Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MissTer por YokoShibo

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Agradezco infinitamente a CometadeLuz por su review, os dedico éste capítulo.

 

Empecemos con aquel que se convirtió en mi primera relación, no recuerdo del todo como comenzó, pero iniciemos con el día en que la conocí…Por aquella época yo aún cursaba mi último año de escuela elemental, yo tenía en ese entonces 18 inviernos recién cumplidos. Ese día yo estaba en la escuela cuando de pronto me llamaron diciendo que mi padre se encontraba en el hospital, por lo que al parecer había sido un desmayo del cual no se tenía idea el motivo, siendo exactos yo salí corriendo del aula importándome poco el hecho de que me encontraba en lo último de aquel año escolar, sabía bien que las calificaciones que llevaba probablemente me harían repetir año o simplemente ir a exámenes extraordinarios, sin embargo en ese preciso instante yo sólo podía pensar en mi padre; al llegar a mi casa lo encontré acostado en su cama con un semblante cansado, pero aún así él insistía en decir que no tenía nada, que se encontraba bien de salud e incluso que los doctores habían exagerado, sentí un gran alivio en verlo ahí, pero se albergó en mí una angustia al no saber el motivo de aquel desmayo; algo apenado mi padre me informó que por la tarde tenía que recoger algunos productos para abastecer la tienda, aquella única que parecía tener todo lo que la gente en esa comunidad necesitaba y por eso mismo no podía darse el lujo de no ir por ello. Así que por la tarde tomé las llaves de la camioneta que pertenecía a mi padre y me dirigí hacia el centro de la ciudad, el camino lo conocía muy bien puesto que no era la primera vez que iba o le acompañaba, probablemente se podría pensar que quien debía hacer aquello tenía que ser mi hermano por ser el mayor y también por ser hombre, pero a diferencia mía él estaba en una escuela privilegiada de tiempo completo, obviamente era de paga y él se había ganado una beca por sus buenas calificaciones, me alegraba mucho por él puesto que eso significaba que estaría lejos de todas aquellas viejas hipócritas que se amontonaban al salir de la escuela de los “pequeños” inútiles que tenían por hijos. Ése era el panorama que vivía en el justo momento que la conocí.

En ese momento yo me encontraba riendo de todas aquellas incoherencias y banalidades que decían los empleados del lugar al dueño del mismo, mientras que yo cargaba las cajas con los suministros y las colocaba en la parte trasera de aquella Chevrolet 1975 Pick Up, era notablemente vieja en diseño, pero mi padre la mantenía bien cuidada por lo cual apenas y teníamos problemas con ella, yo estaba cargando una de las últimas cajas cuando de pronto sentí como algo blando chocaba contra mi espalda, dejé inmediatamente la caja que tenía en mis brazos y al girarme vi la que probablemente haya sido una de las mujeres más hermosas que había visto en lo poco que llevaba de vida, su cabello castaño caía onduladamente por sus hombros hasta la mitad de su brazo, me agaché rápidamente para ayudarle a recoger las bolsas que se le habían caído, entonces alzó su mirada mostrándome aquellos hermosos ojos color verde que eran ocultados por algunos cabellos en un hermoso flequillo, pero entonces noté que debajo de aquella pequeña falda de strapless tenía múltiples moretones a lo largo de sus piernas, ella trató inútilmente de ocultarlos con sus brazos y yo mostrando la poca pena o vergüenza que seguramente hubiera expuesto en otras circunstancias acerqué mis manos y le alejé los brazos viendo entonces de mejor forma aquellas marcas de color morado, me levanté sosteniéndola con cuidado, ella sólo podía mirar con algo de pena y suponía, incomodidad al suelo. En ese justo momento se escuchó la voz seguramente de una mujer madura, la volví a ver y entonces ella se apresuró a quitarme las bolsas, justo en el momento que pensaba irse la tomé de nuevo del brazo y la detuve.

