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Vacaciones............ ¿Amorosas? por arual venica

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Notas del capitulo:

HOLA n.n bueno antes que nada los personajes de Katekyo Hitman Reborn son obra de Akira Amano n.n

bueno realmente siento la tardansa pero se me juntaron muchas cosas u.u y para no molestar mas pues les dejo el capitulo espero que les guste n.n

Los días siguieron su curso, aún no había noticias de Hibari, comenzaba a preocuparme, incluso estaba la idea de mandar todo al carajo, incluso desobedecer al décimo, con tal de saber la verdad, de saber que él está bien… hace un par de días Giotto-san partió al mismo sitio en donde se suponía Hibari tenía su misión, no sabía si era bueno… o malo.

-Gokudera tranquilízate, estoy seguro de que toda va bien – en estos días que habían pasado a ser un mes y medio, Yamamoto había sido mi soporte a pesar de que ya casi contaba con 6 meses él no me dejaba solo.

-No me digas eso idiota, sé que algo ocultan y no me tranquilizare hasta saber que pasa… - nuevamente mis ojos se llenaron de lágrimas, caían lentamente, pero no podía evitarlas, ni quería hacerlo.

-Gokudera deberías de comer algo, casi no has probado la comida, además los vómitos y los malestares que sufres no son normales – lo sabía y estaba consciente de eso, pero no quería que alguna aguja atravesara mi piel – porque no quieres ir con Shamal para que te diga que tienes.

-No iré con ese viejo pervertido, mejor iré a la cocina a comer algo, pero no insistas con eso – me levante de la cama y me dirigí a la cocina, tome un poco de la comida que había quedado de la tarde la calenté y me puse a comer.

Sentía claramente como los trozos de alimento bajaban lentamente hasta llegar a mi estómago.

Por primera vez en dos semanas mis alimentos no terminaban en el escusado. Al terminar lave el plato que ocupe y me fui a mi oficina, tenía que distraerme de alguna manera.

Al entrar todo parecía normal pero ya estando en mi silla y frente a mi escritorio logre divisar un sobre, lo tome, al ver el remitente… fue demasiado para mí. La carta era de Hibari. Mi corazón latió fuertemente. Me arme de valor y abrí el sobre. Saque el papel, lo desdoble y comencé a llover.

Herbívoro:

Lamento la tardanza, las cosas se complicaron un poco, pero estoy bien, muy pronto estaré a tu lado. Tengo tantas cosas que decirte pero ya llegara su momento.

Debo irme pero ten por seguro que regresare pronto.

Atte.

Hibari.

p.d. no intentes venir, se paciente muy pronto regresare Gokudera Hayato.

Las lágrimas regresaron, no pude evitarlas, esta vez no eran de tristeza, eran de alegría, él estaba bien, eso era lo que necesitaba para que la calma volviera a mi cuerpo. Claro que los malestares no pensaron lo mismo, porque apenas me tranquilice la necesidad de ir a regresar mis alimentos volvió más fuerte, corrí he hice lo que mi cuerpo tanto me pedía.

Esto comenzaba a molestarme, pero no tenía muchas opciones, una y solo una era la más “indicada”, ir con Shamal… la idea no me agradaba, pero esto resultaba más tentador que soportar todos estos achaques.

Una vez que me tranquilice entre nuevamente a mi oficina, pero esta vez no estaba sola, en ella estaba el idiota que evitaba y aun así se pegaba a mi como lapa. Esta vez su semblante no era de preocupación e ira contenida. Era diferente ahora estaba sereno e irradiaba felicidad.

-Gokudera te tengo buenas noticas – una sonrisa apareció en sus labios – Hibari regresa mañana – me queda estático, la noticia me cayó de más, no sabía qué hacer, no sabía si reír, llorar, mandar todo al carajo, gritar, olvidar, no lo sabía, ni siquiera estaba seguro de sentir felicidad -¿Gokudera? – distinguí preocupación, pero aun así no salía de mi mundo, esto era demasiado, después de tanto tiempo aquel imbécil daba señales de vida…

-Déjame solo – agache la cabeza por lo cual mi cabello me cubría por completo y él no podía ver mi semblante.

