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Hielo & Fuego. por B_Chan

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Notas del fanfic:

Autor:Jade.

Serie: Saint Seiya-YuYuHakusho.

Pareja: Shun-Hyoga/Kurama-Hiei.

Clasificación: Romance.

Advertencia: Esta no es una traducción autorizada. Jamás pude contactarme con Jade para que me diera el visto bueno. Pero la subo, aclarando este punto, ya que no está en mi intención adueñarme de fic ni de las ideas escritas en él. Aclarado esto, espero que disfruten de la historia.

Notas: Este fic cuenta con dos partes "Hielo y Fuego" y "Agua" ¡Creo que Jade es una espectacular escritora, y tiene mucho material para entretenerme!

Fecha: 9/11/2005.

Beta Reader: Pleasy Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Saint Seiya pertenece a MasamiKurumada y a la Toei.Todo lo referente a YuYuHakusho pertenece a ToshihiroTogashi y a Shueisha.

 

Hielo y Fuego.


¿Qué sucedería cuando las dos parejas Yaoimás famosas de los animes se encontraran?


—Vamos Hyoga, no quiero llegar tarde a la Universidad. —Shun ya estaba en la puerta, con un pie en el pasillo.

—¡Ya voy! ¿Viste me camisa blanca? —Desde el cuarto de Hyoga hasta la sala, la ropa se desparramaba por el suelo.

—¿Cuál de las diez que tienes?

—Muy gracioso Shun.

—No tengo la culpa de que solo uses jeans y camisas blancas, y nunca sepas donde están, deberías ser más ordenado.

—Nunca me reclamaste nada de mi manera de vestir, o de mi forma de ser.

—Claro que no, amo esa camisa ajustada, y me gusta más cuando estas sin ella, pero ahora me tengo que ir, no puedo esperarte. ¿No vas a olvidarte de cerrar cuando salgas?

—¡No!

—Adiós, bebé.

—¡Shun, espera!

—¿Que paso?

—¿Y mi beso?

Shun rió y se volvió para besar a Hyoga, saliendo luego en dirección a la Univeridad.

 

* * * * * * * * * *

 

El reloj del cuarto de Kurama toco a las 6:30 AM, puntualmente. El pelirrojo despertó levantando el brazo para apagar el aparato, mas no lo pudo alcanzar, Hiei se movió. Y lo llevo junto con él debajo de las sabanas.

—Suéltame Hiei, tengo que levantarme.

—Humm... quédate quieto zorro.

—¡Estoy hablando en serio. Bebé!

—¿Qué?

—Suéltame... —La voz fue suave, pero en tono de orden.

—Pero Kurama, la noche fue cansadora, no me quiero levantar.

—No tienes que. Quédate aquí hasta que vuelve de la Uni. Prometo que no te vas a arrepentir.

—¿Uni?

—Sí, la universidad empieza hoy.

—Lo sé... lo sé... aquello que te hace estar estudiando todo el día.

—¿Puedes soltarme ahora?

Hiei quito los brazos de alrededor de la cintura de Kurama, quien salto de la cama hacia dentro del baño.

Algunos minutos después salió, con su ropa de siempre. La camisa y el pantalón rosa, los cabellos sujetados en la espalda, y un perfume a rosa llenando el aire.

—Me voy, ¿vas a estar bien?

—Nunca estoy bien sin ti...

Kurama trepo en la cama prodigando un rápido beso en los labios de Hiei.

—Amo cuando dices eso.

—¿Eso qué?

—Decir que necesitas de mí.

—Zorro tonto. Yo no dije nada de eso.

—Chau bebé. —Kurama reía de la cara de Hiei, viéndolo irse.

—Kurama...

—¿Eh?

—Hoy voy a ir a buscarte a la escuela.

 

* * * * * * * * * *

 

Minamino llegó al frente del predio de la Facultad, puntualmente a las 7:30, ya había entrado cuando vio una figura conocida viniendo en su dirección.

—¿Buen día Shun, listo para otro semestre?

—¡Buen día Shuichi! Si, van a comenzar de nuevo las corridas.

—¿Quedaste DP en alguna materia?

—Si... —Shun recordó la última batalla contra los dioses griegos y de cómo eso dificulto su vida estudiantil. —en Filosofía.

—¿De verdad? Yo también. Parece que lo vamos a hacer juntos. —Kurama no podía creer que había perdido una materia por culpa del Makai, y de sus investigaciones luego de este.

—¿Entonces, no vemos en la sala?

—¡Claro!

Ambos se separaron, yendo cada uno por su lado. Kurama para la unidad de Biología, mientras que Shun se dirigió para la unidad de Humanidades.

