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Mi Niñero Favorito por Medianoche

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Parte I: Contrato

 

-¡Qué no quiero ir con la abuela, mamá! –Grita por tercera vez un pequeño rubio de diez años de edad

 

-¡Qué sí Thomas! Ahora no digas más que harás que me retrase –Replica esta vez su madre también rubia

 

-¿Y eso qué me importa? ¡No quiero ir! Que ella venga si es necesario ¡pero yo aquí me quedo!

 

-Ya te dije que ella no puede venir Tom, anda cariño, vamos, te traeré un hermoso regalo de Francia

 

-¿Y por qué no me llevas?

 

-¡TOM!

 

 

-¿Problemas con el mocoso vecinita? –Dijo un chico alto de piel nívea y melena negra que miraba divertido la escena por el otro lado de la cerca

 

-Te he dicho mil veces que no llames así a mi hijo, Bill, y sí, debo salir y él no quiere ir con su abuela para que lo cuide en mi ausencia

 

-Qué mal, pero ya ves, le falta la autoridad del padre, imagen que yo le podría dar, un solo mes y tendrías al niño mejor portado del mundo

 

-¡NO! –Gritó Tom golpeando a su madre y entrando corriendo a la casa

 

-¡THOMAS! –Pero había dado portazo- ese niño… -volteó a ver a su vecino y suspiró-. No será un mes, sólo una semana, debo salir y él no quiere ir con su abuela y ella tampoco puede venir… Te pagaré cuanto quieras a mi regreso

 

-Yo con una cita soy feliz –rodeó la cerca y se paró frente a la mujer- y a cambio tendrás al mejor niño del mundo –Y como toque final alzó una ceja

 

-No podrás con Tom, pero bien, saldré contigo, si es que sobrevives a Tom –le entregó las llaves de la casa y comenzó a esculcar en su bolsa- Aquí tienes mi número… No le des comida chatarra, que no juegue mucho con sus video juegos, que se lave los dientes y se bañe –le entregó bastantes billetes- que esté en la cama a las ocho, que no falte a la escuela, pero por sobre todo, cuídalo, con tu vida si es necesario –finalizó con un tono un tanto tétrico-, nos vemos Bill, ¡ADIÓS TOMMY!  -Se despidió de su hijo que miraba por la ventana y se subió a su auto, en cambio el chico con sombras negras se encaminó a la casa, apenas entró se encontró con un niño de 8 años, rastas rubias y ojos chocolates sobre el sillón de su casa.

 

 

-¿Al fin se largo esa?

 

-Oye, no hables así que es tu madre… Wow, pero mira qué bonita casa –Cerró la puerta tras de sí y tomó una uva de la mesa de la sala antes de recostarse en el sofá junto con Tom

 

-Mamá dice que no suba los pies con zapatos al sillón

 

-Mamá  no está ¿ya hiciste tu tarea?

 

-No ¿me ayudas?

 

-Ni madres, ese es tu pedo, mejor dime de qué quieres tu pizza para la cena

 

-Mamá dice que no debo comer chatarra

 

-Bueno, ¿entonces quieres que te dé brócoli y coliflor? –El niño negó- Eso creí –se puso de pie- iré a conocer tu casa –y terminando de decir eso se dirigió a las escaleras y las subió hasta entrar a la primer puerta de la segunda planta, la que correspondía a la habitación de la madre de Tom.

 

“Vaya, Simone vive muy bien –se tiró sobre la cama unos segundos, antes de sentarse para abrir un cajón del tocador al lado de la cama -¡BINGO! Su ropa interior…

 

-¿Para qué quieres eso? –Preguntó el niño de rastas rubias al ver cómo su “niñero” guardaba ropa de su madre en un morral que cargaba con él

 

-Eso a ti no te importa mocoso, ahora muévete

 

Y como quien aparta una mosca de sí, apartó al niño de su camino, la habitación continua correspondía a la habitación de los huéspedes y la puerta en frente al baño, sólo quedaba una puerta al final del pasillo, una que parecía ser la de la recámara de Tom. Se aproximó a ella y justo cuando iba a abrir un minúsculo cuerpo se interpuso en su camino.

 

 

-No entres –y nuevamente el chico de 18 años lo aparto- oye no… -pero no había nada qué hacer, ya había pasado, sólo rogaba por qué no descubriera su puertita al ático que con esmero había intentado cubrir

 

-Oye niño, tu habitación está de lujo –Tomó un carrito de juguete y tras hacer el “fuchi” lo dejó caer al suelo- para un mocoso como tú, claro está –Tom se agachó para recoger su juguete y Bill se sentó en la cama para luego recostarse, notando lo que Tom deseaba que no viera-. Mira nada más, una puertita… -sonrió con malicia al niño y se puso de pie en la cama, dispuesto a abrirla

 

-¡NO! –Tom se movió lo más rápido que pudo y, antes de que Bill abriera la puerta, lo embistió como si fuera un jugador de futbol americano hasta tumbarlo al suelo en un fuerte golpe.

