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La historia que cambio mi vida. por Moon1638

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Notas del fanfic:

Tiene un cierto parecido con las series Takumi-kun puesto que son mis peliculas favoritas y de ahi saque la inspiracion. Los capitulos son largos puesto que me inspiro mucho. 

Notas del capitulo:

Primer capitulo, es un poco largo pero espero lo disfruten. Repito, es mi primer fanfic ^.^ no soy muy buena.

Capítulo 1

Al lector que esta apunto de conocer mi vida en estas páginas, antes que leas mi historia quiero presentarme. Mi nombre es Kim Myungsoo, con 17 años de vida me encuentro en el segundo año de preparatoria en del internado para varones “White Flower”,  nombre algo raro para una escuela de hombres pero en fin, no pienses que mis padres me mandaron aquí para castigarme o algo, ellos no tuvieron nada que ver, pero si fueron una causa por la que decidí venir, veras mi familia no es muy unida que digamos y prefiero estar aquí que con mis padres escuchándolos pelear todo el día.

Mi vida era normal, ir a la escuela, salir con mis amigos, una que otra vez escaparme para disfrutar de alguna cita planeada por mi querido amigo Woohyun quien decía que yo hacia honor al nombre de la escuela por mi belleza blanca como una flor, aunque a mi nunca me intereso ninguna de esas niñas con las que salía.

Todo iba bien hasta que un giro del destino hizo que mi amigo tuviera que partir del país por el trabajo de su padre, me sentí muy triste cuando me lo dijo pero no había nada que yo pudiera hacer, así que un día me encontré solo en la habitación sin nadie a mi alrededor, los días pasaron y algo sucedió, algo que me cambio por completo, no se si para bien o para mal pero por un instante me sentí feliz que el destino haya puesto a esa persona en mi vida.

Para empezar quiero que entiendas algo, esta no es una historia de tragedia, es una historia de amor, un amor que nunca creí sentir, el amor que me cambio la vida.

Todo inicio cuando el llegó a mi salón de clases, era mitad de semestre y el que un alumno llegara a estas alturas era muy raro, sin embargo al entrar al salón no pude evitar seguirlo con la mirada, era alto, de piel blanca como la leche, su cabello negro y algo despeinado le llegaba un poco mas arriba de sus hombros, la profesora lo presento con el nombre de “Sungyeol”, al mostrar su sonrisa, tan hermosa como su rostro, sentí miles de mariposas revoloteando en mi estómago, podría jurar que mi cara tenia una leve tonalidad roja, nuestras miradas se encontraron por una fracción de segundo, baje rápidamente la cabeza y ahora si juraría que mi cara se encontraba roja como un tomate, tenia miedo que los latidos de mi corazón se pudieran escuchar mas allá de mis oídos, me encontraba tan sumido en mis pensamientos que no escuchaba a la profesora hablándome.

-¡Myungsoo!, ¡Myungsoo!- parecía desesperada de decir mi nombre tantas veces.

-¿Si?- al fin había despertado de mi transe.

-Te estaba diciendo que de ahora en adelante Sungyeol va a ser tu compañero ya que Woohyun se ha ido.- mire con cara de incrédulo a la profesora sin poder procesar lo que había dicho, ¿eran reales sus palabras?,¿acaso me había quedado dormido y esto era un sueño?

-¿Quiere decir que será mi compañero de cuarto?- mi voz hecha un hilo, no sabia como sentirme ante la respuesta ya fuera positiva o negativa.

-Así es Myungsoo, así que encárgate de él, ¿entendido?- asentí, mi mirada viajo a mi ahora compañero de habitación y nuevamente las mariposas en mi estómago aparecieron, me sonrió y con una voz  que termino por derretirme me saludo, torpemente le devolví el saludo, se sentó a mi lado y la clase prosiguió.

Durante la clase, mis ojos divagaban entre la pizarra y su rostro, durante un minuto pude ver sus mejillas tomar un color rosado, pensé en la posibilidad de que se haya dado cuenta que lo estaba observando, aunque cabía también la posibilidad de que fuera el calor, hoy resulto ser un día muy caluroso, rogaba que fuese la segunda opción, se cual fuese la respuesta decidí dejar de mirarle y poner atención a la clase, después de unos minutos la sensación de ser observado me lleno, gire lentamente la cabeza para encontrarme con él, su cabeza se encontraba recargada en el brazo izquierdo y sus ojos me miraban directamente, un escalofrió me recorrió el cuerpo.