 

* * * * * * * * * *

 

Hiei estaba tendido en una de las ramas de un frondoso cerezo, situado frente a la Universidad a la que Kurama insistía en ir. Él podía ver el aula llenándose, era la últimaclase del día, y se sentía algo culpable de que Kurama estuviera allí, después de todo, no lo ayudaba mucho en las horas de estudio. Pues sus ansias de placer lequitaban al pelirrojo, horas de concentración y lo llevaban hacia la cama. Además de eso, los problemas con los demonios habían aumentado en el último mes.

Kurama se sentó en la ventana como siempre, Hiei espero que el zorro lo buscara con la mirada, mas eso no paso, su amante parecía entretenido con otra cosa... los puños de Hiei se cerraron cuando vio a los Ningen machos que conversaban alrededor de su zorro.

El demonio de fuego sintió que el árbol se movía, y miro hacia abajo, “Otro Ningen idiota” pensó, mirando la figura rubia que se sentaba en las raíces de la planta.

 

* * * * * * * * * *

 

A Hyoga no le estaba gustando eso del DP. Él estudiaba Derecho en otra Facultad, pero no bahía sido reprobado en nada, y esperar hasta la última clase de Shun era tedioso. Y tampoco era bueno para una relación todavía en inicio, ellos estaban demasiado tiempo separados. Hyoga concluyo con un suspiro.

Llegando a la escuela de Shun, procuró un lugar para protegerse del sol caliente de la tarde. El cerezo al frente del portón de la entrada pareció ser buena idea, podría ver a Shun a la hora que el saliese. Hyoga se sentó, admirando el cielo, cuando sintió algo extraño, como si alguien mirase por sobre sus hombros. El Cisne giro su cabeza para ver si veía a alguien y se encontró con un niño mirándolo desde la rama más alta.

—Ey, cuidado, puedes caerte.

—Hum...

—¿Me oíste?

La figura vestida de negro salto del árbol, cayendo de pie en el suelo, perfecto.

—¡Buen salto! —Hyoga miro bien a la pequeña figura de jeans y chaqueta de cuero. —Eres más grande de lo que parecías.

—Hum...

—Simpático... —Hyoga le dio la espalda y salió en dirección al portón de la Universidad, no iba a estar un minuto más con aquel tipo entrometido e idiota, para él tener que aguantar a Ikki era ya suficiente.

 

* * * * * * * * * *

 

Hiei estaba loco, además de gritarle, aquel Ningen idiota le dio la espalda. ¿Notenía noción del peligro? “Si aquel zorro no me hubiese hecho prometer que no quemaría a nadie...”. Pensó cerrando los puños.

Hiei todavía veía al rubio entrar por los portones del predio lleno de gente, no iría detrás de él ahora, no en medio de aquella multitud que salía de prisa. Pronto Kurama estaría con él, y luego los dos estarían en casa, solos, amándose... los pensamientos volaron lejos cuando recordó la noche anterior, las caricias...

—Hiei, Hiei... despierta amor.

—¿Ah? ¿Ya saliste?

—Sí, ¿vamos para la casa? Tengo novedades.

—¿Qué novedades?

—¡Tengo un programa para hoy a la noche!

Hiei quedo furioso, odiaba salir, pero el zorro ya estaba tres pasos al frente, sin darle lugar a reclamaciones. Porque, aunque Hiei no quisiera terminaría yendo, con seguridad él terminaría yendo...

 

* * * * * * * * * *

 

—¿Salir, hoy a la noche?

—Sí, quede con un amigo en la Universidad, él hace Biología, pero también quedo DP en Filosofía.

—Pero Shun, no quería salir. ¡Vamos a quedarnos en casa, juntos!

—Ya me comprometí, y no tengo como deshacerlo, además de eso vamos a ser cuatro.

—¿Cuatro?

—Sí, mi amigo va a llevar a alguien, y no quiero tenerle la vela solo si es su novia.

—Y de qué sirve que yo este allí, no podremos estar juntos.

—Por favor Hyoga. —La voz de Shun era dulce, mimosa. —Desde que nos mudamos para el apartamento que no salimos ni siquiera una vez, va a ser divertido, es solo un bar y no necesitamos estar la noche entera.

—Está bien, está bien... pero me voy a cobrar esta cuando volvamos, puedes apostarlo.

Los ojos de Hyoga brillaron con los pensamientos que invadieron su mente. Jalo a Shun junto a si, besando al joven con tanta fuerza que lo dejo sin aliento. Andrómeda salto, pasando las piernas por la cintura de Hyoga, abrazando su cuello.

—¿Entonces, vamos a tomar un baño antes de salir?

—¿Ahora? Apenas recién llegamos.

—La clase término tarde, Hyoga... —Shun salió del regazo del Cisne, fue hasta la puerta del baño, siendo escoltado por un par de ojos azules detrás de él. —De cualquier forma, necesito que alguien me ayude a enjabonarme la espalda. —Shun guiño un ojo, tirando su cabello hacia un lado.

