Algo Prohibido. por KenanKidney

-Dios mío… casi muero- respiraba agitadamente. Llegó a su mesa con la mano en el pecho calmándose.

-¿Qué le pasa a Kenny? ¡Necesita besos!- El mercenario se limpió el pastel que tenía en la boca para tomar de los cachetes a Kenan.

-¡No, Wade, quítate! Casi me matan, y tú tragando pastel- Cuando la castaña mencionó la parte de matar, Wade se alarmó deteniendo su acción. Kenan notó que el otro iba a gritar algo y de inmediato le tapó la boca- Pero Shh… -El mayor asintió y acercó su boca al oído de la mujer y le susurró;

-Te amo- Kenan abrió los ojos y de inmediato se volteó a otra dirección, ocultando el sonrojo.

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-Uf, Thor, ya volví, es un poco difícil llevar el vestido…- Sif reía, tal vez sea buena idea decirle que lo mejor es que no tome, el rubio descartó ese pensamiento cuando la pelinegra comenzó a abrazarlo ‘amorosamente’.

-Muy buena decisión, hijo- Felicitaba el Sr. Odínson.

-Gracias, padre…-

Ambos se pararon para ir al centro de la pista, bailaron el clásico vals en las bodas. Cuando terminaron, los invitados volvieron a sus anteriores lugares a bailar con sus parejas.
Lo que Kenan esperaba era la parte dónde pusieran música Disco, oh sí. I will survive, ey eyyy.

-¡Bailemos! -Te dirá que no…- No me ha respondido ¿cómo lo sabes?- Es obvio– Wade discutía con él mismo. La castaña ignoraba al otro, intentaba disfrutar del pastel, mientras veía como Steve y Tony se mantenían unidos bailando. El mercenario pidió dos vasos con tequila, cuando los trajeron puso uno al lado de Kenan.- Bebe un poco- sugirió.

-Yo no bebo…- le dijo seria.

-Sólo un poco, ¡me lo tomaré si no te gusta!- Kenan lo pensó y confiando en Wade tomó un sorbo. El mercenario empujó el vaso inclinándolo más, haciendo que la castaña casi se ahogara. Empezó a toser, hizo su mano en puño y golpeó disimuladamente al mayor en la nariz- ¡Mi rostro! ¡Ya no le gustaré a Kenny Menny!- se quejaba.

-Por idiota… Camarero, otros dos vasos con tequila- Y continuó bebiendo.

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-¡Otro, otro!- gritaba el millonario

-No… es suficienteh…- Insistía Thor. Sif ya se había ido de la fiesta por asuntos naturales. Reposo o algo así. Pero no quería llegar a extremos.

-Eres un aguado, vamos. ¡Otra!- Tony le pasaba un vaso por la cara, incitándolo. El rubio ya sabía que quién mejor que Stark para saber controlar el alcohol.

-¡Bueno, pero ya cállate!- Se bebió el vaso de vodka como si fuera agua.

-Thor… ¡Thor!, deboh decirtes, algo…- llegó Kenan casi cayéndose, abrazó del hombro a su amigo para que llegara a su altura- Yo, ¿sabebs, qué te amos, verdad? -

-Y yo sa ti…- Daban vueltas sin rumbo fijo.

-Tengo… ogh, qué decirtesh, algo, ¡ursgente!- Comenzó –Buenosh, verhás… Tu noviesitapf… no el de pelo negro no…, Sif, sí Sif, te está mintiendoss, amigogh míoh.- Le decía susurrándole en el oído.

-¡Claroh!, lo supe todoh este tiempo!- Y ambos empezaron a reírse. – No importah, yo… yo… -No terminó, pues tomó una servilleta para taparse la boca, y tragarse el vómito.

-Thor… erehs asquerosos…- Siguieron riendo. Thor por el comentario se acercó a la boca de Kenan para darle un beso.- ¡Quígtate! huelegs ma-a-al- Pasado tiempo mientras se abrazaban, Wade intervino y tomó de la cintura a Kenan para llevársela.