-No lo are, no vaya a ser que cometas una locura.

-Déjame solo Yamamoto.

-Te dije que no lo are – después sentí como me abrazaba, con algo de dificultad debido a su condición, sobreprotectoramente, como una madre, claro que él no era nada de eso, bueno aun le faltaba un poco, lo necesitaba, nuevamente estalle en llanto, ya no estaba seguro de que emoción reinaba en mi corazon, tal vez era una o tal vez eran todas y francamente… no me importaba.

-Yamamoto porque, porque no dijo nada en todo este tiempo, es un imbécil – las palabras brotaban por si solas – y yo lo soy aún más por haberlo esperado como damisela en peligro.

-Shhh, claro que no, Hibari solo buscaba protegerte, así que no empieces… - su agarre se volvió más fuerte e internamente lo agradecí, pues mis pies no soportaría por más tiempo mi peso. Duramos minutos más en esta posición y luego me separe ya un poco más tranquilo.

-Sabes algo, cuando ese imbécil llegue le diré un par de palabras.

-Ma ma tranquilo, yo creo que cuando lo veas todo se te va a olvidar – y esperaba que tuviera razón sino terminaría soltero.

El resto del día lo pasamos hablando sobre cosas triviales. Al llegar la noche por primera vez en días me senté con la familia a cenar.

Cuando todos me vieron llegar no disimularon nada su sorpresa.

-Vaya y a que debemos el honor de tenerte entre nosotros los mortales Gokudera Hayato.

-Mukuro por favor contrólate, buenas noches Gokudera-kun toma asiento.

El único sarcástico fue Mukuro los demás me hablaron como siempre, la verdad creo que el encierro me hizo mal, pero ahora eso no importa. La velada se pasó rápidamente entre risas, comentarios, alguna que otra pelea marital, pero fue perfecta… muy pronto llegó la hora de irse a dormir. Las despedidas empezaron y cada uno se fue a su habitación.

Al llegar a la mía sentí un calor tan agradable como nunca en los últimos días. Esta noche el sueño llego pronto y no tuve que contar ovejitas, ni gatitos, ni algo parecido para poder descansar.

Mi sueño fe tranquilo, no hubo pesadillas, absolutamente nada de nada, todo era paz y tranquilidad nada oscuro y desolador.

El despertar fue tranquilo, esta vez no termine amaneciendo en el baño, me cambie y salí de la habitación rumbo al comedor, el reloj de mi mesita de noche marcaba las 9:30, por lo cual todos estarían desayunando, en el trayecto solo pensaba en una cosa… Hibari llegaría el día de hoy, después de tanto tiempo volveríamos a estar juntos.

Cuando llegue me saludaron y regrese el saludo, desayunamos en silencio, aunque no duro mucho, pues momentos después la charla continuo. Me toco estar al lado de Yamamoto, por lo cual tuve platica para todo el rato.

Al terminar me fui a mi oficina, revise unos papeles y para cuando me di cuenta el tiempo se había ido volando. Realmente estaba feliz por esta vez los achaque no volvieron.

-Gokudera tienes que venir – sin avisar Yamamoto irrumpió en mi oficina, el tono de su voz me preocupo un poco.

-¿Qué pasa?

-Hibari acaba de llegar – no necesite escuchar más, solo salí despavorido a su encuentro, corrí, no me importaba nada, por esta vez seguiría a mi corazon y no a la razón.

No supe cómo, pero logre llegar al jardín, en el suponía que estaría él con su estúpida sonrisa por demás sarcástica, esperando a que lo recibiera con los brazos abiertos, pero la realidad me golpeó fuertemente, en el lugar estaba Giotto-san y a su lado una camilla, en la cual estaba Hibari con diversos vendajes cubriendo algunas partes de su cuerpo.

Eso due suficiente para que me derrumbara, no lo quería aceptar, pero no podía negarme a lo que mis ojos veían, dolía, pero esa era mi realidad, mis planes inmediatamente se fueron a la basura. Demasiadas emociones eran las que recorrían mí ser, me sentía como un completo inútil, pues de nada serbia, nada podía hacer salvo esperar a que todo estuviera bien.