Con la velocidad que había adquirido por las tantas luchas con enemigos mucho más fuertes, Hyoga empujo a su novio hacia el interior del baño, cerrando la puerta detrás suyo.

 

* * * * * * * * * *

 

Kurama estaciono el auto en la puerta del bar donde había quedado con Amamiya, parecía feliz por haber conseguido aquel lugar, pues siempre se llenaba de noche. Así y todo el Koorime a su lado no parecía nada feliz. Estaba de brazos cruzados, semblante serio y su ki parecía elevarse a cada humano que pasaba al lado del auto.

—¡Hiei... lo prometiste!.

—Hum...

—Y no sirve bufar, vamos a entrar.

—Maldito Kurama, ¿cómo me convences de hacer esto?Mira cuanta gente, el ruido...

—La gente no va a estar por mucho amor, además, tu sabes muy bien que no te forcé a nada...

—Eso crees tú, vienes con aquella voz melosa, me llevas a la cama y listo.

Kurama reía recordando que había hecho exactamente eso. Luego de que le dijera a Hiei que saldrían con un amigo, el pequeño demonio coloco el cuarto de cabeza, rehusándose a salir de la casa. Fue necesaria mucha determinación para hacerlo cambiar de idea, además de algunas cositas más... Kurama había dejada a Hiei tan cansado, tan agotado y feliz, que concordó con todo lo que zorro decía, son darse cuenta de la que prometía.

Ahora Hiei estaba ahí, listo para entrar a una Disco, viendo a su lindo amante siendo atrayente para todas las personas de la fila, hombres y mujeres.

—Kurama...

—¿Que, ángel?

—¡No me llames así!, ¿ese amigo tuyo viene solo?

—No, él dijo que iba a traer a alguien, mas no sé a quién.

—¿Y dónde se conocieron?

Kurama miro hacia abajo con una expresión alegre, Hiei parecía estar muy preocupado por su amigo.

—En la Universidad, él hace el curso de Historia, pero asistimos a algunas materias juntos y este semestre por coincidencia, los dos quedamos DP.

Hiei solo miro hacia el frente, viendo aquella fila interminable, que parecía no haber disminuido un solo metro desde la hora que llegaron.

—¡Allá esta él!

Hiei vio hacia donde Kurama apuntaba, el Ningen amigo de Kurama venía en dirección a ellos. Hiei vio bien a la figura que se aproximaba, era de más o menos el tamaño de Kurama, y así como él, tenía los ojos verdes, la piel clara, el cuerpo delgado, el cabello claro, verdoso. Daba la impresión de ser más joven, pero debía tener la misma edad que su zorro.

Por un momento Hiei retrocedió, ¿sería otro Youko disfrazado de persona? El Koorime busco en la mirada del amigo del zorro algún resquicio de algo demoníaco, así como la mirada de Kurama poseía algo de malicia, un misterio, pero no encontró nada. Más tranquilo miro alrededor y vio a quien el joven había traído consigo. Era un hombre, alto, rubio…

Hiei apretó los dedos cuando recordó que conocía a aquel humano.

—Disculpa por haber llegado tarde, tuve un problemita con mi baño.

—Está todo bien, guarde un lugar en la fila.

Shun sonreía para su amigo cuando percibió otra mirada sobre sí. Giro su cabeza hacia abajo, mirando al muchacho vestido de negro al lado de Minamino.

Kurama lo percibió y creyó mejor hacer las presentaciones.

—Shun, este es Hiei, al amigo que te dije que iba a traer.

—Ah, buenas noches Hiei, yo también traje a un amigo, él es Hyoga. Hyoga ellos son Hiei y Suichi, mi amigo de la Universidad.

Hyoga saludo al muchacho pelirrojo, que por alguna señal se parecía algo a Shun y a la hora de hablar con el otro, paro por un instante.

—¡Creo que nosotros ya nos conocemos!

—¿De dónde?

Kurama no entendía, Hiei no era de salir por el Ningekai, mucho menos de hacer amigos.

—Fue hoy a la tarde, cerca de tu Universiad.

—Vamos la fila está moviéndose. —Shun llamo a los otros, ajeno a todo lo que pasaba.

Hyoga camino hasta quedar al lado de su ‘amigo’, dejando a Hiei y a Kurama algo atrás.

—¿Ustedes ya se conocían?

—Hum… no, ese es el idiota del que te hable, el que me dio la espalda.

—¡Ah!

Kurama balanceo la cabeza en señal de negación, iba a tener que hacer un gran esfuerzo para que aquella noche terminase, bien.

 

* * * * * * * * * *

 

—¡No, no lo sé Shun, ese tipo es raro!

—Termina con eso Hyoga, ellos son personas comunes, ¿que podrían hacer contra ti? Ya te olvidase de que puedes congelar este lugar en segundos sin hacer mucho esfuerzo.

