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Cuando nuestras almas se encuentren... por PinkMarshmallow

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Notas del capitulo:

Hola! n_n ¿cómo les va? Uff! hasta que me doy tiempo de actualizar n_nu jaja lo siento, es solo que no me había dado el tiempo.

 

En fin, les agradesco por seguir este FF y aquí el siguiente capítulo!

El menor rasgó con violencia el sobre, impaciente de ver su contenido. Sus azulinos ojos se abrieron de sobre manera al observar aquello.

 

-Esto… ¿esto es…  una foto mía? –Apenas podía articular el oji-azul al ver con sus propios ojos aquella fotografía.

 

(Para ser más exactos, esto fue lo que vio: http://www.watchanimeon.com/images/1076.jpg)

 

Con sus delgados dedos, acarició lentamente la fotografía, que se veían bastante antigua, como si se fuera a convertir en polvo al mínimo roce, pero resistía bien. Ya estaba amarillenta, debido a la humedad y el paso de los años y estaba un poco carcomida de las orillas. Con cuidado, le dio la vuelta y pudo ver escrito esto:

 

Ciel Phantomhive   X   Sebastian Michaelis

XIX

 

Aún incrédulo, pasó a la siguiente fotografía: http://cdn.myanimelist.net/images/anime/5/27013.jpg

 

Al parecer todas eran de ellos dos juntos, sin nadie más a la vista, y todas y cada una de ellas llevaban lo mismo grabado en la parte de atrás. Con tristeza, atisbaba cada detalle del retrato, ¿por qué su rostro se veía tan lleno de incertidumbre? Y también, ¿cómo era posible que esas fotos fueran del siglo diecinueve, si el solo tenía doce años?

 

El mayor lo observaba con atención, atento a sus reacciones y gestos.

 

-Sebastian… no has respondido mi pregunta.

 

El aludido suspiró. -¿Puedo sentarme a su lado Bocchan?

 

El menor se recorrió a su izquierda, dejándole espacio suficiente al oji-escarlata para que se acomodara.

Este recargó uno de sus brazos en la mullida cama y con el otro señaló a el joven en la fotografía.

 

-Recuerdo todo lo que tuve que hacer para que accediera a tomarse esta fotografía, también recuerdo sus exactas palabras: -”No necesito una fotografía para permanecer en el recuerdo de las personas, mis actos son suficientes”. –Me dijo muy orgulloso, como era costumbre del Conde y cabecilla de las compañías Phantom, Ciel Phantomhive.

 

-¿Yo… era un Conde?

 

El mayor asintió sin decir palabra.

 

-También, recuerdo que dijo: -”Si no apareces conmigo en la foto no me la quiero tomar”. –Fue por eso que salgo en cada una de ellas. Después de la sesión, le serví una rebanada de pastel de chocolate, como había sido el trato.

 

-Pero, estas fotos, son de más de cien años.

 

-Esto es Bocchan, debido a que usted ha reencarnado en este cuerpo. –El menor lo observó con incredibilidad y con un gesto le ordenó que prosiguiera con su relato. -Hace aproximadamente doscientos años,  un pequeño niño de nueve años perdió a sus padres en un incendio, y juró que se vengaría de las personas que lo ocasionaron. Como su última oportunidad de vida, y embriagado en su ira y resentimiento, acudió a mí, para poder llevar a cabo su venganza y lo logró, pero todo a cambio de un precio. Después de ciertos sucesos, decidí que lo mejor no sería cobrar por mis servicios y que quería que esta persona permaneciera a mi lado. Pero el mundo esta lleno de personas horribles, y algunas de estas eran cercanas al joven amo. Estas personalidades decidieron acabar con el, cosa que yo nunca hubiera permitido, pero las cosas se salieron de control. Ellos tenían a alguien como yo de su lado, y consiguieron su meta.

 

-Quieres decir que… ¿me asesinaron?

 

-Eso me temo, nunca encontré su cuerpo, solo esto. –Dijo mientras de su gabardina sacaba una pequeña cajita de madera y se la entregaba.

 

-Yo le prometí que volvería por usted, y lo he hecho…

 

-¿Quién eres, no, qué eres?

 

-Soy un demonio, Bocchan.  -Exclamó asertiva y directamente el oji-escarlata, mientras su mirada se tornaba afilada y cobraba un brillo aun mayor.

 

-Un demonio… -Susurró el menor… -¿Por qué. Por qué no viniste por mí antes?