-       ¿Quién te hizo esto? –La miré fijamente y ella sólo sonrió suavemente, no comprendí pero seguí firme en mi impulso por ayudarla –¿Fue ella? –Señalé con mi cabeza hacia donde anteriormente se habían escuchado los llamados, ella simplemente buscó en su bolsa una pluma y jaló mi brazo con algo de fuerza que parecía no poseer en aquel delgado cuerpo, comenzó a escribir números que segundos después pude interpretar como un teléfono de celular, me miró una última vez antes de salir corriendo. Antes de que yo pudiera reaccionar ante tal impresión, ella ya había desaparecido tras algunas calles, miré de nuevo aquel número y sonreí suavemente, aquella fue la primera vez que me cuestioné ¿ella sabría que yo era mujer?, no lo sé, aún así, terminé de recoger y acomodar las cajas que debía llevar de regreso a casa con una estúpida sonrisa que parecía no querer desaparecer de mi rostro.

Al llegar a mi casa me dediqué a descargar los suministros en la pequeña bodega de la tienda y entonces comencé una ronda nocturna de trabajo mientras que mis pensamientos se debatían si debía o no llamar, al día siguiente desperté con demasiado sueño pues mi cabeza parecía no querer dejarme descansar ni un poco entre  aquellos pros y contras que agolpaban mi pensamiento, al final decidí llamarle y se podría decir que ahí comenzó mi etapa de amor.

Desde aquel día yo le llamaba siempre por las noches, no tenía ningún teléfono celular por lo cual con algo de vergüenza me quedaba hasta altas horas de la madrugada hablando con ella, en el primer instante contestó mi duda, ¿Qué si sabía si era mujer?, claro que sí lo supo, incluso dijo pensar que aquel momento en el cual chocamos había sido el destino, yo no creía en eso, pero ella lo hacía firmemente, por un tiempo sólo hacíamos más que hablar hasta que un día ella propuso que nos viéramos, yo acepté inmediatamente, ¿cuánto tiempo había pasado desde aquella primera vez en que la vi?, no lo recuerdo, pero ansiaba ese día.

Aquel día llegó y yo estaba más contenta que de costumbre, incluso mi padre sospechó algo y mi hermano simplemente me sonrió al verme tan arreglada, porque sí, el que yo incluso arreglara mi cabello con más cuidado que el de costumbre era lo más que hacía por mi cuidado personal, llegué temprano a aquel parque en el cual quedamos de vernos y ella llegó, pero no lo hizo sola, cuando la vi llegar se veía realmente hermosa, con una gabardina algo grande que tapaba apenas sus piernas, a pesar de que era otoño llevaba una hermosa falda de pliegues, en ella quedaba excelente, no podía observar que tenía puesto en la parte de arriba, pero el blanco de su falda contrastaba perfectamente con el beige de su abrigo y combinaba con sus ojos, en ese momento me detuve a pensar ¿De verdad era real aquello?, parecía un sueño, era un sueño y aún creo que lo sea. Cuando llegó hasta donde yo me encontraba me presentó a aquella mujer, que a pesar de sus arrugas y su semblante fuerte pero cansado era igual de hermosa que ella, supuse era su madre y no me equivoqué, me sentí algo intimidada por aquello, pero entonces ella me explicó que no eran de ahí, lo imaginé desde el momento en el cual vi sus ojos verdes, eso no era común en mi país y menos por aquellos lugares, me dijo que provenía de un país el cual era separado por todo un mar, pero que tenía deseos de conocer el lugar en el cual yo vivía, pues aunque era un lugar algo alejado de todo lo conocido por el mundo, era realmente acogedor y hermoso.

Caminamos aproximadamente unas dos horas, en las cuales incluso yo hablaba con su madre, ella era todo lo contrario a lo que mostraba ser, reíamos alegremente y puedo detallar el momento en el cual se acercó tímidamente a mí y besó mi mejilla con cariño, su madre había parado a comprar un helado que se le había antojado a su pequeña hija, inocente y perfecta excusa para que se separara unos segundos lo suficiente como para que ella se acercara a mí, yo simplemente sonreí y me atreví a tomarle la mano suavemente, por unos segundos nos miramos a los ojos y yo casi podría jurar que vi algunas lágrimas en sus ojos, aún ahora me pregunto si eran de felicidad o tristeza, ¿de qué fueron Mónica?, nunca, nunca lo sabré.

