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Paralelos por olgap_k

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Miró el reloj después de despertarse, eran media noche y se sintió un poco avergonzado de estar tan hambriento a esa hora, a pesar de que por lo tarde que terminaron la grabación de ese vídeo musical, habían cenado hacía un par de horas apenas, pero él era un adolescente en pleno crecimiento y si su estómago exigía comida, quién era él para negársela.

Se desenredó de sus sábanas y miró a la otra cama en la habitación que compartía con Yunho, vio que estaba profundamente dormido y se sintió un poco más tranquilo, pero aún así, sin hacer mucho ruido, bajó los pies de la cama, buscó con éstos sus pantuflas, y extremadamente silencioso, salió de su habitación.

Todo estaba a oscuras y con las manos extendidas al frente, tanteando en el aire, para no golpear nada, avanzó en dirección a la cocina. Se conocía tan bien el camino que era un poco alarmante, en cierta forma.

Estaba llegando, cuando la luz artificial que se derramó de una de las bombillas, iluminó la pequeña salita y él se volvió de golpe, tropezando con sus propios pies, y estuvo a punto de caer, pero consiguió mantener el equilibrio manoteando un poco.

Una risa y miró a quien estaba a unos metros de distancia, observándole como si él fuera algo muy gracioso.

Suponía que por la posición en que se había congelado, lo era.

—¿De qué te ríes? —usó su tono de voz más seco, queriendo recuperar un poco de dignidad, y entrecerró sus ojos, Yoochun continuó sonriendo, como si ese intento de dureza sólo le causara más gracia, como si viera a un cachorrito queriendo ser feroz—. ¡Hey, deja de reírte!

—Lo siento, lo siento —se disculpó el mayor, estaba despeinado y descalzo, con el pantalón del pijama deslizándose hasta sus caderas, y la playera arrugada y cuando se estiró un poco, queriendo sacudirse la flojera –el cansancio- que sentía, dejó al descubierto el hueso de su cadera—. ¿Qué haces despierto a esta hora?

La pregunta no le sorprendió, cualquiera de los otros tres le habría preguntado exactamente lo mismo. Después de todo, él era el menor y los otros cuatro, se habían dicho que cuidarían de él hasta fastidiarlo de tanto sobreprotegerle. Era en cierto modo, algo bastante reconfortante, aunque al mismo tiempo molesto.

—Estaba hambriento —estaba sonrojándose, pero no podía evitarlo—, muy hambriento. —Añadió cuando su estómago hizo un vergonzoso ruido.

Yoochun volvió a reírse y esta vez ya no le reprochó, es más, se unió a la risa del mayor y se dirigió a la cocina, para abrir el refrigerador y casi meterse a éste, buscando algo para comer, porque estaba hambriento.

Había recipiente con ensalada de frutas y lo sacó, sin servirse en un tazón, porque sabía que Yoochun le ayudaría a terminárselo, sólo tomó dos cucharas y llevó su segunda cena al sillón, donde el otro se había sentado.

—Y tú, ¿por qué estás despierto, hyung? —preguntó Changmin, con la boca llena de duraznos y fresas, mientras masticaba.

El mayor le limpió una gota de jugo que se había deslizado por su barbilla con el dedo y se lo llevó a la boca, para lamerlo.

Changmin se sonrojó, pero no dijo nada.

—Estaba tan cansado que no podía dormir —respondió, como si no hubiese hecho algo que pudiera hacer sonrojarse al menor, y éste decidió mejor continuar comiendo—, si es que eso es posible, así que vine a prepararme un té, pero esto es mejor.

Una sonrisa del menor.

—Te entiendo —otra cucharada y después de tragar, la continuación—, igual estaba cansado, pero estaba más hambriento.

—Te creo —rió Yoochun.

Y ahí acabó, por el momento, la conversación, y continuaron comiendo, compartiendo la ensalada de frutas y el silencio que parecía tan reconfortante. La compañía igual aliviaba cualquier cansancio que aún estuviera adherido a sus cuerpos, y Yoochun inesperadamente bostezó y bajó su cuchara.

—Si quieres, puedes irte —dijo Changmin—, cuando termine limpiaré estoy y regresaré a mi cama.

Pero el mayor sacudió la cabeza y se movió un poco, para poder apoyar su cabeza en el hombro de Changmin, quien se tensó un poco, pero no apartó a su compañero, sólo continuó comiendo, silenciosamente.

—Voy a esperar a que termines —comentó con voz cansada el mayor—, y yo limpiaré aquí para que vayas a dormir.

Volvió a sonrojarse, se destensó cuando una caricia de Yoochun le rozó la pierna y no se detuvo hasta que él terminó de comer, se levantó, le dio las buenas noches al otro, recibió un estrecho y breve abrazo y después regresó a su habitación compartida con el líder.

Cuando entró a su cama, escuchó a Yunho.

—Min, ¿eres tú? —sonaba preocupado y él se rió.

—Lo siento, hyung, fui a tomar un poco de agua —mintió, recibió un ‘mmm’ de respuesta y se acomodó para dormir, cuando escuchó el suave ronquido de Yunho, se dio media vuelta y se durmió, dando la cara a la puerta.



Changmin estaba acostumbrado a despertarse poco después de las doce, salir en silencio de su habitación y esperar a Yoochun, quien le haría compañía durante un par de minutos, o quizás hasta poco más de una hora, pero sabía que esos encuentros nocturnos no podrían seguir llevándose a cabo y ni siquiera sabía por qué estaba ahí, sentado en medio de esa enorme sala que le parecía tan ofensiva y gigantesca, o quizás era él que empezaba a sentirse diminuto, no lo sabía aún.