—Es verdad…

—Entonces relájate y compórtate, son solo dos amigos, nada más.

Hyoga volvió su rostro para mirar a ambos muchachos, hablaban bajo, con cierta intimidad, y por un instante Hyoga creyó que el pelirrojo le había guiñado un ojo al malhumorado, pasando la mano sobre la del otro.

“¡No, él no pudo haber hecho eso tan rápido! Debe haber sido solo mi imaginación”.

Se sentaron en una mesa al costado por sugerencia de Kurama, era mejor separar a Hiei de la multitud.

Shun y Suichi no paraban de hablar animados, sobre las cosas del estudio, las vacaciones, hasta que tocaron un punto que hizo que Hiei y Hyoga se volvieran para oír mejor.

—Tienes razón Shun, las chicas son muy molestas, más no es solo por mí, tú también tienes admiradoras.

—¡Ah, es verdad!¡Algunas veces creo que no tienen nada más que hacer! Notas, presentes, invitaciones, sofocan.

Ambos continuaban conversando, Hyoga y Hiei parecían incrédulos. La charla parecía bien animada, los dos reían, movían los cabellos, ¿se tocaban?

Hiei miraba al amigo del zorro. Su Ki aumentaba a cada palabra que ambos intercambiaban. Estaba a punto de hacer un gran lío en aquel lugar, estrangulando a aquel idiota que retenía tanto la atención de Kurama, cuando sintió otra energía, miro la copa enfrente, algo que Kurama había pedido para él cuando llegaron, y todavía estaba llena. La copa se había congelado, las personas se paraban para saber lo que pasaba con el aire acondicionado. El demonio de fuego miro al acompañante del amigo de Kurama, él los miraba como Hiei lo había hecho hasta algunos minutos.

La copa termino de partirse, emitiendo un gran ruido en la mesa. Shun miro hacia el lugar de donde había venido el sonido. El aire ya volvía a estar tibio, y el líquido escurría por la mesa.

—¡Se quebró la copa! ¿Cómo? —Shun pregunto viendo a Hyoga.

—Sola.

Hiei miraba a Hyoga sin saber si la energía había venido de él.

—Voy a buscarme algo para beber.

—Yo voy contigo Hyoga, aprovecho y traigo otra para Hiei. Tú te quedas aquí quietito. —Kurama se levantó de la mesa, diciendo la última frase bien baja para el Koorime.

Hyoga y Kurama fueron hasta la barra, dejando a los otros dos esperando en la mesa.

 

* * * * * * * * * *

 

Hiei no encontraba aquella situación nada confortable. Shun lo miraba con su rostro apoyado en sus manos.

—¿Tu nombre es Hiei, no? No hablas mucho por lo que veo.

—…

—¡Muy diferente a Suichi!

Hiei giro el rostro enfrentando al muchacho. Él tenía algo parecido a Kurama, ¿tal vez su forma de ser? De cualquier forma, ya era hora de descubrir lo que estaba mal ahí. Si aquel muchacho era un demonio disfrazado lo sabría de una vez por todas.

Hiei desenrollaba y enrollaba las vendas de su brazo, con tocar la mesa esta comenzó a prenderse fuego, luego todo el lugar estaba quemado.

Shun salto de la silla, viendo a las personas que salían corriendo por la pista en dirección a la salida. Hiei quedo esperando para ver la reacción del ‘amigo’ de Kurama, y para su sorpresa el joven no hizo nada además de llamar a los otros para que salieran de ahí lo más rápido posible.

 

* * * * * * * * * *

 

Ya afuera, Hyoga le preguntaba a uno de los dueños de la disco lo que había pasado, Kurama todavía tenía los bebidas en sus manos y miraba a Hiei con verdadero enojo. Sabía que aquella obra tenía la marca del Koorime, peo censo que seríamejor esperar a llegar a casa.

—Parece que no hay más nada que hacer aquí. ¿Vamos a casa? —Hyoga preguntó volviendo junto a los otros tres.

—Sí, es mejor. —Kurama veía a Hiei que no prestaba atención, mirando a un lado, con sus brazos cruzados.

—Entonces nos vemos mañana en la escuela.

—Está bien, hasta mañana Shun.

—Hasta mañana.

 

* * * * * * * * * *

 

—¿Qué demonios se te dio para prender fuego la mesa?

—…

—No tienes opción Hiei, vas a hablar. ¡Quiero saber que paso!

Ambos demonios estaban en el auto, Kurama conducía nervioso, viendo a Hiei que intentaba concentrarse en el paisaje exterior.

—Estaba desconfiado, nada más.

—¿Desconfiado de qué?

—De tu amigo.

—¿De Shun? ¿Por qué?

—Pensé que podía ser un enemigo.

