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Cuando nuestras almas se encuentren... por PinkMarshmallow

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Notas del fanfic:

¡PinkMarshmallow aquí, reportandose con un FF nuevo!

Espero que les guste, a mi me ha encantado!

 

LOS PERSONAJES AQUÍ MENCIONADOS NO ME PERTENECEN, LE PERTENECEN A YANA TOBOSO :)

Notas del capitulo:

Hola!! ¿cómo les va? 

Aquí les traigo mi segundo FF!

Espero que les guste...

Era un día normal en el colegio, la profesora dictaba algo referente a la literatura romántica. Pero la mente del joven oji-azul se encontraba en todas partes, menos en la clase. Observaba las aves que revoleteaban por sobre las copas de los árboles, como si no tuvieran preocupación alguna, ni nada que las retuviera en su lugar.

 

-Ojalá fuera un ave, y así poder escapar… -Susurró el oji-azul, un poco más alto de lo que creyó.

 

-Joven Phantomhive, ¿hay algo que quiera aportar a la clase? –Preguntó la mujer de no más de treinta y cinco años, que de casualidad pasaba cerca del pupitre del niño.

 

-No en realidad… -Contestó el peli-negro, en un tono cortante y poco interesado.

 

La profesora continuó con la monótona clase, aun que poca importancia tenía, después de todo, lo que ella les dictaba lo podría aprender fácilmente en unos minutos en su “hogar”, bien, si a el lugar en el que habitaba se le podría llamar hogar.

 

Desde que su madre se había ido, ya nada fue igual que antes. Su padre, desconsolado optó por casarse con otra mujer, que insistía todos los días en que la llamara “mamá”, pero el oji-azul no cedería tan fácilmente. Su padre, un hombre alto y esbelto, muy parecido a el joven, casi nunca se encontraba en casa, después del incidente, se la asaba todo el tiempo en su trabajo o en viajes de negocios. –”Lo único que quiero es darte una vida mejor, Ciel”. –Era la frase que siempre repetía su padre cuando el pequeño lloraba por su ausencia.

 

A causa de todo esto, el menor la mayoría del tiempo se encontraba solo en esa enorme casa, pero claro, a veces tenía la dicha ¿o la desdicha? De encontrarse acompañado por su “encantadora” madrastra, Angela. Si no fuera por que esa mujer tenía comiendo de su mano a su padre, ya habría salido de esa casa hace años. Siempre fingiendo ser la indefensa a los ojos del mayor, pero cuando este se encontraba fuera, la tortura comenzaba para Ciel. –Si mi madre nunca se hubiera ido, esto no sería así… -Pensó el joven, indiferente a lo que anunciaba la profesora.

 

La voz de la institutriz resonó de nuevo el los oídos del joven Phantomhive. -… casi siempre en las mitologías de amor, se habla de dos personas, las cuales sus almas están predestinadas a estar juntas, no importa en que año o en que era se encuentren, de alguna manera siempre encuentras la forma de volverse a reunir…

 

El timbre que anunciaba el término de las clases interrumpió el relato de la profesora, cosa que muchos agradecieron. El pelinegro tomó su mochila y decidió salir del salón. Un par de frías y delgadas manos lo detuvieron por detrás.

 

-Ciel-kun, hoy estuviste muy distraído… ¿te encuentras bien?

 

-Alois, ya te he dicho que no tienes que preocuparte por mí, no soy un niño al cual tengas que cuidar. –Respondió el oji-azul, algo molesto por la actitud sobreprotectora que su amigo le daba.

 

-Si… lo sé, pero me preocupa tu estado Ciel. ¿Te has alimentado correctamente, has hablado con tu padre…?

–Insistía el rubio, tomando por el hombro a su amigo, en un gesto de cariño.

 

-¡Ya te he dicho que si, por favor deja de preocuparte! –Exclamó el  peli-negro, alejándose de cualquier contacto que pudiera recibir de parte de su amigo rubio.

–Lo lamento… -Se disculpó llevándose los dedos índice y pulgar a el puente de su delicada nariz. -…es solo que no he dormido bien y estoy de mal humor…

 

-Si, se nota… -Le restregó el chico.

 

-Bien, te veré mañana… -Se despidió el pequeño de su rubio amigo con un ademán, aun que en el fondo, le hubiera gustado que el día de mañana no llegara para él.