-¿Qué?- le pregunte, me pareció que lo dije de una manera no muy amistosa porque de inmediato se volteo hacia enfrente.

-Nada- me respondió, tal vez debí de haberle pedido disculpas pero simplemente lo ignore y seguí prestando atención a la clase.

Las horas pasaban lentas como siempre, el sueño fue apareciendo, cuando me di cuenta me encontraba en un lugar completamente diferente, era un lugar completamente obscuro, me encontraba solo entre toda esa obscuridad, de la nada una puerta apareció a metros de donde me encontraba, lentamente me acerque a ella, al estar frente a ella se abrió dejando salir una luz que me cegó por unos momentos, lentamente me fui acostumbrando a la luz que irradiaba y mientras mis pupilas se acostumbraban una figura empezaba a materializarse en el centro del cuarto, me acerque a pasos lentos hasta que pude distinguir de quién se trataba, era él, él a quién a tan solo unas horas había conocido y ahora formaba parte de mis sueños, estaba vestido con un pantalón negro, una camisa blanca y una chaqueta negra que le daban un aire de misterio, lentamente se dio la vuelta, me sonrió y mi cuerpo sintió un escalofrió, se acerco a mi y por inercia me aleje pero mi cuerpo choco contra algo, gire mi cabeza para encontrarme con una pared, ¡¿de donde había salido?!, nuevamente gire la cabeza, me sorprendí al ver que se encontraba a centímetros de mi, gire mi cara hacia un lado y sentí su aliento dando directamente en mi oído.

-Myungsoo…Myungsoo- la forma en que decía mi nombre me hizo suspirar y desear el que nunca dejara de llamarme.-¡Myungsoo despierta!- me levante de un golpe con un dolor de cabeza.

-¡Auch!- dijimos los dos al mismo tiempo, sin querer al levantarme golpe su nariz ocasionando que me lanzara una mirada nada parecida a la que había soñado minutos atrás. ¡El sueño!, las imágenes empezaron a regresar, al igual que las sensaciones; los escalofríos, el deseo,…todo. Lo mire y mi rostro volvió a tomar el color rojo que durante el día había tenido, no podía creer que en verdad haya tenido un sueño así.

-Lo… lo siento- me disculpe con la cabeza baja, su risa me sorprendió a la vez que me hipnotizo, era una risa dulce y tierna.

–No te preocupes, fue solo un accidente, todo por haberte quedado dormido- hizo una pausa –te ves hermoso cuando la saliva recorre tus labios- hizo un afán de no reírse, aun así sonaba serio, de nuevo ese maldito sonrojo apareció en mi rostro, no sabría decir si fue porque me dijo hermoso o el hecho de que babee frente a él, se llevó una mano a los labios, saco la lengua y mojo el dedo gordo, lo acerco a la comisura de mis labios y empezó a limpiar los rastros de mi descuido anterior, yo solo atiné a mirar las facciones que su rostro mostraba, puede que solo hayan sido unos segundos pero fueron suficientes para admirar la belleza de su rostro, desde que llego lo único que había hecho era mirarlo de reojo o mirarlo por unos simples segundos, ahora ante la cercanía me percate que era realmente alto, media unos 5 centímetros mas que yo, y se podría decir que era un chico de estatura alta, sus ojos eran pequeños y de color café obscuro, sus labios tenían una tonalidad rosada, por un momento tuve la necesidad de tocarlos, borre todo rastro de ese pensamiento y lentamente me aleje de él.

–No tienes porque hacerlo- le dije con amabilidad, no quería que pensara que lo estaba rechazando aunque en el fondo de mi corazón deseaba que el siguiera tocándome.

–Tonto- me dijo sin pensar dos segundos, al ver mi rostro ante su “insulto” no pudo hacer otra cosa mas que reírse, nuevamente mis oídos se deleitaron con su risa pero aun así me sentía ofendido, di media vuelta dispuesto a salir de ese lugar cuando sentí que agarraban mi brazo con fuerza, no demasiada pero aun así dolía, -No te vayas, fue solo un chiste- solté un gran suspiro cansado de los cambios de humor que él provocaba en mi.

–Esta bien, ¿quieres ir a comer algo?- se quedo pensativo unos segundos para después asentir, salimos con dirección a la cafetería que se encontraba en un edificio apartado a los salones, aproveche el recorrido para mostrarle la escuela.

