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Conspiración. por Kim Usagi

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Notas del fanfic:

Dedicado a Yamuri-chan, a Brenda, y a Anttara, que sería un honor que me leyeran >w<

Notas del capitulo:

Gracias a todas por leer! espero que este fic les guste, está planeado para varios capítulos así que espero que les guste, pero me gustaría conocer sus opiniones.

Akihiko descansaba en la mitad del campo. Esos días eran de fiesta en Reino de Marukawa, ya que celebraban el aniversario de su victoria contra el Reino Azul, hacía algunos años atrás. Su cabello gris se meneaba al mismo compás del viento. Sus ojos, de un hermoso violeta, miraban hacia el cielo del medio día. No muy lejos de ahí, escuchó algunas risas acercarse hacia donde él estaba.

-        ¡No seas tan imprudente Toudou! –gritaba un muchacho, que estaba debajo de un árbol cercano, mirando hacia arriba -¡baja de ahí o te romperás algo!

-        No pasa nada Misaki, además, tú querías esto, ¿no es verdad? –dijo un segundo muchacho, que al parecer era quien estaba trepado en la copa de ese árbol –toma –le lanzó un mango a Misaki –es lo más maduro que pude encontrar, esto debe calmar un poco el hambre, no falta mucho para llegar.

-        Sí… eso espero… hacía mucho que no iba al Reino de Marukawa, casi desde que mis papás murieron y nii-chan ascendió –dijo, esto último en un tono casi inaudible.

-        Y aparte, esa persona siempre está visitando su casa, así que ni chance de que tú salieras.

-        Lo bueno es que el reino está de fiesta, espero no perderme entre la multitud.

-        Es tu culpa por querer venir solo, sin la guardia. Pero para no perderte por eso me traes a mí, aunque creo que Ijiuin-sensei también quería venir.

-        Vamos, no podemos molestar a sensei de esa manera, además, venimos lo más austeros para no llamar la atención.

-        Su alteza –mencionó en un susurro –es  muy raro que no llames la atención, eres muy lindo.

-        ¡Toudou! –Misaki lo miró sonrojado –no digas esas cosas.

-        Ya se… estás comprometido, pero ¿eso qué más da? Me has dicho una y otra vez que sólo lo vez como un amigo.

 

Akihiko los miró alejarse. No había escuchado la conversación del todo, pero alcanzó a escuchar que se dirigían al reino. Mientras los seguía, siguió escuchando lo que decían. Seguro eran nobles, o al menos alguien de un reino pacífico, ya que no hablaban de las clásicas cosas que la gente del pueblo solía compartir.

-        Le dije a mi cuñada que ya no apapacharan tanto a Mahiro, es mi sobrino y lo quiero mucho, pero a la edad que tiene ya debería de poder caminar.

-        Pero apenas es un bebé, además, ¿cómo quieres que no lo consientan si es el primogénito?

-        Yo lo sé, y aparte, yo también lo mimo mucho… pero él niño ya tiene un año y no camina del todo.

-        Oye Misaki… no te asustes, pero creo que nos están siguiendo…

Ambos miraron hacia atrás y se quedaron sorprendidos por la persona que estaba casi a veinte metros de ellos. El hombre los miró algo confuso, al parecer él también se hallaba sorprendido de verse descubierto, pero lo que más parecía haberle sorprendido era la mirada de Misaki. A la distancia, Akihiko no había notado sus rasgos primordiales, pero ahora que lo tenía más cerca, lograba ver que era hermoso, demasiado hermoso: su cabello castaño se movía al compás de las hojas de los árboles mecidas por el viento, y sus ojos eran verdes como el pasto en la primavera. Él más bajo lo miró asustado, y pronto se puso detrás de su amigo, el cual ya se encontraba empuñando una espada, protegiendo a su compañero.

-        Discúlpenme por asustarlos –dijo el peligris –pero estaba descansando en la hierba y los escuché hablar acerca de que iban al festival.

-        Quién sos y que quieres de nosotros –le espetó el muchacho con la espada en alto.

