Ha pasado un tiempo desde la última vez que charle contigo. Noto como me evades. Y no te culpo, después de la forma en la que te traté no espero que me perdones. Lo cierto es que te extraño, extraño a mi amigo, extraño nuestra amistad.
No sé porque me confesaste tus sentimientos si sabías que no serían correspondidos. Quizá en parte tengo yo la culpa. Tu amistad es de las cosas más lindas que he tenido en esta vida, nos conocemos desde que éramos chiquillos, jugando en el vecindario, rapeando juntos. Me sentí solo cuando te mudaste, pero cuando me volviste a contactar diciéndome que me hiciera el casting para unirme a la boyband que se estaba formando, yo tomé tus sueños de la mano de mis sueños y te seguí…
Fue difícil al principio, ser alguien con exceso de dimensiones me creaba complejos. Sin embargo tú, tú siempre viste todo lo que los demás no podían ver. Por mis sueños, por tus sueños, por mí, nadie me iba a decir que no era capaz de cumplir mi sueño, no porque no tuviera el talento, sino por mi aspecto físico. No, no iba a permitir eso, por esa razón me sometí a un estricto régimen alimenticio y volví, volví para cumplir el sueño de ambos: compartir un escenario.
Siempre dije que era como una tabla, totalmente plano y tieso en el baile. Sufría enormemente por no ser capaz de seguirles el ritmo, ensayaba más para poder dar un espectáculo no tan deprimente. Estuve a casi nada de tirar la toalla. Pero tú, tu simple presencia me hacía olvidar todas mis angustias y seguir adelante.
No sé en qué momento la confianza era tanta que tenía la libertad para abrazarte, para darte pequeñas muestras de cariño, cariño que cualquiera confundiría. Eso fue lo que paso… Me conoces, deberías saberlo, saber que soy ese tipo de personas a las que les gusta el contacto físico, esas muestras de cariño que solo doy a los más cercanos a mí… siento mucho que lo hayas confundido.
Aún recuerdo la sensación de tenerte entre mis brazos, tan delgado… tan pequeño… diría frágil, pero ese no serías tu, aunque ahora… ahora quizá si te quede el adjetivo…
No puedo decir que no me gustaba que dijeras que yo sería tu tipo ideal sí fueras una chica, o las veces que halagabas mi cuerpo, todo eso me gustaba. Escucharlo de ti era diferente a escucharlo de los demás, porque tú siempre eras sincero. Eres una persona sorprendente, a mis ojos eres grande, muy grande, pero… ¿por qué tenías que confesarte?
Ese día realmente te veías lindo, tu cabello largo, suave y sedoso, no puede evitar besarlo. La expresión de tu rostro, con los ojos muy abiertos por lo que acababa de hacer me hizo gracia.
– Si me gusta tu estilo – te miré de los pies a la cabeza y de regreso, levantando una ceja como señal de cuestionamiento por tus ajustados pantalones – si, definitivamente me gusta tu estilo.
– Si te gusta lo usare diario – dijiste dando una vuelta para que te admirara bien. Todo este nuevo look se ajustaba mucho a ti, pero una parte de mí no podía dejar de pensar que lucias como una linda chica – Seung yo… – me llamaste, pero habías despertado tal sentimiento de ternura en mí que te jalé hacia mí, envolviendo tu fino cuerpo con mis brazos, aspirando tu agradable aroma y, besé tu cabeza.
– ¿Tu qué? – hacía tiempo que había notado que despertabas esa sensación en mí, tu andrógino cuerpo me jugaba malas pasadas en ocasiones, pero siempre tenía presente el hecho de que eres un hombre.
– Seung yo… yo… bueno… me gustas – dijiste. Tus mejillas habían adquirido un encantador color rosado. Me separé de ti y te tomé por los hombros. No estaba seguro de lo que había escuchado.
– ¿Qué? – En ese momento pensaba que si fueras una chica, serías realmente hermosa… mi tipo ideal.
– Me gustas desde hace mucho tiempo – tu voz salía firmemente. Te veías tan serio que no sabía qué clase de broma que querrías jugar.
– ¿Estas bromeando verdad? – Con tu cabeza negaste, tus ojos mostraban tus sentimientos. ¿Qué debía decir? – ¡estás loco! – tuve miedo. Tú, de entre todas las personas ¿por qué tú?
No supe cómo reaccionar, nunca me han gustado las cosas complicadas, y en ese momento tú eras una cosa muy complicada. Me alejé de ti, pensando que de esa manera tú llegarías un día corriendo, diciéndome que todo eso era una broma de muy mal gusto. Me encerré en una burbuja ignorando todos tus sentimientos. No hablaba contigo más de lo necesario. Debiste creer que sentía asco de ti. No es así, simplemente soy un cobarde que no supo enfrentar la situación.
Lo veía, tus ojos mostraban dolor, me sentía mal conmigo mismo por ser tan egoísta y abandonar a mi mejor amigo. Sí hubiera sido fuerte, habría rechazado tus sentimientos de tal forma que no destruyeran nuestra amistad. A veces sentía que podrías quebrarte en cualquier momento, me mirabas e inmediatamente tus ojos miraban a otro lado en busca de una salida, como queriendo huir. Pero no, tú no huirías, porque tú no eres un gallina como yo. Te admiro.
