Estoy… frustrado. Si, eso es. Cansado, frustrado y enojado.
¿Cómo pudo ser todo esto? Te acercas a mí del otro lado de la cancha, fuerzo una sonrisa, y te estrecho la mano con fuerza. Esta vez tú eres el ganador.
Tomas mi rostro con ternura y me besas. Pero yo ya no quiero besarte y sin embargo, te correspondo. Y me repito a mí mismo ¿Cómo pudo ser?
Me has ganado. Llevamos siete años juntos y jamás me habías ganado un solo partido… ¿¡Por qué esta vez es diferente!?
Salimos en dirección al estacionamiento, tú me sonríes como lo haces siempre. Y sin embargo, ya no quiero verte sonreír. ¡Odio tu sonrisa! Es tan… hipócrita. Es solo porque me has ganado, ¿Es eso?
Me detengo un instante en el volante, ¿Qué me está pasando? ¿Por qué me siento de esta manera? Te sientas en el lado del copiloto y yo arranco el motor en dirección a nuestra casa, en la cual hemos vivido durante cinco años.
De solo pensarlo, una sensación de angustia desgarra mis entrañas y me hace querer vomitar. Te miro de reojo y vas con tu típica sonrisa. ¿Te estás burlando de mí?
No puedo aguantar las ganas de llegar a casa, para destrozarte tanto física como sicológicamente. Ya que, tú me acabas de destrozar en el tenis, ¿No?
Al llegar, aguardo unos minutos antes de bajarme, y veo como tu silueta atraviesa la penumbra, en dirección a la entrada. Ese cuerpo menudo, que hasta hace unas horas amaba y que ahora me produce repulsión…
¡Demonios! ¿¡Por qué tenías que ganarme!?
Salgo con paso decidido del automóvil, y te atrapo en la entrada. Te tomó fuertemente por la cintura y apego tus labios a los míos de un modo brusco. ¿Te estoy quitando todo el oxígeno? Ja, me alegro, porque quitarte tu preciado oxígeno es poco comparado con todo lo que voy a hacerte esta noche.
- Te…Tezu…ka
¡Calla! ¡No quiero oírte hablar! Tu voz… me parece irritante. ¡Me irritas! ¡Me irrita todo de ti!
Acabo de morder tu labio con violencia, y está sangrando. Sonrío en mi interior. Ahora el afamado doctor no puede hacer nada, ¿Verdad? Una vez que te atrapo con mis brazos, no puedes evitar nada de lo que sucederá, y yo me encargaré siempre de eso.
- ¿Te...Tezuka?
Oigo miedo en tu voz. ¿Tienes miedo? ¡Tienes miedo!
Pero no tuviste miedo a la hora de vencerme en la cancha, ¿Verdad? Y ahora yo, me encargaré de que tengas miedo de mí, para que no te atrevas a vencerme en el tenis otra vez, ¿Has entendido?
- Se declara al acusado… Culpable…
Segundo caso perdido este mes, ¡Y todo es culpa de Fuji! Es su culpa por haberme obligado a lanzarlo contra la pared hace un par de semanas. Tch, admito que me sentí raro al ver por primera vez tanto terror en esos ojos azules.
Pero al día siguiente, perdí el primer caso de este mes. ¡Es toda su culpa!
Si el… ¡Si él no me hubiese ganado, nada de esto estaría sucediendo! ¡Lo odio! ¡Lo odio todo de él!
Pero… ya no sonríe… ¿Te he quitado la sonrisa? ¿Qué se siente que te quiten lo más preciado para ti? Porque el tenis era una de las cosas más preciadas para mí, hasta que me ganaste…
Salgo del centro de justicia enojado. ¡Segundo caso perdido en el mes! ¿¡Qué demonios sucede!?
Usualmente llego tarde… a veces me detengo a beber una cerveza con Oishi, mientras pretendo que todo va de maravilla cuando no lo es. Pero hoy no quiero nada más que llegar a casa y ver a Fuji. Un placer retorcido recorre mi cuerpo al recordarlo llorando mientras lo penetro duramente, y un escalofrío recorre mi espalda antes de bajarme del automóvil.
Me abre la puerta con la cabeza gacha y ayuda a quitarme mi abrigo, sin embargo, el hecho de que no hable, es bueno. Me irrita su voz, sus ojos, su sonrisa; todo me irrita.
Me dirijo con tranquilidad hacia la cocina y me siento en la mesa esperando que sirva la cena.
Como era de esperarse, él se sentó a mi lado sin decir una palabra, y lo observo de reojo mientras termino de comer. Pero él no ha comido nada. Si no me equivoco, hace días que no come.
Me levanto de la mesa a mirar televisión, y él sigue ahí, sentado mirando sus pies. No me importa si no come, es su deber cuidar de sí mismo.
Pero al poco rato de tener encendida la televisión, oigo que se dirige hacia las escaleras.
