suavemente sus labios y susurró junto a su oído.

 

-Tú nunca me harás daño, Kitsune.

 

Animado por sus palabras, fue penetrando en aquel angosto pasadizo hasta atravesar sus esfínteres, entonces sintió como se abría y lo absorbía. Un sonido de sorpresa escapó de sus labios.

 

Hana con las caderas en el aire para que las penetraciones fueran más profundas, se movía a su ritmo, siguiendo sus embestidas con respiraciones profundas y gemidos, el placer que estaba sintiendo recorría todo su cuerpo, encendiendo sus sentidos y alborotando su corazón que se estremecía con el solo pensamiento que esa mañana sería la única que estaban juntos.

 

Cuando todo concluyó, Hana le abrazo, estrechamente y Kaede se quedo nuevamente dormido en sus brazos.

 

No supo cuanto tiempo había transcurrido, pero vió que el sol estaba alto y que Hana al igual que él se había dormido. Con cuidado para no despertarlo, se levantó y pasó al aseo para darse una ducha.

 

Cuando volvió al dormitorio ya se había vestido, faltaban tres horas para la salida de su avión. Debía darse prisa sino quería perderlo.

 

No deseaba marcharse sin despedirse y menos aún sin hablar con él y aclarar algunos puntos.

 

Se recostó de costado a su lado, viéndole tan tranquilo pensó que no era su Do’aho. Acarició su mejilla y apartó un mechón de su frente.

 

-Hana… -le llamó despacio, al mismo tiempo que soplaba sobre sus ojos. Hana los abrió y le vió frente a él. Estaba vestido y supo que debía marcharse. Sus temores se estaban cumpliendo.

 

-Tengo que irme… se me hace tarde.

 

-Yo te llevaré.

 

-Te lo agradezco. Hana no quiero marchar sin que hablemos.

 

-Tú dirás…

 

-Se que será difícil mantener una relación a distancia, pero… ¿quieres ser mi novio?

 

Hana abrió mucho los ojos. Asombrado de la proposición y con una amplia sonrisa respondió.

 

-Si, quiero.

 

-Volveré contigo Hana, te amo. Solo serán algunos meses. Mi contrato termina y no voy a renovarlo. –le contó.

 

-Yo también te amo y estaré aquí esperándote.  –su mano se apoyó en su nuca acariciante presionando hasta llevarle a escasos centímetros de su boca.

 

Fin del recuerdo

 

-En que pensabas, parecías muy feliz. –inquirió Sendoh.

 

-Cosas… -nuevamente se abstrajo de la realidad para meditar en su situación. Era consciente de que estaba metido en un buen lío. Acababa de comprometerse con Hana, le amaba desde el primer día, le atrajo su candor y su dulzura y esa fuerza que él no poseía, también estaba Sendoh, un amante ocasional con el que ya llevaba dos meses de convivencia, tuvo que reconocer que también era agradable, un amante vigoroso y ardiente, con una fuerza increíble cuando le tomaba su cuerpo respondía a esa pasión que le dejaba arrebatado y ansioso de más, comprendió que si bien no le amaba ya no podía prescindir de esa ardiente fogosidad, por lo menos durante los meses que le quedaban en América. Ninguno de los dos sabía del otro, así que porque no seguir juntos? Con este pensamiento se volvió a mirar a Sendoh. Quien a su vez le miraba curioso.

 

-Hemos llegado… -aviso el taxista.

 

Sendoh se apresuró a pagar.

 

Cuando traspasaron los límites del apartamento, Rukawa se apresuró a ir quitándose la chaqueta del traje, que tiro sobre su cama. Se descalzo y se despojó del pantalón. Procedió a desabrocharse los botones de la camisa.

 

-Ya arreglaste tus asuntos –inquirió Sendoh apoyándose en el marco de la puerta.

 

-¿Qué asuntos? –se hizo el tonto.

 

-Que se yo, tu sabrás.

 

-Yo no se nada –Rukawa pasa a su lado, se ha desvestido excepto su bóxer y que se despoja de él antes de meterse debajo del chorro de agua.

 

Escucha que la puerta se abre y enseguida Sendoh se ubica a su lado abrazándole.

 

-Creí entenderte que no teníamos tiempo.

 

-Y no lo tenemos. Te he extrañado.

 

-Yo no…

 

-Que malo que eres… -le muerde con dureza en el cuello y luego lame el lugar para calmar el dolor.

 

-Eres un bruto… -jadea.

 

-Si, pero reconoce que te gusta.

 

-Me gusta…

 

Y Rukawa se deja tomar por Sendoh y disfruta ese instante junto a él.

 

 

 

Continúa…

 

 

 

 

Notas finales:

La página me esta dando problemas, no se como subirá esta capítulo.


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