Para ese momento se hizo tarde y fuimos a comer, yo había trabajado un poco para no pasar la vergüenza de no poderlo pagar, así que fuimos a comer a un humilde restaurante, Mónica se levantó de su silla y se fue al baño, yo pensaba seguirle cuando la mano de su madre me sostuvo, me hizo una seña con su cabeza y yo pensé que tal vez no había sido de su agrado o que era homofóbica y me alejaría de su hija, que idiota fui en aquellos momentos al pensar en eso, ahora lo recuerdo y pienso que hubiera deseado que fuera alguna de esas dos cosas, por el contrario puso un semblante serio y algo melancólico, me hizo sentar y entonces me vio fijamente a los ojos, como si quiera encontrar los sentimientos que había obtenido por su hija.

-       Alex, ha sido un hermoso día para mi hija Mónica, creo y me atrevo a decir que incluso lo ha sido para ti –Yo simplemente atiné a asentir con la cabeza y ella sonrió de una forma que consoló y tranquilizó mi agitado corazón por unos segundos –Pero hay algo que ella seguramente aún no te ha dicho –Aquellas palabras me dejaron aún más preocupado que si me hubiera dicho “te odio”, pero aún así continuó tomando mis manos con una ternura que supuse era el amor de madre –Mónica tiene leucemia, lleva años luchando con ello y al parecer va progresando, pero por momentos ella empeora, no hemos venido aquí en busca de hermosos paisajes, sino porque nos han dicho que probablemente haya alguna planta que la ayude a estabilizar los leucocitos en su sangre –Seguramente mi rostro era de sorpresa o tal vez se podría interpretar como que no comprendía, pero no era lo suficientemente idiota como para no entender aquello -¿Sabes lo que significa eso Alex? –Yo de nuevo sólo asentí sintiendo como una daga imaginaria se albergaba en mi pecho, justo donde se debía encontrar mi corazón, en aquel momento Mónica regresaba con una hermosa sonrisa y lo comprendí, las marcas en su cuerpo, su semblante desgastado que se ocultaba tras aquel bien aplicado maquillaje, la delgadez de su cuerpo, las constantes gripas por las que me contaba había atravesado mientras simplemente hablábamos por teléfono, ¿cómo no me había dado cuenta?, mi mundo se vino abajo.

En ese momento yo simplemente pude pensar que la vida era tan maldita e injusta, me daba todo para quitármelo de aquella forma en un segundo, creo que no actué de la mejor forma porque  me levanté y salí corriendo, no tuve precisamente un destino al que ir, sólo necesitaba aire, desquitar aquella tensión e impotencia que sentía en mi cuerpo, siempre había desquitado el enojo y cualquier sentimiento parecido de aquella forma, de ahí que tenía buena condición física y se mostraba en mi cuerpo; corrí, corrí y corrí hasta que la lluvia se hizo presente, sólo en aquel momento detuve mis pasos, ¿qué había hecho?, ¿qué pensaría Mónica de aquello?, ¿era acaso esa una forma de responder ante tal declaración?, no, la respuesta era que no, entonces comencé a buscar con mi mirada algún teléfono público y al hallarlo corrí hasta él, pagué por la llamada y marqué entonces el número de la casa de Mónica, tiempo atrás me lo había dado para que no gastara tanto en llamadas a su celular, un tono…dos…tres y al fin una voz, era su madre y yo titubeé antes de atreverme a hablar.

-       Buenas noches señora –Fue lo primero que se me vino a la mente decir, ella inmediatamente contestó a mi voz y casi podría jurar sonrió suavemente.

-       Buenas noches Alex, ¿deseas hablar con Mónica? –En esos segundos que transcurrieron dudé sobre el qué hacer y entonces contesté firmemente con aquella idea loca que pasaba por mi mente.

