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Cuando nuestras almas se encuentren... por PinkMarshmallow

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Notas del capitulo:

Hola!!! ¿Cómo estan?

No se que rayos estoy haciendo a las 12:26 pm publicando otro capítulo, pero bueno, la inspiración me llegó a esta hora así que ¿que más se le puede hacer?

Lamento por no haber actualizado antes, andaba algo corta de imaginación T.T toda se la succionó los exámenes y los bastardos de mis profesores T.T

En fin, los dejo de aburrir y aquí esta el capítulo.

 

El dolor de su cuello combinado con el calor que le abochornaba por la mañana eran la fórmula completa para un joven despierto y malhumorado. Acalorado se revolvía entre las blancas sábanas, intentando conciliar el sueño de nuevo, aun que solo fuera por unos segundos, pero la molesta luz del sol se lo impedía. De cualquier manera tenía que alistarse para el colegio. Con pesadez que quitó de encima el cobertor color verde que recién habían lavado y colocado con minuciosidad e su cama, lo tomó de una esquina y de un jalón lo mando hacia el otro extremo de la cama. Ya reincorporado en la orilla de su litera, se estiró cual felino bostezando cansinamente. Sus pies descalzos rozaban con la peluda alfombra de su habitación, y debido a lo corto que era su pijama, dejaba a la vista sus blanquecinas y delgadas piernas junto con una que otra marca morada-rojiza.

 

Antes de levantarse por completo se quedó unos segundos atisbando su propia piel, recordando lo ocurrido la noche anterior y la causa directa por la cual tenía aquellos moretones.

 

*FLASH BACK*

 

Ya había oscurecido en el centro de Londres, pero la luz de cierto lujoso apartamento aun seguía vigente.

Dos sujetos, uno alto y esbelto, a simple vista no tenía más de veinticinco años y uno pequeño y menudo con no más de doce primaveras cumplidas se encontraban de pie enfrente del lugar.

 

-Bocchan, ¿está seguro que no prefiere pasar la noche en mis aposentos? –Preguntó el mayor, bajando la vista para poder observar aquellos ocelos zafiros.

 

-No, esta bien. En algún momento tenía que regresar, más vale que lo haga ahora antes de que su furia crezca más. –Respondió el menor de los dos, sin dejar de observar el complejo edificio. -Pero algún día me gustaría visitar tu casa, si no es problema.

 

-En absoluto, mi casa de hecho es su casa también. –Exclamó en una sonrisa curveada. –Si me necesita solo tiene que llamarme, usted lo sabe.

 

-Si, lo sé. Ya puedes retirarte.

 

Y después de ligera reverencia, el cuervo negro desapareció entre las sombras de la noche.

 

El oji-azul trago grueso. Uno, dos, tres pasos, cada vez se acercaba más a la puerta. Con increíble sigilo tocó la fría perilla y la giró intentando no hacer ni el más mínimo ruido. Cruzó el umbral sin dificultades, creyéndose ya salvado, se dirigió con más confianza a la sala para inspeccionar si todo andaba bien. Y ahí, en uno de los mullidos sillones, se encontraba la silueta de una mujer, tal vez de unos treinta y tantos  años, de piernas cruzadas y mirada soberbia. En su mano derecha sostenía una copa con sospechoso líquido en su interior, que agitaba lentamente.

 

-¿Con quien estabas?

 

-Me quedé hasta tarde con Alois, después de clases.

 

-¿En serio? Pero estoy segura que te vi llegar con tu “profesor privado”. –Hizo énfasis en las últimas palabras.

 

-Me lo encontré en el camino y se ofreció a acompañarme.

 

-Hmmm… -La peli-albina tomó un sorbo a su copa, para después dejarla en la mesita que tenía enfrente.-No se que es lo que estas tramando con ese hombre, pero no te saldrás con la tuya.

 

-No se de que estas hablando. –Contestó secamente el menor.

 

-No te hagas el desentendido, se que ustedes dos están tramando algo. Voy a hacer como que no pasa nada, pero si llego a descubrir que en realidad hay algo entre ustedes me veré en la necesidad de pedirle a Vincent que te mande a un reclusorio por tu mal comportamiento.

 

-No lo harías… -Masculló el más joven con los ojos inundados en odio.

 

-Ja… puedes retarme, pero la que manda aquí soy yo. Vincent me creerá a  mí mientras que a ti  te enviarán lejos hasta quien sabe cuando.