-        Mi nombre es Sir Usami Akihiko, caballero de la Orden del Conejo en el Reino de Marukawa –acto seguido le enseñó una insignia que probaba sus palabras –permítanme acompañarles hasta la entrada, ya que me temo que a últimas fechas este camino está lleno de ladrones y asesinos, y no me gustaría que unos invitados a nuestro festival se vieran afectados por ellos.

-        Toudou… -Misaki miró a su amigo, quien al ver la insignia de Akihiko guardó su espada en su funda –creo que será bueno que nos acompañe, si nos llegasen a atacar, tal vez sean muchos para ti sólo, ya sabes que no soy muy bueno peleando.

-        Pero Misaki… -el más alto miró al ojiverde.

-        Disculpen que os interrumpa –Akihiko miró a Misaki –¿vosotros sois nobles del Reino de Onodera?

-        ¿cómo lo supo? –el castaño salió detrás de su amigo –así es, pertenecemos a ese lugar.

-        Me lo imaginaba, vuestro acento es bastante peculiar. Supe hace un tiempo que sus reyes murieron debido a una enfermedad incurable, lo lamento mucho.

-        El rey Ritsu y el rey Takano fueron muy queridos por todos, pero a estas fechas el rey Takahiro y su esposa, la reina Manami , ya se han ganado el aprecio y el respeto de sus súbditos –Toudou miró a Misaki. Sí, él podía ser el mejor amigo de Misaki, pero sus posturas políticas eran punto y aparte. No le importaría que se tratara del mismo Dios si se trataba de hacer justicia o ser equitativos. Si Toudou pensaba eso de Takahiro, es que tenía una buena opinión de él como rey y no por quedar bien con nadie.

-        El rey Takahiro hace todo para que el reino esté tranquilo. Ahora que hay un heredero, todo el reino está contento –Misaki miró a su nuevo acompañante –me llamo Misaki, mucho gusto en conocerte Akihiko, él es el conde Toudou, es mi mejor amigo. Vamos a disfrutar del festival, aunque también voy en busca de un amigo que hace mucho no veo.

-        Pues espero poder gozar de su presencia durante el baile.

Siguieron caminando, cuando llegaron a la puerta principal, los guardias reconocieron de inmediato a Akihiko, y dejaron caer el Gran Puente para dejarlos pasar. Una vez dentro, los dos jóvenes se quedaron sorprendidos por el gran colorido: los rojos, rosas y cafés rondaban por todos lados, las jóvenes, vestidas con sus largos vestidos de seda y terciopelo, reían y bailaban al compás de unos músicos callejeros.

Misaki miraba de un lado a otro fascinado, al tiempo que Toudou miraba a un pintor, quien le hacía un retrato a una pareja de enamorados. Akihiko miraba cada movimiento del castaño fascinado, su sonrisa lo había dejado sin palabras y ahora estaba embobado con su mirada.

Salió de su ensimismamiento cuando un caballero se acercó a él.

-        ¡Usami-sama! Llevo todo el día buscándolo, ¿sabe que Asahina-sama lo requiere en la guardia ahora mismo?

-        Diablos, hoy no quería ir a ningún lado.

-        ¿sucede algo? –el castaño se acercó a él -¿algo está mal?

-        Lo siento, me temo que debo retirarme, mi superior me está buscando.

-        Vaya, pues, Sir Usami, ya tendremos oportunidad de encontrarnos en otro momento. Estaré hospedado en esta ciudad, así que no dudo encontrarme nuevamente con usted.

-        Eso espero.

De pronto, el ojivioleta se hincó ante él y le besó la mano, sonrojando de sobremanera al castaño. Fue entonces que el castaño reparó en sus ojos violeta, quedando prendado de su penetrante mirada. El mayor se incorporó y siguió su camino, detrás de él el chico que lo había buscado.

-        Misaki, ¿estás bien? –Toudou había llegado detrás de él, poniendo suavemente una mano en su hombro. El castaño volteó a verlo, muy sonrojado.

-        Si… estoy bien… creo que es hora de presentarnos ante el rey Isaka.