Pronto nuestros horarios se vieron cubiertos totalmente, comencé a grabar una nueva película y, por lo tanto te veía menos. Me sentía tranquilo, solo nos veíamos para las presentaciones y los ensayos. Cambiaste de look nuevamente, estaba acostumbrado a verte hacerlo cada dos por tres, pero esta vez me impresionaste. Teñiste totalmente tu cabello de rosa pastel. No podía evitar pensar que te veías divino, realmente hermoso… Tu linda sonrisa enmarcando tu rostro, con ese cabello color claro y llamativo atraía mi mirada.
Muchas veces tuve la intención de acercarme a ti, pero solo se quedo en eso, en intenciones. Taeyang se había convertido en tu sombra. A donde fueras, ahí estaba él. Sabía que era de tu mejor amigo, me molestaba porque yo también solía serlo. Tus palabras solo para él, tus miradas cómplices para él… tus gestos, esos que conocía de memoria, para él… tu sonrisa, esa que desaparecía de tu rostro en mi presencia, se la dedicabas a él…
No es que estuviera enfadado, después de todo yo me había alejado. No podría explicar que era exactamente lo que me estaba pasando, pero un sentimiento de incomodidad despertaba en mí al verte con él. Quería ver tu sonrisa, verla en mi presencia y no por fotos o a escondidas como últimamente estaba haciendo. Bromeaba como siempre, sabiendo que eso te causaría gracia, y por un momento lograba mi cometido, pero al segundo tu mirada vacía dolía. Para no verte así lo intentaba con mayor ahínco, pero tu sonrisa no se mostraba en mi presencia. Simplemente dejaste de mirar hacia mí…
Estrenaste tu nuevo álbum, tan espléndido como lo eres tú, pero tus letras, tus letras habían cambiado, se volvieron más maduras. Ya no eras aquel chiquillo con el que solía jugar en el vecindario. No, eres una preciosa joya…
Con tu nuevo álbum, vinieron muchas entrevistas, solo ahí, solo a través del televisor podía verte. Tus canciones expresaban tanto dolor, que todo el mundo se preguntaba ¿Quién sería la chica que marco de tal manera a G Dragon? Sabía que no había ninguna chica. No es porque mintieras, el mentir no está en tu ser, simplemente había que leer entre líneas, y si te conocían tan bien como yo sabrían que todas tus respuestas siempre iban encaminadas hacia el mismo sitio: yo.
Un día mientras grabábamos en el set, en un descanso mire una de tus entrevistas. Preguntaron acerca de tus relaciones. Cualquiera diría al verte que eres un experto, pero los que te conocen saben que no. Si no mal recuerdo solo tuviste una novia antes de formar al grupo y alguna vez mencionaste a otra, pero de esta última solo vaga mención, por lo que sin dudar digo que era un invento.
– En realidad, no tengo tanta experiencia en relaciones sentimentales... – respondiste – Suelo salir con una persona durante bastante tiempo. Intento vivir y experimentar muchas cosas junto a esa única persona – yo sabía que no salías con nadie, que te referías a mí como parte de tus experiencias únicas. Nunca imagine que desde mucho tiempo atrás estuvieras enamorado de mí.
– Pareces el tipo de chico que tiene un amor puro – dijeron.
– ¿Soy el tipo de chico que tiene un amor puro? – dijiste como no creyendo lo que pensaban de ti. No sé a qué se refieran con un amor puro, pero estoy seguro que tú siendo una persona amable y sincera, poseedora de un gran corazón, seguramente tendría un amor puro. ¿Cómo fue que las cosas terminaron así? Siempre esperé verte al lado de una linda chica con la cuál compartirías tu vida ¿No dijiste que te gustaban los niños y esperabas tenerlos pronto? ¿Cómo fuiste a fijarte en mí? En mí que solo soy un cobarde…
Cuando preguntaron con qué miembro tenías menor contacto estaba a la expectativa, imaginando que quizá Dae o Ri se ganaron ese lugar al estar lejos de casa.
– TOP – tus palabras resonaron en mi mente, como si de una campana se tratara. ¿Yo? ¿Tanto me he alejado de ti que ahora te soy un simple extraño? – Los otros miembros son jóvenes, así que ellos me contactan frecuentemente, pero TOP no hace eso. Él es así normalmente. Si los miembros están mandando mensajes y abren una conversación de chat, él no se une a la conversación. Pero dice que no se da cuenta de esto – Es verdad Ji, realmente no me doy cuenta. Créeme, sabes que soy muy despistado. Y si no te contacto es… es porque soy un cobarde… uno que no sabe cómo enfrentar tus sentimientos.
– ¡Acción! – escuche a lo lejos. Rodábamos una escena de acción, tenía que romper vidrios al tiempo que peleaba con un oponente. Debía estar concentrado, pero tus palabras seguían dándome vueltas en la cabeza…
– ¡Ahhggg! – grité al sentir como un pedazo de vidrio se clavaba en mi carne. La sangre escurría a borbotones de a través de mi mano. No reaccionaba, simplemente me quede contemplando la roja sangre, mientras entre voces clamaban por ayuda.
Quiero dejar de ser un cobarde… eso fue lo que pensaba cuando era trasladado al hospital. Ji, por fin comprendo tus sentimientos. Perdóname, nunca fue mi intención herirte. No puedo corresponderlos, pero lo que hice no fue justo… ahora lo he entendido.