 

El menor dio media vuelta en su lugar y caminó hasta las escaleras, en busca de algo de protección en su cuarto, el único lugar seguro que le quedaba. La mujer indignada por aquella “falta de respeto” al ignorarle no dudó en propinarle una bofetada.

 

*FIN DEL FLASH BACK*

 

Esas pequeñas marcas, invisibles cuando traía encima el uniforme, eran un recordatorio de lo que vivía todos los días. Una insufrible cadena de acontecimientos ligados con el fallecimiento de su madre, muchas veces intentó culparla a ella por su situación, pero después de meditarlo mucho llegó a la conclusión de que el único culpable ahí era él, al permitirse tratar de esa manera. De un tirón terminó de atar su corbatín, como todos los días se miró en el espejo de cuerpo completo, asegurándose de que su apariencia fuera de lo más pulcra posible. Por un instante recordó las palabras del oji-carmesí,  “De hecho, mi casa es su casa también” ¿A qué se refería con eso? Daba igual, lo único que quería era volverlo a ver.

 

De dos en dos bajó los escalones apresurado, con la idea de encontrárselo tal vez fuera de su casa, parado en el umbral, esperándolo con los brazos abiertos listo para llevárselo de ahí y nunca regresar. -¿Patético verdad? Desde que lo rescató aquella tarde lluviosa no podía dejar de pensar de esa forma tan cursi. Así no era el, así no se comportaba Ciel Phantomhive.

 

Pasó de largo la albina silueta que le esperaba en la sala, ignorando si le había dicho algo o no, igualmente no pudo escucharla por que se encontraba inmerso en otros pensamientos. Como todas las mañanas tomó lo que estuviera a su alcance en la cocina y salió del complejo arquitectónico para dirigirse a el instituto.

Ansiaba ver a el de ocelos carmesí esperándole, pero para su desilusión no había nadie, nadie, a excepción de un pequeño gato. Sentado en medio de la acera, de ojos grades y amarillos moviendo su cola en el aire, observando cada movimiento que hacia. El chico encogió los hombros y siguió su camino, más no esperaba que el felino le acompasara los pasos.

 

-¿Piensas seguirme hasta el colegio? –Refunfuñó el oji-cobalto sin esperar respuesta.

 

A lo que la pequeña fiera, ronroneando, respondió  rozando su negro pelaje contra la pierna del joven.

 

-Como quieras. –Bufó Ciel.

 

En la plaza principal de aquel gran instituto se encontraba cierto rubio agitando la piernas en un vaivén mientras permanecía sentado en una banca, esperando por su amigo. Sus azules ojos, tan claros como el cielo se iluminaron al atisbar a los otros de un azul más intenso pero igual o más hermosos.

 

-¡Ciel! –Exclamó para llamar su atención mientras hacia un ademán. -¡Por aquí!

 

El mencionado giró su vista a donde le llamaban y se acercó parsimoniosamente.

 

-Alois, ¿cómo est…?

 

-¡Ciel estaba muy preocupado, ayer desapareciste sin dejar rastro! –Le interrumpió el más alto mientras lo sofocaba en un empalagoso abrazo.

 

-Alois… contrólate… estoy bien…
  -¿Pero que demonios estabas pensando? Pensé que te había ocurrido algo… -Dijo el rubio, mientras aflojaba el agarre y le permitía a Ciel respirar.
  -Ya déjalo, me fui por que yo quería. –Refunfuñó el peli-azul mientras se sacudía las ropas. –En fin, es hora de entrar a clases.
 

Las cátedras de sus variados profesores fueron, como siempre, monótonas y aburridas, Un día normal se le podría decir. No pudo evitar soltar un lastimero suspiro al observar  a el pequeño gatito que aun le esperaba fuera del salón. Se encontraba en un tercer piso, por lo cual tenía una amplia visión de todo el jardín. Esa era la razón por la cual siempre elegía el pupitre con vista a la ventana, el felino le observaba todo el tiempo, en ningún momento se distraía, como si le acechara, pero algo en sus ojos color ámbar le parecía muy cálido. Por un momento se detuvo a observar las blancas rosas que al parecer recientemente habían plantado, y en cuanto volvió la vista a donde antes se encontraba el animalillo, ya no estaba. El estruendoso sonido del timbre provocó un estremecimiento en su delgado cuerpo, indicando el cambio de hora y de asignatura.

 

-¿Listo para Educación Física Ciel? –Preguntó el rubio, ya con su ropa deportiva puesta y haciendo estiramientos.

