“Because Of You”
No pensó claramente lo que hacía, no se paro ni un momento a llegar a analizarlo, solo necesitaba alejarse, alejarse de lo que le lastimaba y no le dejaba descansar en paz. Porque ya no era fácil soportarlo, estaba cansado tanto anímicamente como anatómica.
Ignoro las voces que le llamaban a gritos; estaba asustado, no quería una nueva marca en su cuerpo, no quería tener que mentirle a sus amigos solo para proteger a un monstruo.
Ligeras y delicadas gotas caían de sus orbes, hasta perderse en el filo de su barbilla, no eran lágrimas de tristeza, eran de frustración mezcladas con rabia contenida en lo más profundo de su musculo cardiaco.
No ceso el paso hasta sentir el pasto rozarle los dedos, sin querer habia salido descalzo, pero eso era lo de menos. Se adentro de a poco en el pequeño parque, caminando hacia un punto fijo, el enorme árbol en el medio del lugar, se dejo caer de rodillas cerca a las raíces del mismo, manteniendo la frente apoyada en el troco de este; dejando por fin que los sollozos fluyeran, no importaba cuanto gritara, nadie podría escucharle.
En su cabeza solo habia un culpable, aquel monstruo, era el culpable de todas sus desgracias, de sus lagrimas, del dolor que le consumía desde hace diecisiete años. Apenas era un niño cuando todo comenzó, ahora es un adolescente a punto de graduarse, pero eso no le importaba a “él”, se le seguía apoyando como si fuera el culpable de las deudas, de la falta de dinero, de las enfermedades, de todo… Solo era un simple chico, ¿Por qué se tenía que apoyar de esa manera del joven?
El monstruo era un egoísta, no le importaba el dolor de los demás, no podía ver a los demás ser felices, no soportaba que otros tuviera, lo que él no. ¿Y yo?, ¿no puedo tener sueños?, ¿no puedo sentir dolor?
Eran los cuestionamientos que le atacaban, observa el estrellado cielo, suplicante de alguna respuesta, rezando a alguna estrella que le diera la luz que tanto le faltaba a su mediocre vida.
- Que alguien me ayude… Por favor.- Susurra para sí mismo, haciéndose un ovillo debajo del árbol, abrazándose a sus piernas- Estoy cansado de llorar por la misma estupidez cada noche… Solo quiero tranquilidad… Solo quiero poder amar.- Murmuro bajando el tono de voz cada vez más, hasta que este ceso junto a su llanto, no pudiendo evitar que el cansacion le golpeara de lleno y cerrando los parpados con pesadez, se quedara profundamente dormido.
…………………………………………………………..
En las enormes instalaciones de una de las más grandes compañías reconocidas en Asia.
Se encontraba un joven de expresión seria, rasgos harmoniosos entre sí, detonando elegancia e intensidad, poseedor de una mirada intimidante que haría temblar hasta al más valiente caballero y gemir de placer a la más hermosa mujer, sumado a sus un metro noventa de altura, simplemente era un ser majestuoso.
Pero la apariencia no importaba, cuando no eras capaz de sentir tristeza, dolor, amor o eso era lo que hacía creer a la sociedad y medios de comunicación, escondiéndose detrás de una máscara de frivolidad.
Los sentimientos no tenían importancia, si no tenías fama, ni dinero, si no eras reconocido, ni admirado y temido por las personas. El poder era capaz de entregarte amor, seguridad, sin necesidad de sentir emociones negativas, claro, todo era una falsedad llena de hipócritas, ¿pero importaba?, algo le decía que no.
No está de más decir que el hombre era demasiado ingenuo, no en el dejarse engañar por las personas, no, ingenuo en el sentido en creer que todo podía girar en torno al dinero, en que no importaban los sentimientos, al final, solo eran cosas inútiles que traían más mal que bien.
No era de filosofar mucho, ni indagar mucho en aquel tema, pero por alguna extraña razón se le cruzaba por la mente, mientras caminaba por los pasillos del lugar que algún día seria suyo, gústele a quien le guste. El era Wu YiFan y en unos años seria el hombre más rico de Asia, quizás hasta del mundo entero.
“Algún día vas a morir… Vas a pagar por todo lo que has hecho, querido padre” Pensaba con sonar, formando apenas una ligera curvatura en sus labios, mientras se adentraba en el ascensor, teniendo un destino fijo. La oficina de su padre.
Hoy era un glorioso día para algunos, para otros solo era un día mas. No tenia nada de emocionante el conocer a su prometida, futura esposa, a fin de cuentas, esa mujer a sus ojos, solo era un pieza más en su importante juego de ajedrez. Un simple peón.
…………………………………….
¿Qué pasaría si vidas tan diferentes entre sí pero tan iguales se cruzaran un día?…
¿Odio?
¿Dolor?
¿Amor?
¿Risas?
El futuro no está claro, el pasado está nublado por el olvido y el presente esta latiente para estos dos seres.
Ninguno ha sentido la suavidad de una caricia, la calidez de un cuerpo ajeno.
En sus mentes está bloqueada la vía a sus recuedos.
¿Se conocen? O ¿Siempre han sido simples desconocidos?