Puedo escuchar tus pasos… en medio de esta oscuridad… ¿En verdad has vuelto? ¿Eres tú? ¿Gil? No… de nuevo fue sola una ilusión… otra más… otra maldita ilusión… tanto te necesito… tanto te quiero… ¿Por qué me has dejado?... si veo el reloj las manecillas avanzan, apuntan a ser las 12:00 am, llevo días así.. mis lágrimas no dejan de brotar todas las noches… y un fantasma blanco de sonrisa siniestra se aparece ante mi noche tras noche “Ji ji ji ji ji hola pequeño ji ji ji ¿Cómo estás? Ji ji ji” siempre saluda así “No me digas… ¿Estas llorando? Ji ji ji” pregunta con su tono tan sádico, tan burlón y extremadamente irónico “hay pobre mocoso ¿Acaso alguien te abandono?” su ironía era tan grande y el escuchar su riza al burlarse de mi dolor me hacía sufrir… sufría intensamente y mis lágrimas no podían evitar salir de mis ojos con más frecuencia “Ah sí, fue Gilbert, ese estúpido cabeza de alga” que se calle, que ya no hable “Y ¿Por qué razón se alejó? A cierto… ¿Te desprecia no es así?” que le callen… “¿Y por eso ahora estas solo? Ji ji ji ji ji ¡Solo! Ji ji ¡Completamente solo! Ja ja ja ja ja” y después de hacerme llorar hasta más no poder, desaparece, desaparece llevándose consigo mis sonrisas, mi alegría, mis recuerdos de él…
-¡Oz! ¿¡Qué demonios haces aquí!? – recuerdo muy bien como preguntaba alterado…
-Es algo demasiado divertido Gil~ ¡Juega con migo! – esa vez era de los pocos de los inviernos en los que estaba nevando y la nieve se encontraba acumulada, había demasiada, yo solo quería jugar con él y que me ayudara a hacer monos de nieve…
-¡No! ¿¡Por qué no estás abrigado!? ¿¡Acaso no sabes el frio que está haciendo aquí afuera!? – siempre cuidándome…
-Pero no tengo frio – mentía, tenía demasiado frio y aparte estaba temblando… la verdad era que quería jugar con la nieve, casi nunca la había visto y como la casa era caliente no sentía el enorme frio que había así que decidí salir sin abrigo así que solo con mi short, camiseta blanca y chaleco.
-No mientas, estas temblando – me puso su gabardina y me sonrió para después jugar conmigo.
Gil siempre fue atento conmigo y trataba de cumplirme todos mis caprichos pero, lo que más me duele fue que tratándolo como lo trataba, tantas travesuras, tantos acosos, el seguía tratando de hacerme feliz, de verme sonriendo, alegre, y yo nunca le di las gracias. Son muchas cosas que he perdido en el pasado y no lo quiero admitir, pero yo nunca quise el perderte a ti… aunque no te hubieras dado cuenta, yo jure que siempre estaría junto a ti pero, ¿Ahora en realidad soy necesario? ¿Podría seguir viviendo una vez que ya no estás aquí?
-¡Hermano! ¡Mira! – me mostro mi hermana al día siguiente un pequeño gato negro con un moño rojo – Son las vacaciones de invierno y uno de mis amigos del instituto me envió un regalo. Cada día que pasa…
-Me alegro mucho Ada – le sonreí o más bien trate de hacerlo. Creo que se empieza a notar más…
-¿Acaso sucede algo hermano? No luces bien – dijo preocupadamente. Que mi sonrisa…
-Estoy bien, ya lo sabes, ya te lo he dicho – trate de convencerla. Es una falsedad…
-¿Te sientes mal por lo que ocurrió con Gil? – demonios… me ha descubierto.
-No Ada… - me di media vuelta, mis lágrimas recorrieron una vez más mis mejillas y fue ahí cuando te volví a escuchar “Oz, por favor, no llores por mí causa” - ¿¡Que tiene de malo llorar!? – grite.
-Herma… yo no… - parecía confundida y no la culpo.
-¿¡Acaso tiene algo de malo!? – mis lágrimas seguían cayendo – Eso es lo más humilde que tiene mi ser – cuando pude escuchar la voz de mi hermana de nuevo, no pude evitar salir corriendo, no permitiría que me viera en este estado.