 

-Hmmm. –Balbuceó el aludido mientras tomaba sus libros y se ponía de pie. –Voy a cambiarme. –Avisó.

 

 

Con habilidad sacó el cambio de ropa que llevaba en la mochila, que consistía en una simple playera blanca de mangas cortas  y cuello marinero y un par de rojos pantaloncillos cortos (http://25.media.tumblr.com/tumblr_m9lz31d7uG1rdsy2so2_1280.jpg), demasiado ajustados para su gusto.  Se los colocó encima y se dirigió a la pista de persecución, donde normalmente los ponían a dar vueltas como perros persiguiendo un hueso, según Ciel.  Rápidamente se incorporó a sus demás compañeros que ya habían empezado con la calistenia.

 

-¡Uno, dos, uno, dos!  -Contaban todos los menores al unísono, doblando sus espaldas, tocando las puntas de sus pies, mostrando de más de piel al agacharse.  Hasta que el silbido de un silbato les indico que su carrera comenzaría.

 

Todos sin excepción salieron al mismo tiempo, pero el pequeño oji-azul se rezagaba con facilidad debido a su mala condición física. Entre jadeos e intentando secar su perlada frente por el sudor, daba grandes zancadas intentando acompasar a sus compañeros, o por lo menos a Alois, que le llevaba más de medio camino de diferencia.

 

-Tranquilízate Ciel-kun –Le decía su rubio amigo dándole palmaditas en la espalda. –Debes hacer más ejercicio.

 

-Iré… a tomar algo de agua… -Fue lo único que le pudo responder entre jadeos.

 

La idea de tomar del grifo, donde lo hacían todos los demás no le agradaba del todo pero había olvidado su botella en el salón y  su garganta estaba demasiado reseca. Se inclino para tomar un sorbo, justo en ese momento pudo sentir a alguien a sus espaldas.

 

-No seas cobarde y muestra tu cara. –Vociferó el menor al sentir aquella extraña presencia observándole.

 

-Aun que su condición física sea mala, sus sentidos son buenos Bocchan. –Respondió el hombre de largos y finos cabellos azabaches, que permanecía sentado en una de las gradas.

 

-¿Qué haces aquí? –Preguntó cortante.

 

-He venido por que quiero enseñarle algo Bocchan.–Se puso de pie y se le acercó.

 

-Tendrás que esperar, estoy en clase. –Dijo mientras se daba media vuelta sobre sus talones, intentando evitarlo.

 

El oji-carmesí le tomó con firmeza pero a la vez delicadamente del hombro, atrayéndolo hacia sí y restregándolo ligeramente con su duro pecho. Una corriente eléctrica surcó desde su cadera hasta su nuca, sentir al mayor así de cerca lo sacaba de sus casillas. Se sentía avergonzado y patético, creyendo que jamás sería correspondido.

 

-No creo que eso sea un inconveniente. –Vociferó en una sonrisa a ojos cerrados, esas que utilizaba cuando estaba seguro de lo que hacía.

 

¡Demonios! Tenía que decir que no, pero no podía negarse, la curiosidad le mataba. –Esta bien, pero que sea rápido. –Dijo en tono de complicidad.

 

A hurtadillas y sin que nadie se percatara de su ausencia, se desplazaron hasta el auto de Sebastian, en un viaje de más de dos horas. El joven observaba por la ventana, veía las casas y edificios alejarse, quedándose atrás, y siendo remplazadas por enormes árboles frondosos cada vez más aglomerados entre sí, como si estuvieran adentrándose en uno de los bosques encantados de esas historias que su padre le leía antes de dormir cuando era pequeño. Con el cuello adormecido por durar tanto tiempo en la misma posición, rodó sus ojos al espejo retrovisor, encontrándose con los escarlata que ya hace bastante tiempo lo estaba observando. Un ligero sonrojo se esparció por sus níveas mejillas, sintiendo derretirse por las felinas miradas que le dedicaba el mayordomo.

 

En todo el transcurso del camino no se dirigieron una sola palabra, una que otra mirada , pero nada más. Agotado de intentar evitar cruzar la mirada con Michaelis, decidió que lo mejor sería cerrar sus ojos y dormir hasta llegar.

 

 

 

 

Notas finales:

Lo dejé un poco inconcluso, pero lo que sigue tiene que ser un capítulo dependiente, espero que me comprendan. n_n espero que les haya gustado, ah! y porfavor dejen reviews por que quiero saber sus opiniones, sugerencias y críticas.

Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo!

Besos!


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