-        Es hora, antes de que empiece el festival sería bueno darnos una ducha, además, creo que será bueno que veas a tu prometido.

-        ¡Toudou! –el castaño se sonrojó aún más.

 

**********

 

Akihiko llegó ante Asahina. Él se encontraba en una campiña viendo alguna clase de mapa enorme, que estaba expandido en toda la mesa. Detrás de él estaban sus demás jefes de estado. Uno de ellos era Nowaki, jefe del campo de concentración para niños cuyos padres fueron muertos durante combate. Hiroki, quien era el heredero de uno de los feudos que dependían del reino Marukawa. Estaban observando algo que parecían ser unas barricadas y al parecer estaban llegando a un acuerdo.

-        ¡Akihiko! –gritó Hiroki -¿qué horas son estas de llegar? Hemos tenido que decidir todo sin saber realmente cómo está la situación.

-        Oh cállate Hiroki, estuve en una misión que me encargó Isaka.

-        Estos dos se llevan muy bien –comentó Nowaki en voz baja a Asahina –debe ser agradable tener un amigo de la infancia.

-        Lo malo es que cada que hay reunión siempre sucede esto –dijo Asahina, con una gotita en la cabeza –y bien Akihiko, ¿qué fue lo que descubriste?

-        Mi hermano sigue con su hostilidad. Quiere que regrese sí o sí.

-        ¿y qué has pensado? ¿de verdad piensas regresar al reino Usami?

-        Qué, ¿estarías triste sin mí?

-        ¿qué dices idiota? ¿quién estaría triste sin ti?

-        Vamos, vamos –intervino Nowaki – ¿es verdad Usami-san? ¿regresarás?

-        De ninguna manera. Al momento de irme renuncié a todo. Por lo tanto no tengo ninguna obligación de regresar. Además, últimamente los rumores que rondan por ahí es que quiere atacar al Reino de Onodera.

-        Ya veo…  -Asahina observó el mapa –a mí me llegaron rumores similares. Al parecer lo que planea es secuestrar al hermano del rey, al Gran Duque.

-        ¿al Gran Duque? –preguntó -¿al hermano del rey? ¿y con qué propósito?

-        Se sabe bien que el reino de Onodera no es muy poderoso, y le ofrece protección a cambio de que le den en matrimonio al duque. Eso es algo complicado ya que el duque ya está comprometido en matrimonio al príncipe Keiichi.

-        ¿y eso desde cuándo? –sin mucho interés preguntó Akihiko -¿qué de complicado tiene eso?

-        Que eso puede crear un conflicto entre reinos, mi estimado Usami.

Un joven de cabellos rubio platinados los miraba desde la entrada a la campiña. Sus ojos grises denotaban la superioridad que siempre había sido parte de él. El joven se acercó a Akihiko y lo abrazó, a la vez que intentaba besarlo. El mayor se separó de él sin mucha delicadeza y lo apartó. El más joven sonrió con ironía y se puso al lado de Asahina.

-        ¿y bien? ¿entonces se llevarán a mi prometido o qué? ¿hay algún plan para detenerlo?

-        Keiichi-sama, ¿qué hace aquí? –dijo algo sorprendido Asahina, a la vez que regresaba su mirada a algunos apuntes que tenía a un lado suyo.

-        Me avisaron que el guapo Akihiko había regresado a casa.

-        Pero a mí no me dijeron que un molesto mocoso tendría que venir a recibirme –le lanzó el peligris –pero en eso el ‘príncipe’ tiene un punto, ¿qué tienes planeado hacer Asahina?

-        Tengo que checar qué tan avanzados tienen los planes de ataque, y debemos hablar con el rey Takahiro, para saber qué tiene planeado hacer y cómo debemos proceder.

-        Se supone que con el pretexto de las fiestas un comité vendría a hablar de esto con Isaka-sama, ya que no están dispuestos a que algo grave pase –comentó Hiroki, a la vez que miraba a Keiichi –¿no debería estar en el castillo su alteza?

