Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Círculo Perfecto por Charlie A

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Inspirado por la canción The Noose, del album Thirteenth Step.

Más que nada por la sensación que me da el ritmo de la canción, esa sensación de ir a la deriva que tengo y que no puedo evitar imaginarme a una persona en un auto, sentada del lado del copiloto en una noche de lluvia, mirando el espacio a través de la ventanilla mientras el conductor espera a que la luz del semáforo le de verde. Claro que este fic no tiene nada que ver con eso, pero esto fue lo más a la deriva que me pude mentalizar.

The Noose

El sonido de la pólvora ardiendo y empujando la bala a lo largo del cilindro de metal inundó la habitación y un reguero de sangre y otros restos orgánicos cubrió la pared. Yutaka, quien estaba detrás suyo, soltó las cadenas, y el cuerpo cayó sobre el suelo de cemento, inerte.
A pesar de que quería que ese hombre sufriese, que ese hombre supiese lo que había hecho, Akira quería asesinarle con una bala incrustada en el cerebro. Tal y como Takanori había muerto. Por eso la habitación, por eso las cadenas y las esposas, por esos los meses de preparación y las horas de tortura. Por eso le había observado directamente a los ojos por dos días enteros, mientras le partía los huesos, le cortaba los dedos, mientras el hombre iba perdiendo la esperanza y comenzaba a entender que nunca saldría de esa habitación, no vivo.
Yutaka se acercó a su lado y le quitó el arma, un revolver, de entre las manos, dejandola en una de las mesas de acero que allí se encontraban. Todo había terminado. Al fin, todo había terminado. ¿Cuánto había esperado por ese momento? Tres años y ocho meses. Pero se había sentido como toda una década para él. Yutaka se paró a su lado y le tomó de la mano, una lágrima recorrió su mejilla. Ahora podrían descansar, ¿cierto?
Sabía que eso no le devolvería a Takanori, no le devolvería a su preciado hijo. Pero era lo mejor que podía hacer después de que aquel degenerado hubiese sido declarado inocente por un inepto juez, un hombre que veía a dos homosexuales llorando por la muerte de un niño que habría resultado igual de despreciable, no a dos padres sufriendo por el grotesco asesinato de su hijo.
- Akira - le llamó suavemente. - Ve arriba, yo me hare cargo de todo esto.
El mayor asintió y, soltandose de la mano de su novio, se dirigió a las escaleras que salían del sótano; mientras lo hacía, unas ganas de vomitar horribles lo empujaron hacía el baño.

La imagen en el espejo le parecía la de otra persona, como si alguien le observase a través de una ventana, en la misma posición. Luego de un momento volvió a la realidad.
Tenía ojeras que más bien le daban un aspecto de víctima de maltrato físico; estaba delgado, y se preguntó cuando había sido la última vez que había comido bien; su cabello se veía opaco, sin vida, y parecía paja negra más que cabello; su piel se veía pálida, pero no ese pálido de muñequita de porcelana que había tenido desde que era un niñito, sino ese pálido fantasmal que te dice que quizás deberías ir al doctor. Yutaka debía de amarle de verdad, de amarle muy profundamente como para seguir al lado suyo; se había convertido en un monstruo, en más de un sentido.
Akira se sacó la ropa ensangrentada y se vió frente al espejo; su cuerpo no estaba mejor que su rostro. Abrió la llave de la ducha y se pusó bajo el flujo de agua caliente.