- Fuji.
Se detuvo. Puedo sentir el miedo recorrer su cuerpo.
- ¿A dónde vas?
- A dormir…
Lo escucho subir las escaleras con prisa, y apago el televisor, pisando sus talones. ¿Hoy también llorará?
Al entrar a la habitación veo que trata de cambiarse. Sabiendo que eso no dará resultado conmigo.
Lo rodeo con mis brazos y pego mis labios a su cuello. Está temblando… Temblando como nunca antes.
Deslizo mi mano por su vientre, hasta llegar a su pecho y acariciar uno de sus pezones.
- Espe… Tezuka.
¡Me molesta que hables! Lo volteo para besarlo bruscamente. El choque de nuestros dientes resonó en la habitación y sin embargo, tu te resistes. Usualmente no te resistes… ¿Qué es diferente?
- Tezuka… tengo que… ir al baño – Nunca me gusta que me molesten en esta parte – Por favor – susurras frente a mi.
En contra de mis deseos, lo suelto. No me mira. Sale cabizbajo de la habitación hacia el baño.
Suspiro sentándome en la cama. Hasta que oí el sonido de la ducha. ¡Nunca dijo que se daría una ducha! ¡Ni siquiera preguntó mi opinión!
Salgo del lugar en dirección al baño, enojado e inconcientemente dispuesto a golpearlo esta vez.
- Fuji
Remuevo el pomo de la puerta, pero está cerrado con llave. Mi corazón comenzó a latir rápidamente.
- Fuji… abre la puerta
Escuché su cuerpo caer al agua. Maldición, ¿Por qué no abre?
Doy unos pasos hacia atrás, y pateo la puerta con fuerza. Y ahí mi corazón se detuvo.
Ver la tina, desbordando agua teñida del color de la sangre, y un bisturí en el lavamanos, me desesperó.
Únicamente atiné a sacar el menudo cuerpo de mi amante, con las muñecas ensangrentadas y parcialmente ahogado de la tina, con mi cabeza dando vueltas. A punto de explotar.
- ¡¡FUJI!!
Sentado a un lado de su cama, llevo así alrededor de dos semanas, y Fuji no quiere despertar.
Me maldigo… ¿En qué persona me he convertido? ¿Qué me estaba sucediendo? Aquel día en esa cancha de tenis… parece tan lejano, y me siento tan estúpido. ¿Cómo pude tratar tan mal a la persona que amo?
Y por primera vez en semanas, lo oigo balbucear algo, mientras sus ojos tratan de abrirse.
No puedo contener mis lágrimas.
- Fuji… Fuji…Fuji….
Abrió sus ojos. ¡Abrió sus ojos! Aquellos ojos celestes que creí perdidos para siempre.
- ¡Fuji!
Te abrazo, como no lo había hecho nunca. ¡No tienes idea lo mucho que te extrañé! ¿Sabes lo imbécil que me estaba comportando?
Si.
Supongo que lo sabes.
- Te…zu…ka
Sus cálidas lágrimas llegan hasta mi mejilla. Y me hace sentir enfermo recordar que antes sentía un placer idiota al verte llorar. Quiero remediar mi error ¿Puedo remediar mi error? ¡Fuji! ¡Te amo!
- Perdóname… perdóname… ¡Fuji! ¡Perdóname!
Mis lágrimas fluyen sin control, al ver tus ojos azules brillar de una manera que no había visto hacía mucho.
- Creí… que no te volvería a ver… creí que era demasiado tarde… ¡Perdóname, Fuji!
- Tezu…ka
- Yo… ¡Yo! No sé – murmuré al borde de la desesperación – perdí los estribos, no entiendo qué me sucedió… No quiero perderte, ¡Fuji! ¡No quiero estar sin ti nunca!
Tomé tu mano, ¡Dios! Creo que hace mucho que no te digo cuánto te amo. Mis ojos se detienen en tus vendajes y más lágrimas caen de mis ojos, ¿Por qué fui tan tonto? ¿Por qué dejé que te hicieses esto?
Todo es mi culpa.
- Te… amo.
Digo tontamente y sonrío con tristeza. Como si eso pudiese arreglar todo el daño que te hice… De seguro debes de odiarme.
- Yo… también…
Te miro con sorpresa. ¿Me amas, también? A pesar de todo esto… ¿Me amas?
- Te prometo, que jamás volveré a hacerte sufrir – sonrío embargado de felicidad y sin poder detener mis lágrimas – Te amo.
Y creo ver que tú también te has dado cuenta. ¿Soy el de antes? No lo creo. No soy la persona que te maltrató, ya no lo seré más. Pero tampoco soy la persona que era antes. Ahora entiendo que tú diste todo por mí, y trataste de quitarte la vida por mi culpa.
Esta vez, yo daré la vida, para que tú seas feliz.
Juntos, tú y yo.