-        Oh, eso. Sólo venía a avisar que ese comité ya llegó al castillo. Desde hoy y hasta el final del festival se hospedarán en el castillo, y esta noche serán los invitados de honor en la cena. Y que ustedes también están invitados.

-        Su majestad, para eso están los mensajeros, no era necesario que se tomara la molestia de venir hasta este lugar –agregó Nowaki, al ver la cara de enojo tanto de Akihiko, como de Hiroki.

-        Oh, si no es molestia, tomé la oportunidad para poder ver a mi amado Akihiko –el menor lo miró lascivamente –ya dado el mensaje, es mejor que me retire, mi carruaje me espera.

-        Vaya con cuidado su alteza –recitaron todos, a la vez que le príncipe les daba la espalda..

Los cuatro hombres ahí presentes se inclinaron cuando el príncipe salió de la cabaña. Una vez que escucharon la carroza alejarse, decidieron que era tiempo de terminar la reunión. Cada uno se fue hacia sus aposentos, para asearse y estar listos para la cena-baile. Ese día era el primer día de la fiesta, por lo cual la familia real haría acto de presencia en el pueblo junto a las personas importantes que venían de otros reinos y algunos jefes de feudo.

********

La tarde caía lentamente en esa noche de otoño, y las antorchas comenzaban a iluminar el multicolor reino. En una de las calles principales, el rey Isaka,  junto a varios jefes militares, daba una vuelta por el reino. Isaka era escoltado de primera mano por Asahina, quien no se separaba en ningún instante de él. Todos los súbditos al verlo pasar se inclinaban ante él, y le ofrecían mercancía.

De antemano todos en el reino sabían que Isaka era un rey bastante caprichoso, pero que pasara lo que pasara, ellos estarían seguros ahí, y podrían vivir cómodamente ya que era un reino muy próspero, aunque había lugares que eran muchísimo más ricos que el reino Marukawa.

Todo parecía ir en orden, y caída la noche el rey regresó al castillo, pues pronto sería la hora en la cual anunciarían el inicio del festival. Desde el balcón del castillo, el rey Isaka podía admirar el reino completo. En ese lugar estaban sólo él y Asahina. Con la puerta cerrada, Isaka se adentró a la habitación y miró a su jefe de estado. Si, desde que eran niños él se había enamorado de Asahina, pero sus posiciones sociales eran muy diferentes, y siempre lo había rechazado. O eso era lo que él creía, hasta que una ocasión, sintiéndose amenazado por la inminente guerra contra el reino Azul, Asahina lo acorraló, y fue donde supo que sus sentimientos eran mutuos. Asahina también lo amaba, y bajo la promesa de un reino tranquilo donde él e Isaka pudieran vivir tranquilos, se fue a la combate. Por ser joven no le permitieron quedarse durante todo el enfrentamiento, y una vez de regreso y con la paz en el reino, fueron capaces de demostrarse ese amor.

Isaka miró a su jefe militar. Se acercó, y antes de que fuera la hora de salir al balcón a inaugurar el festival, le dio un beso tan profundo, que sintió cómo su cuerpo añoraba más contacto. Sus manos entraron traviesas por debajo de la camisola del rey, para acariciar su pecho. Asahina le sonrió a Isaka y se coló por debajo, para empezar a succionar, lamer y morder los pequeños botones que ya estaban duros. El miembro del rey ya estaba reclamando atención, y aprovechando la postura en la que estaba, descendió a esa parte sensible del gobernante. Comenzó a lamer y besar la punta, después comenzó a succionar todo el largo y ancho del mismo hasta que el menor lanzó un gemido de placer, terminando en la boca del mayor. Sonriendo satisfecho, el mayor se acercó con todo su cuerpo, demostrando así que el rey no era el único que necesitaba ‘atenciones’. La dureza se sentía claramente debajo de los pantalones que traía. El rey acercó al mayor hacia sí y comenzó a besarlo de una forma necesitada.

Alguien interrumpió tocando a la puerta, rompiendo el beso. Se alejaron jadeando, pues Asahina se sentía exactamente de la misma manera que él. Ninguno de los dos quería alejarse del otro, pero los golpes eran muy insistentes, así que, a regañadientes, tuvieron que terminar en ese momento.

