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Paralelos por olgap_k

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Notas del fanfic:

Soy fan Homin hasta la muerte, pero habrá momentos Yoomin y momentos Yunjae aquí, sopórtenme sólo un poco ;)



El primero beso había sido después de su debut, habían estado drogados de emoción, llenos de un sentimiento de satisfacción y físicamente agotados, queriendo simplemente poder meterse bajo sus mantas y poder continuar conversando entre ellos, disfrutando lo que había sido el inicio de su carrera.

No sabían qué tan lejos irían, no tenían ninguna expectativa de lo que podrían lograr, eran sólo adolescentes hambrientos de la aceptación del público, y llenos de entusiasmo y carisma, cinco personas de distintas personalidades que funcionaban tan bien entre ellos que eran como engranajes en la maquinaria que era DBSK.

Yunho había estado tan hiperactivo, casi saltando en su asiento, sosteniendo la mano de Changmin, a quien le brillaban los ojos y luego se soltaba del líder para recorrer todo el sitio donde estaban y volver a regresar, sostener de nuevo esa mano tibia que estaba a su disposición y posteriormente repetir el mismo procedimiento.

Jaejoong estaba riendo, sus ojos no dejaban de observar a Yunho, y se sentía tan orgulloso de los otros cuatro, de él mismo también, de lo bien que lo habían hecho, de la forma en que les habían aplaudido su esfuerzo. De vez en cuando, igual miraba a Changmin y se reía, porque parecía aún más pequeño de lo que era, tan lleno de energía, de nerviosismo y entusiasmo y pareciendo como un cachorrito energético que quiere salir de paseo, y da vueltas como si estuviese encerrado.

Se acercó, le dio un abrazo que fue aceptado de forma breve y el más pequeño volvió a sentirse claustrofóbico y se alejó.

Esta vez se fue más lejos, con Yoochun y Junsu, que estaban en la habitación contigua, hidratándose y riéndose como hienas, aún en la nube nueve y sin ganas de bajarse de ésta.

—Fue genial —fue todo lo que dijo Yunho, estaba sonriendo ampliamente, parecía que el rostro se le fuera a partir en dos.

Ese buen humor, entusiasmo, se le contagió a Jaejoong y se acercó, ocupó el puesto de Changmin y apoyó la cabeza en el hombro del líder, quien sujetó su mano.

—No me imaginé que debutar sería así —confesó el mayor, su cabello lacio y negro, despeinado, su piel pálida y húmeda de sudor, pero la alegría que se filtraba por sus bonitos ojos oscuros, le hacía continuar viéndose etéreo, hermoso—. Fue genial.

El menor se rió y apretó la mano que estaba sujetando.

—Gracias por estar conmigo —dijo y el agradecimiento en su voz era casi palpable.

Jaejoong se giró un poco y abrazó al más alto.

—Por siempre —murmuró, y depositó un suave beso sobre los labios entreabiertos de Yunho, y tan rápidamente como le besó, se apartó y se humedeció los labios rojos con la lengua.

—Dong Bang Shin Ki va a llegar muy lejos —sentenció el líder, sonaba tan seguro de sí mismo, que Jaejoong le creyó.

Siempre le había creído, después de todo, había tanta fuerza de voluntad sólo en uno de ellos que era capaz de impulsar a los otros cuatro, lo bueno era ver que los otros también estaba dispuestos a ayudar.

Lo abrazó de nuevo y volvió a entrelazar sus dedos. Se habían prometido un “por siempre”.


Le había visto llorar antes, y había sabido cómo consolarlo, había sido el soporte necesario, le abrazó, permitió que llorara en su hombro, en su pecho, que se convulsionara entre sus brazos y después, cuando ya no hubo más lágrimas, simplemente le sostuvo, como el líder que era, hasta que el otro se quedó dormido y lo arropó cuidadoso de no despertarlo.


Pero ahora no era lo mismo, Changmin no simplemente estaba llorando porque hubiesen ganado un reconocimiento más, no era así. Changmin estaba haciéndose pedazos frente a él, y él estaba demasiado asustado como para intentar mantenerlo unido, no sabía cómo reaccionar o si debía siquiera hacer algo.

Además, el dolor del más pequeño venía acompañado por ira, una furia tan grande que había hecho que su teléfono se hiciera pedazos contra la pared, lo mismo que un par de cd’s y una cámara fotográfica donde había todavía un par de fotos con ellos.

—Min… —murmuró cuando le vio dejarse caer al suelo, sin energía, después de un particularmente desgarrador grito y un golpe a la pared que dejó enrojecido su puño.

Finalmente se acercó, se arrodilló junto al otro, le acarició el cabello y le alzó el rostro para poderle limpiar las lágrimas.

—Dijo que me amaba —continuaba llorando, pero de forma más silenciosa, era como si la ira se hubiese marchado después de destruir varias cosas que debían tener un significado en su antigua relación—. Pero veo que para ellos el amor es fácil de superar.

Yunho sintió como si le volvieran a desgarrar el corazón, pero no dijo nada.

Iba a superar a Jaejoong, se enfocaría en su carrera y en reparar el corazón herido de la única persona que no le había dado la espalda, y después, cuando su propio corazón estuviera fuerte de nuevo, buscaría a alguien para volverse a enamorar.

—Vas a estar bien —le dijo, continuó limpiándole el rostro, las lágrimas que continuaban deslizándose por su mejilla ya húmeda—. Tranquilo, no estás solo.

Una risa seca y corta, dolorosa.

—Oh, vamos, Hyung —se rió de nuevo y enfocó sus ojos en los de Yunho, quien pareció entender el dolor de Changmin por un instante, porque apartó la mirada por la intensidad que le golpeó en el pecho, y sólo le sujetó la mano—, los dos estamos solos. ¿Qué van a hacer con nosotros? Uno que no puede bailar y uno que no puede cantar… Estamos acabados.

Pero eso no era lo que le dolía, y Yunho se lo dijo.

—Lo extrañas —le acarició el cabello—. Está bien que lo extrañes, es lo normal…

—Cállate —pidió en un susurro que envió escalofríos por la espina dorsal del mayor, conocía ese tono, sabía que Changmin aún estaba ligeramente molesto—. No quiero saber de él por ahora, no después de esto…

—Te duele porque aún lo amas…

—Yunho-hyung, cállate —repitió—. No quiero saber nada de Yoochun, nunca más. Y quizás lo ame aún, pero no te preocupes… así estemos acabados, voy a practicar, por ti y por mí… ¿Me ayudarás?

Se sintió como transportado al momento en que conoció a Shim Changmin, aquella celestial criatura que los impresionó a todos con esa aura de inocencia que lo rodeaba… hasta que le conocieron realmente, claro.

Sonaba tan pequeño y frágil que él sólo pudo asentir.

Estaba tan dolido, lamiéndose sus propias heridas, como un gatito callejero, así que lo abrazó y después se separó un poco de él, para poder mirarle a los ojos, darle confort con una mirada.

Y en un impulso que no pudo contener, unió sus labios a los de Changmin.

Fue un beso que les supo a dolor a ambos, cargado de resentimientos hacia otras dos personas que ya no estaban con ellos, y el menor de nuevo empezó a llorar, rompió el beso y se refugió en los brazos de su líder, quien lo único que pudo hacer fue intentar brindarle todo el confort posible para ayudarlo a soportar ese duro momento.


Notas finales:

No prometo prontas actualizaciones, además esto serán sólo viñetas relacionadas, nada muy largo y nada muy bien planeado, porque medio apesto para fic bien planeados, lol. Pero sí, amo al Homin como para no escribir de ellos XD


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