Kurama freno el auto, que si no fuera por el cinturón de seguridad, ambos habrían sido lanzados fuera del vehículo.

—¿Enemigo? ¿Shun?

—Sí.

—Solo puedes estar jugando. Él es inofensivo.

—Pero se parece a ti. Él puede ser un Youko…

—Oh Dios mío, Hiei, estas paranoico. Casi mataste al chico por nada.

—¿Paranoico? Solo estaba preocupado por ti, podría estar buscando algo…

—¿Qué cosa?

—No sé, ¿matarte?

Hiei estaba muy serio, aquella charla se había vuelto una pelea grave, ambos ya comenzaban a gritarse entre sí. Kurama quedo unos segundo mirando al demonio de fuego antes de largarse a reír.

—¿De qué te estas riendo?. —Hiei murmuró apretando los dientes.

—Por Inari, que hice para merecer esto.

—¿No vas a dejar de reírte?

—Perdona, es que no puedo…

Hiei salió del auto, golpeando la puerta. Kurama también salió, dando la vuelta para alcanzarlo.

—¡Ay, Hiei, me gustaría saber de dónde sacas esas ideas! Nunca pensé que pudieses tener una imaginación tan fértil.

—¿No crees en mí?

—No es eso, es que… —Kurama todavía reía, sin poder hablar directamente.

—Entonces te lo voy a probar.

Hiei salto con una rapidez increíble, saliendo de la vista de Kurama.

—¿Y ahora? ¿Qué va a hacer?

El Youko suspiro mirando hacia arriba, antes de subir al auto e irse.

 

* * * * * * * * * *

 

Shun y Hyoga fueron caminando hacia su casa, la noche estaba oscura y ambos pudieron ir tomados de la mano todo el camino.

—¿No crees extraño que tu amigo llevara otro amigo?

—¿Cómo?

—Vamos, tú mismo dijiste que tenía un montón de chicas sobre si, ¿y lleva un amigo? Se parece a alguien que conozco. —Hyoga le guiño un ojo a Shun, apartando el cabello hacia un lado.

—¿Tú crees?

Ambos rieron. Un poco después Hyoga tomo a Shun por el brazo haciéndolo detenerse.

—Pero hay otra cosa.

—¿Qué?

—¡Creo que ellos podrían ser nuestros enemigos!

—¿Eh?

—¿Sentiste algún poder en ellos?

—¡No!

—Bueno, yo lo sentí, en aquel enano. No sé si era un cosmo o no, pero era una energía, y muy fuerte. Aparte, ¿percibiste que el tal Minamino es parecido a Mime?.

—¡Estás loco! —Shun salió caminando sin prestar atención a lo que Hyoga decía.

—Shun espera. Estoy hablando en serio.

—No, no lo estás haciendo. Shuichi es mi amigo, además, ¿que estaría haciendo un Santo en medio de la universidad?

—Qué se yo, ¿espiarte?

—Basta… realmente eres un tonto.

—Genial, entonces dime donde vive ese amigo tuyo.

—¿Para qué?

—¡Para ir a investigar!

—¡Ni lo pienses! No voy a dejar que hagas eso, y no se su dirección.

—Entonces lo voy a buscar solo. Y quieres saber algo, pienso que estas muy preocupado con ese ‘amigo’ tuyo.

Hyoga salió corriendo, dejando un rastro de nieve para cubrir el camino, Shun lo siguió por unos momentos, pero luego se detuvo, pensando que aquello era inútil.

—Igual no va encontrar nada.

 

* * * * * * * * * *

 

Hiei había vuelto al lugar donde habían comenzado en la noche, si ellos tenían la cantidad de energía que él creía, no sería difícil seguirlos. Luego el Koorime encontró una pista de la extraña energía.

Pasaba por las calles desiertas, por sobre los árboles y casas hasta llegar a un edificio en la esquina “La pista termina aquí”, Hiei pensó con una sonrisa sádica en los labios, ya pensaba que sería divertido estrangular y destripar a un demonio a estas alturas, “ya era hora”. Salto hacia dentro del edificio subiendo por los balcones hasta el décimo piso.

Las luces estaban apagadas, no había ni un solo movimiento por toda la casa.

—Todavía no llegaron. Mejor, aúntengo tiempo.

La pequeña sombra oscura paseaba por la casa de dos cuartos, estaba todo muy arreglado, perfumado. Hiei busco plantas o rosas, pero no encontró nada. Entro en la cocina, abrió la heladera y no halló nada de su gusto, volvió a caminar por la casa, entrando en el segundo cuarto que se había convertido en estudio, retrocedió un poco y vio una cama matrimonial en el primero de los cuartos.

—Ahora entiendo. Igual que en casa.