Ni siquiera estaba hambriento, como era su costumbre, y estar ahí era más por una costumbre que no quería destruir aún, porque a pesar de lo mucho que pudiese estar molesto con él, aún sentía algo intenso ardiendo en su pecho, forzándole a cometer estupideces como ésta de continuar un ritual que ya no tenía sentido.

No iba a llorar, ya había derramado todas las lágrimas que iba a derramar y no era tan estúpido como para estancarse y no darse cuenta que esa persona que significaba –aún- tanto para él, no lo había considerado tan valioso como para intentar llevárselo.

No te hubieras ido, de todas formas, se recordó mentalmente, y después quiso golpearse, porque hubiera sido bueno cuando menos tener la opción.

Fue al refrigerador, sacó una botella de agua y se dirigió al sillón, se dejó caer bruscamente en éste y abrazó un cojín, queriendo ver si éste era capaz de brindarle algún tipo de confort, porque lo necesitaba.

Después recordó que no era el único en esa patética situación y quiso poder ayudar a Yunho, sacudirlo de aquel letargo que parecía apoderarse de él, pero ni siquiera podía deshacerse de aquél que estaba encerrándolo a él como para querer ayudar al otro.

Tomó un sorbo de su botella de agua, la cerró y la lanzó lejos de él, la escuchó caer en el suelo y rodar sobre éste.

Cerró los ojos y suspiró.

—¿Qué haces durmiendo aquí? —escuchó, Yunho estaba de pie a unos metros de distancia, su voz cálida y adormilada le hizo sonreír—. ¿Changmin?

Se permitió una diminuta sonrisa.

—Estoy despierto, hyung —abrió los ojos y enfocó a Yunho, quien lucía confundido, en medio de la sala, mirándole fijamente.

Después de ese beso que le había dado después de su crisis post ruptura con Yoochun, ninguno de los dos había estado con el otro, en la misma habitación, y sin miembros del staff. Era la primera vez que estaban realmente solos.

—¿Cómo sigues? —preguntó, de repente, el líder.

Changmin se encogió de hombros, restándole importancia a sus emociones en ese momento, le hizo un gesto a Yunho, invitándole a sentarse a su lado, y éste pareció pensarlo un poco antes de obedecerle y dejarse caer junto a él.

—Lamento lo del beso —se disculpó, mejor salir de esto de una vez, no quería incomodidades entre ellos dos, no cuando eran lo único que el otro tenía, y si empezaban a crearse distancias entre ellos, simplemente se aislarían y se sentirían aún más solos de lo que ya se sentían, al ya no estar con las personas que se suponía les amaban.

Otro encogimiento de hombros.

—Está bien, hyung —aceptó el menor, se apoyó en el líder, quien lo recibió gustoso y lo rodeó con su brazo—, creo que en cierta forma, lo necesitaba.

Una mano despeinándole y se permitió otra pequeña sonrisa.

Estaba permitiéndose quedarse dormido, cuando de repente su estómago lo despertó, estaba anunciándole que era hora de alimentarlo.

La suave risa de Yunho, le alegró el corazón, porque hacía mucho que no la escuchaba, varios días, y eso le hizo reírse también, lo que le ayudó a alejarse un paso de la depresión que parecía cernirse sobre ellos, porque saber que los dos eran capaces de volver a reír, era un paso hacia delante.

—¿Quieres que te prepare algo? —sabía que la pregunta aludía puras cosas sencillas de preparar, porque ninguno de ellos era buenos en la cocina, como lo había sido Jaejoong.

Cerró los ojos, alejó los pensamientos negativos y asintió.

El mayor se paró de su asiento, depositó un beso en la frente de un sorprendido Changmin, y se dirigió a la cocina, a preparar algo sencillo para que el otro pudiera comer.

Y mientras esperaba a su cena, la primera, porque esta vez no había querido comer nada, empezó a tararear una canción, y la música pareció ir iluminando todos los rincones de la casa, y cuando menos se lo esperaba, Yunho estaba cantando con él, con voz no muy bien entrenada, pero con talento crudo y hermoso, y se prometió a sí mismo que no iba a permitir que su amor por Yoochun destruyera ese sueño que entre él y Yunho aún podían mantener vivo.

Se levantó de su sitio y fue a ayudar en la preparación de la cena.

Quizás era hora de empezar una nueva tradición, pensó mientras su brazo rozaba con el del líder y éste le miraba de reojo, sonriéndole.

No se dio cuenta, porque estaba muy ocupado ayudándole, pero esos ojos capaces de proyectar tanta intensidad, le miraban demasiado.

Terminó de cantar y recibió un aplauso.

—¿Vamos a estar bien, hyung? —preguntó, aún dudaba.

No había mentido cuando dijo que estaban acabados, tal como había dicho, uno de ellos dos no era muy buen cantante y el otro era un bailarín muy promedio, y así era muy poco probable que llegaran lejos.

Pero no iba a darle la espalda a la persona que estaba con él, y sabía que Yunho primero se cortaba todos los dedos de la mano antes que abandonarle.

—Vamos a estar bien, Min-ah —y pudo creerle, porque a esas palabras, las acompañó una enorme sonrisa, de ésas que prometen un mejor futuro, de aquellas sonrisas a las que era imposible no creerle.


Notas finales:

Más HoMin, omg, soy ya una descerebrada fan HoMin ;) Más viñetas pronto. El YooMin igual me parece lindo, pero no tanto como el HoMin ;)


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