La sierra de mano no hacía ruido, no más que el hacía cuando cortaba los huesos, por lo que, aunque requiriese un esfuerzo mayor, la prefirió por sobre la sierra eléctrica, para así desmembrar al hombre tranquilo. Le llevo unas tres horas desmembrarlo y empaquetarlo en bolsas de la forma en que lo había planeado desde un principio.
Durante esas tres horas, el cansancio, la fatiga y las nauseas lo habían mantenido al borde de un colapso, pero Takanori y Akira le mantuvieron en pie y en marcha. Tenía que hacerlo, por ellos. Todo por su amor a ellos.
Aunque Takanori no había sido su hijo, le había amado como si hubiese sido tan propio como era de Akira, como si hubiese sido de ellos dos y no de Akira y la que había sido su novia hasta que la mujer murió en un accidente automovilístico. Por eso tenía que terminar con aquello en lo que había estado desde que Akira había dicho "lo voy a matar", meses atrás.
Había participado en la planificación inicial, había pensado en cada uno de los detalles que les podrían llevar a la cárcel, había repasado cada uno de sus pasos, no se podía detener, no en ese momento, por lo que corto hasta la última articulación, envolvió hasta el último trozo, recogió hasta el último dedo. Desde un principio se había adjudicado esa tarea, al igual que la del secuestro, porque aunque sabía que Akira sería capaz de hacer todo lo que le planeaba hacer a ese hombre, cosa que cumplió hasta el más mínimo o más escabroso detalle, el cuerpo del mayor no iba a ser capaz de soportar semejante trabajo físico.
Cuando Yutaka anudó la última bolsa alrededor del antebrazo - derecho o izquierdo, ya no lo sabía -, suspiró y se quitó los guantes y el delantal de papel que había estado usando para no cubrirse, aún más, de sangre.
Con paso cansado, subió las escaleras hasta el segundo piso de lo que una vez, años atrás, había sido una casa llena risas y amor. Pasó por su habitación, en la que Akira estaba, sentado en el borde de la cama y mirando al estrellado cielo a través de la ventana. Daba la sensación de que iba a la deriva, por extraño y poético que a Yutaka le pareciese. Entró al baño y se sacó la ropa, dejandola en el suelo junto a la de Akira; abrió el grifo y se dió una ducha, tal y como lo había hecho su pareja horas atrás.
Cuando terminó, se secó a medias y se pusó una bata. Volvió a la habitación. El reloj en el velador marcaba las cuatro de la mañana en números verdes.
- ¿Te lo llevaras mañana?
La voz de Akira tenía ese tono ausente que había adquirido a lo largo de los años y que al castaño le aterraba tanto. Cada vez que escuchaba ese tono sentía que Akira, el Akira que había conocido años atrás, ese Akira con sonrisa brillante y un brillo en los ojos, el Akira del que se había enamorado, se desintegraba, se esfumaba, un poco más, un centímetro más. Sentía que algún día, cuando escuchase a Akira hablar así, este ya se habría consumido en su totalidad, dejando atrás el equivalente a la vieja piel desechada de una serpiente.
- Tal como lo planeamos. Mañana terminaremos con todo.
Akira asintió mientras Yutaka se subía a la cama, avanzando lenta y dubitativamente hacía él. La luz de la luna entraba por la ventana e iluminaba el cuerpo de Akira, convirtiendole en algo irreal, en algo etéreo. Efusivamente, Yutaka lo estrechó entre sus brazos. Akira suspiró cuando la calidez de su pareja le envolvió.
- Yutaka.
Esa misma noche, a pesar del cansancio y el dolor a flor de piel, hicieron el amor como no lo habían hecho en años. Y se sintió bien.

Notas finales:

Primero qe todo, qiero aclarar qe no soy precisamente una fan de A Perfect Circle, ni siqiera he escuchado todos los discos qe tengo de ellos en mi netbook. Pero si me gustan varias de sus canciones, y pasa qe me dio la gana de escribir algo con algunas de ella. Eso xD

Por cierto, a los que leen Don´t Stand Alone. Preparense porqe el ultimo capitulo no llegara muy pronto que digamos :s Ma ha dado un bloqeo mas o menos que no se cuando se ira, misma razon por la que, si se fijan, elimine Times Like These, porqe al menos esa tenía el puro prologo y un capitulo. Asi qe lo siento, pero por un tiempo solo escribire oneshots y drabbles, y qizas sea capaz de actualizar Ghost/Angel, pero el ultimo cap de DSA esta en hold, sorry :c

Ojala esta cosa les haya gustado. Ya estoy pensando en el siguiente y puede qe lo tenga para antes de la prox semana.

Au Revoir~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).