Una sonrisa maliciosa rondaba el rostro de Hiei cuando volvía al segundo cuarto. Encendió la luz, una serie de papeles estaban desparramados por el escritorio, co9ntinuo caminando hasta el fondo de la habitación, en dirección al gran armario. El Koorime abrió ambas puertas centrales lentamente, cerrando los ojos por el brillo que salió de ellas, cuando volvió a abrirlos, habían dos grandes cajas en frente. Ambas de metal, con extraños diseños. Hiei circulo aquello sin saber cómo abrirlo, se paró en frente, y tiro de una cadena que parecía colgar de la caja.

Una luz intensa lleno el lugar, Hiei salto hacia atrasa, buscando su espada.

—¡Maldición!

Hiei se cubría los ojos con el brazo, había dejado la espada en casa para ir a aquel maldito encuentro. Ya estaba preparado para utilizar el Dragón Negro cuando el brillo acabo y una cosa muy extraña apareció.

—¿Una Armadura? ¿De dóndesalió esta cosa?

La tal Armadura era de color rosado, con la figura de una mujer, enredada en lo que parecía ser cadenas.

—¡Lo sabía! ¡Esto no es Ningen!

El Koorimesalió por la ventana del escritorio, dejando la luz encendida y la Armadura fuera de su lugar.

 

* * * * * * * * * *

 

Hyoga no tenía ni idea de por dónde comenzar. Tenía que saber si aquellos dos eran Santos o no, si lo fueran podían ser una amenaza para Sahori… para Shun.

Permaneció parado, pensando en qué hacer cuando vio al amigo de Shun pasando por la calle, en el auto.

—¡Esto sí que es suerte!

Siguió al muchacho pelirrojo hasta lo que parecía ser su casa, en uno de los pisos de un edificio en medio de la ciudad. Él conocía ese lugar pues ya había estado para ver un departamento, solo que en aquella época él y Shun no estaban juntos y solos había un cuarto por apartamento.

Hyoga vio los números del ascensor marcar el quinto piso, luego subió al piso indicado. En el hall había dos puertas.

—¿Y ahora? ¿Por dónde?

El Santo del Cisne se concentró para ver si descubría algún tipo de cosmo, pero encontró algo muy diferente, una energía distinta, no era un cosmo, era…

—¡Aaaaaaaahhhhhh!.

Fue elevado por los pues, por lo que parecía ser una planta. Probablemente su cosmo había activado a aquello. El Cisne congelo la planta, que luego lo soltó, retrocediendo cuando su cosmo disminuyo.

De la maceta donde las plantas habían salido, apareció un rosal con enorme rosas rojas.

—Es peor de lo que pensaba. —Hyoga parecía muy asustado. —Debe ser discípulo de Afrodita. ¡Shun está en peligro! Tengo que investigar más.

Hyoga abrió la puerta del apartamento bien despacio, Kurama parecía estar dentro de la habitación y la puerta cerrada ayudaría mucho. Camino por la sala, buscando el ropaje del enemigo o alguna pista de quien era. Y a cual dios serbia, pero termino sin encontrar nada.

—Es mejor que regrese a casa, Shun puede estar en peligro, pues su amiguito no está aquí.

El Cisne salió, cerrando la puerta y descongelando la cerradura que había congelado para entrar.

—¿Hiei, eres tú? —Kurama salió del cuarto, al escuchar la puerta cerrarse. —¡Juraría que había alguien aquí!

 

* * * * * * * * * *

 

Hiei estaba cerca de la casa, iba a entrar al edificio más paro al reconocer una figura que salió del lugar. El Koorime cerró los puños, era hora de matar a alguien.

—Ey, tu.

Hyoga miro hacia el lugar de donde la vos venia y noto la figura que se movía rápidamente, negra, detrás suyo.

—Eres tú. Y yo que pensaba que iba a tener que buscarte.

—Yo no me escondo.

—Entonces vamos a resolver todo esto, lomás rápido posible.

Hiei estaba entusiasmado con esto, hasta que se dio cuenta de que no podía luchar ahí, Kurama se volvería loco si lastimara a alguien, además no sabíacuál era el poder real de su enemigo.

—Vamos a luchar en otro lugar. —El demonio de fuego salto hacia un árbol y señalo para que Hyoga lo siguiese.

Ambos llegaron a un terreno baldío, no había nada ni nadie, y todavía estaba muy oscuro para que las personas que pasaban a lo lejos los vieran, antes de que llegaran ahí, Hyoga había pasado por su casa tomando la caja de su Armadura, Shun no estaba, y Hiei estaba curioso por saber que era aquella cosa de metal que brillaba tanto, pues nunca había visto una antes.

El Santo del Cisne se colocó la Armadura bajo la mirada atenta de Hiei, que había aprovechado el tiempo para buscar su Katana.

“Qué tipo de demonio extraño será este, no es un zorro, ni nada parecido a lo que haya visto antes”. El Koorime estaba bastante curioso, sería divertido luchar contra un adversario nuevo.