-        Te esperaré después de la cena en tu habitación –dijo, antes de abrir la puerta a la persona que llamaba. Se trataba de Keiichi, quien los miraba descubriendo todo lo que pasaba.

-        Tardaron algo –los miró con una sonrisita –deberían esperar a no tener nada que hacer.

-        Sabes bien que siempre hay algo qué hacer Keiichi. Por cierto, ¿ya viste al duque?

-        Si, pasé a verlo hace un momento, seguía dormido, creo que fue un viaje agotador, cuando salí de su habitación ya se empezaría a vestir nuevamente.

-        Espero que no hayas roto tus votos.

-        Para nada nii-san, ya sabes que el duque es… ‘pureza romántica’

-        Debes tenerla difícil… pero debes de guardar la dignidad, sabes que él es la pureza que sostiene las relaciones de las naciones.

-        Lo sé…

 

*****

 

-        Me pregunto dónde estará –dijo el joven peligris, quien estaba en el pueblo buscando  al joven de esa tarde –no puedo olvidarme de esos ojos…

-        ¿Akihiko-san? –una dulce voz lo llamó detrás de él, ¿sería su imaginación?

-        ¿Mi-Misaki?… -unos dulces ojos verdes lo miraron muy alegres, al perecer se ponía tan contento como él de mirarlo.

-        ¡qué bien que sí se trataba de usted! –el menor lo observó con gran alegría y alivio –temía haberme equivocado.

-        Es grandioso que no nos hallamos equivocado –el mayor le sonrió –¿me permites escoltarte? –le extendió un brazo –a menos que el conde con el que vienes sea tu pareja esta noche.

-        Oh… claro que no, él es sólo un amigo, de hecho está algo triste pues su compromiso con su prometida se canceló, y le pedí que me acompañara para tratar de animarlo un poco, aunque creo que no ha servido de mucho.

-        ¿y dónde está él ahorita?

-        Oh, pues se sentía algo cansado, así que se quedó en el lugar donde nos hospedamos, aunque acordamos vernos para la hora de la cena.

-        Pues permíteme acompañarte hasta el momento en que tengas que reunirte con tu amigo.

-        Será un placer –dijo sonrojado el joven castaño.

Durante un rato estuvieron paseando juntos. De repente, la gente se reunió junto al balcón del castillo, donde unas trompetas anunciaron la total atención del pueblo. En el balcón se asomó un hombre algo joven, de algunos treinta y cinco años, cabello castaño oscuro. Detrás de él, un joven rubio de ojos grises también se asomó al balcón, ambos ataviados de majestuosos trajes y llenos de gran autoridad digna.

-        Pueblo de Marukawa, estimados visitantes. Me complace estar un año más frente a todos vosotros, rememorando un aniversario más de la victoria del Reino Azul. Es para mí un honor…

El rey hablaba con gran determinación, aunque Akihiko realmente no lo estaba escuchando. Él estaba totalmente ensimismado en la pequeña joya de ojos esmeralda que tenía sujeto del brazo, quien miraba muy atento el discurso del rey. En un descuido el peligris se vio descubierto por el castaño, quién se sonrojó al verse observado de esa manera y bajó la mirada.

Terminado el discurso, los vítores no se hicieron esperar y los aplausos inundaron toda la explanada. Misaki estaba siendo empujado por la multitud pero de pronto se vio protegido por los fuertes brazos de Usami. Aún cuando estaba completamente avergonzado, Misaki no podía negar que se sentía completamente a salvo junto a ese hombre. Aunque no lo quería admitir.

-        ¿qué crees que haces? –Misaki intentó separarse de él.

-        Te protejo de la multitud, eso es todo.

-        Si… pero no tenías por qué abrazarme.

-        Es el único método que se me ocurre, ¿o preferirías que te cargue?

El ojiverde se sonrojó de sobremanera. Ambos siguieron caminando-empujando durante un rato, hasta que llegaron a la entrada principal del castillo. Los fuegos artificiales inundaban el cielo y le daban un hermoso aspecto multicolor.