-Gokudera-kun – al voltear vi al décimo su parte era serio, temía que mis ilusiones se quebraran como los más finos cristales – Hibari-san está estable, ahora mismo lo llevaremos con Shamal, ya verás que se recuperara.

No dije absolutamente nada, como un títere me deje llevar por el décimo hasta el lugar donde Hibari descansaría. La habitación estaba cerrada, pero al correr el tiempo Shamal salió.

-El chico está estable, con el piquete de uno de mis mosquitos su recuperación será más rápida. En estos momentos Ryohei está con él.

Por fin todas mis emociones hicieron de las suyas y la presión hizo que mi cuerpo cediera llevándome a un sueño profundo.

-¡Gokudera! – solo escuche ese grito, pero no le di importancia, mi mundo por fin estaba en paz.

Aunque todo era oscuro me sentía como en casa, todos los recuerdos dolorosos me habían abandonado, creo que eso era lo mejor. No supe cuánto tiempo estuve inconsciente solo sé que al despertar me encontraba en una de las habitaciones que estaban asignadas para la recuperación de heridas sufridas en alguna misión, claro que eso se me hizo por demás extraño, aparentemente el lugar estaba vacío.

-Herbívoro – esa palabra me dejo helado – porque no lo dijiste – su voz reflejaba tristeza e impotencia, claro que yo no sabía absolutamente nada, en ese instante el enojo volvió a mí.

-Hum no sé a qué te refieras, pero mira quién habla el que hasta hace unas cuantas horas y después de tanto tiempo dice algo.

-No lo entenderías.

-¡Claro que no! Dime porque demonios nunca te comunicaste, porque he, acaso es tu forma de decir me vale un carajo esta relación, me importa muy poco – y algo sello mis labios, sabía que Hibari me estaba besando, ese contacto transmitía tantas emociones… pero aun así no lo perdonaría tan fácilmente.

Comenzó a moverme en busca de libertad, no quería que el continuara con esto, pues después me sería imposible reclamarle algo.

-Lo siento – eso fue lo único que dijo al separarse, para después rodearme con sus brazos – realmente lo siento pero no quería ponerte en riesgo – mi ira aumento.

 -Pero qué demonios te has creído, ¡Acaso me vez con cara de damisela en apuros!

-No es eso.

-Entonces tendrás que explicármelo Hibari, porque yo no te entiendo.

-Mi instinto me decía que tenía que protegerte – por unos segundos guardo silencio – pero ahora veo que hice lo correcto.

Tenía unas tremendas ganas de golpearlo, pero me contuve cuando Hibari bajo una de sus manos hasta mi vientre. No lo entendía pero para nada.

-Suéltame – mi ira aún no se iba.

-Hum crees que lo are – odiaba cuando se ponía en ese plan.

-Me importa un pepino lo que digas, ¡SUELTAME! – empecé a moverme cada vez más bruscamente, pero sus brazos parecían no ceder, la desesperación poco a poco se instaló en mí, pero su agarre no aminoraba.

-A mí tampoco me interesa, no te soltare herbívoro – sus palabras trataban de calmarme, pero no se la dejaría tan fácil.

-Eres un idiota, un maldito idiota, te odio, me escuchaste ¡TE ODIO! – él no se movió ni un milímetro, justo cuando creí que no aria absolutamente nada… sus brazos perdieron toda fuerza. Termino sentado en la misma silla en la que antes se encontraba.

Creo que me pase esta vez, pero mi ira era demasiada, no podía evitarlo, pero ahora y sin que fuera consiente, había regresado mi antiguo hábito. El llorar.

Momentos después sentí los brazos de alguien arropándome. Sabía que era el, pero esta vez no rechace su gesto. Por el contrario hice el agarre aún más fuerte, lo necesitaba y por lo visto no era el único. No entendía algunas cosas pero lo amaba de eso estaba seguro. A estas alturas todo quedaba en el olvido.