—Deberías ponerte tu Armadura… apenas es un consejo.

—¿Armadura?

—No te la vas a poner, muy bien. Preparado?

Se colocaron en posición de combate. Hiei agito se espada en el aire y ataco al Cisne, con una velocidad impresionante, hasta para un Santo. Aun así la espada no tuvo ningún efecto en la Armadura, ni siquiera un rasguño.

—Te dije que lucharas con tu Armadura, ahora es mi turno.

El Polvo de Diamantes congelo todo lo que los rodeaba. Hyoga rió al ver a su enemigo blanco, como la nieve. Pero su felicidad no duro demasiado, Hiei se liberó en un minuto, su cuerpo ardía, una llama lo rodeaba.

—No soy solamente un demonio de fuego, también tengo hielo en la sangre.

—¿Demonio? Deberías conocer a un amigo mío, Ikki.

—Deja de hablar tonterías y dime que es lo que quieres con Kurama.

—Soy yo quien quiere saber lo que están haciendo aquí, ¿también eres discípulo de Afrodita como tu amigo?

—¿Discípulo de quién? Yo no tengo maestro.

—¿Entonces que estás haciendo detrás de Andrómeda?

—Yo no estoy detrás de nadie. Tú y el otro quieren algo, lo sé. Tú y aquel zorro disfrazado de Ningen.

—¿Aquel que? ¿Estás loco? Primero estas sobre un árbol espiando no séqué, ¿después usas una espada para luchar?¿Qué tipo de Santo eres tú? Y aquel otro, aquellas rosas solo pueden tener que ver con el santo de Oro de Piscis.

—No voy a discutir con alguien que usa una Armadura para luchar, vas a morir.

Hiei iba a atacar nuevamente cuando un par de ojos verdes entro en su línea de visión, se detuvo y vio a Kurama aproximándose con el látigo en las manos, Hyoga también quedó paralizado, del otro lado, llegaba Shun ya con las cadenas alrededor de su cuerpo.

—¡Debí saberlo Hiei, empezaste de nuevo!.

—Kurama yo…

Kurama vio a las dos figuras de Armaduras, y cuando las reconoció, se deshizo del látigo y escondió la rosa en sus cabellos.

—¿Shun?

—¿Shuichi?

—¿Que estás haciendo así?

Shun se miró a sí mismo y a Hyoga, había sentido el cosmo de su amante elevarse y por eso decidió aparecer, se preguntaba cómo había entrado en las paranoias del Cisne.

—No lo vas a creer…

—¿No?

—No es que bueno, esto es… es…

—Es…

—Nuestros disfraces del día de brujas.

—¿Qué? —Hyoga no sabía si reía o lloraba, aquello era demasiado ridículo.

—Shun, ellos…

—Ellos están paseando, ¿no es así Minamino?

—Sí, es eso.

—¿Paseando con una espada?

Hyoga apunto hacia Hiei, que se mantenía alejado, con la espada todavía en la mano. Shun no pudo dejar de interrogar con la mirada a Kurama.

—Él es medio excéntrico, tiene miedo de que lo asalten.¡Es para protegerse!

—¿Con una espada?

—¡Bueno, la licencia de aportación de armas es muy difícil de hacer!

—Lo sé, es mejor que nos vayamos.

—Sí, tienes razón, hasta mañana.

—Pero Kurama. —Hiei jalo del brazo de su amante reclamando atención. –No sabemos si…

—Vamos a la casa, allí hablamos.

Kurama parecía asqueado de todo aquello, y Hiei creyó mejor no discutir. Shun arrastro a Hyoga por la cintura de la Armadura, si pudiese, llevaría al Cisne por las alas de la tiara, o hasta de la oreja.

Ambas parejas se separan cada uno por su lado.

 

* * * * * * * * * *

 

—No puedo creerlo Hiei, ¿te volviste loco? No es posible que hayas hecho eso como si nada.

—Él era peligroso.

—¿De dónde sacaste eso?

—Tú mismo viste como estaba vestido.

Kurama bufo, ambos estaban en el cuarto, Hiei en la ventana como siempre, Kurama sentado en la silla del escritorio, tiraba la cabeza hacia atrás, no importaba cuanto dijese, Hiei estaba convencido que Shun y su amigo eran una amenaza.

—¿Tu no creíste aquella historia de los disfraces, lo creíste o no?

—Hiei tengo más de mil años, no caigo en una de esas tan fácil, pero pienso que ellos tampoco crean que esa Katana es para defenderte de un asaltante. Pero aun así se fueron.

—Puede ser.

—Ay, ay… —Kurama se levantó y abrazo a Hiei por la espalda.

—Solo me gustaría saber de dónde sacaste esa idea absurda.

—Bueno, aquel tal Shun era tan parecido a tu, y en su casa tenían esas Armaduras… y ustedes estaban tan juntos.