-…el laboratorio de química, el área de computo y he aquí mi parte favorita, el salón de música- en verdad amaba esta parte de la escuela; era un salón bastante grande, pintado completamente de blanco, se podía sentir un aire de tranquilidad al entrar, cuando me encontraba triste o frustrado venia aquí y con los minutos me sentía mejor, un piano se encontraba en la esquina derecha del fondo, cuando era pequeño tome clases de piano pero por algunas circunstancias tuve que salirme de ellas. Él lentamente se acerco al piano y se sentó, me miro como pidiéndome permiso para tocar ese instrumento, con cuidado levanto la tapa, me acerque también y me coloque en la parte trasera del piano quedando frente a él, me quede esperando que hiciera algún movimiento, cuando toco las primeras teclas pude reconocer la canción de inmediato, “Snow Flower” una canción japonesa muy popular, debo admitir que amo esa canción y tuve la tentación de acompañar la melodía con la letra pero me contuve, no estaba listo para cantar ante él, durante la canción no pude despegar mi vista de su rostro hasta que el levanto la cabeza y nuestras miradas se encontraron, baje la mía apenado y una pequeña risa salió de sus labios, la canción llego a su fin y se levanto.

-¿Y los aplausos mi hermoso público?- otra vez esa palabra, me apenaba que dijera esa palabra pero aun así mis brazos se levantaron para cumplir la acción.

-¡Bravo! ¡Bravo!, usted señor es magnífico, debería de dar conciertos para reyes- mi voz estaba cargada de ironía que era imposible no notar, sonríe para darle a entender que solo era un broma, hizo una reverencia para continuar con la broma.

-Gracias, muchas gracias mi hermoso público- esta vez ya no me molesto la palabra, mas bien me sentí bien y feliz.

-Tengo hambre, vamos a comer- me agarro de la mano y salimos, me sentía algo incómodo al estar tomados por las manos pero no me solté.

Tuvimos que pasar por un “parque” para llegar a la cafetería, al llegar se encontraba casi vacía puesto que ya habían pasado mas de 30 minutos, nos sentamos en una mesa un tanto alejada, al pasar algunas personas se nos quedaban viendo pero a él no le importaba.

-Voy por algo de comer, ¿quieres algo?- negué agradeciéndole  que se preocupara por mi, mientras lo veía alejarse repasaba los eventos ocurridos en estas horas, primero su llegada y junto a esta un extraño sentimiento, segundo las emociones que salían a flote cuando estaba con él y tercero el hecho de ahora sentirme tan cómodo a su lado y cuando no esta, como ahora, sentirme incompleto y con deseos de tenerlo a mi lado, me preguntaba como una persona, mas bien un hombre, podía hacerme sentir de tal manera con tan solo unas horas de conocernos.

El sonido de pasos hizo que levantara mi mirada, ahí se encontraba él con una charola llena de comida, suspire, le dije que no quería nada y aun así se trae casi toda la alacena, me reí ante mi pensamiento, la verdad no me gusta la comida de la cafetería, siempre he creído que las cafeterías hacen la peor comida que pueda existir y difícilmente comía aquí, llego y con dificultades jalo la silla para sentarse.

-¿Para que compraste todo eso? Te dije que yo no quería nada, gastas tu dinero en vano-

-¿Quién dice que esto es para ti? Me lo compre para mi- mi cara de sorpresa debió ser épica porque casi se cae de la silla por no parar de reírse, en mi cara un puchero apareció y no desapareció hasta que dejo de reírse.

-Eres tan lindo, más cuando tienes esa expresión en el rostro- mis mejillas tomaron una coloración roja y desvié mi cabeza para que no lo notara, se rio de nuevo y ahora me voltee y mi gran insulto fue sacarle la lengua, no creo que haya funcionado porque su sonrisa solo se volvió mas grande, se me abalanzo y con destreza tomo mis mejillas y tal como las abuelas empezó a jalarlas.

-¡Ah! Detente, duele- en verdad dolía, parecía que quería jalármelas hasta dejarlas como las de un bulldog, en venganza también tome sus mejillas y comencé a jalarlas, mi ventaja era que el tenia bastante cachete que jalar y comenzó una guerra por ver quien soltaba primero, por supuesto yo no me iba a rendir.

- ¡Ah! Duele, suéltame-

-No hasta que tu lo hagas- le dije con tono desafiante.

-Pero si te ves tan lindo cuando haces tus pucheros, quien lo diría- y me apretó mas fuerte, si se podía.