-¡Muy divertida fiesta, Ricitos!- Se despidió de Tony y Steve, y salió de ahí-

--Al día siguiente (un domingo para ser exactos…)--

 -Ah…- El hijo de Odín intentó levantarse de la cama, pero un dolor de cabeza se lo impidió.- Mi cabeza…- Con la poca vista que tenía intentó analizar dónde estaba. Las paredes eran Blancas, y otras dos verdes. Cómo los ojos de Loki. – ESPERA, ¿QUÉ?- Se levantó de golpe, seguido de un dolor muy intenso, pero logró ignorarlo cuando a su izquierda vio un cuerpo.

Con algo de temor tomó las sábanas y las bajó un poco, el ser que se encontraba a su lado tenía cabello negro… Sif. Pero no, había algo más, su cabello era corto. Éste se dio la vuelta y abrió los ojos. -¿Thor?... Buenos días-

-L-Loki… hola- se alegró y lo besó. El ojiverde se levantó de su cama, llevaba unos bóxers negros muy lindos. ¿¡Bóxers!? ­

-Te traeré una aspirina- Le sonrió  y salió de ahí.

-¡Espera!- corrió para alcanzar a Loki, aguantando las punzadas que sentía en la cabeza. – No me creerás… pero no recuerdo mucho lo que pasó ayer- El menor sacó un vaso y lo llenó con agua, se lo acercó y le entregó la pastilla a Thor. El rubio la ingirió.

-Bueno… Ayer te casaste. Alrededor de las 3:45 de la madrugada el Sr. Stark tocaba a mi puerta. Y cuando la abrí te lanzó a mis brazos, o al menos eso dijo, y me juraste amor eterno- Se encogió de hombros. Cómo si no fuera la gran cosa.

-Y-yo… ¿en serio? Lo lamento…- Estúpido Tony, estúpido alcohol, estúpida fiesta, estúpida boda.

-Sí, y sé que es verdad. Pero lo que me inquietó es que tu celular no ha parado de sonar- Fue a la sala y del saco de Thor tomó el aparato- Aquí dice… 20 llamas de Sif-

-He tenido más de mi madre- Marcó el número de Sif.

-¡Thor! Me diste un susto. Cuando supe que terminaste en casa de Tony me quedé… cómo decirlo, un poco más tranquila- Contestó no muy alterada.- ¿Quieres que te recoja de con Tony?

-¡NO!, está bien, yo llego más tarde, cariño. Nos vemos- Y colgó.

----------6 Meses y unos días después--------

-Thor… ¡Ya es hora!- gritó la pelinegra.

-P-pero… ¡estoy viendo a Bear Grylls tomándose su orina!-

-¡NO, THOR!- Contestó enojada.

-Está bien, está bien, sube al auto. Ese bebé se tardó bastante, ¿no crees?-

-Sí… claro.-

Thor conducía lo más deprisa y cuidadosamente que pudo. Mientras preparaban a Sif, el rubio llamó a Kenan, pero ésta dijo que no podía porque tenía asuntos. Claro, sí sus asuntos era tener intimidad con Wade, de acuerdo.
Lo que realmente pasaba era que la castaña no quería ser parte de la novelita que pasaría.

Pasaron varias horas, hasta que por fin le permitieron entrar a ver a su esposa y su hijo. -¿Cómo te encuentras?-

-Bien, un poco cansada, hehe.

El rubio se acercó al bebé y lo tomó en brazos. Tenía una piel algo blanca, qué raro, Sif, y él tienen la piel un poco morena… No le dio importancia.
Pasaron alrededor de tres días, y Sif ya se podía regresar a casa. Al pequeñín se le comenzaba a notar el cabello oscuro, debe ser de la madre. Cuando abrió los ojos y su mirada era muy azul, más que la suya propia, se sorprendió.

-Éste bebé no es mío…- Inquirió el rubio.

-¿Pero qué dices? Tú y yo lo hicimos- Reía Sif.

-Claro- Seguía mirándolo- Pongámosle Jonathan- Volteó a ver a su esposa, y ésta lo miraba un poco curiosa.

-¿Jonathan? ¿En serio?- Se cruzó de brazos.

-Sí… Es mi turno de hacer algo-

-Está bien… Será Jonathan Odínson…- Sonrió.