Kurama rió con ganas, tirando su cabeza hacia atrás y apretando a Hiei.

—Entonces era eso, estabas celoso.

—¿Celoso? Estaba preocupado por tu vida.

—No estabas nada. Eres tan tonto.

Hiei salto hacia dentro del cuarto encarando a Kurama.

—¿Por qué piensas que estaba celoso?

—Solamente estabas buscando una razón para atacarlos, no es así… el problema es que te topaste con la persona errada. ¿No era contra Hyoga con quien querías pelear realmente, no?

—NO… sé bien que…

—¡Lo sabía! Hubieses acabado con él en un minuto si quisieras.-

—Humf…

Hiei había quedado contento con el comentario, a pesar de que Kurama no tenía mucha certeza de lo que hablaba. Empujo a su Koorime para la cama, todavía podían aprovechar aquella noche.

—Kurama…

—¿Que bebe?

—¿Que era aquello que vestían?

—No lo sé, pero no son demonios como nosotros… hasta para nosotros ellos son bien… extraños.

—Hm, hm… Kurama…

—¿Eh?

—Abrázame.

Kurama rió y abrazo a Hiei acercándolo más, mañana se encargaría de Shun, y de su ropa de día de brujas, ahora no iba a pensar más en eso.

 

* * * * * * * * * *

 

—¿Entraste en la casa de Minamino? ¿Sin que te dejase?

—¿Y que querías que hiciese? ¿Con permiso, pero es aquí donde vive mi asesino?

—¿Que asesino? Eso es una manía persecutoria.

—Él movía rosas, rojas, y cuando estuve allí de atacaron.

Shun cerró la puerta del apartamento y se arrojó al sofá. Ambos venían discutiendo desde el lugar donde lo había encontrado con Shuichi y Hiei.

—¿Ellas te atacaron?

—¡No pongas esa cara de escéptico! Tú mismo viste como ese prototipo de Ikki era rápido, y aquella rosa que el tal Kurama escondió cuando nos vio.

—Él no nos atacó, y no dijo nada de las Armaduras, si es que él sabía algo de que nosotros usábamos Armaduras.

Hyoga se recostó en el sofá junto con Shun, pasando las manos por el cabello de Andrómeda, acercándolo para un beso.

—Disculpa… tal vez tengas razón. Ellos pueden estar intentando llevar una vida normal como nosotros.

—¡Debes tener toda la razón amor!

—Pero todavía voy a estar detrás de tu amiguito pelirrojo. ¡No me fío de él para nada!

—¿Por qué? Minamino es tan bueno, un amor de persona.

—¡Porque si, es un abusado!

—Abusado, Minamino que es tan sobrio, calmo…

—Quieres dejar de defenderlo.

—Entonces es eso. —Shun estuvo algunos minutos quieto para volver a hablar en un tono risueño. —¿Estas celoso?

—¡Claro que no! Solo que no me gusta que alguien llame más tu atención que yo.

—Lo sé… ¿prometes que te vas a olvidar de Shuichi?

—Si quieres… pero todavía no me gusta.

—Si quiero, pero hay una cosa más que quiero.

Shun se levantó del sofá y fue hacia el cuarto, llamando a Hyoga con la punta de los dedos.

 

* * * * * * * * * *

 

La mañana siguiente Hyoga acompaño a Shun hasta la puerta de la Universidad. Caminaban uno al lado del otro cuando llegaron al portón el Cisne se despido y dio unos pasos hacia atrás. Shun que iba caminando hacia el patio se giró al oír su nombre. Shuichi sonreía y lo saludaba, que retribuyo los gestos. Realmente la mejor cosa para hacer era olvidar el incidente de la noche anterior, y si Minamino no quería hablar sobre eso, no era él que iba a tocar el tema.

Ambos entraron al edificio principal bajo la mirada atenta de Hyoga. El Santo del cisne ya estaba dando media vuelta cuando sintió una ráfaga de viento sobre su cabeza, miro hacia arriba y vio a Hiei, tendido en una de las ramas más altas, mirando el cielo.

—¿Tu? ¡Es una pena que no termináramos los que comenzamos ayer! Eres bueno con la espada. Y me impresiona tu resistencia.

—¿Qué es lo que quieres?

—¡Nada! Pero quien sabe… si no terminamos nuestro problema en otro momento, sin aquellos dos para interferir.

Hiei desvió la mirada por un segundo sobre Hyoga, pero fue suficiente para que viese una sonrisa en los labios del otro. En el segundo siguiente, el hombre de negro desapareció tan rápido que era como si nunca hubiese estado allí.-

—¡Al final! No lucho hace mucho tiempo…

Hyoga dio media vuelta y salió, tenía la certeza de que aquello no terminaría ahí.

 

¿Fin?


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