Corrí, me aleje del ese sitio y corrí aún más rápido al escuchar los pasos de mi hermana ahora mayor por uno o dos años más a mi edad. 15 años de edad era lo que yo tenía. Corrí hasta un jardín y atravesé por una puerta de arbustos la cual solo yo conozco, fue ahí donde me escondí de mi hermana Ada.
-¿Por qué querías que viniera aquí Oz? – me pregunto en aquella ocasión.
-Ya no quiero que me protejas – le dije directamente y dándole la espalda – yo ya soy capaz por cuidarme por mi mismo – mi tono era de seriedad.
-¡Pero Oz! ¡No piens….!
-¡Ya te dije que no lo hagas! – le grite interrumpiéndolo - ¡No me protejas! ¡Me siento inútil! ¡No me gusta! – mentía en todo cosas.
Este lugar me trae recuerdos nostálgicos, creo que mentí al decir que solo yo lo conozco, también lo conoce Gil, en este mismo lugar yo le dije o más bien le exigí que me dejara de proteger, que no necesitaba su protección, pero en realidad… es lo que quería, que me protegiera de todo y de todos… sé que lo lastime y que él lo que más quería era protegerme, lo lastime pero no fue por querer, tenía miedo de que le sucediera algo tratando de protegerme. Tal vez necesito cambiar y tal vez tú quieres que cambie y tal vez tienes miedo a que no cambie, pero créeme que lo haré, cambiare ¿Qué acaso no te lo prometí? Siempre soñé en ser libre, estar sin las tenciones de mi casa para así correr hacia ti y abrasarte y permanecer así contigo sintiendo mi agitado corazón palpitar cada vez más fuerte de pura felicidad. Yo solo quería que me amaras pero, al parecer no te pareció, espero me perdones no fue algo intencional el que me enamorara de ti aunque tenga que morir y si debo de hacerlo, lo haré gustoso o ¿Es acaso que ya estoy muerto?
-Exactamente Oz… - una voz poderosa me respondió y frente de mi apareció Jack pero esta vez era algo distinto, este Jack no era ningún recuerdo ni ninguna ilusión, era real – ya has muerto, esa es la razón por la cual ahora puedes verme sin estar en algún recuerdo de Alice o hablarte desde tu interior.
-No lo entiendo - ¿Morí? - ¿Cómo es que morí si es que hace unos momentos estuve con Ada?
-Es solo una ilusión creada por tu mente - ¿Cómo? - Gilbert no te abandono – Jack me hizo ver varias imágenes donde yo estaba recostado en una cama al parecer con demasiada fiebre y Gilbert a mi lado tratando de bajarla a toda costa, en otra aunque yo estuviera inconsciente él me hablaba y contaba cosas, en una más, Ada estaba junto con el tratando de ayudarle pero al parecer yo solo empeoraba, en la penúltima tanto Gilbert como Ada lloraban y yo aún seguía recostado en la cama y finalmente en la última todos vestían de negro, algunos lloraban y frente a ellos un ataúd se encontraba ¿Serian estas una ilusión más? - siempre estuvo a tu lado, fuiste tú el que no estaba consciente de ello.
-¿¡Pero como morí!? - esto era una mentira - ¡Respóndeme Jack! – no podía ser nada más que eso, una mentira.
-¿Recuerdas cuando saliste a jugar con la nieve? – pude ver más imágenes llenas de recuerdos, pude ver todo aquello que Jack quería mostrarme mientras él hablaba - Cuando Gilbert te encontró tú ya llevabas horas jugando a consecuencia pescaste un resfriado que más adelante se convirtió en una pulmonía con el pasar de los días más aparte de que tu no le querías decir nada a nadie, comenzaste a tener tos y dificultades al respirar e incluso tu flema se convirtió en sangre pura – podía ver como tosía tan brusco y de mi mano con la cual me tapaba la boca, la sangre se deslizaba - pocos días después colapsaste por fiebre, todos se preocuparon demasiado y no sabían lo que tenías, solo sabían que sufrías fiebre demasiado alta y en tu cesto de basura habían encontrado papeles con sangre al igual que manchas de ella en tu ropa, el más alterado fue Gilbert – me sonrió con lastima – solo duraste dos semanas.