 

 

 

El joven oji-azul comenzó de nueva cuenta, a caminar como todos los días hasta su casa, que, en sus buenos tiempos fue un hermoso departamento de dos pisos, pintado de blanco que siempre estuvo lleno de risas y alegría. Recordaba con melancolía los días en que los tres, Vincent, Rachel y Ciel Phantomhive se reían y jugaban en el jardín mientras tomaban el té. –No vale la pena recordarlo, no es como si fueran a regresar… Volteó su mirada a el cielo, admirando los nubarrones grises  –Pronto empezará a llover… -Pensó.

 

Llegar a su hogar significaba empezar con una tortura aún mayor que escuchar las monótonas y aburridas clases de sus molestos profesores.

 

Se paró en seco en frente de la puerta y sacó la llave que siempre llevaba consigo en su bolsillo, la introdujo en la cerradura y se abrió paso dentro del apartamento. No había nada de iluminación, señal de que se encontraba solo de nuevo.

 

Una nota colgaba del refrigerador. –He salido con algunas compañeras de trabajo, no volveré hasta mañana.

 

Por lo menos no tendría que ver a la cara a esa desagradable mujer, que constantemente se enfocaba en que su vida fuera de lo peor. Nunca pudo comprender el por qué su padre se casó con ella, tal vez estaba cegado  por la máscara de amabilidad que siempre llevaba puesta, tal vez por que no era del todo fea. Pero definitivamente, lo que había hecho que cayera en sus garras, era esa empalagosa actitud que siempre llevaba enfrente de su padre.

 

El joven oji-azul subió las escaleras y enseguida ya se encontraba dentro de su habitación, que consistía en una cama lo suficientemente grande como para dos personas cubierta por sábanas blancas, un escritorio y sobre este un computador bastante avanzado y una estantería con gran cantidad de libros de pasta dura.Y todo esto en medio de cuatro extensas paredes pintadas de color azul.

 

Rápidamente depositó su mochila en el suelo alfombrado y soltando un suspiro decidió que no tenia otra mejor cosa que hacer más que encender su computador. La pantalla se iluminó y de inmediato abrió su correo, para ver si había algo nuevo. En cuanto inició sesión un cuadro de chat que abarcaba la mitad de la pantalla se abrió:

 

Alois: ¡Hola! ¿Cómo estas?

 

Ciel: Me acabas de ver en la escuela idiota.

 

Alois: Tienes razón, jajaja, lo siento… Es solo que me preocupas un poco.

 

Ciel: No tienes de que preocuparte, así que si me disculpas, tengo tarea que hacer…

 

Alois: ¡No espera!

Ciel: ¿Qué quieres ahora?

 

Alois: ¿Ella te golpea verdad?

 

El oji-azul, decidido a abandonar la conversación, quedó pasmado ante aquella pregunta. De seguro se había dado cuenta de los moretones que ocultaba debajo de las mangas de la ropa. -¿A caso es tan evidente?  -Se preguntó a sí mismo.

 

Ciel: ¿Cómo te has dado cuenta?

 

Alois: Te conozco, además de que siempre llevas puesta manga larga, lo que es un poco sospechoso. El otro día mientras te estirabas de brazos pude ver unos dedos marcados en tus muñecas.

 

Ciel se quedó impresionado, de verdad que su amigo era bastante observador, aunque siempre fingiera una actitud despreocupada e inocente, en el fondo era alguien serio y manipulador.

 

Ciel: En serio me tengo que ir.

 

Alois: ¿Por qué no huyes?

 

Esta pregunta resonó el los interiores de su mente “¿Por qué no huyes?” , se escuchaba tan fácil en ese momento. Solo tenía que hacer sus maletas e irse, tan simple y tan sencillo como eso. Después de todo Angela no se encontraba en casa y su padre no volvería hasta dentro de una semana  así que ¿quién lo detenía?

 

Ciel: ¿Estas loco?, no es tan sencillo.

 

Alois: Yo tengo mucho espacio en mi casa, si quieres puedes venir y quedarte conmigo, ¡te adoptaré!

 

Ciel: No soy un perro ni nada por el estilo…

 

Alois: Lo siento… pero bueno, siempre podrás venir aquí. Hoy estaré todo el día en casa.

 

Ciel: De acuerdo, de acuerdo… Me tengo que ir.

 

Alois: ¡Adiós!