-Hibari… real… mente… lo… sien… to – el llanto no me permitía hablar con claridad.

-Herbívoro – su agarre no disminuyo, sabía que era de pocas palabras, sin embargo con este gesto me decía todo.

Nos separamos, una sonrisa apenas perceptible se posó en sus labios. Yo no me sentía capas de sonreír, apenas mi llanto se había detenido. El silencio llego, pero era reconfortante, claro que al pasar el tiempo comenzó a ser algo incómodo.

-Hibari – decidí romperlo por mi cuenta y de una vez por todas despejar mis dudas sobre sus acciones – a que te referías con tus palabras de hace unos momentos.

Su mirada se suavizo un poco – Me refería al mejor regalo que me han dado en mi vida herbívoro – callo por unos segundos – tú y mi hijo.

Eso se me hizo algo cursi, el hecho de que yo fuera algo tan importante para él. Pero en eso algo me callo como un balde de agua fría… ¡SU HIJO! Pero de qué demonios hablaba este idiota.

-A que te refieres con… tu hijo.

-Hum nuestro hijo – seguía sin entender nada.

-Haber Hibari, este, bueno tu sabes que eso no puede ser posible.

-Hum pues este papel dice todo lo contrario.

Me ofreció ese papel, que no sabía cuántas repercusiones traería a mi vida, con curiosidad lo tome y vi cosas que… no entendía… pero al inicio decía prueba de embarazo… resultado… positivo.

Era difícil y me costaba creerlo, incluso temía que todo se tratara de una cruel broma, pero algo en mi interior quería y anhelaba creer que esto era verdad y no un sueño.

-No estoy para tus bromas…

-Hum quien dice que estoy bromeando…

La “platica” iba a continuar, pero alguien entro interrumpiendo…

-Hayato que bueno que estas despierto.

-Tsk que quieres Shamal.

-Solo venía a ver cómo estas y a llevarte para terminar con tus estudios.

-¿Qué quieres decir? – el miedo hacia acto de presencia pero esperaba que no fuera grave.

-Hibari que no le has dicho nada.

-Hum no quiere creerme…

-Bueno Hayato ¿Crees que puedas caminar para llevarte al cuarto de enfrente?

-Lo intentare – con mucho cuidado baje lentamente de la camilla, gracias al cielo mis piernas soportaron, lo único que si me afecto fue ver que solo traía puesto un camisón.

-Bien vámonos – camine lentamente, pero llegue a la habitación, a mi lado iba Hibari – Hayato recuéstate en la camilla.

Hice lo que me ordeno y de rato llego Shamal con un aparato y un gel. Hizo que me levantara la bata, me cubrió las piernas con una manta, después me coloco ese gel sobre mí vientre. Luego prendió el aparato que traía consigo y una parte la posiciono sobre mi vientre. En la pantalla apareció algo extraño era como una criaturita, no sabía con exactitud que era… y temía preguntar.

-Hayato mira este es tu hijo, bueno su hijo.

No sabía que decir, así que era verdad… realmente tendría un hijo, mío y de Hibari. No sabía que hacer… era demasiado para un día.

-Herbívoro – Hibari me rodeo con sus brazos y me brindo una… sonrisa que me tranquilizo.

-Bueno chicos todo está bien, dentro de algunos meses podremos saber que es, los dejare solos, por cierto felicidades – Shamal abandono el lugar dejándonos solos, no está seguro de lo que aria, pero algo era seguro, le quería y demasiado.

-Herbívoro gracias – el abrazo duro unos minutos más.

-Hibari – salimos del lugar y nos fuimos a mi habitación a descansar. Por suerte la cama que estaba ahí era lo suficientemente amplia para los dos, claro que antes tuve que quitarme el gel, pero después los dos nos dispusimos a descansar. El día había sido agotador y los tres necesitábamos un sueño reparador…

Notas finales:

Bueno espero que les aya gustado n.n, espero no tardar tanto en actualizar esta vez n.n realmente quiero agradecerles a todas aquellas personas que leen esta historia n.n y a aquellas que dejan review n.n realmente gracias n.n

bueno nos vemos n.n adios *w*


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