La actuación del vecino.
Capítulo 02.
El fin de semana de Shun pasó volando, y pronto el despertador sonó, despertándolo para ir a la florería. El joven abrió la ventana de su pequeño cuarto, donde apenas cabia su cama, un closet y una cómoda.
—Ikki… vas a llegar tarde a la oficina. —Dijo mientras golpeaba la puerta de su hermano, recibiendo una gruñido como respuesta.
Shun estaba preparando el café cuando recordó a June, apenas podía esperar para verla de nuevo, el día siguiente en la heladería. No que fuese una cita, pero le gustaría hablar con ella una vez más.
Su día en la florería fue relativamente tranquilo, Shun se despidió de Chieko, la señora mayor que lo empleaba y volvió a su casa, pero cuando llegó a la puerta de su apartamento, recordó que había olvidado comprar algo para el almuerzo.
—Ikki llegará hambriento… necesito apurarme. —El joven salió corriendo por el pasillo, pero sintió como su cuerpo golpeaba contra algo, antes de caer sobre otro cuerpo.
Shun abrió sus ojos asustado, viendo el par de ojos celestes, muy cercanos a los suyos, en una mirada muy seductora. Sus ojos fueron descendiendo, y Shun pudo ver la nariz fina, y la boca entreabierta.
—¡Discúlpame! —El joven se levantó ayudando al otro muchacho, extendiendo su mano.
—No hay problema, pero ten más cuidado, no necesitas tener tanta prisa. —Finalmente Shun se dio cuenta de que aquel joven era su nuevo vecino, el cual tenía una sonrisa seductora, y que sus manos aun seguían unidas. —Creo que no nos presentamos aquel día. Mi nombre es Hyoga.
—Es un placer, Hyoga. Mi nombre es Shun. —El muchacho no sabía por qué tartamudeaba ni la razón por la que se rostro se sentía tan caliente, quizás el acercamiento anterior lo había dejado avergonzado.
Hyoga presionó suavemente la mano de su vecino, y Shun notó que aun no se habían soltado.
—Perdóname, Hyoga, pero necesito correr al mercado…
—¿Podría ir contigo? Necesitaba ir de todas formas.
—Claro que puedes venir. —Shun sonrió alegremente, hacia mucho tiempo que no tenía un amigo que no fuese su hermano, sería algo maravilloso conocer a alguien nuevo.
—¿Vives con tu hermano, no Shun?
—Sí, vivo con mi hermano mayor, Ikki. ¿Y tú Hyoga?
—Pues yo vivo solo.
—Parece genial vivir solo. No tienes a nadie que te moleste. —Shun dijo, recordando la cantidad de tareas que hacía en su casa.
—La verdad es muy solitario, Shun. —Comentó el mayor e ingresó al mercado antes que Shun; este pudo ver lo hermoso que era el caminar de su nuevo amigo, era seguro y sus movimientos eran tranquilos y calculados.
En el camino de vuelta, ambos conversaban como grandes amigos, Shun estaba verdaderamente feliz de conocer a Hyoga.
—¿Entonces, trabajas en un florería?
—Sí, me gusta cuidar de las flores, me relaja. ¿Y tú qué haces?
—Trabajo para una empresa.
—Suena bien.
—En verdad es muy aburrido. Pero me gusta.
—Es bueno que te guste lo que haces… Bien, tengo que irme. —Dijo Shun, frente a su departamento.
—Está bien, gracias por la compañía, Shun. Si necesitas algo, sólo llama. —Hyoga habló sonriendo a su vecino.
—Lo haré. Hasta luego, Hyoga. —Shun entró en su casa, y pareció recordarlo todo al ver a Ikki sentado en el sofá, con cara de pocos amigos.
—¡Ikki! Perdona, estoy atrasado con la cena.
—Está bien, yo te ayudo. —Comentó su hermano, mirándolo de reojo.
Después de la cena, ambos se sentaron frente a la televisión, como hacían todas las noches.
—¿Cómo estuvo tu día, hermano?
—Tuve algunos problemas en la oficina, nada grave. ¿Y el tuyo?
—Conocí al nuevo vecino; su nombre es Hyoga.
Ikki no comentó nada, siguió mirando su programa de TV; luego Shun tomó un baño y se fue directo a dormir, al día siguiente saldría una vez más con aquella bella muchacha, June.