 

-Bocchan, llevo más de un siglo buscándolo, pero tuve que esperar hasta su nuevo nacimiento, el cual fue bastante sorprendente aún después de su muerte su alma reencarnó en un cuerpo de su propia sangre., sin mencionar que lo logró dentro de Londres, usted es tátara nieto de la marquesa Lady Elizabeth Middleford, prima y prometida del joven amo Ciel Phantomhive.

 

El oji-azul escuchaba sorprendido, su padre algunas veces le platicó de sus ancestros, pero nunca pensó que en su vida pasada hubiera sido un Conde, ¿un crío de doce años de edad director de compañías y además Conde? Por cualquier ángulo en que lo vieras, no parecía posible.

 

-Bocchan, ¿se siente bien? –Preguntó en un tono notablemente preocupado el mayor al notar el empalidecido rostro del joven. Pero este no respondió, seguía observando sin parpadear aquella fotografía. En vista de no obtener respuesta alguna, sacudió un poco al menor por el hombro.

 

-¡No me toques! –Exclamó exaltado el oji-azul, mientras de un golpe alejaba la mano del asombrado peli-azabache de su cuerpo. –Sólo… solo déjame descansar por un momento… -Dijo mientras se llevaba dos dedos a el puente de la nariz.

 

-¿Estará bien solo?

 

-He estado solo por muchos años ya. Sólo vete.

 

-Yes, my lord. –Pronunció esa frase después de muchos años de ansiar la sensación que unas simples sílabas le dejaban en la boca, le gustaba ser ordenado por el niño, tenía que admitirlo. 

 

Y como el fiel siervo que era, obedecería sin objetar todas y cada una de las ordenes que su amo le diera, pero tampoco arriesgaría la vida del menor dejándolo solo con semejante psicópata de madrastra. Con sigilo se desplazó hasta la cocina, suponiendo que ahí se encontraría. Y como lo pensó, estaba de pie, al parecer fregando algunos trastes.

 

-Aaah, profesor me asustó, ¿ya se va a casa? –Dijo la peli-albina sobresaltada por la presencia del oji-carmesí

 

-Mis disculpas, no era mi intención incomodarle. Solo le quería avisar que estoy por irme, ya terminé con el trabajo de hoy.

 

-Me alegra, espero que Ciel no le haya dado muchos problemas. –Dijo la mujer de azules ojos mientras sonreía.

 

Si Sebastian no la hubiera escuchado antes podía jurar que se trataba de una madre dedicada y amorosa, algunos humanos son bastante buenos actuando.

 

-En absoluto, es un buen chico. –Exclamó sin poder evitar esbozar una sonrisa.

 

-Bien, entonces gracias por su trabajo profesor…

 

-Michaelis, Sebastian Michaelis.

 

-Gracias. –Exclamó mientras le guiaba a la puerta.

 

–Por cierto, hay algo en su frente. Exclamó el esbelto hombre mientras se giraba y colocaba su mano en ella., acto seguido, cayó de bulto al suelo. –Oh, que torpe soy, no logré atraparla. –Dijo para sí mismo mientras se agachaba y la tomaba entre sus brazos.

 

Caminó de nuevo hasta la sala y buscó dónde acomodarla. –Esto bastará para mantener sano y salvo a el joven amo por lo menos hasta que regrese, así que, con su permiso my lady. –Se despidió antes de cruzar la puerta y desaparecer.

 

 

 

 

 

Solo con la luz de la luna como iluminación, Ciel Phantomhive observaba con curiosidad el objeto que antes se encontraba en aquella cajita vieja y maltratada, el brillo de tal piedra podría hacer enloquecer a cualquiera, sumergiéndolo en el hipnotizante color cobalto del anillo, que por cierto contrastaba a  la perfección con su blanquecina piel. Por dentro llevaba grabado su nombre. Se lo intentó probar en todos sus dedos, pero en el único en el que ajustaba a la perfección era en su dedo pulgar izquierdo. Su mente fue invadida una vez más por ese recuerdo, en el que es abandonado por aquel hombre que le promete volverá por el. -¿Por qué mi pecho se siente comprimir cuando recuerdo esa mirada rojiza?

Y entre preguntas y respuestas, el pequeño no notó cuando por fin cayó dormido.

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? En resumen quería dar a entender todo lo que sucedió en torno a la pasada relación que tenía Sebastian con Ciel y cómo es que se vuelven a encontrar siglos después. En fin... se que estuvo un poco corto, pero no sabía muy bien como redactarlo, el de mañana será mejor.

 

Gracias por leer!


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