-No… - no lo aceptare - ¡No es cierto!
-Oz, por favor, no me hagas esto más difícil, si te niegas tendré que dejarte vagar en tus pensamientos toda la eternidad y sufrirás… - me extendió su mano – vamos, estamos a tiempo para tu sepultura.
Tome su mano resignado y aparecimos rápidamente en el cementerio de los nobles, todos estaban de negro, Ada estaba inconsolable llorando aferrada al pecho de Vicent quien la abrazaba, Eliot y leo, con sus expresiones de siempre pero se denotaba su tristeza, Sharon sostenía su abanico y un pañuelo mientras que Break tenía su mano en el hombro de ella para darle ánimos ya que al parecer lloraba, el tío Oscar, como siempre de maestro de ceremonia, así como lo hizo en mi ceremonia de mayoría de edad pero ahora lo hacía en mi… mi sepultura… y el que estaba más cerca de mi ataúd era él, Gilbert, mi fiel sirviente, mi protector y mi amado. Su cabello estaba ondulado como siempre, traía su gabardina negra y con el sombrero se cubría los ojos además de sostener un ramo de rosas blancas. No quería fijarme pero pude ver un camino de lágrimas deslizando por su mejilla, me acerque a verle la cara y efectivamente, se encontraba llorando. Yo no pude evitarlo, esas gotas de agua salada fluyeron nuevamente en mi persona… espero que me perdone…
-Perdóname… perdóname por no mantener mi juramento de estar junto a ti… perdóname por decirte que no me protegieras… perdóname por acerté sufrir… perdóname por mis travesura… perdona todo lo que te he hecho… perdona, perdóname… perdóname por dejarte solo… - dije sabiendo que él no me escucharía.
-Oz… es inútil, no te escuchara – Jack me lo recordó.
Al terminar la sepultura de mi cuerpo, me quede ahí hasta el último momento. Todos se fueron retirado y nadie pudo hacer que Gilbert se moviera de donde estaba pues se encontraba de rodillas frente mi lapida, la cual llevaba mi nombre y algunas palabras, coloco el ramo de flores delante de ella después se sentó en posición de loto sacando uno de sus cigarros y el encendedor, si yo no estuviera como fantasma se lo hubiera quitado.
-¿A ti nunca te gusto que fumara verdad? – pregunto.
-No, porque después te irías primero que yo – le respondí como si habláramos normalmente.
-¿Crees que es momento de dejar este vicio? – siguió hablando.
-Siempre lo he creído – y yo ingenuamente seguí respondiendo.
-Entonces lo dejare – aventó la cajetilla de cigarros junto el encendedor demasiado lejos – ya no fumare, aunque sé que es un poco tarde para decírtelo.
-Je je, yo creo – le sonreí.
-Te extrañare demasiado – volteo hacia donde yo estaba y al parecer me veía a los ojos – Oz – no pude evitar acercarme y agacharme frente a él comenzando a pensar que podía verme pues su mirada me seguía.
-Y yo a ti, Gil – me acerque y bese sus labios retirándome un poco lento, no puedo creer que nunca lo hice en vida y que nunca lo volveré a hacer.
-Idiota – dijo tocándose los labios con un par de sus dedos un poco sonrojado la verdad no sabías si lo imaginaba o en realidad podía verme – supongo que esto es un adiós.
-Si – no sé cómo, pero hablaba con el – te estaré esperando, por favor vive tu vida y disfrútala mientras puedas, olvídate de mí y no sufras - a como fuera lugar, solo deseaba su felicidad - no cometas una locura, solo vive – le sonreí.
-Oz – sentí la mano de Jack en mi hombro – es la hora.
Asentí con la cabeza y mi cuerpo junto con el de Jack comenzó a desvanecerse, así que el tiempo que pude contemple a Gilbert mientras mis lágrimas se desbordaban aun peor que cuando aquel fantasma de burlaba de mí, aun peor que cuando vi la ilusión de Ada, aun mucho más que cualquier vez en la que había llorado pero, aun así sonreía, ya que, pude ver a Gilbert Nightray por última vez.