 

-¡AHORA VERÁS! –Se puedo de pie y comenzó a perseguir a Tom por toda la casa hasta que el pequeño ideó una forma de defensa: corrió escaleras abajo hasta la cocina y tomó la botella con salsa de tomate, cuando Bill entró a la sala no dudo ni un segundo en bañarlo

 

“Idiota, mira como me has dejado ¡agh! Escúchame bien, iré a mi casa a limpiarme y a mi regreso espero encontrarme con una deliciosa cena, y estoy seguro de que la harás, si es que te gusta vivir –Y sin esperar respuesta alguna salió de esa casa, dejando solo a Tom.

 

¿Cena había dicho? ¡Era un niño sobreprotegido de 10 años! ¿Qué era lo que podía hacer? Pero lo mejor para él sería ponerse manos a la obra, sólo si deseaba seguir respirando más tiempo, su niñero le lograba infundir temor y no podría defenderse de él por sí solo, el otro le doblaba en fuerza y altura…

 

Pero antes cerraría la puerta de su cuarto con seguro.

 

 

----

 

 

-Ya regresé mocoso –anunció Bill entrando a la casa y viendo a Tom ocupado con su tarea en la mesa de sala, sentado en el suelo- ¿Hiciste lo que te pedí? –el otro asintió sin pronunciar palabra alguna- qué bien porque tengo hambre

 

Se dirigió a la cocina y sonrió ante lo que miró sobre la mesa, un tazón lleno de cereal con yogurt y algunas frutas torpemente cortadas, al lado un vaso con jugo de naranja y un tazón más pequeño con helado de vainilla medio derretido cubierto de chocolate y con una fresa encima.

 

Tomó ambos tazones y volvió a la sala, donde se encontraba Tom aventando su libreta y lápices al suelo, totalmente enfadado. Se sentó a su lado, en el sofá y le entregó la nieve.

 

-Me encanta el cereal con yogurt y frutas

 

-Ya lo sé

 

-¿Lo sabes? –pero el niño no respondió nuevamente y sólo observó el helado que posaba delante de él- ¿No piensas comértelo?

 

-Es para ti…

 

-Cómetelo si no quieres que te pegue

 

-¿Por qué quieres a mi mamá?

 

-Mmm… porque es muy guapa

 

-Tú no le gustas, tiene novio, por eso se fue a Francia

 

-¿Por eso no querías que fuera? ¿Por qué odias al tipo ese? –el rubio negó

 

-No, ni siquiera lo conozco, en realidad ella cree que no sé de él, pero la he escuchado hablar con él por teléfono, no me voy con mi abuela no porque no la quiera, sino más bien porque  si me quedo puedo ver a… alguien

 

-¿Alguien? ¿Quién diría que Tomasito tenía su amorcito por estos rumbos? Dime quién es, ¿Dianita? ¿Vicky? –se acercó un poco al rostro del menor y lo miró a los ojos esperando descubrir algo en ellos- ¿eh? –Tom cerró los ojos y negó luego volvió a conectar sus miradas

 

“Vaya, son las únicas niñas de tu edad, y dudo que te guste Casandra, que usa pañales, ¿es mayor, cierto? –El niño asintió esta vez y Bill sonrió- ¡Y no te sonrojas! ¡Qué niño tan más interesante!

 

-¿Tú crees? –preguntó abriendo sus ojos con cierto toque de esperanza

 

-Totalmente, apuesto que la niñita disfrutará mucho contigo –Tomó su cereal y se recostó contra el respaldo del sillón- ¿De qué es tú tarea que te puso tan molesto?

 

-Problemas de matemáticas –bufó- no las entiendo, son muy complicadas

 

-¡Ah! Era de imaginar, préstamelo

 

 

----

 

 

-Oye pero tú no debías hacer mi tarea

 

-No planeaba hacerlo, pero me resultó muy entretenido

 

-Gracias…

 

-Gracias por la cena

 

-¿Jugamos? Tengo distintas consolas, o un juego de mesa, me encanta el de serpientes y escaleras, o salimos al patio con un balón o…

 

-No, no y no -lo interrumpió antes de que siguiera con su interminable lista de cosas “entretenidas” que puedes hacer-, no quiero videojuegos, ni tontos juegos de mesa ni mucho menos salir a donde están esos odiosos mosquitos

 

-Entonces voy por mi guitarra y me acompañas con tu voz

 

-¿Cantar dices tú?

 

-Sé que te gusta

 

-¿Y cómo es que sabes?

 

-Tomaré eso como un sí –Y dejando a Bill nuevamente con una duda se fue corriendo escaleras arriba por su guitarra

 

Notas finales:

Gusto? Lo continuo? Gracias por leer!! :D


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