 

 

El oji-azul cerró la página y apagó el computador. –Empacar mis cosas e irme, no suena mal…  El joven bajó a la cocina, el estomago le empezaba a doler por no haber desayunado nada. Abrió el refrigerador y este se encontraba vació, tampoco había nada en la alacena, así que decidió salir a comprar algo. Miró el reloj que colgaba en la pared de la sala –Cuatro cuarenta… ya es tarde… -Dijo en voz baja. –Será mejor que me apure a comprar algo. El chico tomó su saco azul que hacia juego perfecto con sus hermosos ojos cobalto y se asomó por la ventana que estaba sobre el lavatrastos. –Hmmm… creo que ya a empezado a llover…                       -Mencionó en voz baja, mientras observaba hipnotizado por las gotas que golpeaban con delicadeza el vidrio.

 

Tomó una sombrilla y se dirigió a la salida. Empezó a caminar, la lluvia se volvía cada vez más fuerte en cuanto avanzaba y el viento insistía en querer arrancarle el único objeto con el que se podía proteger de la lluvia. –Tal vez fue mala idea salir con este tiempo…

Sus ojuelos azules se empezaban a entrecerrar a causa del fuerte viento, cada vez avanzaba más lento y una que otra gotita rozaba su rostro, comenzando a humedecerlo. De pronto creyó que su vista le estaba jugando una broma, por un momento pensó ver una silueta tirada en medio de la calle. Con una mano, frotó sus ojos una y otra vez, y para su sorpresa su vista no lo engañaba, ahí, en medio del asfalto se encontraba una persona recostada. Rápidamente se desplazó hacia el cuerpo y empezó a moverlo. Mirándolo con detalle, se dio cuenta de que se trataba de un hombre, de no más de veinticinco años, su piel era pálida y estaba fría a causa de la lluvia, mechones de azabaches cabellos caían por sobre su rostro, cubriéndolo un poco.

 

-¡Señor! ¿Se encuentra bien, esta herido? –Preguntaba el oji-azul, mientras movía un poco  a el desconocido. Pero este no respondía. -¿Señor, quiere que llame a una ambulancia? –Preguntó esta vez preocupado, mientras sacaba su teléfono celular del bolsillo.

 

Pero una firme mano le arrebató el celular, dejando a este último confundido.

 

-N… no es necesario. –Exclamó en una voz casi inaudible, mientras se intentaba reincorporar. –Solo llévame a algún lugar cerrado por favor. –Dijo esta vez con un hilo de voz, mientras intentaba sonreír, disimulando el malestar que sentía en ese momento, dedicándole una tierna mirada a el niño.

 

El peli-negro, quedó inmerso en el extraño color de la mirada de aquel extraño. Esos ojos parecían un par de deslumbrantes rubíes, tan rojos como la sangre y tan profundos como un abismo. Un recuerdo invadió su mente. –Esos ojos… yo los he visto en alguna parte… Se sentía como una especie de deja-vú,  pero más real, más como… como un recuerdo…

 

El mayor se apoyó en los hombros del niño y ambos, a paso lento, se dirigían de nuevo a su hogar. El más joven se sonrojó al sentir el aliento agitado del hombre surcar por sobre sus cabellos y por su cuello.

 

-¿Qué rayos me pasa?, ni siquiera lo conozco… -Se cuestionaba a sí mismo. –Pero… extrañamente, su cuerpo recargado al mío se siente tan bien…

 

Y olvidando la sombrilla que antes llevaba en manos, ambos llegaron a la casa del oji-azul.

 

-¿Te puedes mantener de pie tu solo en lo que abro la puerta? –Jadeaba cansado en menor por el esfuerzo de arrastrar a un hombre de 1.85 metros de altura conllevaba.

 

-E… eso creo.. –Apenas pudo articular palabra sin toser.

 

-Esta bien… -Exclamó el oji-azul, mientras introducía la llave y empujaba la puerta.

 

De pronto, sintió un gran peso recargado en su espalda, que cada vez le hacia más imposible mantenerse de pie.

 

-¡O..oye! ¡No te puedes quedar dormido en un lugar así! ¡Oye! –Gritó el menor, antes de caer de bulto a el suelo, con un extraño sobre el, quedando sus rostros a una distancia bastante peligrosa. -¡Oye, te estoy hablando! –El oji-azul podía sentir el caliente aliento del mayor golpeando su rostro, su cuerpo también estaba caliente, de seguro tenía fiebre por haber pasado tanto tiempo bajo la lluvia. Su respiración se sentía agitada, y podía sentir su pecho contrayéndose y expandiéndose a cada bocanada de aire que este tomaba.

 

-E…estas… estas muy pesado… -Exclamó en voz baja. –Pero no quiero que te separes de mí…  -Susurró el menor, antes de ser absorbido por una embriagante paz y cerrar sus ojos…

Notas finales:

¿Qué les pareció lindas y lindos o_O? Dejen sus comentarios!


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