-       No, desearía por favor que me indicara su dirección –Ella dio un respingo que sonó a sorpresa e inmediatamente me dio su dirección, colgué amablemente y ésta vez tomé  un camión que me dejaba cercano al departamento donde estaban rentando, todo aquel trayecto me detuve a pensar en el otro punto de vista, ¿y si me había topado en su vida para alegrarla?, ¿y si yo era su otra oportunidad?, ¿y si ella encontraba en mí el refugio que su madre le otorgaba pero de otras formas?, entonces comprendí que no todo tenía que ser malo y en definitiva no giraba alrededor mío, se trataba de ella y de hacerla feliz, en aquel transcurso me juré a mí misma hacerla feliz y que con ello, yo pensaba, sanaría aquella enfermedad de la cual algunas personas respondían positivamente ante los tratamientos.

Con todos aquellos pensamientos llegué por fin a mi destino, me bajé temblando un poco debido al frío de aquellas calles y comencé la búsqueda de su edificio, al encontrarlo subí las escaleras con permiso del portero que había llamado al número correspondiente al departamento de Mónica y su madre, ni siquiera quise esperar el elevador, subí saltando los escalones y al llegar al número toqué suavemente aquella elegante puerta, hasta aquel momento noté que ella tenía más dinero del que me imaginaba y que seguramente era tan humilde en su forma de ser, la amé más por aquel detalle, sí, en ese preciso instante yo ya estaba segura de amarla y deseaba entregarle todo de mí, abrió la puerta y la escena que encontré me desgarró el corazón, ella tenía su maquillaje corrido y sus ojos notablemente rojos, al verme abrió sus ojos sorprendida y luego se aventó a mí empujándome con sus brazos con fuerza, yo me dejé hacer sabiendo por demás que lo merecía, pronto sólo se detuvo a llorar en mi pecho y yo la abracé con fuerza, deseaba más que en todo el mundo que aquel momento se hiciera eterno, levanté con suavidad su rostro con una de mis manos y sin pedir permiso besé sus hermosos labios, aún tenían el dulce sabor a fresa de su brillo, fue sólo un casto beso pero para mí, y podría jurar que igualmente para ella, fue casi una promesa de amor, ella me sonrió de una forma única, parecía irradiar luz con aquello, yo sólo podía pensar que la perfección siempre viene con sacrificios, pero que Mónica los valía.

Entramos a su casa donde su madre simplemente me sonrió de forma suave, casi concediéndome su aceptación aún sin haberla pedido, me entregaron una toalla y una bata de baño con la cual me quedé pues mi ropa se encontraba notablemente mojada. Solicité hacer una llamada a mi casa y avisar que no estaría, mi padre algo dudoso en mis palabras accedió al final y esa noche terminamos en la cama de Mónica, abrazadas como si la vida dependiera de ello, yo acariciaba con suavidad su cabello castaño mientras veía como cerraba sus ojos con pereza, sonreí para mis adentros, nunca había experimentado aquél sentimiento, ni tampoco tanta felicidad, pero esa simple vista, esa corta sonrisa fue suficiente para decirme “todo estará bien” y de eso me encargaría yo.

Desde aquella noche, en aquella madrugada de otoño, cada día de los días en que comenzamos a salir, en que ella me miraba de forma inocente y besaba mis labios, cada instante en el cual ella reía, yo procuraba siempre ser lo que ella necesitaba, lo que ella anhelaba y ser el refugio ante todo aquel martirio que tenía que pasar en los tratamientos. Cada vez que ella salía de esa sala de hospital yo estaba ahí, con una flor para ella, con una sonrisa de fortaleza en mi rostro y con un abrazo que la consolara…ella se convirtió en mi todo, y yo en el suyo. Su madre siempre me expresaba la gratitud que tenía hacia mí y yo siempre le contestaba lo mismo “es su hija quien me ha dado más a mí”, aún lo pienso y no hay día en que no pueda asegurarlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).