Toudou se acercó a ellos, y Akihiko se despidió nuevamente de Misaki, besándole la mano. El peligris subió las escaleras, e ingresó al castillo, dejando a un sonrojado castaño al pie de las escaleras. Antes de entrar, el peligris observó cómo el rubio conde alcanzaba a su amigo, le preguntaba algo y tocaba su frente, acción que de alguna manera lo molestó.

 

******

 

Ya era la hora de la cena. En la mesa se encontraban ya varios jefes feudales y ciertos funcionarios del reino, entre otros invitados importantes, sólo dos sillas se encontraban vacíos.

-        La verdad, la biblioteca del feudo de Kamijou es una de las más grandes, sólo se podría comparar con la mía –decía un hombre de cabello negro, que estaba sentado a la derecha de Isaka –simplemente deberían considerar crear una nueva escuela para la clase proletariado también en ese lugar.

-        Es algo que ya consideré bastante, pero para eso tendremos que hacer ciertos cambios en la distribución geográfica, y creo que no será muy beneficioso para muchos.

-        A mí no me importaría compartir feudo con Miyagi-sama –dijo un chico que se veía muy joven para estar en un puesto importante –pero no creo que me dejes, ¿o sí primo? –preguntó, mirando a Keiichi.

-        Vamos Shinobu, admítelo, simplemente quieres que alguien como Miyagi proteja tu feudo como en épocas pasadas.

-        Y tú sólo quieres sabotear mis intenciones –le respondió Shinobu, cuyos ojos grises miraron al de cabello negro, un tanto sonrojado.

-        ¿y tú qué me dices Kamijou? ¿estarías dispuesto a unir tu feudo con el campo de Nowaki sólo para construir una escuela?

-        Si de esa forma creamos más gente pensante, no estaría mal.

-        ¡eso sería genial Hiro-san! –exclamó emocionado el ojiazul –he notado que los niños de mi feudo de verdad tienen gran capacidad y serían capaces de aportar algo importante a este reino.

-        Nii-sama…-interrumpió Keiichi -¿sabes algo del Gran Duque? Me dijeron las mucamas que salió desde hace un rato, pero que no ha regresado.

-        Yo creo que no han de tardar en regresar, me avisó su acompañante que iría por él.

-        Oh, ya veo.

-        Akihiko, has estado muy callado desde que regresaste –mencionó el castaño, algo preocupado.

-        Más bien sería raro si él dijera algo, ¿no lo crees Kamijou-kun? –Miyagi lo miró algo burlón, sabía que el castaño sentía un afecto especial por el ojilila.

-        No es eso… es que hoy en la tarde…

-        ¡perdonen la tardanza!

Todos los presentes se pararon para recibir al Gran Duque, quien fue recibido por Keiichi con un gran abrazo.

-        Tú… ¿eres tú el Gran Duque? –susurró Akihiko, mirando a la persona que acababa de llegar.

-        Akihiko, ¿lo conoces? –en voz baja le preguntó el castaño.

-        Supongo que ha pasado un tiempo desde que estuviste aquí, dejen que les presente al Gran Duque, Takahashi Misaki del Reino de Onodera, prometido de mi hermano menor, el Príncipe, Sumi Keiichi del Reino de Marukawa.

Sus ojos violetas lo miraron. Sus ojos verdes lo contactaron. Y en un solo suspiro, el mundo se les vino abajo.

Notas finales:

Este capítulo está dedicado con mucho cariño a todas las lectoras de fic, sobre todo a cuatro escritoras que admiro mucho:

Son Yamuri.

Zeldenciel Shuiichi

Anttara

Yukimonik

será un honor que lean mi fic!!

 

y a todas las demás que se dieron el tiempo para leerme, muchas gracias!!

 

please dejen review, sus comentarios me harán muy feliz, ya sean positivos o negativos (que desde mi punto de vista, no importa qué tan negativos sean, siempre serán positivos pues nos ayudan a mejorar)

 

Always keep in the fight!!


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