Shun despertó sintiéndose de muy buen humor, así que no le prestó atención a los gritos de su hermano cuando le avisó que no podría hacer la cena de esa noche, pero claro que Ikki entendió muy bien cuando el muchacho le dijo que saldría con June.
El joven se dirigió hacia la florería como todas las mañanas, el lugar donde trabajaba no estaba muy lejos, no más de tres cuadras de donde vivía. Shun apenas había salido que ya un bonito auto se detuvo a su lado, y sólo pudo ver quién estaba dentro luego de que los vidrios negros descendieran.
—¡Hola Shun! ¿Te llevo? —El muchacho sonrió al ver a su vecino, quiso rehusar su oferta, pero el rubio insistió para que su amigo subiese al auto.
El rubio llevaba saco y corbata, y Shun creyó que de esa forma él estaba muy bien, la sonrisa seductora estaba siempre dispuesta en aquel bello rostro, lo que encantaba cada vez más.
—La florería esta allí. ¡Muchas gracias, Hyoga!
—No hay de qué. —El rubio le sonrió al tiempo que bajaba del auto y se dirigía hacia la pequeña florería donde trabajaba.
—¡Buenos días, Chieko-san! —Saludó a la mujer mayor, su jefa, mientras vestía su delantal.
—¡Buenos días, mi niño! ¿Puedes empezar regando las rosas rojas?
Shun se encargó de las plantas como hacia todas la mañanas, realizó algunos arreglos y atendió algunos clientes, pero dos personas no salieron de su cabeza en todo el día: la bella y simpática June, y su nuevo vecino que era gentil y amigable, el joven no podía olvidar la cercanía de sus rostros el día anterior.
Un tiempo antes de las cinco, cuándo era que acababa su horario, el muchacho solicitó salir antes y se dirigió sonriendo a la heladería, donde se encontraría con June. Shun no tuvo que esperar mucho hasta que la chica llegó, y muy hermosa por añadidura. Usaba unos jeans que resaltaban las largas piernas, y una blusa suelta con un bello escote.
—¡Hola Shun!
—¡Hola June! ¿Cómo estás?
Ambos decidieron comprar helado y caminar un rato, los dos disfrutaban de la compañía del otro, y su charla era natural, nunca les faltaba algo de que hablar.
—Parece divertido trabajar en una tienda. —Shun comentó mientras se acercaban a una casa elegante, bastante costosa.
—No es así. A veces la gente no encuentra lo que quiere y se descargan contigo. —La pareja se detuvo frente al portón de la casa, Shun sostuvo las manos de June para despedirse.
—Hasta luego Shun. —La chica se aproximó hacia él para besar su mejilla, mas fue sorprendida por los labios de Shun, al rozar los suyos.
Ambos quedaron inmóviles por unos instantes, sintiendo como sus labios se tocaban; una leve brisa los envolvió, y Shun pudo apreciar el dulce aroma que emanaba de los dorados cabellos de la joven.
—¡Hasta luego, June! —Shun se alejó de la chica, que permaneció unos segundos parada, sintiendo aun la maravillosa sensación de aquel dulce e inocente beso.
Llego a su casa sonriendo, como una doncella que acababa de dar su primer beso, no que en realidad lo haya sido, pero no se sentía tan feliz hacia bastante tiempo. Ikki vió a su hermano llegar sonriendo y distraído, arqueó una de sus cejas y permaneció viéndolo con desconfianza, aunque ni siquiera notó la presencia de su hermano mayor.
—Compré pizza.
—¡Ikki! ¡Vaya susto me diste!
—No es mi culpa que parezcas una adolescente en primavera. Dime qué pasó.
—Bueno, salí con June. Estuvimos hablando, y la besé. Solamente eso.
—Ahora veo que mi hermanito consiguió una noviecita. —Ikki rodeó el cuello de Shun con uno de sus brazos, desordenándole el cabello.
—¡Ay! ¡Ikki! Ella no es mi novia.
—Pero estás loco por ella. —El mayor le guiñó un ojo mientras Shun se dirigía hacia la cocina.
—No seas tonto Ikki. —Era obvio que a Shun no le gustaban las bromas de Ikki, pero sería imposible no darse cuenta de que estaba claramente loco por June.
Continuará.