–Lo siento, debo descansar. No iré, ¡dije que no iré! –
– ¡Oh, vamos! No llevas un día de divorciado y ‘soltero’, pero prefieres quedarte en casa. Cómo quieras, cuando desees celebrar en grande, no estaré ahí. Nos veremos–
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–Bien, el grandote no quiso venir a festejar. ¿¡Quién invita la ronda, hijos de puta!? – Kenan gritaba como loca, al parecer se le había subido la bebida de nuevo.
–O tal vez somos mucho para él. ¡Yo invito! – El multimillonario decidió hacer un acto de caridad e invitar los tragos para todos los amigos presentes–Steve, deberías probar un poco– extendió su vaso hacia la boca del rubio soldado.
–Tony… sabes que el medicamento que me dieron no permite que…–
–Te emborraches, ya sé, ya sé… Me lo has dicho muchas veces–El castaño fingió resignación, y bebió de su vaso, para después dejar el líquido dentro de su boca y besar a su pareja.
Ambos comenzaron a besarse, Tony insistió para que el otro abriera la boca, y lo hizo, el Capitán Rogers pudo sentir el sabor de la cerveza en la lengua intrusa.
–Esos dos son unos loquillos– Kenan se cruzó de brazos. Al parecer comenzaba a calentarse con sólo ver a los dos hombres en el comienzo de algo privado.
Wade la observaba, deseando hacer lo mismo con ella, pero a cualquier insinuación de eso, estaba seguro que le daría un buen golpe en sus partes ‘nobles’. Recargó su frente en el hombro de la mujer y sólo suspiró.
–Hola, al fin te encontré- llegó un hombre de ojos azules, unos labios delgados pero finos, y el cabello café bien acomodado. Traía un suéter de cuello de tortuga en color azul.
– ¡Erik! Hola, no creí que vinieras– la mujer saludó enérgicamente al recién llegado.
Sí Wade era un poco -bastante- distraído, ahora no tenía idea de quién era. El otro hombre tomó la mano de Kenan y la besó en un gesto muy caballeroso. Después dirigió su mirada al mercenario y lo miró detenidamente por un corto tiempo, le dedicó una sonrisa amplia.
–Hola… mi nombre es Erik Lensherr ¿Con quién tengo el gusto? – Se presentó muy amable, haciendo que el otro sintiera arder sus mejillas levemente.
–Dead…. W-Wade, Wade Wilson–
–Vaya, lo dejaste sin palabras, es algo que he intentado desde hace mucho. ¿Quieres un trago, Erik? – Kenan reía.
–Claro, con poco hielo, por favor– Cuando Kenan se retiró, Lensherr se sentó al lado del castaño– Y bueno Wade, ¿A qué te dedicas? – recargó sus codos en la barra mientras miraba expectante.
–Soy… mercenario, ¿y usted? –Wade se encogía de hombros.
–Oh, por favor, deja las formalidades, puedes llamarme Erik– dicho eso, colocó su mano sobre el hombro de Wilson, poniendo a éste un poco nervioso.
Wade no sabía porque de tanto nerviosismo, ¿Acaso le pareció apuesto ese tal Erik? Estaría traicionando su amor por Kenan. Pero pensándolo bien ella va y se divierte con cualquiera. Volviéndolo a pensar, el es fiel a sus decisiones, pensándolo mejor… No, se le acababan las ideas.
–Y construyo, diferentes cosas con metales. Tengo otra pregunta sí no te molesta, ¿Te encuentras bien? –
El mercenario tuvo una gran idea, que a estas alturas su ‘novia’ no podía rechazar.
– Estoy bien, supongo. ¡Acabo de conocerte y esto es loco! ¡No me sé mi número, pero igual llámame tal vez! –
–Perdona pero… ¿qué? ¿A dónde me llevas? – Wade había tomado de la muñeca a Erik para guiarlo a lo que parecían, los baños de hombres.
Se aseguró que fueran los únicos ahí, lamentablemente no, había un sujeto, que de movimientos rápidos salió de ahí con sólo mirar el rostro del mercenario.
– ¿Soy apuesto para Erik? – preguntó Wade ahora más rojo que cuando recién había conocido al tal Magneto.
–La verdad sí, no entiendo porque lo pregun…– el mercenario se colgó con sus brazos al cuello de Erik y lo besó con torpeza, para alcanzarlo tenía que ponerse de puntitas.
Lensherr correspondió como podía, aunque no entendía bien el comportamiento de la persona que acababa de conocer.
Él mismo hizo que se rompiera el tacto, sí es que así se le podía llamar.
Se miraron, y Wade no se sacaba la idea de su mente, a pesar del asombroso contacto que tuvo con ese hombre. Erik volvió a besar a Wade, pero ahora más tranquilo, haciendo que sus labios se separaran en movimientos lentos, como roces.
–Kenan…– Wade susurró en bajo. Se detuvieron de nuevo –Y-yo… ¡Erik tiene que esperar aquí! ¡Por favor!
Confuso, Lensherr asintió.
– ¡Kenny Menny! ¡Kennedy! Te he estado buscando–
–Y yo a ti, cabrón– Kenan jugaba póker de prendas con Tony, Remy, Xavier, y un tal Logan – ¿Puedes creer que no sé jugar a esto y voy ganando? – decía feliz mientras presumía que aún conservaba más prendas que los demás hombres.
Wade no dijo nada y se llevó cargando a Kenan como costal de papas.
–Terminaremos esto luego, pero no lo olviden, ¡Iba ganando en mi primera vez! Y eso salió mal. ¡Pero saben a lo que me refiero!
Los demás sólo la miraron y después continuaron como si nunca hubiera estado ahí.
El mercenario entró al baño de hombres. –Wade, ¿esa es Kenan? – Erik preguntó en cuanto entró.
– ¡Sí! – Bajó a la mujer, que en cuanto tocó el suelo le dio un fuerte golpe en los testículos – ¡Nyaw! Kenny Menny, ¿por qué?
–Hay parejas que fingen violaciones, pero no. Yo no. ¿Así que para qué me trajiste? –
Wade intentó recuperarse para intentar hablar con normalidad.
– ¡Wade Wilson, quiere tener un trío con Kenny Menny y Erik!
Los otros dos presentes abrieron los ojos, demasiado sorprendidos, y se miraron entre sí, dudando un poco.