-Pues fíjate que así es, todas las chicas me dicen soy muy guapo y que quieren salir conmigo- mala decisión de palabras, al instante su rostro paso de tener esa sonrisa que me encantaba a una expresión seria y algo molesta.

-Si, muchas chicas han de decirte eso ¿no?- era obvio que estaba molesto, soltó mis mejillas adoloridas y yo hice lo mismo, nos sentamos y un silencio incomodo apareció, ninguno de los dos decía palabra, no sabia que decir en esta situación, mi mirada viajo hacia la charola aún llena de comida, la razón por la cual todo esto había dado inicio.

-¿No vas a comerte eso?- lo admito una excusa tonta para romper el silencio pero necesitaba hacer algo.

-Se me fue el hambre- una respuesta seca.

-No seas tonto, la comida no se debe desperdiciar, te ayudo- me levante de mi asiento para cambiarme al que se encontraba al lado de el, lo primero que vi fue una especie de rollo de huevo que al probar bocado mi lengua sintió el claro sabor de la sal en exceso.

-¡Hya! Eso es mío-

-Dijiste que no lo querías, así que no hagas berrinches- en su cara se formo un puchero que me pareció la cosa mas adorable, “mil veces mas adorable que yo” esas palabras cruzaron por mi mente, agarre un rollo de huevo con los palillos y lo acerque a su boca.

-Abre- su rostro aun daba indicios de estar enojado pero aun así hizo lo que le pedí, después de masticar su cara cambio drásticamente, era obvio que no le había gustado.

-¡¿Cómo pueden llamar a esto comida?! Esto es un sacrilegio, sacrilegio he dicho- en mi punto de vista exagero un poco con las palabras pero el tono con que lo dijo fue tan gracioso e infantil que una pequeña sonrisa se formo en mi rostro.

-¿De que te ríes?¿Como puedes soportar comer aquí?- mi sonrisa solo se hizo mas grande.

-Eso es porque yo no como aquí niño tonto, ahora deja de quejarte y termina todo esto que fuiste tu el que lo compró- agarre otro rollo de huevo y a la fuerza se lo metí a la boca, su cara ante mi acción me dio mucha risa he al igual que yo agarro un pedazo de pescado, o eso parecía, y lo metió a mi boca, no era el mejor sabor del mundo pero al menos era comestible. Seguimos así, si uno no quería el otro se lo metía a la fuerza y así hasta que no hubo rastro alguno de comida, me sentía a morir.

-Creo que nunca en mi corta vida había comido tanto- calcule que había comido lo equivalente a 2 días.

-Estoy lleno- se recostó en la silla y su camisa se levanto un poco dándome una vista de su estomago abultado por tanta comida, parecía la barriga de un bebe y me dio mucha ternura, para evitar que mi imaginación volara decidí ir a dar una vuelta.

-¿A dónde vas?

-Estoy muy lleno, voy a dar un paseo- por un instante desee que sugiriera venir conmigo pero su respuesta fue muy diferente.

-Adelante, te veo después- me decepcioné un poco lo acepto, pero sin él cerca podría pensar y aclarar un poco mi mente.

-Esta bien, nos vemos después.

Me aleje de ahí despacio con la esperanza que en cualquier momento sus labios dijeran que lo esperara porque había cambiado de parecer y quería acompañarme pero nunca paso, ya fuera solté un suspiro que me sorprendió, partí con dirección a mi habitación, tome el camino mas largo y durante el trayecto las preguntas aparecieron, ¿es que acaso me gusta Sungyeol? ¿desde cuándo me gustan los hombres? ¿o solo él? ¿sentirá lo mismo o su personalidad es así? ¿qué pasa si soy el único? Otro suspiro mas largo que el primero.

Sin darme cuenta había llegado a la puerta de mi habitación, busque las llaves y abrí la puerta, fue grande mi sorpresa al encontrarme con Sungyeol dentro, no me hubiera sorprendido tanto si no fuera por el hecho que se encontraba mojado y vestido solamente con una toalla alrededor de su cintura, era obvio que se había bañado y que no esperaba verme, se giro a verme y su cara también fue de sorpresa, iba a decir algo pero antes de poder articular palabra cerré la puerta lo mas rápido que pude con el corazón a mil por hora, mi cara se encontraba roja a mas no poder, no es que jamás haya visto a un hombre así pero con el fue muy diferente, me sentí raro y de alguna forma excitado, no había mas dudas, me había enamorado de mi nuevo compañero Sungyeol.

 


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